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"Querer olvidar el pasado es como tratar de dividir cero entre cero; No conséguiras más que errores y números que salieron de la nada, romperás las leyes de las matemáticas, y romperás tu propia existencia también"

~•~
5 años después

Entre toda la sociedad como tal, existen diferentes grupos, personas, y problemas.
Los de clase alta, los importantes.
Los de clase media, los normales.
Los de clase baja, los invisibles.
Y los sobrantes, los que no entran en ninguna de las anteriores civilizaciones, aunque intenten hacerlo.

Cualquiera como los de clase deben contar con recursos y caracteristicas muy parecidas; y justamente eso es lo que hace falta para las sobras.

No se consideran especiales, y mucho menos sobresalientes, ya sea por su físico, su estado mental, o su situación económica.

Existen más de lo que se puede creer, pero muy pocos saben de ello, y esto por su misma intención.

Por que los pocos que lo saben, siempre intentan privarlos de su libertad, privarlos de la felicidad, los insultan, los hieren, los opacan... Los tratan peor que a un animal...
Por que eso es lo que valen para ellos.

La mayoria, sin siquiera conocerlos...

Y entre todo esto, incluso hay personas que sobresalen, que son elegidas, y que son acechadas por ciertas cosas...

Un chico de ojos profundos y a la vista de cualquier tonto, vacíos.

Un hombre cubierto de pelo, y extremidades sobrantes sobre su ser.

Un par que nunca se separaron, pero están tan lejos a la distancia, que no lo saben...

Alguien por ahí lleno de dolor y un "pasado criminal" no intencionado, que sigue perdido para muchos...

Un experimento mortal que desde el principio se sabía, iba a salir mal...

Y un cazador que maldecido por el karma, fue desnivelado y pagó por sus deudas con la naturaleza...

O quizás... Fue algo mucho más haya de eso...

~•~•~•~•~•Freak Show•~•~•~•~•~

Dentro de una habitación silenciosa y solitaria, el tono de un timbre casi olvidado, fue motivo de atención.

Pasos inundaron con eco cada rincón cercano, alertando el bajar de una escalera.
El lugar era totalmente frio, solitario y callado.
Incluso él chico presente fue sorprendido gracias a la accion anterior.
Nadie, desde hace años había visitado aquella cabaña casi abandonada.
Y él huésped de esta, se había convertido en todo un completo ermitaño, y no se le puede culpar, nadie que no sea indicado para los regímenes de haya fuera, tiene derecho a vivir junto a los demás.

Sujetó su rifle cargado, poniendo total atención sobre el pedazo de madera que separaba su privacidad y seguridad del mundo destructor.

Indeciso, se acercó hasta la ventana, retirando suavemente las cortinas, dejando entrar la luz y permitiéndose así mismo observar los peligros que podria enfrentar.
Dirigió la vista al camino que se usaba para entrar debajo de las escaleras, el cual ahora estaba nevado.

Desde que él se fue, la nieve no ha dejado de caer sobre mi...

Nada parecía sospechoso.
Bajó un poco sus sentidos de defensa, y tranquilo de nuevo, abrió la puerta lentamente.
Su arma fue colocada sobre la madera fría del piso donde se encontraba.
Descendió con delicadeza, buscando a cualquiera que pudiera haber sido autor de aquella broma de mal gusto.

Todo era tan solitario, y después de tanto encerrado, lo único que le quedo fue respirar hondo.
Seguro fue una falla otra vez.

No era la primera ocasión que tocaban su timbre de esa manera, sin embargo, al buscar culpables o pruebas, no lograba dar con nada.

Observo el cielo, sintiendo los copos helados tocar la piel de su rostro.
Los minutos pasaban rápido haya afuera, era satisfactorio sentirse libre...
Pero desgraciadamente, la libertad no era para todos.

Estando a punto de entrar por donde vino, parpadeo, escuchando un sonido agudo justo a su lado.
Y pudo verlo después de tanto tiempo.

