AMANTE
—Doctor, solo venía por una gripe...
—Tuvo suerte de que detectamos su aendicitis a tiempo. Ahora cuente hasta diez de manera regresiva.
La anestesia empezaba a hacer efecto, las luces se volvían menos intensas, los enfermeros se fueron de la sala viéndose a las caras en silencio.
—Ah, por cierto —dijo el doctor con una sonrisa—. Mi esposa se llama Emilia Alarcón.
Antes de que la anestesia lo venciera, el paciente sintió un horrible ataque de pánico... al escuchar el nombre de su amante.
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