Who is the monster?

El hambre era una de las peores bestias cuando se acentuaba gracias a un sentimiento de odio y venganza. Era una bestia que no perdonaba, mucho menos advertía su llegada; sólo llegaba y comía a su gusto como si nunca se satisfaciera, por no agregar que también -y como si no fuera poco-, volvía a cualquier humano o ser sobrenatural, un completo monstruo.

(...)

Verlo y tenerlo ahí, frente a sus ojos, justamente atado a una silla de metal a pocos metros de él, no era más que un recordatorio de todas y cada una de las atrocidades que aquel desgraciado había hecho en su nombre.

"Fue él, el panadero Choi jura a verle visto arrebatarle la vida a aquella muchacha".

"Eran las mismas facciones, la misma mirada filosa, la misma voz... ¿Cómo crees que llegaré a confundir al rey por cualquier otro?".

"El caminar del rey es inigualable, y sólo él lleva ropas caras. ¿Quién más pudo ser?"

Por culpa de Él y su maldita hambre, ahora todo su pueblo lo miraba por el rabillo del ojo, murmuraban su nombre -no con buenas intenciones-, y, por sobre todo: había logrado que su pueblo lo viera como un monstruo.

Un maldito monstruo que mataba a y abusaba de su pueblo, que sólo le importaba su propio bienestar; que gozaba del dolor ajeno, y disfrutaba del sabor de la sangre bajar por su paladar.

Mientras que a él le había tomado casi un siglo lograr que su gente confiaran en él; a Él tan sólo le tomó dos meses (o menos) hacer que el sentimiento cambiara completamente.

Y ahora lo odiaba. Oh, maldición que lo odiaba con cada rincón de su alma.

Lo detestaba tanto que por su mente pasaban cada una de las peores muertes y torturas que aquel desgraciado pudiese sufrir. Quería hacerlo llorar lágrimas de sangre, que gritara y suplicara el nombre de un Dios que no podía ayudarle, que se retorciera en su propia desgracia.

¡Que se muriera y que aun después de morir, siguiera siendo torturado por todo lo que había causado en tan solo dos meses!

Porque, oh, Él no solo gozo de jugar con su pueblo como si de muñecas Mattel se tratara. Él hizo más, mucho más, tanto que seguramente sería uno de los desgraciados favoritos del diablo.

Sin embargo, en ese mismo momento, con su gemelo justo delante de su cara dándole la fuerza necesaria, él también sentía el hambre de venganza y rencor que alguna vez llenó a su gemelo.

La sentía con fuerza, sintiéndose principalmente en su estomágo como si la sola idea de destruir en alma y cuerpo a su contrario, realmente le abriera el apetito. Y usaría aquello a su favor, por supuesto.

Quitaría la sonrisa del rosto de su hermano, aquel que se creía con el suficiente poder para desterrarlo de su trono, burlarse de él. Y cuando lo hiciera, bailaría sobre su cuerpo todos los bailes que existieran, hasta que los pies le sangraran.

Así sabría que obtuvo la victoria.

Sin embargo, Yoongi no se dio cuenta de que no fue él quien ganó, que le cedió el lugar a otro.

Pero, ¿quién fue el "monstruo" del cuento?

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