Capítulo 26
—Soy Fumikage Tokoyami, ¿y tú?
Bakugou genera el apretón de manos con el joven misterioso. —Bakugou Katsuki. Entonces, ¿qué se suponía que hacías allí? —insiste en preguntar de forma curiosa.
—Un conjuro. —responde el chico mientras saca su máscara de pájaro y revela un rostro inexpresivo con orbes sangrientos profundos. —Pronto el Exilio dejará de ser un lugar seguro, es lo que suelen susurrarme todas las noches.
Y los ojos de Bakugou se abren, mientras a su mente solo el rostro de Izuku surge al oír esas palabras. — ¿Eh?
────┈┈┈┄┄╌╌╌╌┄┄┈┈┈────
Secretos quebradizos
Los contínuos trazados sobre la hoja mantienen a Izuku lo suficientemente ocupado para no observar la hora. Ya lleva más de tres horas ensimismado en sus propios apuntes.
Su mano está apoyada de forma contínua en su mentón mientras sus ojos se mantienen centrados.
—Ciertamente han habido demasiados cambios… —susurra confuso. —Es como si el avance de Bakugou hubiese surgido de la noche a la mañana. —añade releyendo sus anotaciones de la bitácora.
Su espalda se inclina en el respaldo de la silla y observa el techo con sus esmeraldas brillantes. —Y yo, por otro lado, me he estado dejando llevar por eso, ahh… —susurra esta vez avergonzado rascando su entrecejo. — ¿Qué es lo que está sucediendo conmigo de pronto? Me estoy desviando completamente de mis objetivos iniciales.
Izuku presiona sus labios mientras sus ojos aún brillan. Y un sonrojo nace en sus pecas. —De pronto no puedo dejar de sentirme como si volviera a casa. —susurra al instante en que azota su cabeza contra el escritorio.
— ¡¿De qué estás hablando?! ¡Ya céntrate en lo importante! —Se grita frustrado a sí mismo y alza su mirada hacia el calendario. —Debería ir a verlo pronto, él tendrá las respuestas que necesito. —añade con sus esmeraldas decididas. —Solo espero hacerlo solo.
────────༺༻────────
Sus orbes escarlatas le miran.
— ¿Qué quieres decir con eso de que dejará de ser un lugar seguro, hombre pájaro? —responde Bakugou grabando cada detalle del rostro de Tokoyami. — ¿Qué eres tú? No pareces como todos los del pueblo y jamás te he visto aún si vives cerca de aquí.
Tokoyami deja la pala a un lado y se sienta a un lado de Bakugou, a las afueras de su hogar con una mesa en medio. En el medio de la mesa, se exhiben deliciosas uvas reposar que Bakugou no dudo en pellizcar y comenzar a comer.
—Soy un mago oscuro y no me gusta la gente. —responde con simpleza mientras se sienta a su lado. —Y no entiendo por qué ahora estoy conversando contigo con tanta naturalidad si acabas de irrumpir en mi territorio y además interrumpes mi hechizo. —añade observando hacia el frente, notando las nubes desplazarse con suavidad.
Bakugou observa aquellos trazados en la tierra a la lejanía al instante que alza su mirada. — ¿Y qué es un mago oscuro? —inquiere curioso. —Lo único que sé que existen son los científicos.
— ¿Científicos? —lanza Tokoyami con sus ojos agudizados hacia Bakugou. — ¿Cómo alguien del exilio podría ser científico? La única forma es que tenga conocimientos de la gran ciudad. —responde quitando un grano de la uva y llevándola hasta la boca. —Ya sé. Es Midoriya Izuku.
Bakugou abre sus ojos un tanto sorprendido. — ¿Cómo lo sabes?
—Es el único sujeto que hace años llegó con equipamiento extraño y se escondió durante años en esa casa abandonada. Él traía tanto dinero que no tuvo problemas para comprar todo ese terreno aún si tenía doce años. —responde Tokoyami haciendo memoria. —No hablaba con nadie, muchos decían que se trataba de un mudo. Otros decían que en realidad se trataba de un maníaco.
