Lady Gaga y un asesino
Francia; París
Mansión Agreste
— Anarka?
La nombrada sonrió arrogante bajo las atentas miradas de la pareja Agreste, le gustaba ser vista como alguien estratégica e inteligente, siempre con un as bajo la manga.
— Sorry to bother you darling but I have some interesting news.— anunció mientras miraba sus uñas.
— Well, when you call me, you always have something juicy for me.— admitió la cantante antes de reír.
— Oh Gaga, always flattering people.
La pareja se miró a los ojos, era sorprendente como en pocas horas de haber llegado, la mujer ya estaba manos a la obra y que tremendo plan estaba armando ella.
—Going to the point, — se relamió los labios ansiosa— I am working with a french brand.— anunció— Maybe you know it, it's called Agreste.
—Well, I wear sometimes their jewerly or some outfits.
Todo va sobre ruedas, pensó Anarka aumentando más su sonrisa.
— I want you to be the face of the new line we are producing and I also want your advice.
— Obviously yes my dear friend.— Aceptó— After all, you helped me with a similar thing.
Miró a sus jefes con una sonrisa deslumbrante, indicando que Lady Gaga les ayudaría en el lanzamiento de esta nueva linea de ropa que saldría pronto.
— As you know, I am really occupied right now so I will arrive in one month.
— Oh don't worry darling.— dijo tranquila— What else do you need?
— You know me to well, Anarka.— admitió— I will need photos of the models, I will help you to guide them for the shoots.
🇫🇷 🇲🇽
Francia; París
En un pinche lugar que no me acuerdo el nombre :)
Después de la interupción de Tikki, Pollen subió rápidamente las escaleras, pasando junto a Marinette quien le miró confundida. ¡Plagg tenía que volver a su vida otra vez!
No queria verlo, mucho menos hablar con él o enterarse de cualquier cosa que estuviese haciendo con otras mujeres. ¡Maldita sea! Aun lo quería... Estúpido corazón que no hacía nada más que empeorar la situación. Verlo había sido doloroso y lo fue aun más cuando vio dos chicas llegar con él.
Sentía como si se estuviese ahogando en un mar de sentimientos, asfixiandola. En cuanto sintió dolor al respirar en su pecho, corrió. Las paredes parecían dar vueltas, moviendose de un lado a otro, como si obstaculizaran su camino. Tropezó un par de veces con los muebles o varias sillas, lastimandose un poco en el proceso. Al dar vuelta hacia la derecha, su mano había pasado demasiado cerca de unas llaves colocadas en la puerta, causando un rasguño que aun no sangraba pero fácilmente empezaría.
Llegó hacia el último piso que tenía una trampilla que daba acceso a un balcón y corrió hacia el barandal del cual se opoyó. Dejo caer todo su peso mientras respiraba sin control en busca de oxigeno. Estaba con las piernas temblando, jorobada, apoyando su pecho en el barandal mientras su ahora desordenado cabello caía sobre su frente junto a unas gotas de sudor.
Hace tiempo que no estaba en un estado tan deplorable, se había mantenido al margen de sus emociones, controlando esta respuesta impulsiva de su parte. Odiaba sentirse así. Odiaba reaccionar así. Odiaba aun querer a Plagg.
Desvió la mirada a las calles poco transitadas el día de hoy y suspiró. Había mantenido la calma mucho tiempo y así seguiría. No iba a permitirse a si misma caer en viejos habitos con respecto a Plagg.
Pero era díficil. Los recuerdos eran suficiente tortura para tenerla inquieta pero tenerlo ahí, tan cerca, derramaba todo su esfuerzo a la basura. Pasó con delicadeza su mano por su frente, reacomodando su cabello que terminó en una coleta mal hecha. No podía salvar su coleta así que se quitó la liga, dejando caer su cabello sobre sus hombros.
