Capítulo 7.‒ La razón de tú indiferencia
Había pasado el tiempo más rápido de lo que se habían imaginado un mes para ser exactos y lo dicho por el pequeño ruso no podía ser borrado de las mentes de ambos jóvenes adultos por más que lo intentaran.
Flash back
El niño observaba como la chica aceleraba el paso lo más que podía ingresando a la casa dejándole en compañía del pelirubio.
Jacob: Hyoga lo siento mucho ‒se disculpaba el menor‒ tenía mucho tiempo que no sabía de ti...que vendrías de visita a Siberia, creí que ella era la razón de tu ausencia aquí, además he cumplido siempre he cuidado el sueño de tú mamá mientras tú volvías
Hyoga: ‒asiente‒no sucede nada Jacob ‒sonriendo con melancolía‒ te agradezco lo que has hecho mientras no estuve, entra a casa hace algo de frío te alcanzare en un momento‒observa como el niño asiente caminando en dirección a la casa‒ mamá...no he podido ir a verte. ¿Me has echado de menos?‒observando el lugar por unos instantes para dirigirse al interior de la cabaña comenzando a escuchar la conversación que la chica y el niño iniciaban‒
Fin de Flash back
Laila: ¿vaya tú hiciste eso? Eres un niño muy valiente‒
Jacob: por supuesto mí deber era ayudar a mí amigo Hyoga tenía que entregarle la armadura y que él pudiera salir de la prisión de los Blue Warriors‒sonríe percatándose del animal cerca de ellas‒ ¿es tuyo? ¿Puedo tocarle?‒acercando su mano al pequeño‒
Laila: claro adelante‒sonríe mientras observa a Jacob acariciar a Zafiro‒
Jacob: es lindo‒
Laila: mmm-hmm y dime Jacob ‒sin apartar la vista del utensilio que ayudaba a la chica cortar los vegetales‒ por lo que me comentas de tus grandes hazañas y tú forma de ver los vegetales puedo decir que no te gustan mucho‒dejando de hacer su labor viendo al niño por unos instantes hacer una pequeña mueca que denotaba su disgusto mientras la chica ríe al ver sus gestos‒
Jacob: no me gusta las zanahorias‒haciendo puchero‒ mamá sabe que puedo comerme los vegetales excepto las zanahorias
Laila: así que odias las zanahorias ¿he? Es una pena seguro que la madre de Hyoga preparaba vegetales incluyendo las zanahorias para que él sea un caballero fuerte como me lo describes ¿cierto? Los niños tú edad necesitan alimentarse bien para poder crecer‒sonríe‒
Jacob: ‒inflando las mejillas‒no me gustan...‒
Mientras Hyoga observaba la escena en silencio, el niño expresaba entusiasmo como si le conociera de años en cuanto a la chica, si admiraba algo en Laila con tan corto tiempo que se conocían debía admitir que la pelinegra era demasiado expresiva lo suficiente para darse cuenta de la sutileza y delicadeza con la que trataba cualquier cosa a su alrededor. La joven nunca forzaba nada, demostraba una paciencia increíble, su tono de voz tan dulce algo que no pasaba desapercibido para nadie lo había notado desde la primer vez que habían ido al pueblo. Laila era una chica capaz de impulsar a las personas a su alrededor a que pudiesen abrirle sus corazones sin temor a una reacción adversa de su parte.
Incluso él no era la excepción, su melodiosa voz resultaba eficaz cuando se trataba de reconfortarle, era capaz de llenar ese vacío que le proporcionaba una presión inaguantable. La mujer que le daba la espalda rebozaba gentileza y afecto, dejándole sin palabras. Una sonrisa enternecida escapo de sus labios, misma que desapareció al instante...existía un pequeño detalle había visto morir a su maestro, amigo y...su madre todo con el propósito de llevarle a conocer un padre que siquiera lo había volteado a ver en su vida, la desilusión al conocer a ese hombre fue tan grande que no había cabida a otro sentimiento como la rabia o el odio siendo un niño.
Y ahora después de tantos años encontraba a alguien que le trasmitía la alegría, tranquilidad, admiración y un sentimiento más fuerte que no se sentía lo suficientemente capaz de decir abiertamente como él quisiera...amor por esa chica.