Bakugou Katsuki graba aquello como si se tratara de la información más valiosa. —Sabes mucho de Deku. ¿Qué más sabes de él?
Tokoyami lo medita un segundo y acaba levantándose. —No tengo tiempo para esto, ¿quieres irte de aquí? —dice señalando hasta la salida frente a él. —Interrumpes mi privacidad y también mi momento de magia oscura, Bakugou. Además, ya te mencioné que no me agrada la gente. —añade cruzándose de brazos.
El rubio ceniza se pone de pie y sus ojos brillan. —Tú eres desagradable. —susurra sorprendido al instante en que sonríe con su ceño fruncido y lo toma del cuello de su camisa, aproximandolo hacia él. —Hombre pájaro, a partir de hoy vendré a visitarte seguido, lo quieras o no. —lanza amenazante al instante en que lo suelta de forma brusca. —La próxima vez que te visite más vale que me tengas más de esa mierda jugosa. —añade señalando a las uvas.
Tokoyami lo mira alejarse incrédulo. — ¡A mí no me agrada la gente, ¿entiendes eso?! —exclama ya viendo como Bakugou salía de sus tierras.
Bakugou detiene a la lejanía el paso y se da vuelta. — ¡Y una mierda!
────────༺༻────────
— ¡Kacchan!
Es el grito de Izuku quien corre a encontrar a Bakugou.
—Estaba dándole de comer a los animales cuando te vi llegar. —habla contento con un balde de agua y un pequeño sombrero de paja protegerlo de los rayos del sol.
Izuku deja el balde de agua a un lado mientras observa el rostro de Bakugou. —Uh, entonces. —añade rodeándolo con sus manos entrelazadas tras su espalda de forma curiosa, inspeccionandolo de forma rápida. — ¿Cómo te fue? —inquiere alegre quedando frente a él. — ¡Yo pensé en hacerte tarta de manzana! Sé que te gustan mucho así que en tu ausencia me esmere con eso.
El rubio ceniza le mira en calma mientras rebusca en su bolso. —Ardillas. —dice al instante en que estira su mano jalando desde la cola a tres ardillas.
—Oh.
Pero Bakugou sigue rebuscando en su bolso.
—Gusanos. —añade esta vez sacando cinco peces enormes.
Y los ojos de Izuku se abren impresionados.
—Jabalís. —reitera Bakugou esta vez señalando a la entrada de las tierras, con dos tendidos en el suelo.
Izuku abre sus ojos impresionado y parpadea un par de veces. —Eso es… demasiado. —susurra llevando su mano tras su nuca. — ¿En dónde guardaré tanta carne?
El cuerpo de Bakugou se tensa al instante en que frunce el ceño. — ¿¡Hah!?
— ¡Ah, qué será un festín, sí, será todo un festín! —exclama Izuku de un sobresalto apenas se percató de la actitud amenazante del rubio. —Uhmm… ¿Deberíamos invitar a cenar Kirishima y Kaminari? —inquiere juntando ambas de sus manos, pensativo.
—Y que el sujeto miedoso también venga. —añade Bakugou recordando a Tamaki. —Aún no olvido lo mucho que se revolcó en el barro.
Izuku sonríe mientras toma el bolso de Katsuki y lo lleva hasta su espalda. —Pero tú también te revolcaste en el barro... —susurra aclarando su garganta y caminando hacia la casa. —Sí, esa es una buena idea, después de todo fueron nuestros compañeros de equipo. —añade pensativo dejando el bolso en la cocina.
Bakugou avanza hacia Izuku con los dos jabalíes sobre sus hombros.
— ¿Qué tal mañana por la noche?
— ¿Mañana? —inquiere Bakugou dejando los jabalíes a las afueras de la casa. —Debería ser hoy.