Giró, regresando su vista a la pared anteriormente detras suyo. Era relajante estar ahí, un lugar sin algun objeto que le recordará a Plagg. Se acercó a una maseta que escondía una pertenencia suya, un libro que encontró a las afueras de la ciudad. Era una versión especial del libro 50 sombras de Grey en español y ella estaba interesada en leer el libro. Al final no tendría que ir a una librería a comparlo y pasar vergüenza. Tomó asiento junto a la maseta y siguió su lectura donde la había dejado. Sonrió al sentir las páginas debajo de sus dedos que se deslizaban lentamente.
Mientras tanto en el primer piso, Alya estaba alumbrada por los bellos ojos de la chica azabache quien se había retirado a atender unos clientes. Jamás en su vida había visto a alguien tan deslumbrante hasta el punto de llegar a parecer un ángel. Suspiró ilusionada con salir a algun lugar con ella.
En cuanto a Juleka; ella estaba interesada en los postres que vendían. Quería distraerse con cualquier cosa puesto que Alya estaba siendo un dolor de cabeza últimamente y para empeorar las cosas, tenía un nuevo crush. La chica sabía que vendría a continuación en las siguientes semanas.
Empezarían primero con la fase que ella llama: Alya la boba. Esta fase consiste en que la morena empieza a babear todo el tiempo, deleitándose con cada minúscula acción hecha por la asiatica. La siguiente fase consistia en: Alya la cariñosa. La mexicana empezaría a hablar con la chica, priorisando todo lo que ella quisiera sobre los demás. Como esa vez que salieron a comer con Angélica. Esta última quería comer tacos mientras que el resto prefería pozole...Alya los termino forzando a comer lo que Angélica quería...
Volviendo al tema, la siguiente fase se llama: Alya enamorada. No puede haber una persona más obvia en el universo que Alya. Empezará a mandar indirectas...muy directas. Coqueteara varias veces y quizás se pase de la raya como de costumbre.
Y finalmente: Alya en la friendzone...o peor. Una de dos. La chica termina rechazando a Alya, dejandola en la friendzone o se indigna, levanta una demanda o cualquier cosa que alguien se puede imaginar. Lo que pasó en la cafetería, se queda en la cafetería...
Tikki había despertado un interes en Plagg, con sus ojos grandes y su cabello rojo. Seguiría conversando con la señorita, lanzando uno que otro piropo hasta que recordó que había cabos sueltos a atar.
— C'est un plaisir de parler avec toi— dijo sonriente— mais je dois chercher á Pollen.
— Je crois qu'elle est dans le troisième étage.— informó al chico.
— Tu peux garder un oeil sur mes amies?
La peliroja asintió con una deslumbrante sonrisa que aumentó el interes en Plagg quien le devolvió la sonrisa.
— Merci eh...
— Tikki.
— Merci, Tikki.
En cuanto la chica le dio la espalda, la preocupación se hizo evidente en el de cabello negro, tenía que confrontar a Pollen. Se sentía un poco culpable por volver a su vida así de repente cuando ella había querido estar lo más lejos posible. Incluso se mudó a las afueras de París por él.
Colocó su mano sobre la puerta blanca, aun dandole la espalda a la cafetería. Cabizbajo, suspiró un poco temeroso por tener que verla otra vez. Sabía que la rabia ya se había desvanecido, ahora seguía lo más difícil.
Con una mueca y paso decidido, subió los tres pisos hasta llegar a una habitación muy...rosa. Por las fotos que habían en el escritorio, pudo deducir que aquí dormía la asiática azabahe que conoció hace un par de minutos. Maldijo por lo bajo al no dar con la rubia.
Vale era un idiota por aprovecharse de esta manera de Pollen, volviendo a su vida en busca de refugio cuando ella había dejado en claro que no quería volver a verlo. Debido a esa última discusión que tuvieron, empezó a considerarse a si mismo un monstruo que no merecía piedad. Esta separación le afectó tanto, llegando a ver el rostro de Pollen y el de ÉL en todos lados.
Gruñó frustrado por todo. Las cosas estaban hechas mierda desde hace mucho y por más que intentara arreglarlo, terminaba hundiéndose nuevamente. La última vez que tuvo un ataque de ansiedad fue hace un par de meses, había logrado aceptar una que otra cosa además de que se había vuelto distante con la gente para evitar cualquier futuro problema aunque Adrien era otro caso. Si bien, hablaba con todos de manera amigable, nunca les contaba sus problemas pensamientos o secretos.
