Capítulo 02


|Katsuki es curioso|

______________________________

«Miércoles, 02 de Octubre, 1683.

Mis estudios fueron acertados, es posible crear vida.

Luego de treinta y cinco intentos fallidos, he logrado mi objetivo.
Desde el inicio del proyecto hasta hoy, han pasado exactamente 426 días.

En cuanto a la teoría, han pasado aproximadamente seis años en los que he estado especializándome.

Nombre: Katsuki Bakugou.

Estatura: 1.85 cm.

Peso: 90 kg.

Características físicas: Tez blanca, cabello rubio cenizo, ojos escarlatas y de gran musculatura. Posee cicatrices casi imperceptibles en todo su cuerpo debido a todos los intentos ya corregidos.

Características psicológicas: - - -

En cuanto a su despertar:
-Presentó síntomas de confusión (normal)

-Presentó curiosidad en sus piernas, asumo que sintió adormecimiento muscular (normal)

-Presentó reacciones agresivas al despertar, asumo que es parte de su personalidad.

-Presentó reacciones algo lentas en sus extremidades, con una demora de seis segundos (normal)

-Presentó extrema rapidez de reacción en relación a su vista (anormal)
Importante tener en cuenta, según mis estudios, debió haber tenido un mínimo margen de demora a la reacción.

Katsuki Bakugou no puede hablar ni tampoco me puede entender aún. Comenzaré con mis estudios para educarlo.

Además, pudo mantenerse de pie aún después de despertar. También es algo a tener en cuenta.

Importante:

Katsuki Bakugou se desmayó una vez transcurrieron veintisiete minutos de su despertar.

Además, lanzó una patada al haber flexionado su pierna derecha. »

_____________________________

Izuku suspiraba, releyendo lo que acababa de escribir en su cuaderno de notas. —Es impresionante que haya podido mantenerse de pie... —susurraba, bebiendo de su té caliente.

Observó su reloj de bolsillo. —Han pasado cinco horas luego de su desmayo. —murmuró.

Había procurado revisar sus signos vitales cuando Bakugou se había desmayado.
Si no despertaba en un día, debía preocuparse. Antes no, asumía que había sido el enorme esfuerzo que hizo su cuerpo lo que provocó su desmayo.

— ¿Realmente estará bien? —murmuraba con su mano en el mentón. —Aquella patada que me dio me preocupa mucho, quizá siente dolor en su musculatura... Quizá uní mal un ligamento... —negó con su cabeza. —No, eso no puede ser posible. Todas sus uniones están en su posición correcta, no debería presentar problemas.

Se levantó cansado y se dirigió al baño a lavarse la cara.

Tenía unas ojeras bastante grandes, su cabello rizado estaba hecho un desastre y a pesar de estar feliz, la preocupación que sentía no le dejaba en paz.

—Debería preparar algo para comer. —murmuró mientras salía del baño en busca de su abrigo.

Había olvidado totalmente alimentarse hasta ahora, que su estómago comenzó a rugir con desespero. —Aprovecharé de hacer también el alimento especial. —habló mientras salía a su jardín en busca de sus cultivos.

Izuku tenía un pequeño huerto que siempre le sacaba de apuros, además de una vaca que se llamaba Sussie, cuatro gallinas y un pato.

—Bien... Con esto será suficiente. —dijo guardando el último tomate en su canasta, observando como dos de sus gallinas picoteaban cercanas a él, mientras que la otra le miraba fijamente sentada en el césped.

Izuku frunció el ceño. —Me falta una... —susurró preocupado, mirando a sus alrededores, notando como la última de sus gallinas entraba corriendo a sus terrenos.
— ¡Oye, que te he dicho de escaparte hacia el bosque! —regaño el pecoso, mientras observaba como la gallina ante esto comenzaba a correr en círculos.

Negó con su cabeza, lanzando un suspiro. Siempre era lo mismo con ella.

Avanzó lentamente, dándole una mirada rápida al pato que estaba dormido en la cabeza de Sussie.

Sussie bramo apenas notó que su dueño le miraba.

— ¡Lo sé, Sussie, dame un segundo e iré a cambiarte el agua! —exclamó desde la entrada de su casa, notando como su vaca pegaba golpecitos contra el césped.

.
.

Un leve tarareo salía de Izuku mientras molía las verduras con la ayuda de su moledor de piedra.

Se giró a beber un poco de agua, hasta que un enorme estruendo llegó a sus oídos.

Su mano se paralizó y su mirada esmeralda se levantó de manera veloz y fija.

—El laboratorio.

