Capítulo 12.‒ El comienzo de los problemas. ¿En dónde estamos?

Alice: pero ¡¡ ¿Qué demonios?!!

Isabel: hay no ya va a comenzar‒con una gota en la frente‒

Alice: ¿Cómo demonios entraron aquí? Todo estaba asegurado, pervertidos‒tomando uno de los zapatos de su pie‒

¿?: ¿Cómo que pervertidos?

¿?: Pero ¿De qué demonios hablas mujer? A eso le llaman buena seguridad...‒

Isabel: nuevo record, cada vez tienes mejor puntería‒

¿?: nota mental nunca darle la contraria a una mujer‒

¿?: Ya se te está haciendo costumbre Alice‒

Alice/Isabel: ¿Cómo es que sabe su/sabes mi nombre?‒viendo a ambos sorprendidas‒

Isabel:...espera ¿Aioria?‒

Alice: ¿he? de qué vas con ‒viendo a chico con detenimiento‒ ¡¡ ¿Ka-Kanon?!!

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‒Fundación Graad, 13:00 pm‒

Algunos adultos entraban al edificio otros se retiraban, era algo que los infantes veían todos los días, algunos tenían la oportunidad de ser adoptados otros se quedaban a esperar ser los siguientes en tener unos padres amorosos.

Mientras que unos se mantenían ajenos a este ambiente y se divertían jugando.

¿?: Por aquí, ¡¡ pásala rápido!!‒se escuchaba el grito de uno de los niños que se encontraban en la cancha‒

¿?: ¡¡ Vamos hermano tú puedes!!‒aclamaba uno de los pequeños que se encontraba sentado junto a los demás observando a algunos de los mayores jugar‒

¿?: Así es ustedes pueden ¡¡Rex, Nicolás también tú Ryuho!!

¿?: No es justo yo quiero jugar‒exclamaba una niña castaña haciendo mohín‒

¿?: Pero Akane, mi hermano siempre nos deja jugar a todos cuando estamos en la casa de la tía Saori, tranquila una vez que ellos terminen jugaran con todos nosotros‒sonríe‒

Akane: lo se Kotaru...pero‒observando a los demás niños jugar‒

¿?: No puedes, las niñas no juegan futbol porque si se lastiman lloran‒mencionaba un niño ajeno al grupo‒

Akane: Eso no es verdad yo puedo jugar si quiero‒le responde la pequeña con un claro tono de enojo‒

¿?: Tengo una idea mejor, te vas y nos dejas en paz‒

Kotaru: Daisuke tiene razón será mejor que te largues...aquí no te queremos‒

¿?: ¿Porque mejor no te vas a molestar a otro lado?...‒ él ojiazul se levanta de su asiento plantándole cara al niño que molestaba a su amiga siendo seguido de cerca por los otros más pequeños‒

Rex: Nicolás es tuya... ¿ha?‒lanza el balón en dirección a su amigo para posteriormente desvía la mirada encontrándose con su hermano menor y los demás teniendo problemas con los niños de la fundación, el pelinegro se percata de esto dejando de jugar‒

Ryuho: Será mejor intervenir‒

Nicolás: Parece que ese niño le gusta fastidiar a los más pequeños‒acercándose a su hermano y a los demás siendo seguido de cerca por el pelirubio‒

Rex: Suelta a mí hermano ahora mismo y ustedes será mejor que se vayan ‒ordena al ver al chico molestar a su hermano menor‒

¿?: Suelta a Ryoga ahora, solo te crees superior por ser más grande‒

¿?: Basta no peleen por favor‒

¿?: Jasiel, seré mejor irnos ese chico Rex es hermano mayor del mocoso que molestas‒sugería mientras el nombrado le ignoraba comenzando una pelea con el pelirubio‒

Jasiel: tienes suerte Ryoga, a la próxima no te ira bien‒suelta al pequeño y se va‒

Ryoga: hermano ¿Estas bien?‒observaba preocupado por su hermano mayor, obteniendo un asentimiento de su parte‒

Nicolás: ¿están bien?...‒tomando a su hermano en brazos‒ de todas la veces que hemos venido a la fundación Graad Ryuho, Rex y yo ¿Cuántas veces les han molestado?‒cuestiona a su hermano pequeño‒ ¿Haru?

