Capítulo 27

Todoroki Shoto continúa avanzando mientras sigue bebiendo agua, escuchando los disparos en forma de eco llegar hasta sus oídos. En cuestión de tres minutos, el silencio abunda e Inasa llega hasta el bicolor de un salto, generando una onda de arena chocar en su rostro cansado. —Maestro, la frontera está ahora despejada.


Todoroki asiente frente a él mientras sacude su capa y rostro llenos de arena. —Entonces continuemos. —dice regresando la cantimplora a Inasa y centrar su mirada hacia el horizonte. —El tiempo que tenemos es limitado.

────┈┈┈┄┄╌╌╌╌┄┄┈┈┈────

Mercado negro

Gran ciudad
Cuartel de experimentación 18
01:58

Itsuka Kendo se desviste quitando aquel traje oscuro que tanto aborrece. Es el uniforme que había comenzado a destruir su vida.

El simbolismo mismo de la esclavitud.

Con sus ojos verdosos tristes muerde sus labios mientras lo observa arrugado y en el suelo.

Niega mientras lanza un suspiro. No había momentos para navegar en sus recuerdos, es por eso que en completa desnudez escucha a través de sus audífonos de vigilia asegurar las puertas del calabozo.

Itsuka actúa rápido, saca el primer vestido que encuentra, coge una bolsa que mantenía escondida bajo su cama y descalza corre a las afueras de su habitación.

— ¡Al fin se han ido del calabozo, al fin se han ido del calabozo! —exclama bajando las escaleras como si su vida dependiera de ello.

El sonido de sus pies desnudos resuena a través de la frialdad del suelo de piedra, ingresando a las grandes celdas a sabiendas que el personal usual está a las afueras fumando cigarrillo.

Su tiempo era escaso, muy escaso.

Corre y sigue corriendo, con desespero hasta llegar a la celda.

Entonces se acuclilla y posiciona sus manos entre la celda.

—M-monoma… —susurra esperando que el rubio aparezca.

—Monoma, rápido…

Un rubio de cabellos largos y aspecto desaliñado corre hasta ella. — ¡Itsuka, viniste, sí viniste, no mentiste! —exclama desesperado y con gran emoción cogiendo la bolsa que la chica traía con ella.

Y Monoma comienza a comer con brutalidad, los panecillos dulces desaparecen apenas y los ve, dejando como evidencia un rastro de migas en el suelo.

La chica le observa con frustración.

Frustración por no poder hacer más que eso por él.

—Lo siento, me enviaron fuera de la gran ciudad por unos días… —susurra observando al chico comer. Y presiona sus labios. — ¿Ellos siguen… experimentando contigo?

Monoma le mira por un segundo y luego desvía su mirada hacia la bolsa, rebuscando qué más comer. —Sí, pero se han puesto más agresivos. —susurra. —Ellos tienen una teoría de que si extraen mi dedo meñique reducirán mi poder de copia. Pero se equivocan.

Itsuka Kendo le mira con horror. —Monoma, debemos hacer algo para—

Los ojos azulinos le miran vacíos. — ¿De qué estás hablando? —suelta con neutralidad. —Ellos ya lo hicieron. —dice alzando sus manos frente a ella. — ¿Ves? —suelta enseñando que ahora en su diestra solo tiene cuatro dedos y con abundante rastros de sangre seca caer por su palma. —Ahora solo tengo dieciséis dedos, contando también los de los pies.

De Itsuka Kendo comienzan a emerger lágrimas y sollozos inentendibles.

Es por eso que intenta recuperar el aire y poder modular mejor.

—L-lo siento tanto… Y-yo aún n-no p-p-puedo...

El rubio saca su mano y acaricia las mejillas húmedas de la joven. —Mientras tú estés bien, a mí pueden hacerme lo que sea. —dice sonriendole. — ¡Además, con quién crees que estás hablando! No seas patética, soy increíblemente poderoso. ¡Ja! Llevo tres años aquí y aún no pueden asesinarme. —dice risueño y orgulloso de su logro. —Y no fue tan doloroso como pensaba... —añade bajando su mirada y presionando sus labios, mientras escucha el sollozo continuo de Itsuka frente a él.