Dejó todo tirado y corrió. Apenas logró entrar a su laboratorio observó un completo desastre.

Izuku palideció y su respiración se detuvo por unos instantes ante lo que veía.

Katsuki estaba de pie, en medio de un enorme charco de líquido verdoso y vidrios rotos.

Observaba un frasco con una rata sumergida en ella.

La elevó y rápidamente con su puño derecho trituró el frasco con una fuerza abismante, produciendo otro de los tantos estruendos, dejando caer los vidrios rotos y dejando en su mano sólo la rata, que agarraba desde su cola.

La observó, la golpeó y la zamarreó por unos segundos para luego alzarla y llevársela a la boca.

— ¡No no no no no! —exclamó Izuku infartante, corriendo como un rayo para quitarle la rata de la boca en apenas unos segundos.

Corrió tan veloz que apenas logró tener la rata entre sus manos cayó, resbalando sobre el líquido y los vidrios rotos.

Soltó un quejido de dolor y entonces observó a Katsuki desde el suelo, quien le miraba hacia abajo con su ceño fruncido.

Al parecer estaba molesto porque le había quitado el animal de la boca.

— ¡Estás de pie y sin siquiera un soporte! —exclamó Izuku aún en el suelo con sus ojos brillosos, sentía su trasero y piernas mojadas, viscosas y adoloridas, pero no le importaba.

Katsuki simplemente lo ignoró, girándose hacia el estante donde tenía más de sus frascos.

— ¡Ah, veo que te gustan! —dijo sonriente, mientras se levantaba rápidamente para alcanzar al rubio.

Katsuki cogió otro frasco.

—Esa es una lagartija. —respondió Izuku como si le hubiesen preguntado. —Murió por causas naturales, aunque tenía una leve deformidad en su columna vertebral ya que tiene dos colas. Si las lagartijas suelen regenerar su cola, ¿entonces ella podía regenerar las dos? Ahh... Como me hubiese encantado ver eso, lástima que cuando la encontré ya no estaba viva, pero aún—

Katsuki le tapó la boca con rudeza, soltando un gruñido estremecedor al instante en que se acercaba al rostro pecoso y chocaba su propia frente con la de él en modo de amenaza.

Izuku leyó en sus ojos carmines un "cierra la maldita boca"

— ¡Ah, lo siento! —exclamó al instante en que se zafaba del agarre. —A veces suelo hablar mucho y no me doy cuenta, hehe. —continuó. —Además ni siquiera me estás entendiendo, qué estúpido soy. —murmuró nervioso mientras se tocaba la frente tembloroso.

— ¡Más importante, iré a buscar ropa! —exclamó alegre mientras comenzaba a caminar hacia la salida, hasta que sintió otra vez la ruptura del frasco.

— ¡NO PUEDES COMER ESTE TIPO DE COSAS AÚN! —exclamó infartante quitándole está vez la lagartija de dos colas de su boca. — ¡Sé que tienes hambre pero por favor espera! Además, este es mi material de estudio, ¡no comida!

Katsuki hizo caso omiso y continuó con otro frasco.

Izuku suspiró y cogió una correa. —Lo siento mucho, pero si comes esto te puedes enfermar. Tu sistema digestivo aún no está en condiciones para procesar este tipo de cosas y nada me asegura que mientras vaya a buscar lo que necesito tu te quedes quieto. Además, si sigues rompiendo frascos te harás daño y eso es algo que no pienso permitir. —susurraba acercándose sigilosamente hacia la espalda del rubio. — ¡¡Así que lo siento muchísimo!! —chilló, mientras lo amarraba firmemente con la correa en el cuello y lo tironeaba hacia las afueras del laboratorio.

—AGHRRRRRRRRRRR

— ¡ENSERIO, LO SIENTO MUCHÍSIMO! —chillaba con lágrimas en los ojos mientras lo arrastraba hacia la salida.

Katsuki pateaba cosas en el camino al mismo tiempo que tironeaba con una fuerza abismante de la correa.

—Ahhh, qué bueno que tenía una correa para leones aquí... —susurraba aliviado, recordando cuando un amigo se la había obsequiado luego de su travesía en África.

Apenas estuvo fuera del laboratorio cerró la puerta con rapidez y soltó a Katsuki de inmediato.

—Bien... Lo siento much—

Katsuki se abalanzó hacia el furico, lo tironeó de los cabellos verdosos rizados y lo estrelló contra el sofá con brutalidad.

Izuku quien mareado quedó estampado en el sofá, observaba al rubio que le miraba con furia.