Laila: de acuerdo entonces no habrá zanahorias en tú plato ‒dedicándole una sonrisa al pequeño mientras escondía las zanahorias de forma que Jacob no lo viese, la chica al girar nuevamente para ver a Jacob se dio cuenta de la presencia de Santo de Cisne‒ oh Hyoga...yo no me había dado cuenta que‒avergonzada‒
Hyoga: Jacob que tal si me ayudas con la mesa mientras Laila termina de preparar la comida, así ayudamos un poco‒él niño asiente sin más que decir dejando a la chica seguir cocinando‒
Laila: ‒suspira sintiendo por alguna razón una extraña sensación en su pecho, no sabía que era exactamente ¿alivio? Por dejarle estar sola después del momento incomodo o quizás ¿dolor? Por la aparente indiferencia que mostraba el chico hacia su persona. Lo más importante de esto era ¿Por qué sentía dolor? El simplemente era un chico que había conocido hace semanas con el objetivo de simplemente ayudarle con su problema de poderes‒
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Shamael: ‒observando al pelirubio irse con el niño mientras intenta contener la calma y no tener que ir y arrástrale para acercarle nuevamente a la chica‒ ¿Qué se supone que deba hacer ahora? El chico más parece evitar el acercarse a ella, el haber perdido a todas esas personas en su vida están haciendo una tarea difícil el que sea abierto a sentimientos como el enamorarse
Michahel: tiene miedo...‒explica‒ ya ha perdido a su madre, maestro y amigo...se cierra en sí mismo, cree que con eso será suficiente para evitar una situación más, eso y los caballeros son privados de sentir amor
Shamael:...Andrómeda no se limitó‒
Michahel: de entre los caballeros de bronce tengo entendido que él es el más expresivo, tal vez no sean las reglas lo que les impida enamorarse a los otros‒pensando‒
Shamael: pues si no es eso entonces espero que Cisne no se tarde tanto porque no creo que el enemigo quiera esperar‒
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Jacob:...‒observándole en ocasiones haciendo que el caballero se diese cuenta de ello‒
Hyoga: ¿Qué sucede Jacob?‒observaba expectante al menor‒
Jacob: es...es ella‒menciona confundiendo al pelirubio‒ no hace mucho que he llegado y he visto que...intentas evitarle...quizás un poco ¿Tú la quieres Hyoga?
Hyoga: creo que hemos terminado con arreglar la mesa lo suficiente...‒interrumpido‒
Jacob: siempre te he visto como un caballero que no le teme a nada...‒él niño lo sabía, sabía que el pelirubio sentía algo por la chica, sentimiento que se encargaba de negar desde hacía unos días, ese sentimiento del que tanto huía, había perdido a muchas personas en su vida, no quería soportar el dolor de una perdida más. Mientras ellos hablaban escuchaban como la chica nombraba a su pequeña mascota para darle de comer‒
Hyoga: Jacob basta, no quiero hablar de esto, este tema...‒
Laila: ‒interrumpiendo la plática de ambos‒ la comida esta lista, Jacob espero que te guste‒sonríe‒
Jacob: gracias‒asiente feliz mientras se sienta en una de las sillas siendo seguido por ambos jóvenes adultos‒
Laila: ‒observando al niño comer‒ ¿Qué tal esta la comida Jacob?‒tratando de eliminar el ambiente tan silencioso que había entre los tres‒
Jacob: esta delicioso gracias‒sonríe mientras come‒
Laila: me alegra saberlo‒sonríe viendo de reojo al Santo de Cisne esperando algún comentario de su parte sin obtener nada‒ *supongo que no será tan fácil...no lo entiendo hace unos días todo era diferente, tal vez ya no quiere entrenarme* (Inner: ¿y a este que le pasa? Maleducado, ni siquiera unas palabras cómo "gracias esta delicioso" o quizá "te esforzaste demasiado")
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La habitación era oscura y silenciosa tanto que no pasaría desapercibido los llantos provenientes de la misma, una niña que aparentaba no más de ocho años se encontraba encerrada en ese lugar cubriéndose de las sabanas, mientras sus ojos se desviaban a la pequeña ventana de su cuarto.
Flash back
Una niña corría entre pasillos oscuros siendo iluminados por las antorchas que se encontraban adornando las paredes del lúgubre lugar mientras buscaba a alguien en especial, deteniéndose frente a una gran puerta que le alejaba de la persona a quien quería encontrar, abriendo un poco la puerta encontrándose con una chica de cabellos azabaches sentada en el lugar que le correspondía a su padre, mientras observaba a quien reconoció como su tía Pandora llegar aparentemente no hacía mucho tiempo, una vez que vio a la hermana del Dios del inframundo retirarse dejando a su hermana sola se decidió a entrar.