Estaba congelado y abandonado, como él.
Dio unos pasos y sin importarle que pasara, lo abrió.
La curiosidad fue más grande, puesto que su buzón no había sido abierto en una cantidad de tiempo casi infinita.
Polvo y desperdicio se encontró sin siquiera buscar.
Cerró los ojos, alejandose algunos centimetros.
Tosió unas cuantas veces, y dejando los pequeños detalles de lado, finalmente observó dentro del pedazo conformado por metal.

La mirada de confusión se hizo presente, al igual que un gesto de desagrado.
Una carta color carmín sumamente llamativo con toques dorados se dejaba mostrar.
¿Que mierda es esto tu?

Antes de que el chico ojinegro pudiera acertar o pensar en otra afirmación, tomó el extraño pedazo de cartón, sacándole del lugar, y caminando hasta la entrada de su hogar.

Llegó, volviendo a dejar todo como estaba, y cerrando la puerta, se sentó sobre un suave sofá café poco dañado.
Ignorando el hecho de que la soledad nunca terminaba dentro de su habitación, sacó la "carta" del sobre brillante, comenzando a leer en voz alta.

-Querido señor Mangel.-

El mal presentimiento llego rápido apenas inició.

-Nos dirigimos hacia usted para comunicarle el reciente cambio que su vida podria dar.

Bajó un poco más, parecía que solo era la introducción.

-Gracias a las increíbles y fantásticas caracteristicas que usted posee ¡Ha sido seleccionado para la importante tarea de participar en nuestro gran circo!-

¡KARMALAND CIRCUS!

Inmediatamente descartó el interes.
Él no sabía nada de cosas sobre "circos".
Su padre ni siquiera lo había llevado a uno de niño.
¡O claro! Por que no tuve padre.

Mordió fuertemente su labio, intentando no llorar por recordar su pasado.
Siguió leyendo.

No hace falta que sepa algo sobre espectáculo! !Lo único que necesitamos, es su valiosa entrega y presencia!-

-El dinero no será un problema, ¡es totalmente gratis, y con un sueldo arriba de los US$850 dolares semanalmente!-

Su mirada se ilumino de una palabra a otra.
No sabia que se podía ganar tanto en un circo, y lo creía, puesto que él riesgo en que se metía cada trabajador por morir era inmenso.
De todas maneras, ya no tengo nada que perder.

La caza no le estaba trayendo mucha ganancia.
Necesitaba más dinero para vivir pleno.

Ahora demostrando una actitud positivamente diferente, examinó la carta buscando la dirección de aquel establecimiento misterioso hasta donde él conocía.
El entusiasmo no lo dejaba, pero, seguía sin poder evitar ese mal presagio.
Esto era el comienzo de algo grande.

~•~

Estaba oscureciendo rápido, y el frio se sentía por todas partes.
Las luces doradas y cálidas esparcidas por las calles daban un aura agradable, aunque...
La gente toxica y con miradas asqueadas lo opacaba todo.

Pero no le quedaba otra opción, la manera de llegar era solo por ese camino...
Por mucho que doliera.

Cada paso entre el sofocante aire lo limitaba a pensar en regresar por donde vino.
Ademas de que por culpa de aquel día, su pupila enrojecida dentro del vacio negro no le daba para mucho.
Yo no soy un cobarde.

Aún estaba asustado por el hecho de hacia donde se dirigía, y igual que siempre, la necesidad lo obligaba.

Hasta que por fin, salió del infierno donde pasaba, llegando al final de la avenida, y estresado, observando aquella gran carpa cubierta por colores clásicos de circo.

Avanzó lo más rápido posible, notando a su paso que... Ninguna persona al rededor estaba entrando o siquiera prestando atención.
Las teorías se le escaparon, casi deteniendose y fijando su vista en algo que no había visto.
Al parecer no era el único que había sido invitado.

Sombras y las siluetas formadas por las luces a los alrededores de la manta gigante dejaban como algo evidente su sospecha.
Y no paraba de sorprenderlo, pues eran más de los que hubiera imaginado pudiesen llegar.

Respiraba aparentemente más nervioso por cada paso, la idea de un problema mayor o sociable le aterraba.
Se burlarían de él otra vez...
No quería volver ahí... No de nuevo.

Paró en seco.
Sus pupilas algo mojadas ya temblaban, y su cuerpo tenia el riesgo de colapsar por cualquier otro movimiento de intento a acercarse a aquel lugar.
¿Q-Que mierda tío?