—Muestra sus dientes, más bien sus caninos y es muy veloz, importante tener en cuenta. —repetía como una grabadora mientras analizaba al rubio, quien confundido por su reacción suspiró inclinando su cabeza hacia un lado.

—Ahora tiene una actitud confundida.

Katsuki soltó otro gruñido, dispuesto a lanzarse otra vez hacia él, pero apenas pisó la alfombra, sus ojos carmines se clavaron inmediatamente en ella.

Izuku notó que el rubio comenzó a mover sus dedos de los pies que tenían contacto con la suave y peluda alfombra blanca de la sala.

Se acuclillo rápidamente y comenzó a tocarla también con sus manos. Parpadeaba de manera seguida con sus ojos centrados en los pelitos de ésta.

Se acercó un poco más, esta vez tocando su rostro contra la alfombra.

Como si se estuviese acariciando...
Pensaba Izuku, quien miraba el actuar del rubio, aún en la misma posición.

Y comenzó a olfatear... olfateó incesante la alfombra hasta que uno de sus pelitos le entró en la nariz y comenzó a estornudar desesperado.

Izuku suspiró. —Que bien que he desinfectado todo... —susurraba aliviado, mientras se removía con dolor y se dirigía hacia su habitación en busca de la ropa del rubio.

Una vez regresó, carraspeó su garganta suavemente y se acercó de manera calmada hacia él.

—Se te ve que te la estás pasando muy bien allí. —interrumpió de manera amable, observando como el rubio se removía en la alfombra, totalmente estirado en ella.
—Pero me gustaría cubrirte un poco... —susurró, mientras lentamente colocaba un chaleco sobre su cabeza.

Fue un desafío, ya que tuvo que posicionarse sobre él de pie, con cada uno de sus pies a un lado de su cadera desnuda y aproximar la prenda —que se veía muy calentita y suave— sobre el rubio que se observaba aparentemente distraído con la alfombra.

Katsuki sintió la tela sobre él y entonces gruñó, movió su cabeza con brusquedad y lanzó lejos el chaleco.

Quedó mirando a Izuku con furia sin despegar sus dedos de la peluda alfombra.

—Lo siento... —susurró el pecoso mientras se acuclillaba para estar más cerca de él. —Es solo que necesito que no pases frío. —añadió, tocando suavemente su hombro.

Parpadeó con extrañeza. Katsuki estaba caliente.

Eran temperaturas bajas y aún así el rubio se mantenía con un buen calor corporal sin necesidad de usar ropa.

—Esto es muy interesante. —formuló con su mano ahora en el mentón. —Es increíble que estés a buena temperatura, ¿sabes? —añadió, levantándose.

Había ido una vez más hacia su habitación, regresando con una manta entre sus brazos.
—Aún así no quiero arriesgarme. —insistió, colocando la manta sobre el rubio.

Katsuki tiró la manta con rudeza y se levantó molesto, miró a Izuku desafiante apegando su cuerpo caliente desnudo contra el de él, obligándolo a retroceder unos cuantos pasos.

—Está bien, está bien, lo siento. —respondió con sus manos extendidas y su corazón acelerado, era muy adrenalínica la situación. Se sentía como si su creación fuese un león enjaulado y hambriento. Un rey.
—Ya no insistiré. —dijo esta vez lanzando un suspiro de rendición. —Solo espero que no enfermes...

Negó suavemente con su cabeza, para mirar con optimismo.

¡Era sorprendente! Kacchan estaba frente a él, mirándole con vida. Con furia y amenaza, a punto de golpearle, pero esos eran detalles.

¡Lo importante es que estaba con vida e interactuando con él!

Era un sueño hecho realidad.

—Ahh~ —Dejó escapar el pecoso en un suspiro mientras miraba su cabello rubio cenizo, anonadado. Ignoraba los gruñidos amenazantes frente a él y su puño derecho que se levantaba lentamente. —Realmente eres perfecto... —susurró con una enorme sonrisa. — ¡Bien, haré tu comida, has de estar muy hambriento! —exclamó dirigiéndose a la cocina para seguir preparando la comida.

Justo a tiempo, ya que al instante en que Izuku se giró, Katsuki había lanzado un puñetazo, golpeando a la pared y generando inmediatamente grietas alrededor de ésta.

—Wow, eso sin duda es impresionante, sobre todo si era de concreto. —soltó observando la pared. —Realmente eres muy fuerte, ¿eh? —dijo, dándole leves golpecitos en la espalda.

Katsuki ante esto movió su cabeza confundido. Pareció agradarle, pues su mueca de enfado había desaparecido volviéndose totalmente neutral.

Izuku le sonrió de manera amigable, al mismo tiempo que continuaba su recorrido hacia la cocina.

