•04•
—¡Lo quiero aquí! —grito Hyunjin golpeando el escritorio donde Chan estaba en la computadora —me importa una mierda
—No debiste acercarte a él —le interrumpió —te dije que no lo hicieras y ahora, ellos saben que es tu debilidad, lo usaran para destruir nuestros planes, por tu bien aléjate de él —lo miro fríamente.
Hyunjin solo gruño bajo y camino por el gran almacén escondido en un edificio abandonado en aquella gran ciudad. Camino hasta subir a la azotea y miro la luna. Se maldijo a sí mismo por aquellos sentimientos. Y es que Chan tenía razón, Felix era su debilidad, con ello era claro que podría arruinar sus planes.
Creía que en esos 10 años iba olvidarse de aquellas estrellas en aquel pequeñito rostro, con una nariz de botón, aquellos labios y esa sonrisa. Todo en Felix era dulce y perfecto. Debió odiarlo cuando lo dejo abandonado, pero lo ultimo que recuerda de ese día fue los ojos de suplica de Felix, intentando alcanzarlo, sus lagrimas cayendo y el grito de su nombre que lo despertó en aquellas infinitas noches. Su Felix fue llevado por Sam, eso lo sabía bien, pero aun dolía, dolía como mil demonios, ni el fuego ardiendo desde su interior quemaba tanto como el sentimiento de ser dejado por las dos personas que mas amaba en el mundo. A las cuales quería proteger de todo, sin embargo, al final solo debía concentrarse en el odio. El odio que lo hizo levantarse y avanzar en la oscuridad.
El mundo debería cambiar, los inhumanos deberían ser quienes se levantarán y no ser aquellos objetos del gobierno para su beneficio.
Sin embargo, estaba ahí en la azotea intentando no correr hacía Felix y protegerlo. Atraparlo y esconderlo para siempre.
Amar era una mierda. Una mierda dolorosa.
——⛈——
Felix se levanto de golpe, para darse cuenta que estaba en la cama, el brazalete sonaba y el deseo de azotarlo contra la pared crecía en cada pitido, junto el dolor de cabeza por no recordar como había llegado a su cama, cuando lo ultimo que recordaba era haber dormido frente al televisor. Mimi brinco en su regazo para traerlo de vuelta, se estaba volviendo loco, eso pensó acariciando el pelaje blanco de su gato.
Se levanto a regañadientes, quería quedarse dormido hasta desaparecer, pero se dio palmaditas en el rostro para darse los suficientes ánimos, pues él tenia una misión y no había vuelta atrás.
Camino hasta el baño, se metió en esta después de quitarse la ropa, pero terminó dando un grito, porqué había dos llaves y un algo que media la temperatura o eso dedujo despues de quemarse con el agua. Pues donde vivía solo había dos horas para el agua caliente y tenías que aprovecharlo o bañarte con el agua helada. No había mas complicaciones.
Después de media hora luchando con el baño, camino para ver la ropa que le habían escogido, para darse cuenta que eran puros trajes. Siendo profesor de primaria solo usaba ropa cómoda y nada formal. Vivió un tiempo en el un laboratorio como conejillo de indias y luego, solo, sin padres en una ciudad donde apenas pudo sobrevivir, no sabía ni como ponerse una estúpida corbata o planchar una camisa o combinar, así que tomo un pantalón de tela y una camiseta, eso era seguro un pijama, pero sinceramente le importaba una mierda si lo era. Se coloco unos tenis y salió hacia la cocina donde le sirvió de comer a su gato, luego miro todo, intentando averiguar como encender la estufa para al menos freír un par de huevos.
El brazalete que apenas pudo apagar, pues parecía que era la alarma le indicaba que faltaba media hora para ir hacia la sede central y el hambre lo estaba mortificando. Cuando estaba a punto de hacerse un simple sándwich, la puerta sonó. Arrugo la cejas, pues pensó que Sam había llegado antes, por lo cual camino y abrió algo molesto.
—Aun no es tiempo —dijo apenas abrió la puerta, pero se encontró con peliazul de ojos rasgados y linda sonrisa.
—Oh, lo siento, soy Jeongin, tu vecino, perdón por venir así, pero escuché un grito y vine a ver si estabas bien —el chico sonrió.