Se llevo ambas manos a la cara mientras bufaba. Se dio la vuelta para irse cuando escucho algo pesado moverse arriba. Curioso, analizó la habitación con sus ojos verdes hasta toparse con una trampilla que le dejó intrigado. Inclinó su cabeza a la derecha mientras fruncía el ceño.
— Interesante.— murmuró por lo bajo en español.
Con cautela, abrió la trampilla unos cuantos centímetros, encontrando un par de botas negras con agujetas sin atar.
No tenía que ser un genio para saber de quién se trataba. Pollen tenía el mal hábito de nunca amarrar las agujetas pues le daba algo de pereza. Como resultado, terminaba tropezando varias veces debido a ella misma o extraños pisando cerca de sus zapatos.
— Oh merde.—murmuró por lo bajo— Il est trop excitant!
La curiosidad del chico pasó a asombro. Una sonrisa traviesa apareció en sus labios y poco a poco, levantó la trampilla sin dejar de observar los pies de la rubia.
Subió su mirada, topándose con el rostro de la chica sonrojado. Esta última se mordía el labio además de tener una mirada emocionada, como si esperara algo de forma impaciente.
Aguantó la risa al ver el título del libro, no esperaba que su ex leyera ese tipo de libros. Seguirá espiando de no ser por la trampilla que aplasta su cabeza.
— ¡Pinche Pollen!—gritó al caer.
Al parecer unas horas con las mexicanas ya le hicieron efecto. Se lleva su mano a la zona adolorida pero justo como predijo, una montaña de libros cae sobre él.
No me gustaría ser Plagg ahorita mismo, ahogándose abajo de los libros que no cesaban de caer. Que linda vista.
Cuando los libros hubieron terminado de caer, se abrió paso lentamente. ¡Ah! ¡Su cabeza ya estaba afuera!
Aunque no estaba planeado ese último libro que lo mareó.
— ¡Pervertido!—recriminó.
Pollen bajó rápidamente, poniéndose con espalda recta y brazos cruzados frente a Plagg quien estaba sumergido en los libros.
— ¿Yo?—cuestionó aún mareado— Tú eres la pervertida por tus lecturas...eróticas.—ronroneó travieso.
Touché.
Pollen se sonrojó, el chico tenía razón. La había acorralado de una forma humillante.
— ¿Así que es excitante, no?— cuestión con evidente arrogancia.
— N-Ni una palabra más o—
— ¿O qué?—interrumpió desafiante— ¿Me lanzaras otra montaña de libros?
Antes de que la rubia pudiese responder, Plagg se había puesto de pie. Con brusquedad tomó sus muñecas para acorralarla.
— Quizás es una buena idea.—susurró en su oreja.
Un escalofrío recorrió a la chica. Era una situación muy emocionante y estimulante.
— Así yo podría hacerme una idea de tus—hizo una pausa—, fantasías sexuales.— ronroneó con una voz lenta y atractiva.
La atracción estaba fluyendo nuevamente por sus cuerpos, propagando una corriente eléctrica en ellos, sugiriendo un loco encuentro de pasión.
Pollen se mordió el labio, había extrañado esta sensación de ser sometida pero su parte favorita era hacerse la obediente hasta tomar el control lentamente para dominar sobre el otro.
No tuvieron que pasar muchos segundos para que Plagg tomara con una lujuria desenfrenada los labios de la rubia.
Al tacto, ambos parecieron gemir aliviados de sentir esos labios que conocían tan bien pero que añoraban en secreto. Viejos recuerdos sobre antiguos momentos desenfrenados de locura los azotaron, aumentando aún más aquella sensación embriagante que crecía en ellos.
Inmediatamente sus manos buscaron el cuerpo contrario, explorando de manera juguetona y rápida.
— Sabes a miel.— susurró entre besos.