Katsuki le siguió, observando cada movimiento que hacía el pecoso.

Izuku procuró preparar verduras que ya estaban muy bien cocidas y molidas con abundante agua. Debía comenzar con cosas sanas y nutritivas.
No le agregó sal, solo abundante agua para que así no le fuese tan complicado e invasivo el beberlo.

Se encontraba tarareando mientras cogía unas pequeñas hojas de apio.

—Bien, con esto incluido la sopa de Kacchan estará lista... —susurraba contento mientras molía las hojas en el moledor de piedra que poseía.

—Ah.

Izuku parpadeó, estaba tan contento que no había notado la presencia del rubio frente a él.

Le quedó mirando, entonces notó que éste tenía la boca abierta.

—Ah, ah, ah. —repetía incesante el rubio.

El pecoso no sabía qué hacer, al parecer quería comida.

— ¿Quieres esto? —preguntó, acercandole las hojas de apio que habían quedado fuera del moledor.

Katsuki parpadeó rápidamente y entonces las devoró, mordiendo sus dedos al mismo tiempo.

— ¡Au! —soltó el pecoso con sus dedos adoloridos y enrojecidos.

Soltó una pequeña risita. —Que desconsiderado he sido en tardarme tanto con tu almuerzo, ¿no? —decía, continuando con la comida. —Pero ya está casi. —dijo sonriente, vaciando el líquido verdoso en un plato hondo.

—Bien, hoy comenzaré con tu primera lección... Ya que eres muy, muy inteligente. —dijo, tomando la mano del rubio acercandolo a una silla.

—Esto es sentarse, Kacchan. —dijo al mismo tiempo que lo empujaba levemente de sus hombros para que el rubio cayera sentado en la silla.

Quedó paralizado por unos segundos, sintiendo la posición de su propio cuerpo y lo fría que encontraba la silla adaptarse a su propio calor corporal.

Se veía notablemente confundido al observar cómo en segundos, había acabado siendo más pequeño que el pecoso.

Observaba y tocaba curioso las patas de ésta de manera incesante.

Era mágica.

—Bien, ahora sí podrás comer. —continuó el peliverde, acercando el plato y cogiendo una cuchara para aproximarla al rubio.

—Di ahh~ —ordenó, abriendo su propia boca para que éste lo imitara.

No tardó demasiado en hacer lo mismo y entonces la cuchara acabó en su boca.

Saboreó la cuchara al mismo tiempo que sentía sabores nuevos e indescriptibles para él, queriendo más y más.

—Ya lo entiendo... Cuando parpadea de manera seguida es cuando quiere más y cuando ya no parpadea tanto y su mirada se vuelve seria y algo fruncida, es porque ya no quiere nada. —analizaba el pecoso mientras continuaba dándole de comer.

La última cucharada fue la que más saboreo y disfruto, lamiendo sus labios e incluso arrebatandole el plato a Izuku con brutalidad para comérselo.

Gruñó furioso al morder el plato y notar que era duro como roca y no sabía a ese extraño y delicioso sabor de su comida anterior.

Le miró con cara de pocos amigos y entonces se fue.

Izuku solo le sonrió, no quería agobiarlo más con palabras que no entendía.

Minutos más tarde, de manera sigilosa lo buscó, encontrándolo profundamente dormido en la alfombra de la sala.

Sonrió inmensamente feliz y con ternura.

Era tanta la felicidad que aún respirando sentía que le faltaba aire, su corazón latía de una manera tan agradable que todo su cuerpo que se encontraba friolento comenzaba a entrar en calor. Sus ojos esmeraldas que hace unos días se encontraban apagados y solitarios comenzaban a recibir el brillo que hace años había perdido.

Y su rostro al fin recordaba que era sonreír de manera honesta.

Suavemente lo tapó con la misma manta que el rubio había lanzado lejos hace unas horas atrás y le observó dormir, notando como sus cabellos rubios relucían con los primeros rayos lunares que entraban desde su vieja ventana.

__________________________________

¡Yuju!

He estado bastante frustrada a causa del estrés y eso ha influido notablemente en mis hobbies, como escribir. Ya no sé me ocurrían ideas, bueno sigo algo igual pero he logrado hacer algo, al menos.


Dldkldkfld

Bueno, el nene ya se ha despertado de manera definitiva, Izuku bb prepárate para cuidar al león 🖤

Espero les haya gustado mis bebos, cualquier comentario yo gustosa los estaré leyendo como siempre.

Gracias por su bonito apoyo, los amo u-u

Les deseo una bonita noche 🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top