Haru: estamos bien hermano‒

Ryoga: unas cuantas veces‒bajando la mirada‒ pero no pasa nada hermano, nos ayudamos entre nosotros ¿verdad que sí chicos?‒obteniendo una respuesta afirmativa a coro mientras tomando la mano del rubio mayor‒

Nicolás: a la próxima se la pensaran dos veces para molestarles‒

Rex: ‒suspira‒ y ¿Porque fue esta vez?...‒

Kotaru: solo porque Akane quería jugar...‒

¿?: Bueno en ese caso ¿Porque no jugamos? a lo que tú quieras pequeña Akane‒

¿?: Si, si hay que jugar‒mencionaba alegre la pequeña pelirubia‒

Kotaru: totalmente de acuerdo con Lía‒sonriéndole a la pelirubia‒

Dicho esto los niños comenzaron a jugar un tanto apartados de los demás, los más pequeños se divertían como era de costumbre, el tiempo había pasado tan rápido que ni siquiera se habían percatado del momento en el que sus padres y la tía Saori llegaron a la fundación.

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‒Mansión Kido, 14:45 pm‒

Una pelinegra tomaba la botella de alcohol remojando el algodón, acercando la pelusa blanca y suave con delicadeza a la mejilla de su hijo mayor, mientras este hacia una serie de muecas al sentir su tacto.

Laila: ¿Porque?‒mientras hacía movimientos delicados con el fin de no lastimarle‒

Rex: ‒desvía la mirada‒no fue nada mamá, solo cuidaba de Ryoga‒suspira‒

Laila: sabes que pelear no es la mejor manera para resolverlas cosas ¿verdad?‒

Rex: lo sé, pero no podía permitir que lastimara a Ryoga y a los demás solo porque se les venía en gana‒apretando sus manos‒

Laila: estuviste a punto de expulsar tú cosmos‒tomando la cara de su hijo entre sus manos haciendo que le mirara a los ojos‒ ¿Sabes lo que significa?

Rex: que las personas no están acostumbradas a lo desconocido y cuando papá era joven y participo en el torneo galáctico los espectadores creyeron que se trataba solo de efectos especiales‒viendo los cálidos ojos de su madre‒ sé a qué te refieres, papá me lo dice en cada entrenamiento, no te dejes llevar por las emociones

Laila: bueno pero no por eso tienes que limitarte a sentir, son caballeros pero no por eso dejan de ser humanos‒sonríe‒ solo procura controlar tus emociones, así como te ha enseñado tú padre en Siberia

Rex: ¿Cómo puedo controlar dos cosmos diferentes a la vez? Tú cosmos es cálido en cambio el de papá es...‒interrumpido‒

Laila: frio y cálido una buena combinación ¿No lo crees? Tu padre...el amor que siente por su familia es lo que le impulsa a no desistir‒sonríe‒ y el frio en situaciones riesgosas te permite‒

Rex: ¿Pensar con la cabeza fría?‒ríe levemente‒ eso no tiene sentido

Laila: tendrá sentido para ti si te digo que un cosmos cálido y uno frio forman una fuerza increíble, sabes que a tú padre le fue otorgada la armadura dorada de Acuario... pero apuesto que no sabes cómo es que lo logro‒al ver a su hijo desconcertado se acerca a su oído susurrándole‒...ese es el motivo por el que un caballero como tu padre

Ryoga: ¡¡mamá, papá está haciendo que nieve como en casa!!‒corre al encuentro de su madre con la emoción adornando su cara‒

Madre e hijo al escuchar lo dicho por el menor dirigen su mirada a la ventana de la habitación encontrándose observando como los cristales de hielo caían, eso y el sentir el cosmos del Santo de forma repentina.