Entre besos y gemidos, la camiseta de Plagg fue la primera en irse, siendo casi arrancada por ambos. Las manos de Pollen recorrieron desesperadas el torso del chico quien suspiró al sentir las suaves manos sobre su piel.
— Había olvidado que eres muy sensible— llevó su dedo índice al pecho—, aquí.— presionó desafiante, arrancando un gemido del contrario.
La asiática sonrió burlona, quería sacarle más suspiros y gemidos al de cabello negro, para molestarle un poco.
Oh pero Plagg no se dejaría ganar de esta manera. ¡No señor!
— Buen intento.— admitió— Pero yo también tengo un as bajo la manga.
Abrió con brusquedad la camisa de a botones blanca, dejando expuesto el pecho de la rubia quien se sonrojó.
— Olvidé lo rudo que puedes llegar a ser.— comentó.
Sintiéndose halagado, beso desde el mentón con rápidos besos, bajando lentamente, llegando a las clavículas.
Sonrojada y suspirando, Pollen levantó su cabeza, dando más acceso a Plagg quien lamía su cuello como un gato.
— Pollen?!— gritó.
— Zut! Merde!— maldijo el de ojos verdes.
La rubia abrió sus ojos asustada y empujó con fuerza al chico quien terminó nuevamente sobre los libros.
Pum. Pum. Pum.
Eran pasos cortos. Alguien subía las escaleras.
— ¿¡Dónde está mi camiseta?!— exclamó susurrando.
Pollen se abotonó su camisa mientras se mordía el labio nerviosa.
— ¡¿Y yo que voy a saber!?— recriminó susurrando— Dios te dio un cerebro. ¡Úsalo!
Plagg se quejó de forma muy sonora, provocando que Pollen le lanzara una botella de agua que tenía a la mano.
—¡¿Podrías dejar de lanzarme cosas!?—exclamó un poco fuerte.
—¡Que te calles!—lanzó otra botella que dio en el rostro del chico.
Al estar a la vuelta del pasillo, Plagg y Pollen no tuvieron otra opción que subir al balcón pues no encontraron la dichosa camiseta.
— Pollen!— llamó Marinette quien recién ingresaba a su correspondiente habitación.
Al ver que no estaban allí, se encogió de hombros y se dio la vuelta.
Oh miren, una camiseta de hombre.
¡Alto! ¿Qué?
La sangre se le subió al rostro, la camiseta solo podría significar una cosa. Alguien tuvo sexo en SU CAMA.
Soltando maldiciones en mandarín, tomó con mucho asco la camiseta, alejándola lo más que podía de ella. Con una mueca en el rostro, la colocó en una bolsa de plástico que estaba en su baño.
Mientras tanto, Plagg y Pollen estaban en el balcón, sosteniendo la trampilla pues no habían conseguido cerrarla por completo. Si lo hacían ahorita, serían descubiertos por el chirrido que hacía cada vez que la cerraban o abrían.
Debido a la tensión, Pollen forzó sus manos, provocando que la herida en su piel se abriera por el esfuerzo. Rápidamente, pequeñas gotas de sangre empezaron a salir de su mano.
Una a una iban avanzando. Acercándose cada vez más a la trampilla. Todas las gotas habían sido detenidas por razones desconocidas. Excepto una. Esa última gota avanzaba hacia el precipicio. Tan intensa como la manzana. Tan silenciosa como la noche.
Pollen se mordió el labio. Plagg ignoraba lo que sucedía. Estaba más concentrado en la herida.
Se deslizó hacia el borde. Estaba ahí, colgando sobre Marinette.
El martilleante sonido de su corazón opacó ruidos externos. Ignoraba los susurros de Plagg. Ignoraba el sonido de las pisadas de la azabache. Ignoraba todo excepto la tensión en su cuerpo.
Tan perfecta y brillante. Redonda y visible. La gota colgaba, burlándose de Pollen.
¡Chas!
Como un chasquido. La gota cae.
El miedo se expande en su mirada. Marinette los iba a descubrir.
— Tikki! Je ne trouve pas à Pollen!