—Ya vete, Itsuka, pronto regresarán.

Los ojos de Itsuka rompen. — ¡Pero Monoma, yo quiero estar contigo! —exclama aferrándose a la celda y tocando sus manos con temblores emerger de ella.

El rostro del rubio se transforma y de inmediato se levanta. — ¡¡TE DIJE QUE TE FUERAS!! ¡¡¡LARGO!!!

Itsuka se asusta y huye justo en el momento en el que los celadores regresan. Monoma suspira aliviado a sabiendas de que ella está a salvo, mientras observa los dulces que le había guardado con tanto cariño.

Parpadea y nota una pequeña nota de papel rosa.

"Fui al Exilio, a la Fiesta de la Primavera en el pueblo de Nachi. ¡¡No pude evitar comprar todo lo que sabía que te encantaría!! Tenemos que ir algún día..."

Los azulinos de Monoma brillan y una sonrisa nace una vez regresa a la oscuridad de la celda.

—Gracias… Itsuka. Yo también quiero estar contigo.

────────༺༻────────

Exilio, pueblo Nachi
02:00

Dos encapuchados atraviesan el bosque en una noche en donde la luna era inexistente.

Sus pasos constantes solo dejan en evidencia la seguridad con la que se dirigen a su próximo objetivo.

Por un lado Izuku, quien tiene la necesidad de hablar con su maestro ante las extrañezas que ha presenciado y la rápida evolución de Katsuki.

Y por otro lado Bakugou, quien ya estaba harto de malditos engaños.

Observa la espalda del pecoso llevando la delantera y no puede evitar cuestionarse cuál sería la gran verdad que Izuku Midoriya ha guardado por tanto tiempo.

Recuerda las palabras de Tokoyami, refiriéndose a él como una persona extraña que había llegado desde su niñez a su hogar que al parecer se trataba de una especie de casa abandonada.

Un sujeto que evidentemente carecía de las habilidades sociales necesarias para que llegase al límite de ser juzgado de mudo o demente por los pueblerinos.

— ¿Por qué?

Izuku Midoriya enlentece su caminata al escuchar su voz irrumpir el silencio en medio del bosque. — ¿Hm?

— ¿Por qué hasta ahora te has decidido a contarme todo? ¿Y por qué a mitad de la noche, atravesando este extraño bosque? Deku… Te lo advierto, ¡si intentas jugar sucio haré que te arrepientas! —dice con sospecha.

Quién quiera observara aquella situación desde luego pensaría que es sospechoso, muy sospechoso, teniendo en cuenta además el extraño equipamiento que lleva el pecoso y las capuchas cubrir sus cuerpos.

Izuku abre sus esmeraldas y se queda estático, observando a la nada. —Tú piensas que te haré daño, ¿no es así?   

El rostro de Bakugou duda por un segundo, viéndose obligado a detener el paso. —Aunque lo intentaras, no podrías. —responde desviando su mirada.

Izuku presiona sus labios al mismo tiempo que sus manos se vuelven puños, y se da la vuelta para observarlo directamente a la cara.

— ¡Si no me decidí a contarte antes, fue porque tú aún necesitabas aprender a relacionarte y comunicarte con las personas! ¡No lo habrías entendido y habría sido aún más frustrante para ti! Más frustrante de lo que ya es. —responde con evidente dolor. — ¡Yo sería incapaz de hacerte daño, Kacchan!

Bakugou abre sus escarlatas y por un segundo se arrepiente de sus propias palabras, pero no dice nada y solo se queda observando el tronco del árbol más cercano que encontró, siendo completamente consciente que aquel par de esmeraldas le observan con dolor y enojo.

Izuku acomoda su bolso y da la media vuelta. —Esto no tiene sentido, solo avanza y verás que no te estoy engañando. Fuiste tú quién decidió seguirme después de todo. —responde frívolo comenzando a avanzar.

— ¿Se trata de la masacre de tus padres?

Las esmeraldas de Izuku abren y su rostro se vuelve angustioso. — ¡Sólo cállate! ¡Cállate! —exclama.

Bakugou le mira nervioso y sorprendido, mientras presiona sus labios. Solo acaba siguiéndole.