Laila: Rex toma a tú hermano y llévatelo a un lugar seguro ya‒tomando una de las prendas poniéndosela al niño con el fin de cubrir su cuerpo de los pies a la cabeza‒

Ryoga: ¿Por qué mami? ¿Papá n jugara con nosotros como hace en casa?‒

Laila: ‒dirige su mirada al ojiazul mayor‒ si y el jugo consiste en esconderse muy bien, no dejes que les encuentre‒

Rex: ¿Qué pasara contigo?‒cuestiona observando a su madre preocupado‒

La puerta de la habitación se abre dejando ver a una peligris que era seguida por los demás niños junto a ellos el pelirubio pudo ver a Nicolás y Ryuho.

Isabel: entren ahora‒les ordenaba a los más pequeños‒

Lía: ¿A dónde fueron mamá y papá?‒preguntaba la niña mirando a los ojos de su tía‒

Isabel: se unirán al juego, será divertido‒menciona para tranquilizar a los más pequeños‒ Ryuho, Nicolás y Rex les llevaran a un lugar en el que no les veamos, nosotros trataremos de encontrarlos‒sonríe mirando a su hermana‒ también Laila se esconderá con ustedes, Ariza ‒dirige su mirada a la entrada de la puerta‒

Ariza: lo se lo siento tenía que traer conmigo a Elizabeth‒mencionaba mientras dirigía su mirada a la niña pelirubia‒

Elizabeth: todos nosotros jugaremos a escondernos, será divertido‒mencionaba mientras sonría inocentemente‒

Laila: ¿Dónde está Midori?‒

Isabel: se la llevaron a un lugar seguro junto con Athena, Michahel los estará esperando‒

Elizabeth: ¿mi papá?‒

Alice: ‒entrando a la habitación‒ dense prisa no tenemos mucho tiempo‒topándose con la mirada de los más pequeños‒ que si los encuentran se acaba lo divertido del juego‒ríe nerviosa encontrándose con la mirada de la niña recién llegada susurrándoles a las dos adultas cerca de ella‒ ¿Quién es la madre de esa niña?

Isabel: a su padre ya le conoces a la madre la conocerás allá afuera Ariza, Laila cuiden de ellos por favor‒se va seguida de cerca por Alice, esta última se encargaba de trabar la puerta ‒

Shiro: ‒jalando la camisa de su madre‒ mami ¿Qué sucede? ¿Papá también va a jugar?

Ariza: así es pequeño, es hora de irnos‒dirige su mirada a la pelinegra‒ te ayudare con eso, necesito que todos se acerquen a su tía Laila y a mí pronto‒ menciona al escuchar las pisadas acercarse cada vez más, tomando de la mano a la portadora del Kalakaua desapareciendo al instante en el que la puerta era abierta de golpe‒

¿?: Han escapado...que le diremos a nuestro señor‒

¿?: Nada, no han de haber ido muy lejos, encuéntrenlos, no dejen a ninguno con vida, suficientes problemas tenemos con sus padre‒

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Midori observaba el cielo acompañado de nubes negras desde la ventana del hogar en el que eran resguardadas, mientras la angustia llenaba su ser a cada minuto que pasaba. El sol había estado presente en todo momento, ni siquiera las noticias habían previsto cambios repentinos en el clima, le preocupaba bastante al no tener junto a ella a su pequeña y a su amado esposo. Tanto inmersa en sus pensamientos que no logro escuchar el momento en el que Athena se había acercado a ella, dando un pequeño brinco de la impresión.

Saori: Sé que te preocupan pero ten fe en que Akane está a salvo Seiya es muy fuerte y hará lo que haga falta para volver con ustedes‒colocando una de sus manos en el hombro de la pelicastaña‒

Midori: lo sé pero fue solo un momento y la niña ya no estaba conmigo, no sé qué voy a hacer si le pasa algo a mí niña‒mientras las lágrimas surcaban por sus mejillas siendo abrazada por la Diosa‒

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‒Cueva de hielo península de Kamchatka, 600 km al sur de Moscú‒

El techo de esta cueva se había vuelto un tanto fino dejando pasar la luz, creando dibujos surreales en las paredes que maravillaban a los niños.