Makoto: ‒caminaba con una sonrisa en su rostro parándose frente a la mayor‒ hermana los vi, te aseguro que eran ellos no puedo equivocarme eran ellos‒
Bárbara: ‒interrumpiendo la felicidad de la pequeña‒ ¿De qué me estás hablando?‒levantándose caminando a paso firme hacia su hermana menor‒
Makoto: yo...‒baja la mirada comenzando a titubear‒ a...mamá y papá
Bárbara: no digas incongruencias nuestro padre está detrás de esas cortinas‒mencionando lo obvio señalando el lugar específicamente en el que se encontraba "su padre"‒ él nunca se ha movido de ahí y nuestra madre...no tengo idea de donde este...pero lo que si me queda claro es que desobedeciste mis órdenes y fuiste al mundo humano
Makoto: ‒al borde del llanto‒ no estoy mintiendo los vi, eran ellos, no los confundí y tampoco me los imagine realmente eran ellos, mamá se acercó a mí...parecía no reconocerme pero su mirada era cálida hermana‒el momento fue interrumpido por Pandora quien ingresaba nuevamente dándose cuenta del estado de la menor de las hija de Hades‒
Pandora: ¿Por qué la pequeña llora?‒observa a la joven esperando una respuesta‒
Bárbara: asegura haber visto a nuestros padres fuera del inframundo tía Pandora explicarme que sucede en este mismo instante‒
Pandora: ‒la sorpresa invadía su rostro, aun así la disimulaba a la perfección ‒tan solo ha de haber sido una broma de la pequeña los niños tienden a jugar incluso llamar la atención de los mayores sobrina no tiene que caberte la menor duda que aquel hombre que se encuentra tras esas cortinas es tu padre‒explica observando a la niña negar todo lo que decía mientras lagrimas resbalaban por sus mejillas‒
Makoto: yo no soy una mentirosa, tampoco lo hago para llamar la atención de nadie ¡¡vi a mamá y papá, las odio a las dos!!‒corre fuera de la habitación‒
Bárbara: podrías haberte abstenido de decir esas palabras frente a mí hermana tía Pandora ¿Qué haces aquí? Te había mencionado que no quería que nadie me molestara‒en un dejo de molestia‒
Pandora: muy pronto ellos estarán aquí...tal y como lo ordeno, aceptaron fácilmente ayudar‒sonríe con malicia‒
Bárbara: ya era hora...‒avanzando siendo seguida de cerca por su tía‒
Después de lo sucedido para la pequeña estaba completamente salir del inframundo, si la niña salía nuevamente, sentirían su presencia tan similar a la suya tanto que los Dai Tenshi podrían confundirla con el cosmos de la mayor.
Fin de Flash back
Makoto: jamás mentí y no tendría por qué hacerlo ahora, no fue un espejismo era mamá‒abrazando sus piernas mientras se encontraba descalza sentada en la cama de su habitación‒ tú sonrisa era tan hermosa...y papá parecía preocupado por tú bienestar‒recordando la confusión impregnada en su madre al verla‒...mamá ¿Por qué me mirabas así? ¿Es que acaso me olvidaste? A tú pequeña...tengo que volver, te buscare ‒levantándose de la cama con determinación‒ te traeré aquí y le demostrare a mí hermana y tía Pandora que no miento‒caminado por los pasillos con sigilo abandonando el inframundo volviendo a encontrarse con esas características escaleras que conectaban con el mundo humano y el hogar de sus padres, abriendo la puerta, pudiendo escuchar la voz de su hermana mayor que parecía estar acompañada de otras personas a quienes no supo identificar pero si la inconfundible voz de su tía‒...¿qué hare ahora? Si me ven estoy perdida...‒pensando‒
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¿?: Cumpliremos con lo acordado no tienen de que preocuparse‒mencionaba frente a ambas mujeres‒ mientras ustedes cumplan su palabra de igual manera
Bárbara: no tienen de que preocuparse mí padre les dará lo acordado en cuanto a lo que yo quiero...espero resultados satisfactorios de lo contrario solo abre perdido mi tiempo‒observando a cada uno de los presentes fijando su vista en uno en específico acto que para su suerte la tía Pandora no habría notado‒
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Dos chicas caminaban entre las calles del pueblo, mientras mantenían una entretenida conversación.
