Capítulo 3.‒ Primer acercamiento
Al girar dirigiendo toda la atención a la dueña de la voz que pronunciaba el nombre del caballero de Andrómeda pudieron apreciar a una chica de cabellos pelirosa y ojos esmeraldas correr en la misma dirección en la que se encontraban mientras sostenía algo entre sus manos con mucho cuidado.
¿?:‒con la respiración agitada‒ tú debes ser Laila...‒pronuncia con dificultad dejando ver a quien tenía entre sus manos alegrando a la pelinegra‒
Laila: Zafiro ‒tomando al pequeño pato entre sus manos que extendía levemente sus alas demostrando alegría al estar nuevamente con su dueña‒ gracias, ¿le has curado tú cierto?‒cuestiona a la pelirosa quien en respuesta asentía transmitiéndole una sonrisa estando aun lado del peliverde‒...‒observando a la chica, esta al notar la mirada de la pelinegra opto por presentarse‒
¿?: Ariza Hashimoto gusto en conocerte espero podamos ser grandes amigas‒le sonríe mientras el peliverde entrelazaba su mano con la de la pelirosa acto que no pasó desapercibido por la dueña del pato‒
Laila: (Inner: ¡¡ ¿no me digas que son algo?!! Tan lindo y con novia...‒llorando a mares‒) umm disculpen quisiera saber ¿en dónde me encuentro ahora?‒observa expectante a la pareja‒
Shun: pues estas en...‒tratando de encontrar la manera de explicarle la situación a la chica‒
Ariza: templo de Athena, en Grecia...‒le explica brevemente‒
Laila: oh claro gra...‒procesando la información‒ ¿Gre-grecia dices?...‒cuestiona a la pelirosa tratando de corroborar el haber escuchado correctamente lo que le habían dicho hace unos instantes‒ ¿mí hermana y Alice? ¿Dó-dónde están?
Shun: ambas esperaban a que despertaras después de haber llegado al santuario junto a Aioria, Kanon y Hyoga...Saori menciono que tardarías un tiempo en recobrar la conciencia...‒explica‒
Laila: ¿tardar? ¿Cuánto tiempo demore en despertar?...‒pudiendo ver como la pareja se observaba tratando de comunicarse algo con solo verse y obtener una respuesta para la chica frente a ellos‒
Shun y Ariza: aproximadamente tres días...‒ para la pelinegra escuchar esto era como sentir el agua fría de la regadera de la casa que compartía, rápidamente comenzó a correr sin rumbo fijo con el objetivo de encontrar a ambas chicas siendo seguida de cerca por el peliverde y su novia, Laila había entrado nuevamente a los aposentos de Athena recorriendo los pasillos con el fin de encontrar a su hermana lo que no parecía tarea fácil hasta que diviso a la peligris
Laila: ¡¡Isabel!!...‒corriendo hacia ella sin intención alguna de detenerse abrazando con fuerza a su hermana que al reconocer a la dueña de la voz se giró rápidamente siendo sorprendida por su hermana mayor‒
Isabel: tonta me tenías preocupada ¿se puede saber en dónde te habías metido?‒le reprende‒ Pensé lo peor al no verte en la habitación que Athena...‒ interrumpida
Laila: ¿de quién?...‒cuestiona al creer que uno de sus cinco sentidos comenzaba a fallarle, tal vez el golpe de ese hombre le había afectado demasiado y ahora mismo estaba alucinando o incluso quedando sorda, pero si eso pasaba ¿cómo es que habían llegado a Grecia? No recordaba haber acordado una reunión de negocios en Grecia, por lo menos no registrada en su agenda‒
Alice: Athena, ya sabes la diosa de la guerra y sabiduría, la protectora de la tierra‒explica‒
Laila: ya veo, pero ¿qué hacemos aquí entonces? Estamos alejadas del país... ¿qué pasara con la empresa?‒interrumpida‒
Isabel: ¿cómo te lo explico?... no estamos siquiera lejos del país, en realidad estamos incluso a una cierta distancia de nuestra dimensión...‒suspira al ver la expresión de desconcierto en su hermana‒
Laila: ¿dimensión?...‒sosteniendo su cabeza entre sus manos, era demasiada información que era de asimilarse en tan solo día era demasiado para la chica, comenzaba a marearse, algo así no era fácil de asimilar, después de todo no sucedía todos los días‒
Ariza: ¿te encuentras bien? Puedo atenderte si lo necesitas mi especialidad es Dra.‒viendo a la chica que comenzaba a sentirse mal, no todos reaccionaban bien ante impresiones de este tipo, después de todo no estaba acostumbrada a un ritmo de vida como la que comenzaba a vivir‒
Laila: ‒niega con la cabeza para posteriormente correr fuera de allí, el aire que respiraba en ese lugar comenzaba a asfixiarle‒
Isabel: ¡¡Laila espera!! ¿A dónde vas?‒tratando de detenerla siendo detenida por la pelirosa‒