Jamás había visto a Izuku así. Era algo nuevo para él. Incluso sentía como la misma incomodidad del joven científico se transmitía hacia él.

El ambiente era muy tenso en aquellos momentos.

Guardó silencio a sabiendas de que al parecer había tocado un tema muy delicado para él, pero luego de largos minutos, continuó. 

— ¿Por qué de noche? 

Izuku lanza un suspiro, rendido. —Eso es porque iremos a un lugar potencialmente sospechoso para los religiosos. Debemos ser cuidadosos.

Bakugou desliza sus dedos a través de la capucha de tela gruesa y oscura. — ¿Por eso estas capuchas?

—Sí, y hay otro detalle... —dice Izuku sacando de su bolso un binocular nocturno y observar por un instante. Aclara su garganta y continúa, a sabiendas de que es seguro avanzar. —Hay ciertas bestias que emergen por las noches, aún no se muy bien del todo su origen pero son peligrosas, muy peligrosas.

Bakugou al escuchar aquello procura avanzar a su lado y no tras él. — ¿Y así querías venir solo? ¿Por qué no me dijiste desde un inicio que vendrías aquí?

Izuku evita aquella última pregunta. —Así lo he hecho desde siempre, con este somnífero no he tenido problemas. —explica señalando un líquido violeta retenido en una botella. —Pero aún falta para llegar a esa zona. Hemos tomado un atajo precisamente para evitar eso al menos por ahora. —dice mientras guarda la botella. —En lo posible quisiera evitar enfrentamiento con ellos.

Bakugou le mira sin detener su caminata. — ¿Qué son?

—Son una especie de lobos alterados biológicamente, según lo que he escuchado. Lobos que no pueden exponerse al sol, por lo que salen por las noches con evidente hambre y malhumor.

— ¿Por qué no pueden exponerse al sol?

—Su piel es altamente sensible a los rayos solares, les causa mucho dolor. Su anatomía es la de un lobo pero su apariencia es un tanto... —murmura con cierta lastima. —Pronto los verás con tus propios ojos, pero debemos procurar no hacerles daño.

El rubio ceniza alza una ceja confuso. —Tu descripción me habla de una clase de bestia altamente peligrosa y... ¿no quieres hacerles daño? —suelta incrédulo, cruzándose de brazos. — ¿Qué clase de mierda es esa?

Izuku presiona sus labios por un segundo. —Ellos no tienen la culpa de existir.

Bakugou analiza toda la situación y lanza un suspiro. —Es agotador, me siento en alguna clase de sueño. —suelta rascando tras su nuca exhausto. —Es como si el pueblo en el que siempre he estado ya no existiera y estuviéramos en otro. —responde ronco.

—Todo se ha comenzado a desmoronar lentamente.

—Algo así… —murmura Izuku en un hilo de voz. —El pueblo de Nachi por las noches es completamente diferente a lo usual.

Y desde la lejanía se comienzan a ver luces rojas rondar, como si se tratara de algún ambiente completamente diferente al bosque actual.

—Estamos cerca, procura cubrir bien tu rostro.

Bakugou asiente en silencio y rápidamente los árboles constantes son abandonados y ahora, el abundante césped es reemplazado por un largo camino de piedras.

Alrededor, innumerables encapuchados deambulan en la infinidad de puestos y las luces rojas débiles solo entregan una apariencia lúgubre y prohibido al lugar.

—Es el mercado negro, Kacchan. —dice Izuku mirándole a los ojos y tomarlo de la mano.

Bakugou escucha gritos y suspiros de lamentos. El olor que percibe es a putrefacción.

—Cualquier cosa que veas o escuches, ignoralo y solo sígueme. Procura mantener tu rostro escondido, no hagas contacto visual con nadie. —murmura el pecoso capturando ambas mejillas de Bakugou. —Este lugar también es muy peligroso, vamos.

Izuku Midoriya no suelta la mano de Bakugou y muy por el contrario la entrelaza firmemente con la de él. Sus esmeraldas permanecen activas a absolutamente todo lo que le rodea y apresura a caminar rápido, mezclándose con las personas fácilmente.

El mercado negro del Exilio es el punto de unión de brujos, alquimistas y científicos, pero además hay aún mayor presencia de asesinos y sujetos con caminos oscuros invadir sus psiques.