¿?: Así que ¿Ya no has vuelto a ver a esa niña por aquí?...‒cuestionaba la chica peli castaña a su amiga de ojos esmeralda‒
Ariza: no Midori y eso es lo que me preocupa...‒pronunciaba con un tono decaído, un sentimiento de tristeza que no sabía cómo explicar‒
Midori: te noto algo rara ¿Sucedió algo con Shun?...‒
Ariza: ‒niega con la cabeza‒ no, por supuesto que no, solo es por la niña, no la vi con sus padres...seguro que pregunte algo que no debía‒suspira observando a su amiga‒ ¿Qué tal te va con Seiya?
Midori: ‒sonríe sonrojada‒ maravilloso, nunca creí poder ser correspondida...ya sabes por las reglas entre los caballeros‒
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Seiya: y dices que ¿no ha vuelto a ver a la niña?‒
Shun: no y ese sentimiento no me ha abandonado desde que encontré a Ariza, no vi a la niña pero...es extraño con tan solo escuchar el nombre de la niña es como si la conociera de algún lugar‒
Seiya: demasiado extraño...‒pensando por unos instantes para después desviar el tema‒
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La pelinegra se encontraba practicando sus habilidades mientras el recuerdo de hacia unas horas golpeaba en su cabeza.
Flash back
La chica se encontraba caminando por el pueblo después de revisar lo que hacía falta en la casa que por ahora era su hogar, mientras caminaba su imaginación comenzó a hacer de las suyas. La escena que en contables ocasiones le hacía vivir el pequeño Jacob desde su inesperada pero grata llegada. Laila últimamente se proyectaba a ella misma viviendo en ese hogar que a pesar de estar rodeado por los climas más fríos de Siberia, provocándole más de un sonrojo a la chica, incluyendo la constante evasión que la chica de ojos perlas realizaba al tener al chico a tan solo centímetros de ella en las horas de entrenamiento. Gracias a Dios no habría sufrido algún desmayo frente de él.
Sin darse cuenta se había detenido frente a la tienda del a Sra. Ivánov que en el tiempo que llevaba en Siberia se había ganado su aprecio.
Sra. Ivánov: nuevamente por aquí querida dime ¿Qué necesitas esta vez?‒
Laila: ‒sonríe tímidamente‒ pues yo...vegetales, un poco de pescado le hará bien a Jacob comer eso, lo necesita ya que está en crecimiento y...‒interrumpida‒
Sra. Ivánov: ‒ríe levemente consiguiendo la atención de la pelinegra que se sonrojaba cada vez más con forme los segundos pasaban‒ si no llevase tiempo en estas tierras y conociera la madre de Jacob te confundiría como la madre de ese niño por la forma en que le cuidas y agregándole a la lista el que vivas con el joven Hyoga
Laila: ¿ma-mamá de Jacob?‒sonrojada‒ esto, es un niño muy alegre le considero un amigo...‒
Sra. Ivánov: eso lo sé perfectamente querida...lo que algunos de este lugar hemos notado desde que Hyoga era un niño es que en sus ojos refleja un gran cariño hacia ti y no precisamente por amistad jovencita‒suspira al ver a la chica mantenerse callada siendo su cara adornada por el sonrojo invadiendo sus mejillas‒ la manera en la que te mira es la misma mirada que me transmitía mi esposo cuando aún no éramos siquiera novios linda...eres una chica hermosa y de buenos sentimientos sé que a tu lado sería feliz después de tantas perdidas en su vida...pobre muchacho ha sufrido bastante‒
Laila: ¿su-sufrir?‒observándole desconcertada‒
Sra. Ivánov: tengo fe en que serás tú la chica que vuelva sus días más alegres de lo que actualmente son...perdió a su madre es lo único que puedo decirte jovencita, con el tiempo el ira abriéndote su corazón y te dirá el porqué de su soledad‒
Laila: ‒asiente aun impresionada mientras tomaba lo que necesitaba y abandonaba el lugar en completo silencio‒
Fin de Flash back
Esas palabras taladraban una y otra vez en su cabeza sin intenciones de dejarle descansar.