Ariza: espera, trata de entenderla, el encontrarse con un mundo como este es más difícil de asimilar para unas personas y este es el caso de Laila, tú hermana solo necesita tiempo a solas, si vas ahora solo la confundirías más...‒explica, mientras la peligris observa la dirección por la que su hermana había desaparecido comprendiendo que alteraría aún más los nervios de su hermana, después de las tres Laila era quien no controlaba totalmente sus emociones, era fácil saber sus sentimientos con tan solo verle a los ojos incluso con sus gestos, la pelinegra demostraba ser una chica sensible, amigable incluso tener un lado maternal cuando de su hermana y amiga se tratase, siendo siempre una joven gentil, dulce y honesta. A la chica no se le caracterizaba por ser una persona que le gustase mentir, y aunque lo intentara sería fácil saber si mentía una personalidad que le acompañaba siendo una niña. No le quedaba más que esperar que se calmara y explicarle lo que sucedería de ahora en adelante y el cambio a los que tendrían que acostumbrarse mientras sostenía al perro (Nanatsu) que siempre había estado a su lado y no había notado hasta ahora‒
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La chica trataba de huir de la realidad que estaba viviendo, para Laila esta situación era difícil de creer ¿con que motivo había llegado aquí? Esos hombres habían irrumpido en su hogar, desconociendo los motivos, sin darse cuenta que era perseguida de cerca por Zafiro quien hacia todo lo posible por alcanzarle. Llego un momento en el que la chica se cansó de correr aferrándose a uno de los pilares que alguna vez formaron uno de los templos algo alejados del santuario.
Laila: esto no puede estar pasando...‒trataba de convencerse a sí misma algo que sabía perfectamente que no lograría, las cosas ya estaban más que claras, no había forma de negar lo que se encontraba a su alrededor cada uno de los templos, ese campo repleto de lirios, ese chico y su novia eran totalmente reales, lagrimas recorrían sus mejillas empapándolas sin poder evitarlo, sintiendo como el mantenerse de pie le era imposible, parecía que se desvanecería nuevamente, no tenía las suficientes fuerzas para mantenerse de pie, ya no más, dejando que sus rodillas tocasen el frio suelo, abrazando el pilar mientras lloraba, tratando de tranquilizarse‒
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Yofiel: la señorita Laila parece estarla pasando mal...‒cuidando a la chica desde una distancia prudente‒
Shamael: ¿será correcto si le explicamos la situación? ¿Su situación?...‒cuestiona‒
Labiel: ¿has perdido la cabeza? Por supuesto que no, ya ha escuchado suficiente por hoy...‒explica estando en total desacuerdo con sus compañeros‒
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Frente al trono del rey del inframundo se encontraba sentada su hija quien observaba a ambos hombres frente a ella, siendo acompañada por su tía Pandora.
Thanatos: ¿Qué? ¿Ha cambiado de parecer?...pero señorita Bárbara‒
Bárbara: ¿te atreves a cuestionarme? ¿A la qué es hija de tú señor?‒sin inmutarse‒ vigílenlas es la orden que les he dado ¿tan difícil es de acatar para ustedes?
Hypnos: no señorita, cualquier orden de usted será realizada de inmediato...‒responde mientras permanece arrodillado frente a la chica mientras mostraba su respeto ante la hija de Hades, observando de reojo a su gemelo a su lado‒
Pandora ante la situación y el comportamiento del dios de la muerte se acerca a susurrarle a su sobrina quien escucha atenta sus sugerencias.
Bárbara: si, también lo había pensado...‒menciona dirigiendo su mirada a los gemelos‒ en vista de que están en total desacuerdo con mis órdenes y se han mostrado incapaces de seguirlas tal como harían si mi padre se los pidiera no me queda más que decir que...¡¡los quiero fuera de mí vista!! Solo tengan en cuenta que nadie podrá salvarles del sufrimiento que les espera con mi padre una vez haya despertado‒levantándose violentamente del lugar en el que se encontraba liberando una cantidad de cosmos lo suficientemente fuerte para que Thanatos pudiese ver el error que cometió, esa chica presentaba el mismo nivel de cosmos que el de su mismo padre, sin más que decir los gemelos se retiran del lugar no sin antes observar la parte que siempre era cubierta con una cortina no lo suficientemente trasparente para poder ver al dios del inframundo que permanecía desde siempre en esa habitación por alguna razón que desconocían‒ tía Pandora ya sabes que hacer tráelos ante mí y...ya sabes lo que tú debes hacer‒la mujer solo asiente en respuesta retirándose del lugar en busca de las personas que ordeno su sobrina ver, sabía lo que la chica quería tener a su padre y poder ver en el alguna pizca de amor paternal, pero siendo Hades no sería tarea fácil aun así no se atrevía a matar las ilusiones que esa chica tenía desde ser una niña‒
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Labiel: ya hemos permanecido aquí por horas ¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar? No ha parado de llorar...‒interrumpido‒
Shamael: pero tampoco podemos aparecer ante ella y explicarle que su vida no es como ella creía que era, suficiente ha tenido por hoy, no sean impacientes‒
Yofiel: ¿Cuánto tiempo sugieres esperar?...‒sin despegar su vista de la chica‒ ¿Dónde están Michahel y Hesediel?