—Oh… —suelta Izuku observando sus propios pies. —Es que hoy por la noche… será algo complicado. —añade tocando tras su propio cuello y ahora alzando la vista hasta el cielo, evitando completamente la mirada de Bakugou.
Bakugou parpadea con sorpresa. — ¿Por qué? —inquiere observando a Pato picotear a los jabalíes muertos.
—Porque, uhmm, t-tengo que dormir temprano y esas cosas. —suelta con su voz un tanto temblorosa. —No he dormido lo suficiente.
— ¿Hah? Pero si hoy por la mañana dijiste que habías dormido excelentemente bien, Deku. —responde Katsuki frunciendo el ceño. — ¿De qué mierdas me estás hablando ahora?
—Ah, es que justo ahora estoy… —añade bostezando a propósito y estirándose. —Muy cansado, muy, muy cansado. —añade apoyándose en el umbral de la puerta. — ¿Quieres tarta de manzana?
Bakugou le mira huir a la cocina y le sigue, sentándose en la cocina. —Sí. —agrega observando al pecoso tararear felizmente mientras comienza a porcionar la tarta. — ¿De verdad estás cansado?
Un escalofrío nace de Izuku mientras le da la espalda. —Sí… —susurra de forma temblorosa. —Y, ¿cómo te fue?
—Conocí a un sujeto agradable. —responde Bakugou mientras observa como Izuku extiende la tarta.
— ¿Quién?
Bakugou rasca su nuca intentando recordar su nombre. —Solo recuerdo que acabé llamándolo hombre pájaro. —confiesa.
—Ehh… ¿Y cómo fue que se conocieron? —inquiere Izuku bebiendo un té, con sus esmeraldas clavadas con suma atención sobre Bakugou.
—Entre en su territorio sin notarlo. Entonces interferi en algo que llamaba hechizo. —añade Bakugou con naturalidad mientras come un trozo.
Los ojos de Izuku abren sorprendidos. — ¿Hechizo? ¿Cómo es eso?
Bakugou se inclina de hombros. —Pensé que sabrías qué era. Él dijo que era un mago oscuro.
El rostro de Izuku Midoriya de un segundo a otro se muestra fatal. —Eso es científicamente improbable que suceda. —responde bebiendo té. —Y que te lo diga tan abiertamente sabiendo los riesgos que corre si los religiosos se llegasen a enterar… Es sospechoso. —añade pensativo. —Kacchan, la próxima vez que vayas a visitarlo, déjame ir contigo.
Bakugou le mira un segundo. —Por supuesto que no.
Los ojos esmeraldas de Izuku abren sin poder creerlo. — ¿¡Por qué no!?
—No te importa, Deku. Ese sujeto es interesante, es todo. —añade comiendo neutral, pero entonces sus escarlatas abren con sorpresa al observar el rostro de Izuku con sus cejas completamente fruncidas.
— ¿Interesante? —inquiere el pecoso dejando el té a un lado. — ¿Piensas que ese tal hombre pájaro es interesante?
Bakugou le mira confuso, dejando su comida a un lado. — ¿Qué demonios te pasa de pronto? —lanza en un gruñido observando a Izuku con su rostro completamente molesto.
— ¡No es nada! —exclama levantándose de forma abrupta de la mesa, posicionando ambas palmas sobre ella. —Tengo sueño, es todo. Iré a dormir. —suelta de forma rápida desapareciendo de su vista.
Bakugou Katsuki deja a un lado su comida y escucha los pasos de Izuku suspenderse en la cama. —Deku de mierda. —gruñe clavando el tenedor en la tarta. —Hizo que se me quitara el hambre.
{...}
Las horas habían pasado tan lentas que para Izuku fue cercano a una tortura. Envuelto en las cobijas, no había hecho más que cerrar sus ojos dando lugar a su mente solo pensamientos inseguros.
¿Y si me abandona?
¿Y si le aburro?