Laila:...perdió a su madre‒pronunciaba con tristeza al saber que desde el primer día que llego Jacob a visitar a Hyoga, ella había mantenido una conversación con el pequeño mientras cocinaba, había mencionado a la madre de Hyoga sin tener idea que la mujer que le había dado la vida a ese chico ya no estaba más con él‒ tonta, debí de haberle hecho molestar por eso ‒recordando esa indiferencia que le dolía‒
La portadora del Kalakaua iba tan ensimismada en sus pensamientos, chocando con alguien volviendo a la realidad.
Laila: lo lamento mucho señor no era mi intención, le pido una disculpa por mi falta‒inclinándose en un Angulo de 90°sin aun ver a la persona frente a ella‒
Michahel: solo ha sido un accidente no tiene de que preocuparse señorita‒
Laila: ‒se sorprende al verle ese chico de algún lado le era conocido de años pero no entendía de donde hacía unos días que le visto observando a lo lejos el entrenamientos que llevaba a cabo con ayuda del Santo de Cisne‒ us-usted es... ¿Por qué nos espiaba? ¿Quién es usted?‒retrocediendo‒
Michahel: soy conocido como Michahel de Centurión, no les espiaba y también...soy su Guardián señorita Laila‒
Laila: ‒le observa escépticamente, buscando alguna señal que le permitiera saber que le mentía sin embargo no era buena descifrando los gestos de las personas aun así había algo en ese muchacho que le inspiraba confianza‒ no entiendo ¿A qué quiere llegar?
Michahel: ‒suspira observando a la chica nerviosa‒ le explicare solo espero compresión de parte suya al escuchar lo siguiente que le revelaremos mi compañero y yo‒menciona mientras la confusión se refleja en la pelinegra‒
Laila: ¿com-compañero?‒cuestiona para después ver cómo un joven al lado del Guardián de Centurión‒
Shamael: es un gusto poder volverle a ver después de tantos años señorita Laila soy Shamael de Torah somos parte de los Dai Tenshi y las personas que podríamos resolver sus dudas respecto al poder que posee‒logrando sorprender aún más a su protegida‒
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‒Santuario de Athena‒
Isabel: ‒observando el cielo‒ ya lo sabe...‒menciona para sí misma‒
Alice: ¿Laila? ¿Crees que sus guardianes ya le han dicho todo?...‒
Isabel: ‒asiente‒ será algo difícil de asimilar para ella, desearía estar en estos momentos a su lado...‒sosteniendo el rosario que alguna vez cunado niñas su madre les obsequio‒
Alice: en ocasiones no podemos tener a alguien que nos acompañe en los momentos más duros de nuestras vidas es por eso que tenemos que afrontarlos aun cuando tengas tropiezos en el camino a la felicidad, la fortaleza solo está en una persona y es en uno mismo‒suspiro y volteo su rostro levemente hacia arriba para seguir contemplando la vista de ese hermoso cielo azul‒
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Flash back
Michahel: sabemos que desde niña ha logrado divisar una marca en específico en el dorso de su mano...‒explica calmadamente a la chica mientras tomaba su mano con delicadeza mostrándole la marca en el lugar antes mencionado‒ eso explica mucho su amor por los lirios blancos ¿sabe lo que significa esta flor?
Laila: ¿mi madre sabia de esto? ¿Nuestros padres nos prepararon a las tres para esto?‒cuestiona impaciente, las manos comenzaban a temblarle‒...En la mitología griega se habla del lirio blanco y el cristianismo tiene a esta flor como uno de los símbolos más asociados a la Virgen María. En general, es una flor que transmite muy buenos augurios. La sencillez y pureza de sus pétalos se asocian a una vida tranquila y buena.