La expresión en su rostro tampoco ayudaba mucho.

Sudaba... Sintiendo su mundo hacerse pequeño... Siendo el centro de atención otra vez...
Cerró los ojos, mordiendo su labio inferior, el shock no pasaba por alto nada... Incluso podía asegurar que la sangre salia fuera de él.
Aunque no fuera así.

Los latidos de su corazón no le permitían siquiera respirar...
Perdida de conocimiento...
Algo ahí le estaba haciendo eso... Y no tenía ni la menor idea de que era.
Lagrimas de sufrimiento empezaban a salir.
No podía más...

Hey!-

Volvió en si, abriendo los ojos instantáneamente como por arte de magia.

Dirigió la mirada atras, el calor de otra entidad lo tocaba. Una calidez sumamente atractiva a su parecer.

Respiro hondo... Un suspiro se podria decir, y con una sonrisa recibió al desconocido.

Este lo vio, devolviendo el gesto.

-¿Te encuentras bien?-

Asintió.

-Genial, ¿Vas al circo?-
Al principio, no le convencía la obligación de responder, ¿Deberia decirle?

-Si...-

-Genial, pues vamos-

Siguieron caminando, el menor con un carmín más intenso por cada segundo que él bello desconocido no soltaba de su mano.

Aunque lo que más lo sorprendió fue que no dijo nada de sus ojos...
Lo único que veía era su rostro con una linda sonrisa, y de vez en cuando directamente hacia sus pupilas, pero sin incomodidad.

Entre más cerca estaban, más sentía la necesidad de dependencia sobre aquel castaño.
No quería soltarlo, la entrada estaba a escasos pasos de su posicion, y los nervios lo consumían sin piedad.
Las gotas de sudor no le brindaban respuestas...
Se detuvo de nuevo.
El ojimorado presto su atención a él de inmediato.

-N-no puedo hacerlo...-
Dijo, tragando saliva y temblando.

-Tranquilo...- se acercó hasta tomar su otro brazo. -Puedes hacerlo... Solo intentalo.- empezó a jalar de él con cuidado hasta llevarlo dentro del lugar, forzándolo a caminar.

No entendía, por que estando ahí se sentía tan cobarde y indefenso... Ni el por que, ese hombre grande y con cabello raramente puntiagudo del que ni siquiera sabia el nombre le provocaba seguridad.
Era como si ya lo conociera...
Y no recordaba de donde.

Se armo de valor, viendo como alguien más llegaba detrás de ellos.
Enderezó su cuerpo, caminando firme, no haría el ridículo de nuevo.

Le dolía el tan solo pensar en que se podria encontrar ahí dentro.

El lugar estaba lleno de luces blancas, y un tanto amarillentas.
Arena formaba el piso donde se encontraban, puesto que habían entrado hasta la zona de función.
Por cada rincón se veía el rojo brillante, adornado con telas doradas.
Dos grandes escaleras a lo lejos, de unos 10 metros sobre su cabeza, adjunta de una cuerda floja, y esas cosas que utilizan los trapecistas.

Más personas comenzaron a llegar.
Desde su lugar podía ver a algunos.
Ninguno se mostraba normal.
Y viéndolo fijamente, a cada uno de ellos, se les podía llamar, Fenómenos.

Un castaño claro siendo cubierto por su cabello en casi medio rostro, ropas negras y de mirada triste, al parecer, asustado, no dejaba de ver a otro chico frente a él.

Este nombrado, de ojos bicolor, azul por un lado, y café por otro.
Pero lo que más atraía de si, se encontraba en su cabeza.
Una placa, echa de metal grisáceo, implantada sobre su derecha.
Su expresión también se mostraba pegada ante el ojirojo, pero más que molesta, angustiada.

A su lado, frio e inexpresivo, el chico pelinegro que había aparecido hace unos segundos miraba a la nada.
Tras esos lentes opacados una alma vacía se mostraba sin filtros.

