19
Desvío la mirada al verlo entrar a la habitación, es medianoche y no había tenido noticias de Seth hasta ahora. Las palabras de Giuseppe hacen eco en mi mente, hay una parte de mí que quiere mandar todo al demonio y otra que quiere quedarse aquí a ver lo que acontece.
Retira su ropa, la deja en el piso —como siempre hace— y se dirige al baño. Me levanto de un brinco, dispuesta a buscar algún indicio que me demuestre si estuvo o no con esa mujer. Reviso los bolsillos de sus pantalones, encuentro dinero, condones y un papel con un número de teléfono.
Su camiseta blanca tiene rastros de labial rosado. Dejo las prendas en el mismo sitio y me alejo como si de una plaga se trataran. Lo sabía, estuvo con ella, el corazón me duele al ser consciente de esto. Debo salir de aquí, no merezco seguir viviendo de esta manera.
Sale desnudo y camina hacia su armario. Se viste con un viejo pantalón de pijama y peina su pelo mojado con las manos hacia atrás. Se queda paralizado, pensativo y suspira hasta acercarse a la cama. Le doy la espalda en posición fetal, mis mejillas mojadas por el llanto.
—Disculpa que me haya desaparecido así, tenía cosas que hacer.
Una ira invade mi cuerpo al escuchar sus palabras.
—Ya estoy acostumbrada, no es la primera vez que lo haces. —El veneno destila de mi lengua al hablar, no dice nada más y se acuesta en silencio—. Mañana me voy, Seth —susurro temblando.
Me gira y su mirada muestra tantas cosas que no sé qué pensar.
—¿Te vas? —Asiento, tratando de no mostrar cuánto me duele admitir eso—. Creí que estábamos bien, ¿pasó algo que no me haya enterado? —Su nivel de descaro me ciega y le doy una cachetada.
Me quedo paralizada al notar cómo sus manos se cierran y salgo de la cama de prisa.
—Lo siento.
Me sigue y casi muero al ver cómo su mirada de odio me recorre.
—No vuelvas a tocarme nunca más, Emma. —Asiento nerviosa, presa del pánico.
—Perdóname, no sé qué me pasó. —Agacho la cabeza, avergonzada.
—Creí que me ibas a ayudar con el tratamiento y a recuperar a Corina —habla más calmado y noto que sus ojos lucen angustiados.
—Creo que ya no lo necesitas, ¿por qué no eres sincero conmigo, Seth? Te vi con esa mujer. —Me recrimino porque esto parece una escena de celos.
—Entiendo, sí, Cristina vino a hablar conmigo. —Me muerdo la lengua para no decirle que deje de ser tan cínico—. Haremos un tipo de acuerdo para que yo vea a la niña, ella va a ceder.
—Me alegro por ti. —Camino hacia la puerta, dispuesta a salir de aquí—. Espero que puedas encontrar lo que tanto anhelas.
Me dirijo hasta la sala y me recuesto del viejo sofá.
—No pasó nada entre nosotros si eso es lo que crees. —Se posiciona frente a mí y me mira directo a los ojos—. No la amo —su confesión me deja boquiabierta, no solo por que dice que no la quiere, sino porque está dándome explicaciones.
—Es tu vida, Seth, puedes hacer lo que quieras.
Asiente no muy convencido, se acerca y se acomoda en el sofá a mi lado. Me toma del rostro, esto hace que mi corazón se acelere.
—No quiero que te vayas, Em. Sin embargo, tampoco retenerte y privarte de tu libertad.
Me pierdo en sus ojos claros que me observan con intensidad. Sus palabras hacen que mi corazón se quiera salir de mi pecho.
—No quiero ser una carga para ti. —Niega varias veces, dolido.
—Tu compañía es lo que me mantiene cuerdo aún, eres importante para mí.
Resopla, sé que el admitir eso le ha costado mucho. Sonrío y paso mi mano por su cabellera negra. Siento cómo se relaja y cierra los ojos ante mi toque.
Me sienta en su regazo, acaricia mi espalda con sus grandes manos y su boca encuentra la mía. Nos besamos con pasión, atrapa mi rostro y me inmoviliza. Toma el control y recorre mi cavidad bucal con su lengua. Se torna fogoso, el placer que me da es irresistible. ¿Cómo puedo sentir tantas cosas con tan solo un beso?
Se levanta conmigo y me agarra firme del trasero. Siento la suavidad del colchón debajo de mí y cómo retira mi ropa. Sus labios besan cada parte de mi cuerpo con lentitud, llevándome a la locura. Estoy consciente que nunca había sido tan delicado, sus ojos me miran con un brillo especial, abre la boca para decir algo y luego la cierra.
Lo siento tan mío, me hace suya de una forma que nunca lo había hecho y lágrimas salen de mis ojos al notar cómo va besando mi mejilla con dulzura.
