Me muerdo el labio inferior concentrada en lo que leo, levanto la cabeza y me encuentro con la mirada intensa de Seth. Sonreímos cómplices y vuelvo a poner mi atención en los papeles que estoy escudriñando.

Hemos estado buscando información que le permita recuperar a su hija. Su psiquiatra me ha puesto al tanto de todos los pasos que tenemos que dar para que él pueda tener estabilidad emocional y llevar una vida normal.

—Según esto, tienes que ir a terapia seis meses consecutivos, tomar tus medicamentos y llevar el tratamiento al pie de la letra. —Noto cómo frunce el ceño y asiente, perdido en sus pensamientos—. Debes solicitar que se te evalúe y el juez te asignará un custodio que dará testimonio de que en realidad estás poniendo de tu parte y es seguro que veas a la bebé.

—¿Crees que lo pueda lograr? —Sus ojos lucen angustiados y brillosos por las lágrimas contenidas. Seth es un chico tierno, Delia tenía razón, es un hombre noble y amoroso cuando está en sus cinco sentidos. Asiento, conmovida por lo inocente que luce.

—Claro que sí, Seth, solo es hacer las cosas bien. Yo estoy contigo, podemos lograrlo.

Hago silencio de golpe, las palabras quieren salir de mis labios a borbotones. No puedo hacerlo ahora, debo esperar porque sería espantarlo y arruinaría el progreso que hemos llevado.

Sus manos van hacia mi pelo, acaricia mis mechones cortos y los acomoda con dulzura detrás de mi oreja. Sus pulgares tocan mis mejillas despacio, cierro los ojos al sentir una ola de placer recorrerme entera. Este hombre me encanta, su sola presencia hace que se me erice la piel y querer que me tome como solo él sabe hacerlo.

—Eres hermosa, Em. —Abro los ojos y noto que me escanea—. Eres un ángel, no sé cómo voy a pagarte todo lo que estás haciendo por mí.

Niego varias veces, incapaz de emitir ningún sonido. La realidad es que no creo que sea linda, soy muy corriente en comparación a la que era su esposa.

Sus ojos no dejan de observarme como si fuera la gran cosa.

No aguanto más y me atrevo a besar sus labios. Me corresponde de inmediato, ahueca mis mejillas y saborea mi boca.

Se sube sobre mí, me derrito debajo de él sintiendo el calor de su cuerpo y cómo sus movimientos me hacen querer más.

—Quiero llevarte a un lugar.

Se separa un poco y frunzo el ceño, decepcionada. Asiento y agacho la mirada para que no se dé cuenta de mi desagrado.

Seth no ha vuelto a acostarse conmigo, no sé qué sucede porque estamos mejor que nunca. Pero cuando estamos a punto de intimar, él se separa y me da la espalda.

Eso hace que me sienta mal, porque puede que yo ya no le guste ni le atraiga de esa manera. Su comportamiento me confunde.

Me levanto y tomo los papeles para salir de aquí y poder llorar con libertad.

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Caminamos por las calles oscuras, tomados de las manos. Debo reconocer que tiemblo de pies a cabeza y estoy segura no es por el frío. Me dijo que me llevaría a un sitio que quería mostrarme hace mucho tiempo y que no se atrevía. La brisa fría hace mover mi pelo que sale de la capucha del abrigo que Seth me prestó y que, por cierto, me queda enorme.

Su olor impregnado en la prenda me da una sensación de paz, su mano entrelazada con la mía me lleva a imaginar cosas que no creí fueran posibles. Estos son los pequeños detalles que hacen me ilusionen y me dan esperanzas de que algún día podamos ser algo más.

Entramos a un parque, hay muchos árboles y pequeñas lamparitas entrelazadas que lo iluminan levemente. Suelta mi mano y posa su brazo por mis hombros, acercándome a su pecho. Lo abrazo de vuelta, rodeo su espalda y entierro mi cara en su camiseta. No hay palabras que puedan describir lo que siento por este chico ni lo que estar así con él hace con mi sistema. Si tan solo él supiera...

Nos adentramos a la vegetación, todo queda en total oscuridad y soy consciente por qué me tomó de esta manera. Me está guiando, él sabe hacia donde se dirige porque no tropieza y sus pasos son firmes. Había venido a este parque, pero nunca tan profundo como ahora. Es muy grande y atraviesa varias calles, conectando unas con otras.

Se detiene de repente en un alto donde no hay más camino para avanzar. Se acerca conmigo a la orilla y abro mis ojos en sorpresa ante la gran vista. Desde aquí podemos vislumbrar la ciudad iluminada, es hermoso y sonrío al notar que él lo hace también.

—No sabías de esto, ¿cierto?

Niego, aún asombrada por la belleza que tenemos delante de nosotros. Besa mi frente y me abraza con fuerza.

Cierro los ojos, en un intento de no llorar. Es inútil porque las lágrimas van saliendo una por una sin control. Su agarre se hace más fuerte, me sostiene sin decir nada y es suficiente para mí. Mis sollozos aumentan, no lo puedo evitar, siento cómo algo dentro de mí se quiebra.

No sé por qué este sabor amargo, no puedo entender el porqué esta sensación de pérdida y vacío. Él está conmigo, abrazándome como si no quisiera que me vaya de su lado, besando mi cabeza con dulzura. Aun así, lo siento lejano, no correspondida y soy consciente que esto no será para siempre. Por eso lloro, mi subconsciente sabe y me grita que él nunca será mío.

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Mientras tanto, en otro lugar...

El rubio se sienta frente a Lino en la parte VIP del bar al que ahora frecuenta. Una chica se posa sobre sus piernas y él la toca sin pudor. Su amigo le hace seña para que se vaya y este le palmea el trasero, lo que hace que ella ría como loca.

—¿Por qué me citaste aquí, Mitch? ¿Qué es lo que quieres? —Le da un sorbo a su bebida y asiente, tratando de ordenar sus pensamientos.

—Quiero saber un poco más sobre este chico, el que pelea para ti. —Lino abre los ojos en sorpresa, lo último que imaginó, cuando recibió su llamada, era que hablarían de él.

—¿Seth? —Asiente, sonriendo—. ¿Qué quieres saber? —Mitch frota sus manos, espera que su socio pueda ayudarlo en lo que quiere hacer.

—Todo de él, Lino, si voy a invertir mi dinero en esas peleas lo menos que puedes hacer por mí es ponerme al tanto. Parece ser un hombre con muchos problemas. —Su amigo asiente varias veces.

—Estás en lo cierto, su vida no ha sido fácil, pero es una buena persona. Me gustaría que fuera más manejable, pero me he beneficiado así como es.

Mitch asiente, descontento por lo bien que él habla sobre el chico que está odiando. No soporta saber que Emma está enamorada de él, que duerme con ella y que por su culpa lo rechazó.

—Necesito saber todos los detalles, Lino, solo así puedo seguir con el negocio. —Su compañero frunce el ceño, confundido por el interés que ha mostrado.

—Claro que sí, puedes contar con eso. —Sonríe malicioso y hace una seña para que la chica vuelva. Esta camina hacia ellos y se sienta en su regazo para complacerlo. Se carcajea, su mente trabajando rápidamente en idear un plan para quitar del camino a Seth y así poder quedarse con Emma.