16: Juan Bonilla
Para empezar había que envenenar el cuerpo con tranquilizantes y antidepresivos de última generación, había que dormir a la conciencia para que no permitiese que el golpe de estado de los sentidos aniquilara nuestra voluntad, había que desafiarse a uno mismo para devolvernos a una realidad que no estuviera liderada por una obsesión patológica.
Tanta gente sola - Juan Bonilla
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