Labiel: ¿Dónde te supones? Cuidando de las señoritas Isabel y Alice idiota...‒propinándole un fuerte golpe en la cabeza‒
Yofiel: ‒sobando la zona afectada‒ ahora veras te voy a...‒iba a golpear a su compañero siendo interrumpido‒
Shamael: cierren la boca alguien se está acercando a la señorita y no parece ser por darle la cordial bienvenida...‒al escuchar esto sus compañeros dirigen su mirada en la misma dirección que Shamael pudiendo ver lo que este‒
Labiel: ¿y se puede saber qué hacemos aquí solo observando?‒dispuesto a detener a ese caballero, algo que no resulto. Había sido detenido por Shamael‒ ¿se puede saber qué haces?
Shamael: no puedes interferir...‒
Yofiel: ¿interferir? ¿A qué te refieres Shamael?‒
Shamael: solo observa y entenderás‒
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Laila a pesar de haber dejado de llorar permanecía en el mismo lugar, el aire que golpeaba en su cara le relajaba, no se sentía tan agobiada como hacia unas horas, observaba el lugar sin preocupación alguna, otra de las cosas que le caracterizaban era el meterse tanto en su mundo que no era capaz de percatarse de nada más a su alrededor, solía mostrarse distraída la mayor parte del tiempo.
La tranquilidad le abandono cuando sintió como alguien le tomaba del brazo sin delicadeza alguna, asustando a la chica, en ocasiones podía reaccionar ante la agresión de un hombre o cualquier otra persona pero su cuerpo le había traicionado en esos momentos, pudiendo tan solo actuar cual niña asustadiza que pedía consuelo en brazos de su madre.
¿?: ¿Qué hace una mujer por estos lugares? El santuario está prohibido para cualquier persona ajena a el...‒apretando con fuerza el brazo de la chica‒
Laila: yo n-noo tenía id-idea, lo siento mucho, perdóneme por favor‒tratando de liberarse, acción que le resultaría inútil puesto que solo se hacía más daño‒ le pido que me suelte, no he hecho nada malo en contra de este lugar, no estaba en mis planes llegar a este sitio ¿entiende?‒el miedo que sentía poco a poco se iba disipando permitiéndole hablar con fluidez, sin embargo el hombre con ropas extrañas para ella, parecía no tener la mínima intención de liberarle‒
¿?: Creo haber escuchado claramente que la joven te pidió soltarle Ichi‒mencionaba, el chico se encontraba por esos rumbos por alguna razón desconocida, no era muy habitual en el caminar por allí, pero por algo sus pies le habían guiado hasta allí y no se equivocaba‒ ¿no la soltaras?‒al no obtener respuesta alguna libero a la chica atrayéndola hacia él tomando la mano que el caballero de Hidra le estaba lastimando, la chica realmente se sentía agradecida por la ayuda que le brindaba el chico pero extraño o no, le resultaba familiar‒
Ichi: Hyoga...esta chica es una intrusa no tiene nada que ver con el santuario, no debería estar aquí‒justificándose‒
Hyoga: no es propio de un hombre, mucho menos de un caballero tratar a una mujer de esta manera...por lo tanto, me atrevo a decir que esa armadura no la mereces, simplemente la obtuviste por piedad de tus compañeros de isla, eres caballero de Athena y ¿no puedes sentir el cosmos de está chica?‒dicho esto se lleva a la chica con el tomándole del brazo con delicadeza‒
Laila: *¿Cosmos? ¿De qué hablan?*‒observando al pelirubio‒ mí nombre es La-Laila ‒apenada‒
Hyoga: ‒le sonríe‒ Hyoga de Cisne
Laila: ‒asiente‒ *aún me queda mucho por entender*
Una vez alejados se dirigieron a tratar el moretón que le habían causado.
Laila: ‒observaba cada movimiento del chico sin saber que decir, el ambiente era algo incómodo hasta que decidió tomar la palabra‒ gra-gracias, por ayudarme‒sonriéndole aun con la vergüenza y nerviosismo que por alguna razón comenzaba a crecer a cada minuto que permanecía a su lado‒
Hyoga: ‒sonríe nervioso volviendo a concentrar su mirada en el brazo de la chica tratando de ocultar el sonrojo que cubría su cara‒es la segunda vez que lo hago‒terminando de tratar el brazo de la chica, mientras observaba la expresión de desconcierto‒ yo fui el que te trajo hasta aquí, estabas inconsciente así que me encargue de llevarte
Laila: ¿tú me llevaste hasta la habitación?...‒
Hyoga:...sí fui yo‒observando a la chica‒
Laila:...ya entiendo‒fue lo único que pudo pronunciar al sentir la mirada del pelirubio fija en ella‒
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