Elizabeth: ¡¡Waahh!!‒emocionada‒ miren que bonito

Nicolás: no te separes Elizabeth podrías perderte‒

Michahel: estarán más seguras ustedes y los niños si permanecen aquí‒susurra a las dos mujeres‒ los demás Dai Tenshi se encargaran de ayudar con el enemigo, claro que también tendrán que alejar a la Sra. Isabel y Alice del lugar, por ahora los niños tendrán que estar abrigados en lo que permanecemos ocultos en esta cueva

Ariza: ‒asiente‒ solo espero que esto termine pronto‒observando a su hijo‒

Laila por otro lado buscaba la manera de distraer su mente. Le preocupaba no solo su esposo, su hermana y amiga se habían quedado a luchar contra el enemigo. Desconocía al contrincante de los caballeros de Athena y de sus guardianes, pero de lo que si estaba segura es que era un cosmos maligno muy diferente al de Hades.

Intentaba tejer y liberar estrés, sabía que no era buenas señales para la bebé pero no podía evitarlo, observando a los niños y a la constelación guardiana de su esposo, Acuario. Después de todo el clima en el lugar en el que se encontraban no era el que acostumbraban los demás niños.

Ariza: necesitas relajarte, a kilómetros se nota lo angustiada que estas‒viéndole tejer‒ déjame ayudarte con eso

Laila: gracias‒menciona sin despegar la vista de sus hijos con un atisbo de sonrisa‒

Ryoga: ‒acercándose a su madre‒mamá ¿Dónde está papá? Ya se tardaron mucho para encontrarnos‒abrazando sus piernas‒

Laila: eso es porque nos hemos escondido muy bien, la idea es que no nos encuentren de lo contrario perderíamos‒

Elizabeth: y ¿papá también?‒pregunta obteniendo un asentimiento por parte de ambas mujeres‒ volvió a esconderse mucho más lejos, no está‒

Ariza: bueno debió ser porque si vienen a buscarnos tenemos que encontrar otro lugar mucho mejor para darles una sorpresa

Lía: ¿Cómo en los cumpleaños?‒

Daisuke: pero me aburro‒se queja‒

Ryuho: bueno podríamos optar por jugar nosotros mientras esperamos a que nuestros padres nos encuentren‒

Nicolás: ¿tú qué opinas Rex?‒

Rex:...‒sonríe‒ 1...2...3‒comienza la cuenta mientras observa a su hermano y a los demás correr a toda prisa‒

Laila: tengan cuidado‒

Ariza: no se alejen demasiado por favor‒

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Uri: los tiempos de paz se acabaron una vez más‒abriendo sus ojos‒

Hesediel: ¿Cuál es su afán por controlar la tierra?‒

Yofiel: ‒bostezando‒ y ¿Cuál es el plan esta vez?

Labiel: ‒aparece a un lado del caballero Celestials propinándole un golpe en la cabeza mientras caía al suelo‒ ya estoy aquí ¿Qué sucede? ¿Por qué esas caras?‒observando a los presentes‒

Yofiel: ¡¡sucede que estas encima de mi idiota!!‒grita aventándolo pudiéndose levantar de la dura superficie‒

Gabriel: tengo una cinta adhesiva y no dudare en usarla si no se callan‒fulminándoles con la mirada‒

Shamael: ¿En dónde está Michahel?‒buscando con la mirada al caballero de Centurión‒

Labiel: ¿Dónde te imaginas tú? Es obvio que desde que las Sra. Laila, Isabel, Alice y nuestro superior nos dejaron tener una vida medianamente normal el no perdió el tiempo y...‒

Yofiel:...¡¡ Waaaah!! Oye eso duele‒se quejaba al sentir como jalaban su oreja‒

Hesediel: él no tiene la culpa de que no seas atractivo para las mujeres y en todos estos años no ellas formado familia, aunque comprendería a la pobre chica‒soltando a su amigo‒

Uri: debemos sacar a Isabel y Alice de la batalla no solo a Laila, de lo contrario el problema se agrandara cada vez más‒asiente para después desaparecer‒

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La batalla con cada minuto que pasa era aún peor, no lograban propinarle ningún rasguño en cambio ellos tenían marcas en todo su cuerpo y con dificultad se levantaban debió a la infinidad de golpes recibidos, aun contando con la ayuda de los guardianes de las portadoras del Kalakaua resultaba imposible vencer a tan gran número de adversarios.

