La gente ya estaba dentro de la carpa, era más público del habitual, pues Bonflis había hecho promociones especiales para todo el pueblo y un descuento del 30% a extranjeros.

Esa noche, todos dejamos las maletas detrás de bambalinas, con nuestras armas y con aceite para las ruedas de la carriola de Felicia.

Duscha amenazó a Bonflis con que ella quería iniciar la función, si él no la dejaba presentar, todos nos largaríamos y lo dejaríamos como un estafador, al final de discusiones y golpes para Duscha, Bonflis aceptó.

La función comenzó con Duscha en un traje parecido al que Charis usaba cuando presentaba el circo y una capucha que cubría completamente su cara, Duscha inició anunciando nuestro mensaje de advertencia diciendo:

Damas y Caballeros, Niños y Niñas, Mascotos y Mascotas sean bienvenidos al Cirque moderne des Merveilles Humaines. ¡Donde si no escapan, MORIRÁN del susto! ¡Ahora déjenme presentarles a la increíble y hermosa Mujer Barbuda!

Duscha se quitó la capucha y comenzó a hacer su acto, solo que esta vez, mientras se maquillaba, iba contando una historia sobre cómo ella creció y vivió con su barba.

La función siguió normal solo que en nuestros actos todos alagábamos lo divertido que es ser un fenómeno de circo.

Teníamos amenazado al público desde que entraron a la carpa, y estaban tan entretenidos que no querían irse, incluso nos tocó hacer un acto extra que teníamos listo siempre que el público quería más, debíamos cantar y bailar: By The Light of The Silvery Moon de Billy Murray y su cuarteto.

Era hora de las venias, todos teníamos abrigos en los que escondíamos nuestras armas, excepto por Felicity que no podía llevar nada por su condición física.

Adler se agachó para quedar a la altura del público y dar el primer disparo, asesinó a una chica de unos veinte años, convirtiéndola en la primera víctima fatal, luego le anunció a todo el público que esa noche morirían todas las personas que estaban bajo la tela de la carpa y que si corrían, serían atrapados y torturados hasta la muerte.

Bajamos del escenario y me enviaron por unos niños pequeños y una señora que parecía su maestra, entre ellos había un pequeño niño en silla de ruedas que me recordó a Claude, ¡oh no!, mi amigo Claude, no había pensado en él durante los diez meses que he estado fuera del orfanato, ahora recuerdo lo mucho que lo extrañé y los buenos amigos que fuimos.

El niño se parecía mucho a Claude y cuando acerqué la daga a su pecho, me dijo:

"Hágalo señor, mi vida no le importa al mundo, soy un huérfano enfermo y nadie me quiere, así que háganos a mí y al mundo ese favor."

No podía creerlo, el pobre chico estaba sufriendo y quería ayudarlo, así que decidí que lo iba a llevar con nosotros, mas apenas iba a empezar a hablar, llegó Tiaret y mordió a los niños y a su cuidadora fatalmente.

Decidí correrme y esconderme detrás de la carpa, escuchando gritos y voces que suplicaban ayuda, fue un momento de dolor y angustia total.

Como última prevención para que la policía no identificara los cuerpos ni siguiera nuestro rastro, decidimos incendiar la carpa, el olor a quemado era horrible y los gritos ahogados de las personas eran aún peor.

Luego fuimos a la carpa de Charis que quedaba muy cerca al bosque y lejos del circo, ella estaba disfrutando de un vodka y una música que provenía de un tocadiscos.