¿Y si no soy lo suficientemente bueno para él?
Su mente no le deja descansar y solo lo mantiene agobiado. Es por eso que de vez en vez ve su reloj de pulsera.
Pasadas las doce de la noche comienza a preparar su huida, esperando a que Bakugou esté profundamente dormido como cada noche normal.
Posiciona su capa y piensa si llevar otra. —Supongo que vale mejor ser precavido… —susurra guardandola en su bolso a la vez que también guarda un botellón de líquido violeta.
Asimismo se dispuso a abandonar el hogar saliendo de puntillas con su capa ya lista.
Pero entonces, unos ojos redondos le observan de forma pasiva.
—Bee.
Un escalofrío envuelve a Izuku y se gira, observando a la esponjosa oveja frente a él mirarle curiosa.
—Shh, shh… —susurra Izuku en el momento que huye corriendo de sus terrenos.
Luego de correr por largos cinco minutos, se da el tiempo de descansar con su mano posicionada en la correa de su bolso cruzado en su pecho. —Ahh… Yo lo conseguí. —dice comenzando a caminar de forma tranquila.
La gran luna genera la luz necesaria para que observe su camino.
—De ninguna manera quisiera que Kacchan lo conociera, porque de ser así, él descubrirá todo.
— ¿Descubrir qué?
Los ojos de Bakugou le miran de forma juiciosa mientras permanece tras él, con sus brazos cruzados en el momento justo cuando a Izuku le corre un escalofrío a través de toda su médula espinal.
—K-kacchan. —suelta el pecoso girandose tan tenso como si se tratara de alguna especie de robot oxidado.
—Tú, mierdecilla cobarde. —brama acercándose a él y tomándolo del cuello de la capa. —Con que estabas muy cansado, ¿eh?
Las esmeraldas de Izuku se desvían rápidamente de los furiosos de Bakugou. —Y-yo tenía que hacer algo importante…
— ¿Ohh?
—Y tenía que hacerlo de noche.
— ¿Es tan importante que incluso te pareció una buena idea mentirme? ¿Haaah? —discute Bakugou acercando su rostro de forma peligrosa al de Izuku.
Izuku no demora en bajar su mirada. —Lo siento, la verdad no quería que vinieras. —confiesa.
— ¿Por qué? —pregunta el rubio ceniza con su rostro serio, dejándolo libre.
Izuku traga saliva un segundo. —Porque es un camino peligroso y… porque iré a ver a mi maestro.
La mirada de Bakugou se mantiene incrédula. —Iré contigo, ahora solo camina y cuéntame a qué te referías con descubrir todo, Deku. —suelta el rubio avanzando a su lado. —Ya basta de malditos secretos y dime qué rayos sucede contigo.
Izuku baja su mirada. —Pero si lo descubres, entonces puede que nada vuelva a ser igual que siempre. —susurra preocupado. —Y yo no quiero perder esta vida tranquila que tenemos.
Bakugou Katsuki frunce su ceño con esa respuesta absurda. —Eso es ser malditamente egoísta. —suelta mordaz. — ¿Qué es lo que tengo que saber? ¡Dilo de una maldita vez!
Y el peliverde lanza un suspiro mientras las manos le tiemblan. — ¿Puedes esperar hasta que veas a mi maestro? Solo así podrás entender todo, sin secretos, solo la verdad. Lo prometo. —responde mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
Bakugou no entiende qué sucede y es por eso que solo le mira en silencio.
—Sólo prométeme que una vez sepas la verdad, no huirás de mí, por favor… —solloza en el momento en que lo abraza, tembloroso. — ¡N-no me abandones, por favor! ¡Eres lo único que me queda! —exclama mientras deja salir lágrimas desesperantes de sus ojos.
Izuku Midoriya había dejado escapar esa parte de sí mismo que mantiene reprimida todo lo que puede, pero de alguna manera, frente a Bakugou simplemente no podía hacerlo.
