Necesitaba un cuaderno para apuntar las nuevas ideas para la portada de mi próximo libro y no encontraba mi sketch book donde tenía todas y cada una de ellas. Busqué por todos lados, sin resultado alguno.

Finalmente, encontré uno de is viejos cuadernos y, cuando lo abrí para ver si quedaban hojas limpias, lo ví. Ví aquella frase escrita con subrayador azul en el margen de una de las páginas con apuntes de literatura.

Automáticamente me trasladé a mi clase de 3° de la ESO, a aquél pupitre casi en mitad de la clase, con mis apuntes sobre la mesa y mi agobio torturándome la cabeza. Fue como volver a estar allí, en ese preciso momento; volver a estar con él.

Me miraba desde el pupitre de al lado, intentando repasar los autores y las obras que nos teníamos que aprender para el examen que estaba a punto de comenzar. A su lado, intentaba tranquilizarme, sin éxito. En ese momento, cogí este cuaderno y me puse a escribir todos los autores con sus obras. Mis manos temblaban y conforme pasaba el tiempo y aumentaba mi nerviosismo.

De un momento a otro, él se giró hacia mí con una expresión relajada para intentar tranquilizarme. Sin embargo, por más que lo intentaba, no lo conseguía. Al ver que iba a peor, me arrebató el cuaderno de las manos y con su subrayador azul escribió en el margen de aquella hoja:

"CONFÍO EN TÍ"

Tres simples palabras, tres simples palabras que, sin saber muy bien ni cómo lo  habían hecho ni si habían sido ellas o la persona que me las decía, consiguieron tranquilizarme.

Tres simples palabras que sigo guardando con cariño a pesar del tiempo que ha pasado desde aquello. Puede que él ni siquiera lo recuerde, puede que no recuerden quién soy pero, para mí, son muy especiales porque lo quería, no, lo amaba cuando me las dijo y, en el fondo demi corazón, todavía tiene un lugar especial.

Al final va a ser cierto eso de que el primer amor ni se supera ni se olvida, solo se aprende a vivir con su recuerdo.