No somos lo que tenemos, sino lo que hacemos.
A una persona la construye su entorno. Ella o él es el resultado de la combinación de todo lo que ve. No podemos decir que él es así porque quiere, porque en realidad él nos está devolviendo lo que nosotros le dimos.

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Lo que vivimos a lo largo de nuestras vidas logran dejar marcas en nosotros. Tales marcas pueden cambiar nuestra firma de pensar sobre las personas, la sociedad y hasta la existencia misma.

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Ese aire gélido que cargan las personas desgraciadas, esas a las que la vida no les sonríe, ¿Es su verdadero ser? O... ¿Sólo lo aparentan para desquitarse con los demás a causa de sus desgracias?

Si eran realmente así, ¿Por qué?

“Porque ellos han recogido todos los aspectos importantes de su vida, ya sean buenos o malos. Y se han convertido en éstos.”

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La vida muchas veces nos da la libertad de volar tan alto como una mariposa, nos da la posibilidad de ir de una flor a otra, tomando lo que nos sirve de ésta y dirigirnos a la siguiente.

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Cuando no sabemos valorar lo que tenemos, la vida nos pondrá una prueba para hacernos dar cuenta de lo que estamos desperdiciando. Tratará de quitarnos eso que no valoramos, y si no nos damos cuenta de ello a tiempo. No tendrá piedad de nosotros y nos lo quitará para siempre.

No le importará que sea un objeto, una mascota, una... persona. Sólo nos lo arrebatará, y no será de interés el efecto de aquella pérdida en nosotros, sólo que sepamos cómo afrontarlo.

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Lo que definimos como malo no siempre será correcto. Lo malo puede ser un arma de doble filo, más que todo en estos casos, en los que lo malo terminará siendo una maravilla de la bondad para nosotros, y lo que creíamos bueno termina siendo nuestro peor enemigo.

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¡Gracias a nuestros aspirantes!
Son unas maravillosas frases.
Se están luciendo con su trabajo.