Dos más llegaban, un pelinegro de piel clara, lentes de sol y un gigante abrigo azul; el otro, castaño de orbes oscuros y fondo amarillo, con lo que parecia ser plumas sobre el pecho y una chaqueta café rasgada. Tomando posicion juntos, ya se conocían, se notaba, o al menos eso fingían con el abrazo lleno de cariño que los dominaba hacia el otro en ese momento.

Y claro, el amable castaño de ojos violetas, piel color caramelo, con el particular peinado puntiagudo que lo había guiado hace unos momentos y aún no soltaba su brazo.
Era como si lo protegiera...

El ojiamatista volteo de inmediato al sentirse observado, como un instinto.
En respuesta, el peliblanco se lleno de rubor y dirigió su mirada al piso rapidamente.

Una sonrisa escapó de su boca por tal acción.

-¿Que pasa? ¿Nervioso?- Preguntó calmado.

-N-no...- La confusión de su inseguridad y ese tartamudeo frente al mayor lo dejaba muerto por la debilidad.- Yo no soy un cagón-.

El castaño se quedo en silencio por un segundo que paso rápido, para como acción automática, emitir una carcajada y cubrirse el rostro discretamente.

-Por cierto... ¿Cual es tu nombre?-

Ya empezamos tío...

No iba a decirle su nombre ni de coña.

-...-

-...-

Al notar el silencio incomodo que se formaba, aquel castaño decidió romperlo.

-Esta bien si no quieres decirme, el mío es Samuel, pero puedes llamarme Vegetta.-

La cosa cambiaba ahora.
Supuso que si él había tenido la confianza de decírselo, por que no devolver el favor.

Lo dudó una vez más...

-...Willy...-

-¿Solo Willy?-

-Bueno ¿Y que esperabas?-
Contestó mirando desafiante y nervioso.

-Bien... Me parece lindo.- Sonrió de nuevo, pero esta vez a la nada. -¿Que no te conozco de otra parte, Willy?-

El mencionado se acercó más a su brazo, riendo suavemente.

-Recordaría a una rata como tú.-

La sorpresa se formó en su rostro.

-¿Estas seguro?-

-Yo jamas me equívoco.-

-Pues ya veremos...Guille.-

Antes de que pudiera siquiera sorprenderse por las palabras que acababa de escuchar, las luces del lugar se apagaron.
Llenando el circo de oscuridad y silencio.

Casi inmediatamente, una plataforma salió del centro, acaparando la atención en un dos por tres, provocando que las lamparas gigantes al rededor se fijaran sobre ella.
Encima, un hombre vestido de smoking y gran sombrero, sus manos enguantadas hacían movimientos fluidos, y una gran sonrisa adornaba su blanco rostro.
Una voz fina y divertida salió.

-¡Abrochen sus cinturones y abran bien sus ojos! ¡La función, A COMENZADO!-

Un chico de orbes verdes claro, con pecas adornando sus mejillas y cabello anaranjado pelirrojo se dejaba mostrar tras la elegancia descubierta.
Inmediatamente notó, que no fue el único al que domino la tención con fuerza.
La sonrisa de el presentador no se desvanecía, crandola enfermiza... Incluso viendo hacia la nada, sin darse cuenta de que todos a su alrededor estaban asustados por lo inexplicable...
Eran tantas cosas...

-Sean bienvenidos a mi circo-
Se sacó el sombrero riendo, y formando una extrañamente flexible reverencia a todos.
-pero pueden llamarlo... Hogar...-

-~Sean todos bienvenidos, a Karmaland Circus~-

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2447 PALABRAS SHAVALES! 2447 AKDVAKDHKAGDJAJDA
*ustedes* Han pasado 84 años xdxd

Bueno que creían? Que no me pondría a escribir en mis notas para mis pequeños y preciosos marineros??? PUES NO >:DDDD

espero les haya gustado este cap y me alegra decirles que...

¡¡MAMI HA VUELTO!!

Aunque nadie la eztrañara :""D

Y Weno, este es el primer cap de la función uwu

ESPERO VERLOS EN LA SIGUIENTE ACTUALIZACIÓN!
*84 años más xd*



¿A que mola?

Esta imagen me encanto, y estoy segura que a mi niña Sara_Lord también <3

-¡NOS LEEMOS!

-♥♥♥

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