Se había movido unos pocos centímetros.
La gota cae en las sábanas blancas. Detrás de la chica. La azabache se retira. Estaban a salvo.
Pollen suelta un suspiro muy sonoro, dejando caer la trampilla y su cuerpo. Fue demasiada tensión para ella.
— ¿Pollen?
De vuelta a la realidad, la rubia golpea fuertemente al chico.
— ¡O-Oye!—se quejó— ¿¡A qué se debe eso?!— gritó furioso.
No obtuvo respuesta de la chica que se sentó, ocultando su rostro entre sus piernas. Inmediatamente el ambiente se había tornado sombrío.
— No debiste venir.
Plagg tragó saliva al escuchar esas palabras tan secas ser dirigidas a él. Algo no estaba bien.
— De acuerdo, lo siento.—se disculpó— Fue un error haber venido pero necesitábamos un lugar donde escondernos.—admitió— Sabía que estabas aquí y no tenía otra opción.
— ¿No tenias otra opción?— agregó con burla y un poco de ira.
Perfecto Plagg. La cagaste bien bonito.
— ¡¿Qué hay de Maurice?! ¡¿O de Lorraine?! ¡¿O Jean?!— recriminó, diciendo uno a uno todas las personas cercanas al local.
Sintiéndose un idiota, tragó saliva al ver hacia donde se dirigía la conversación.
— ¡Pero tenías que venir conmigo!— se puso de pie, apretando los puños.
— P-Pollen— se levantó temeroso— n-no lo entiendes.
Plagg usualmente era alguien a quien temer en las discusiones pero este tema, lo acorralaba de una manera sorprendente, volviéndolo débil en sus propias palabras.
— ¡No! ¡Tú no lo entiendes! — contestó — ¡Dijiste que estarías lejos de mi! ¡Lo prometiste!
Ella tenía razón. Él prometió alejarse por su seguridad y otras razones un poco preocupantes.
— Y-Yo necesitaba esconderme.
Algo abrumador nace en el pecho de Plagg. Era como un tambor pesado, un tambor sobre su pecho.
— ¿Esconderte? ¡Esconderte!
Las baquetas golpeaban la ruidosa superficie levemente, casi imperceptibles pero ahí estaban.
— ¿¡Escondiéndote de quien?!
El ritmo en el tambor se hacía cada vez más estridente. Era poderoso. Tan poderoso que se propagó en su cuerpo. Oh, el tambor tenía unas compañeras, unas hormigas que caminaban por toda la superficie. Pero no era la exterior, sino la interior.
— ¿¡De ti?!
Escalaban desde los pulmones, agrupándose en enormes grupos para subir, cortando el paso a cualquiera que intentará entrar mientras ellas subían, cada vez más poderosas. Inmediatamente, sintió mucha sed y un exceso de saliva acumulada en su garganta, no estaba bien. Su pecho se inflaba y desinflaba demasiado rápido, demasiado ruidoso, al ritmo del tambor. Con el pasar de los segundos era más fuerte, más doloroso.
Era un dolor agudo en el pecho, la sensación de ahogo y dificultad para respirar.
No puedes respirar Plagg, estás atrapado. La imagen de Pollen se disuelve, ella desaparece mientras tú buscas desesperadamente aire a pesar del dolor en tu pecho.
Tu respiración es tan ruidosa que suena en las cuatro paredes que aparecieron, encerrándote. Oh pero debido a tu ruido, atraes al monstruo que te persigue. Aquel que ya te extrañaba después de varios meses.
Sudas. Lloras. Sufres. Mueres.
— No puedes esconderte de ti Plagg.—es la voz de Pollen.
Intentas llamarla, pedirle ayuda de ese monstruo que se acerca. Sus garras rechinan al dañar las paredes, lastimando tus oídos. Él estaba aquí.
— Eres un asesino.
¡No soy un asesino!
Negro.
🇫🇷🇲🇽
Frañol
~Lukadrien~
-P4R1S-
¡Hola! ¡Aquí lo prometido!
¿Este capítulo fue una montaña rusa de emociones, no?
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