El rubio ceniza siente como el pecoso lentamente deshace el abrazo no correspondido. —Yo no prometo nada. —responde con dureza. —No hasta entender que mierda sucede aquí. Ya estoy harto de secretos y lo sabes.
Las esmeraldas de Izuku se observan apagadas, mientras saca otra capa de su bolso. —Sí, lo entiendo. —susurra extendiendo la capa con notoria tristeza. —Si vendrás conmigo por favor usa esto, debemos ser sigilosos. —añade al instante que acomoda su propia capa. —El lugar hacia donde nos dirigimos es muy peligroso.
—Eres un imbécil.
Es lo que responde Katsuki mientras acomoda la capa y camina a su lado. — ¿Sabes lo tan bullicioso debes ser para que la oveja acuse tu salida tan fácilmente? —pregunta con sus escarlatas molestas. —Y cuando dijiste que irías a dormir, solo te quedaste ahí por horas tendido en la cama sin hacer nada. Eres malditamente desesperante, ¿sabes? Además de un mal mentiroso. —lanza completamente molesto, con sus brazos cruzados caminando a su lado.
Los ojos de Izuku ahora vacíos se mantienen neutrales. —Lo sé, siempre acabo siendo una molestia para quien entra en mi vida. —dice neutral limpiando rápidamente las lágrimas que había dejado escapar en su momento más vulnerable. —No tengo buenas habilidades sociales. Pero está bien, hoy acabará todo. Una vez sepas la verdad, podrás irte. Ya no habrá absolutamente nada que te ate a mí.
Y Bakugou Katsuki le mira de manera silenciosa, mientras ambos se adentran en el bosque nocturno.
────────༺༻────────
Un hombre cruza los desiertos con agobio y cansancio. Una gran capucha de color gris esconde sus cabellos y unos lentes oscuros cubren su mirada.
—Maestro, la temperatura ha aumentado de forma considerable. —agrega un hombre más grande que él imponiendo gran presencia tras su silueta, con una gran capa gris cubrirlo también.
—Lo sé, es molesto. —responde Todoroki Shoto dejando lucir sus cabellos bicolores ante la brisa ardiente, evidenciando también gotas de sudor caer de su sien. —Pero hay que hacerlo, debemos hacerlo.
— ¿Midoriya Izuku sabe que vamos hasta él?
Todoroki Shoto lanza aire pesado. —No. —susurra extendiendo su mano. —Inasa, agua.
—Ah, sí, de inmediato. —añade Inasa extendiendo su cantimplora. —Maestro… ¿Esos sujetos?
— ¿Qué es lo que ves, Inasa? —inquiere Todoroki bebiendo agua y agudizando su mirada hacia el horizonte, pero sin lograr percatarse de nada.
—Ciento veinticinco metros más hacia el lado noreste, cinco hombres armados esperando en la frontera. —agrega Inasa ajustando su lente visual presente en su ojo izquierdo. —El punto exacto es la coordenada 156 con 82.
Todoroki Shoto lanza un suspiro agotado. —Prepárate, debemos llegar hasta Izuku como sea.
Inasa hace crujir sus manos mientras estira sus brazos y sus piernas. —Sí, me encargaré de ellos. —dice al instante en que da un par de pasos hacia adelante y salta de una forma anormal, llegando con extrema facilidad hasta el punto conflictivo.
Todoroki Shoto continúa avanzando mientras sigue bebiendo agua, escuchando los disparos en forma de eco llegar hasta sus oídos. En cuestión de tres minutos, el silencio abunda e Inasa llega hasta el bicolor de un salto, generando una onda de arena chocar en su rostro cansado. —Maestro, la frontera está ahora despejada.
Todoroki asiente frente a él mientras sacude su capa y rostro llenos de arena. —Entonces continuemos. —dice regresando la cantimplora a Inasa y centrar su mirada hacia el horizonte. —El tiempo que tenemos es limitado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top