Las palabras sobran, sé qué es lo que piensa y una nueva esperanza aflora en mí. Es la primera vez que hacemos el amor.
══ ✧ ❀ ✧ ══
Giuseppe me escucha entusiasmado, aparenta un tipo duro, pero es un romántico empedernido.
—Vaya, eso cambia un poco el panorama.
Asiento, emocionada por la hermosa velada que tuvimos Seth y yo anoche.
—Me invitó a cenar hoy.
Aplaudo y chillo como una loca, él hace lo mismo.
—Espera. —Finge que piensa mientras hace las formas raras con su boca—. ¿Qué pasó con la madre de su hija? —Suspiro, él no me dijo nada más.
—No sé, solo me comentó que van a llegar a algún tipo de acuerdo.
Asiente, dudoso, perdido en sus pensamientos.
—Así que solo tenías que decir que te ibas para que él despertara. Me alegro mucho por ti, Emma, pero vamos a ponerlo a prueba, si vuelve a ser un patán lo dejas.
Asiento en acuerdo. Creo que es hora de darme el valor que merezco.
El ensayo transcurre entre risas y los gritos dramáticos de Giuseppe cuando alguien comete un error. Nos vamos a presentar en unas semanas en una feria sin fines de lucro y muchas personas estarán ahí. Debemos dar lo mejor de nosotros.
La sonrisa no abandona mi cara, los recuerdos de la hermosa noche llenándome de una plenitud que creí no existía. Estoy segura que me quiere, no lo dijo, pero no hizo falta.
Camino de regreso a casa de prisa, sopesando qué debo ponerme para esta noche. He pensado mucho en eso y soy consciente que no tengo idea de hacia donde me llevará. Un auto me sigue despacio, lo ignoro hasta que su ventanilla baja y vislumbro a Mitch. Ruedo los ojos y sigo mi caminata como si no estuviera ahí, su sonrisa burlona me saca de mis casillas.
—Emma preciosa, ese pantalón se te ve tan bien. —Agacho la mirada avergonzada y bajo por instinto la camiseta holgada para cubrirme un poco más—. Sube que te voy a llevar. —Niego y acelero el paso.
Su risa me indigna, no sé qué es lo que pretende, pero me siento acosada. Me arrepiento tanto haber conocido a este hombre...
—Quiero que mañana me acompañes a un lugar.
Detengo mi andar y lo miro como si estuviera loco.
—No, gracias, tengo cosas que hacer.
Continúo caminando con él siguiéndome en su auto.
—¿Sabes que tu novio tiene una pelea mañana? —Me paralizo al escucharlo—. Por tu cara entiendo que no. —Ríe—. Te voy a llevar a que lo veas luchar, Emma, te haré un favor.
══ ✧ ❀ ✧ ══
Me miro al espejo, estoy perpleja por la imagen. Me puse un vestido plateado, que no había usado, y mis tacones color vino que recientemente compré. Sonrío por la ironía de que al momento que los vi pensé en este mismo atuendo. Peino mi pelo, lo recojo hasta donde puedo y caen algunos mechones por la frente.
Seth entra a la habitación y se paraliza al verme. Sus ojos me recorren y sonríe satisfecho. Agacho la mirada avergonzada, está vestido con pantalón de tela y una camisa blanca que le queda de maravilla. Es muy raro que use esta clase de ropa, pero supongo que la ocasión lo amerita.
Me ayuda a bajar de su camioneta y abre la puerta del restaurante para mí, se acerca al mesero y nos conduce por una mesa previamente reservada. El lugar se ve caro y eso hace que me sienta incómoda. Sé que él tiene dinero, pero no me gusta que gaste en mí.
La cena estuvo rica y el vino está exquisito. Hablamos de todo un poco, sonríe a cada momento y me quedo embobada al verlo feliz. No sé qué habrá pasado con esa mujer para que haya cambiado de esta forma, pero me alegro mucho. Toma mi mano y me invita a bailar a una pequeña tarima improvisada con músicos que tocan a un lado.
Nos movemos al ritmo de la lenta melodía junto a algunas parejas, sus ojos no dejan los míos en ningún momento.
—Estás hermosa, Emma.
Asiento y aclaro mi garganta.
—Tú te ves muy bien.
Ríe y hago lo mismo, siento que el vino está haciendo efecto.
—Esto es por la celebración de nuestro año, ese día me comporté como un idiota y quería pedirte perdón. —Niego varias veces.
—No es necesario, pero me alegra que estemos aquí.
Me besa con dulzura, esto hace que mi corazón lata desbocado. Nos abrazamos y movemos al compás de la música de fondo y sonrío plena al pensar que lo he logrado.
Al fin tendré mi oportunidad con el hombre que amo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top