Michahel: exactamente es lo que representa usted...la sencillez y pureza en esta tierra‒suspira‒ su madre adoptiva jamás tuvo idea de esto en lo absoluto, solo su madre biológica, tenga la certeza de que les amo como a nadie en este mundo antes de partir...‒
Laila: ¿esta tierra? Me están queriendo decir que yo...esta es la dimensión a la que verdaderamente pertenecemos mi hermana, Alice y yo‒ ¿trataba de decirle que realmente su hermana y ella no eran Montero? Como hasta ahora había creído‒ ¿Cu-cuál es mi verdadero nombre? Y ¿El de mi difunta madre?...‒
Michahel: el nombre de su madre era Sophia Kríno, su nombre verdadero es Lefkó Kríno Srta. Laila fueron enviadas a un lugar distinto para protegerlas de la ambición de poder de uno de los Dioses más peligrosos del olimpo‒
Laila: todo este tiempo mi hogar ¿Estaba en Grecia?‒cubriendo sus labios con ambas manos‒ no puedo creerlo
Shamael: lamento tener que decirle que lo que su hermana, Alice y usted poseen no es cosmos, el poder que ustedes poseen va más allá de esto, cuando era una niña notaba movimientos en el agua que no se podía explicar eso solo sucedía cuando usted se veía dominada ante alguna emoción, es capaz de controlar el agua en sus diferentes estados así como el dominio del aire
Laila: ¿Qué me pueden decir de mi hermana y Alice?...‒
Michahel: la Srta. Isabel tiene bajo su control el fuego y tierra...en cuanto a la Srta. Alice ella comparte uno de sus respectivos poderes, el Aire y Tierra
Laila: ¿Por qué se ha hecho más presente el poder del agua y el aire no?‒
Michahel: su mayor fuerza se encuentra en el control del agua...del aire solo tiene una mínima parte debido a que lo heredo de su difunto padre...nuestro deber es protegerlas, si el Kalakaua cae en manos equivocadas ni siquiera Athena podrá salvar a los humanos‒
Laila: ‒si ese era el caso ¿Por qué crear un poder que nadie era capaz de detener?...era un peligro para cualquiera que estuviera cerca de ella. Podría ser la persona que diera fin a la vida humana. Con el poder que poseía era posible que le arrebatara la vida a muchas personas inocentes...a Jacob...incluso a él Hyoga‒ entonces quiero que lo extraigan de mi cuerpo, no quiero nada que tenga que ver con el Kalakaua esa flor que se destille con el sol o lo que sea que signifique ¡¡no la quiero!!‒temblaba abrazándose a sí misma como solía hacer cuando era niña y su miedo más grande era la oscuridad. Quizá si sacaban ese poder que se encontraba en su interior lograría una vida normal como siempre creyó que fue hasta esa noche‒
Shamael: ¡¡no podemos hacer algo así!! Le dimos nuestra palabra a su madre, protegerla con nuestras vidas...si ese poder es extraído no conseguirá una vida normal una vez que el poder sea removido de su cuerpo usted moriría al instante no habría forma de salvarle la vida
Fin de Flash back
Laila: ‒deteniendo su andar‒ no es cosmos...es un poder que nadie ha podido controlar en siglos...y los griegos que creían en los Dai Tenshi fueron los únicos dignos de tener‒mordiendo su labio‒ ¡¡tan monstruosa y cruel verdad!!
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Una peligris se encontraba angustia mientras observaba en cielo nocturno hacia un buen rato que su amiga había decidido ir a dormir, en cambio ella no podía conciliar el suelo, tan solo se dedicaba a dar vuelvas en la cama. Sabía que no podría dormir optando por maravillarse con la hermosa noche que las estrellas brillantes le brindaban sintiendo el viendo recorrer su cuerpo mientras su mente venia la imagen de su hermana mayor y recuerdos de la niñez venían a ella ¿Cómo es que pudo olvidarles? Esos dos guardianes siempre fueron parte de su vida, solía verles mientras su madre pensaba que quizás poseía una gran imaginación como era el caso de cualquier otra niña de su edad, incluso a su hermana le sucedía igual, muchas cosas cambiaron el tiempo pasaba y ellas crecían y conforme eso pasaba ellos desaparecían. Y una vez más sus guardianes volvían a sus vidas, siendo capaces de verles solo por ser su voluntad y la de aquel que llamaban Gran Dai Tenshi.