—Ja, perdón, soy nuevo en la ciudad y estoy teniendo una pelea con el departamento y él va ganado —bromeo —¿quieres pasar?
—¿Puedo?, ¿gustas que te ayude?
—Por favor.
Ambos entraron y el chico vio el pequeño desastre de Felix en la cocina, este entro para comenzar a encender la estufa.
—Soy Lee Felix —dijo para acercarse al chico
—Yang Jeongin, mucho gusto —le sonrió y Felix pensó que era un chico muy amable —tienes que abrir aquí y presionar este botón, con eso se encenderá y aquí regulas la temperatura.
Felix dio un suspiro y abrazo al chico, el cual de quedo estático por un momento. Pues era algo sorpresivo y es que Felix era así, sin importar lo triste de su pasado o su presente, era alguien gentil y amable.
—Gracias me has salvado —le miro y luego se puso a cocinar sus huevos.
El chico miro a un lado cuando vio a la bola de pelos que era Mimi, la cual quiso acariciar, pero esta le gruño molesta.
Felix lo noto y arrugo las cejas, Mimi era el gato mas gentil que conocía, era raro que alguien no le cayera bien, siempre pedía atención y caricias, pero ahora parecía que odiaba Jeongin.
—Debe ser por el cambio —dijo.
La puerta volvió a sonar y se dio cuenta que faltaba poco para salir, entonces estaba seguro que esta vez era Sam quien tocaba.
—Pensaras que tu vecino es un encajoso, pero, ¿puedes abrir por mi? —suplico con la mirada mientras servía su simple desayuno.
—No hay problema.
Jeongin abrió para encontrarse con Sam, quien lo miro con ceño fruncido, al parecer el no conocía al chico, cuando se suponía que había visto todos los residentes del edificio. Por su parte el chico lo miró y le dio una sonrisa ¿seductora? Pensó Sam.
—¿Quién eres? —pregunto Sam —no te había visto aquí.
—Soy nuevo, tengo 3 días que me mude, a ese departamento —señaló la puerta frente a el departamento de Felix y le mostro su tarjeta.
—¿Sam? —dijo Felix y este camino a un lado de Jeongin, quien sonrió ladinamente.
Sam entro para ver la ropa de Felix y darse una palmada en la frente.
—15 trajes nuevos, ¿y te pusiste pijama?, ¿en serio? —se acerco a él y acarició el cabello de Felix —niño berrinchudo.
Jeongin miró todo y se dio la vuelta para salir, pero antes fue atacado por el zarpazo de Mimi.
—Estúpido gato —pronunció en voz baja antes de salir.
——⛓——
Felix estaba con las manos cruzadas en su pecho en el carro de Sam, junto a Minho.
—¿Y vas seguir enojado por qué te hice cambiarte? —pregunto Sam mientras conducía —llevamos media hora de retraso por tu culpa
—¿La mía?, yo estaba cómodo con esa ropa, vine porqué ellos me necesitan, no para impresionarlos —bufo y miro por la ventana.
Minho soltó una carcajada escandalosa.
—Juro que lo quiero besar, va ser el dolor de testículos para los lideres de la sede —pronunció Minho para recibir una mirada de molestia de Sam.
——🖇——
Al llegar el edificio era imponente, pero oscuro, algo que provoco un escalofrío en la columna vertebral de Felix. Los tres avanzaron y Sam fue quien guio a Felix por todo el inmenso lugar, mostrando una diferente tarjeta. Después de bajar del elevador, Minho se separo.
—Necesito que esperes aquí —indicó Sam para ingresar a Felix y sentarlo en una silla, dentro de una habitación que no fue difícil para él identificar como una cámara de interrogatorio.
La conocía bien, aunque tenia 21 años, era un adulto, sin embargo, el miedo estaba ahí, incrustado en su corazón. Apretó sus manos en la silla y una voz lo hizo pegar un pequeño brinco.
—Lee Felix, 21 años, inhumano, sin familia, ex profesor de primaria, jamás se le vio usar sus poderes. —la voz salía de un altavoz —¿es correcto?
—S-si —pronuncio con torpeza.
—¿Sabes por qué estas aquí, Felix?.
—Si, para ser parte de la captura de Hyunjin —e intento que su voz fuera firme, aunque en su corazón dolía como una espada incrustada que llegaba hasta su alma.
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