Bakugou dejándose llevar por la mano de Izuku, aprovecha de mirar cada puesto y sus escarlatas abren un tanto sorprendidas.

En los puestos, abundante carne y sangre fresca envasada en recipientes de vidrio, en otros, pociones y líquidos extraños. Huesos, muñecos de piel humana, personas que prestan sus servicios para la intimidad, fetichistas e inclusive asesinos a sueldo.

Es el lugar más oscuro y peligroso del Exilio y conecta con absolutamente todas las regiones. Es absurdamente enorme.

— ¿Por qué te palpita tan fuerte y rápido el corazón, Deku? —susurra Bakugou un tanto preocupado sintiendo claramente a través de sus oídos los palpitos del pecoso.

Izuku de manera inmediata lleva su propia mano a su pecho y continúa avanzando. —No sabía que tu oído era tan bueno... —murmura sintiéndose completamente descubierto.

—Yo tampoco. —responde Bakugou mientras su rostro permanece asqueado por la mezcla a putrefacción y esencias. —Este lugar es asqueroso.

—Sí, lo sé. Es por eso que intento venir lo menos posible. —susurra Izuku sin detenerse.

Bakugou parpadea. — ¿Cuantas veces has ven—

Una mujer de pronto irrumpe y se aferra sobre Bakugou, tirando de su capa. — ¡Por favor, ayúdeme!

Bakugou se detiene mientras ve aquellos ojos angustiados.

— ¡Mis hijos están siendo torturados, por favor!

Los ojos esmeraldas relucen en el instante en que un empujón con potencia es empleado. —No lo toques. —suelta el joven científico enseñando un enorme cuchillo carnicero sobre su cinturón como amenaza. —Fuera de aquí.

La mujer le mira con disgusto y se levanta. —Qué atrevido eres con una mujer.

El rostro de Izuku se mantiene frívolo mientras le observa con evidente desprecio. —Sé bien que arrastras a los ingenuos con esa historia mal contada para luego vender sus órganos, ya lárgate de aquí.

La mujer sonríe de forma sádica. — ¡TENGO A DOS!

Y tres hombres corpulentos y enormes llegan tan rápido como escuchan el grito.

Los ojos de Izuki Midoriya enfurecen. —Te dije que te largaras y tú solo haces las cosas más difíciles.

Bakugou comienza a sentirse molesto. —Hey, deberíamos darles una—

Izuku Midoriya no le escucha, ya que es él mismo quien se abalanza en contra los tres y de forma rápida los acaba dejando inconscientes con tres potentes patadas sobre sus cuellos.

—Paliza... —suelta Bakugou incrédulo de lo que acaba de ver. — ¿Qué demonios? —inquiere sorprendido notando como el pecoso acomoda su capa y avanza hacia él como si nada. —En serio, ¿qué demonios?

E Izuku solo le toma de la mano con fuerza y continúa su caminata. —No dejes que nadie te vuelva a tocar, Kacchan. —murmura pendiente de sus alrededores con la guardia en alto. —Este lugar es peligroso.

Bakugou niega. — ¿Desde cuándo es que sabes pelear así? —inquiere incrédulo, siguiéndolo.

Izuku Midoriya le mira por el rabillo del ojo. —Vivir la gran parte de tu niñez solo tiene sus ventajas. —responde adentrándose por un pasillo.

— ¿Y esa mujer qué? Realmente parecía que estaba desesperada por sus hijos... —agrega el rubio ceniza de forma inocente.

—En el mercado negro es donde existen los mejores actores, Kacchan. Te descuidas un segundo y ya estarás a punto de ser llevado con el carnicero. —añade Izuku un tanto aliviado. —Pero ya pasó lo peor, ya casi llegamos. —añade observando hacia el frente notando un enorme bosque cubrir ambas miradas al salir de aquel callejón oscuro.

Árboles marchitos y una infinidad de cuervos posados en las copas de los árboles.

Izuku Midoriya gira su mirada y observa las escarlatas de Bakugou relucir en conjunto con las estrellas. —Aquí es donde vive mi maestro, ¿estás preparado para continuar?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top