¿?: ¿Otra vez despierta?...‒acercándose a la chica quedando aun lado de ella‒
Isabel: así es y por lo que veo tú no has comprendido tampoco la palabra privacidad ¿no es así Aioria?‒
Aioria: tan solo me aseguraba de que no fueses el enemigo‒observando el cambio en las facciones de la chica‒ sabes que no me refiero a eso
Isabel: lo entiendo, no quieres que crea que para ustedes y Athena solo significamos un problema más, un enemigo más con el cual tendrán que liderar una vez que ya no puedan enseñarnos más y el poder que poseemos se salga de control y acaben con lo que ustedes dicen proteger...porque eso es lo justo ¿no? Eliminar lo que te estorba...ve y cuéntale a Athena todo lo que sabes así ella manda caballeros en su nombre a eliminar a las tres o ¿Acaso ya te envió a ti?‒
Aioria: no es necesario informarle nada...ella ya lo sabe...después de todo como justificas que tres chicas provenientes de una dimensión diferente tienen un poder que asemeja un Dios pero ni siquiera está relacionado con el cosmos, no son Diosas y tampoco son aspirantes a Amazonas
Isabel: ‒resoplando‒ olvídalo no tengo tiempo para estar cubriendo mi cara y seguir reglas tales como "matar o amar" es ridículo...sin mencionar agotador, no tengo toda la vida para estar malgastándola en ir tras cada hombre que vea mi cara, no tengo tiempo para andar matando a medio mundo... ¿Por qué Athena sigue permitiéndonos quedarnos aquí sabiendo del poder que poseemos? Tan solo sería cuestión de minutos para que acabaran con nosotras y mandar la orden a Siberia de matar a mi hermana se ahorrarían mucho trabajo, ni siquiera se el motivo por el que ahora existo, si mi verdaderos padre están muertos...entonces porque me otorgaron a mi hermana, a Alice y a mí un poder tan grande como lo es el Kalakaua‒
Aioria: Cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir en este mundo, por algo fuimos creados...por alguna razón estamos aquí, tú y yo sabemos que no perteneces al lugar donde estas, no eres como algunas de las personas que te rodean, eres diferente...tú y ellas‒
Isabel: Fui creada ¿con qué propósito?... ¿adquirir un poder que no soy capaz de controlar? Que nadie puede detener, si quiera yo... soy un peligro para cualquiera que esté cerca mío...incluso tú siendo un caballero de Athena, sabes el daño que les podemos causar y aun así nos protegen, nos mantienen con vida, nos entrenan ¿son masoquistas?‒ cuestiona al chico frente a ella con sorna
Aioria: ‒ríe ante lo mencionado por la chica‒ no pienses tanto, deja que la vida te sorprenda. Con eso bastara‒dirige su mirada a sus ojos aquellos que reflejaban un brillo especial‒ tienes un mal concepto de ti misma
Isabel: ‒suspira admirando las constelaciones‒ y el concepto que usted tiene sobre mí no va a cambiar quien soy...luchare en contra de lo que el destino tiene planeado para mí, solo eso puedo decir
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Hesediel: ¿estas completamente seguro de que volviste a sentir su presencia?‒siguiendo a su compañero de cerca tratando de encontrar el lugar exacto del que provenía la presencia que el líder de los Dai Tenshi sentía‒
Uri: completamente, no puedo equivocarme con algo así...la pregunta es ¿Porque? Ella es igual a su padre, odia el mundo humano ¿Qué la impulsa a salir del inframundo? Esta es la segunda vez que lo hace...seguramente está planeando atacar a alguna de las chicas...aun ella sabría que al tenernos junto a ellas no conseguiría absolutamente nada...‒deteniéndose‒
Hesediel: ¿Qué sucede?...‒calla por unos instantes al saber por qué‒ volvió a desaparecer...esa chica solo está jugando con nosotros
Uri: de cualquier forma no podemos confiarnos...‒
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La chica pelinegra después de haber recibido ese tipo de información se dirigía a la cabaña que compartía con el Santo de Cisne, pero mayor fue su sorpresa al encontrarle caminando con un ramo de flores mientras se dirigía a un lugar apartado de la cabaña y el pueblo, siendo inundada por la curiosidad la chica decidió seguirle cuidando mucho el no ser descubierta y al parecer lo había conseguido, al verlo detenerse en el hielo firme decidió permanecer escondida conformándose con verle en la lejanía, no podía acercarse más de lo contrario le descubriría, tan solo podía escuchar lo que parecían susurros para ella. Después de permanecer un tiempo en ese lugar, alejarse sería lo mejor, si él llegaba a encontrarla no iba a ser fácil hacerle creer que era una coincidencia y tampoco se consideraba una persona experta en mentiras, estaba a punto de irse cuando escucho la voz de Hyoga con total claridad.
Hyoga: sé que estás ahí no tiene caso que sigas escondiéndote, me di cuenta de tú presencia desde el principio...‒
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