•03•
Felix miraba asqueado la ventana, mientras en aquel carro de lujo, estaba Sam junto a otro chico llamado Minho.
—Felix —lo llamo Sam. —se que no es el mejor lugar pero…
—En esta ciudad mataron a mis padres y a mi hermana Olivia, ¿crees que tengo bonitos recuerdos? —ni siquiera lo observo, solo siguió mirando la ciudad.
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Dos semanas antes Felix se encontraba frente a su pequeña alumna la cual estaba llorando, eso había pasado después de haber corrido a Sam de su departamento. Se doblo para estar a su altura para poder saber la razón de su llanto.
—Mine, dime preciosa ¿Qué pasa? —limpió sus lagrimas
—Señor Lee no quiero que maten a mis papás por mi culpa —pronunció la preciosa niña de 7 años
Felix sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sabía bien ese sentimiento.
—¿Por qué dices eso Mine?, nadie va tocar a tus papás —la observó con dulzura intentando calmar aquellas interminables lagrimas.
—Tengo poderes señor Lee, se manejar a las plantas, papá lo sabe y mamá también. Me dijeron que no los usara, pero lo hice y alguien me vio, usted sabe que pasa con los padres que ocultan a sus hijos Inhumanos —y aquello era cierto.
Felix sabia que pasaría con los padres que ocultan a sus hijos, él fue testigo. Cuando vio morir a su familia frente a sus ojos, por ser diferente y entonces entendió dos cosas. Sam tenía razón, si el odio se propagaba más, mas familias serian rotas. Y también entendió el odio de Hyunjin a la nueva sociedad.
Tomó a la pequeña y la abrazo, fue cuando miro a los policías negros acercándose, no podía hacer nada y le dolía. Se odiaba por no tener la fuerza de Sam o la furia de Hyunjin.
Beso a la pequeña y le pidió perdón, muchas veces mientras ella era arrebatada de sus brazos. La lluvia cayó de nuevo y el se quedo a la mitad del pasto, sin poder hacer nada, mientras el agua lo mojaba.
Saco su celular y marco aquel numero, mientras caminaba bajo la lluvia.
—Tú ganas, te ayudaré. —pronunció para cortar la llamada, mientras miraba al cielo.
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Sam le dijo que no necesitaba nada, que todo le proporcionarían en la ciudad, por lo cual solo se llevo a su gato.
Cuando subió al auto, pudo mirar a un lindo chico con un computador. Minho fue el nombre que Sam le proporcionó. Pero poco le importo a Felix quien tenia el alma rota. La familia de Mine fue asesinada y la pequeña llevada a un centro de entrenamiento, por lo cual sin importar las cosas nada había cambiado. Pero quiso pensar que quizá si estaba dentro podría averiguar la manera de hacer que las cosas cambiaran, era un sueño, estúpido, eso lo sabía, pero tenía esperanzas.
—Llegamos —dijo Sam con una sonrisa.
Felix miro por la ventana ese gran frío edificio de departamentos.
—Antes que bajes, toma, necesitamos que lleves esto, por lo menos hasta que llegues a la sede —dijo Minho entregándole, un celular de ultima generación y un brazalete.
—Oh mi primer collar, que emoción —el sarcasmo de Felix hizo reír a Minho.
Sam bajo para luego abrir la puerta de Felix quien se despidió de Minho con una pequeña reverencia.
Felix caminó junto a Sam mientras recorrían el lugar. Había la suficiente seguridad y cámaras para sentirse en una cárcel de lujo, pensó Felix mientras subían en el elevador, al bajar, caminaron en un largo pasillo, donde Sam saco una tarjeta para abrir el nuevo departamento de Felix en el 11vo piso.
—Puedes abrir con el brazalete también —dijo Sam mientras prendía las luces.
Felix entro para ver lo enorme del lugar, todo era de lujo y sobre todo grande, pero lo que más le llamo la atención fue la televisión incrustada en la pared, frente a un gran sillón. Camino hasta ahí, saco a Mimi, su gato de su portador y se dejo caer frente el gran televisor.
—Es como el de los aparadores —pronunció Felix emocionado
—Sabría que te gustaría, este es el control, hay cientos de canales que puedes…
Y entonces miro la lagrimas de Felix recorriendo sus mejillas.
—¿Felix? —se sentía desconcertado por aquello.
—El día que mis padres murieron, mi papá pudo juntar para comprar un pequeño televisor, era mucho, para lo pobres que éramos, por lo cual fue emocionante y éramos tan felices que ese día dormimos frente a el televisor, pero aquella noche todo terminó, con ellos muriendo. Cuando salimos de aquel lugar me prometí comprarme el televisor mas grande en su nombre, pero siendo un inhumano era imposible. Somos basura y objetos que pueden manipular y destruir cuando ya no servimos. Yo no sé si yo pueda cambiar algo, pero hare lo que pueda —se limpió las lagrimas y miro a Sam —no me mires así, ahora vete.
—Vendré por ti mañana —pronunció el mayor, quien tenia deseos de abrazar a Felix pero este parecía odiarlo.
—Si, si, adiós —Felix no odiaba a Sam, solo que era tan parecido a Hyunjin que era doloroso solo verlo y más que ahora había aceptado traicionarlo de nuevo.
Sam se marcho dejando a Felix quien miraba el televisor apagado. Después de varios minutos Mimi maullo por hambre, por lo cual Felix se levanto para ver la cocina. Abrió los estantes para buscar comida de gato y la encontró, al parecer Sam había dejado todo para él. Le sirvió la comida en un plato junto el agua, para luego volver al sofá donde prendió el televisor.
—Papá, mamá, Olivia, miren es enorme, ¿lo vemos toda la noche? —dijo en soledad. Y nadie respondió.
Escuchó un pequeñito ruido, camino hasta la ventana, la abrió y miro la fría ciudad. ¿Quién podría estar aquí en un 11vo piso?, pensó Felix para volver a su lugar donde miro la televisión hasta quedarse dormido, en la fría noche con la ventana abierta.
—Niño tonto —la voz de Hyunjin se escuchó en la oscuridad.
Camino hasta donde estaba Felix, mirando su rostro donde había vestigios de lagrimas. Su labio inferior temblaba por el frío.
—Quieres cambiar el mundo, pero no cuidas de ti —limpio sus lagrimas, calentando un poco su frio rostro —pequeño traidor, mi pequeño traidor.
Se levanto para cargar a Felix, quien estaba profundamente dormido.
—Es... mi turno Olivia —murmuró mientras su cuerpo se calentaba con el contacto de Hyunjin, quien sonrió al escucharlo.
El mayor lo dejo en la cama, para luego cubrirlo. Sin dejar de mirarlo acomodo su cabello detrás de la oreja y se acerco a él hasta que sus respiraciones chocaron. Se acercó hasta rosar sus labios en un desespero, pero Felix se movió en ese instante.
—Hyunjin… lo siento… —y una lagrima cayó.
Hyunjin se quedo ahí, paralizado, su respiración se agitó y el deseo de llevárselo lejos de ahí creció, pero un ruido lo trajo a la realidad. Lo cual lo hizo salir de ahí en una torpe huida.
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