Mientras más tiempo luchaban los guardianes se daban cuenta que el cosmos de ese ser maligno les era cada vez más familiar en especial para Michahel. Uno de los tantos ataques había caído en la estatua de Athena cortando la cabeza de la Diosa que representaba la paz en la tierra.

Bárbara: no puede ser...‒observando la estatua ser destruida‒

Kanon: la estatua de Athena fue...‒desviando la mirada observando lo que quedaba de la estatua‒

Saga: ¡¡ahhh!!‒al estar la pelinegra distraída el enemigo no perdió la oportunidad para atacarle siendo interceptado por el caballero de Géminis siendo el quien recibiera el ataque de lleno‒

Bárbara: ¡¡Saga!!‒exclama con horror al ver el estado en el que se encuentra su esposo‒ tranquilo aguanta vas a estar bien, solo aguanta un poco ‒observando la herida del pecho del caballero‒ ¿Por qué lo hiciste?

Saga: no iba a dejarte morir, además piensa en Kotaru‒con un atisbo de sonrisa‒

Aioria: Aldebarán...‒observa a su compañero caer‒

Isabel: Aioria cuidado...‒exclama preocupada siendo alejada por uno de los guardianes‒

Gabriel: ¿Qué hace aquí? Les dijimos que se alejaran lo más que pudieran

Isabel: no dejare a mí esposo solo‒

Yofiel: en teoría no lo está‒mencionaba mientras esquivaba los ataques‒

Isabel: tú cállate‒con un tic en el ojo‒

Labiel: eso te sacas por ayudar‒

¿?: lo he jurado construiré mi palacio sobre la estrella de Dios, pondré mi trono sobre la montaña sagrada que esta al final del norte, subiré a la nube más alta y entonces seré el rey de reyes

Michahel: debí suponer que serias tú el responsable de toda la destrucción que se ha desatado en la tierra...Lucifer‒

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La pelicastaña caminaba entre los pasillos, entre las dos habitaciones y lo que restaba del lugar, con el objetivo de encontrar a la chica de cabellos lilas.

Midori: ¿Saori?...‒buscándola‒ ¿Dónde estás?

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Lucifer: muchas cosas han cambiado, tanto tiempo de no verles...antes se me conocía como Luzbel‒viendo a todos los presentes centrando su mirada en los Dai Tenshi‒ y están todos reunidos, formando alianzas con los caballeros de Athena, patético

Michahel: eso fue antes de que decidieras revelarte a tú creador‒apretando los puños‒

Hesediel: calma, no le des lo que quiere‒tomándole por los hombros‒ tranquilízate

Uri: ese nombre ya no te corresponde‒

Pero la atención de todos se desvía al escuchar un grito femenino, encontrándose con una chica pelilila.

Saori: ¡¡no!!‒cae de rodillas mientras las lágrimas caían por sus mejillas‒

Seiya: ¡¡Saori!! No deberías estar aquí‒

Hyoga: Athena...‒

Lucifer: Athena...ya de nada sirve llorar‒

Saori: conozco esa voz‒dirige su mirada al ángel caído pudiendo ver el ejercito que le acompañaba y con el que minutos antes sus caballeros lidiaban‒ al parecer tenía razón, todo es a causa de un ser maligno...Lucifer

Shun: imposible...‒el ahora caballero de Virgo observaba al responsable de la destrucción que azotaba en la tierra‒

Seiya: Hyoga ¿Él es el malvado Lucifer que aparece en tú Santa Biblia?‒

Hyoga: mmm-hmm él era el hijo de Dios y cayo a los infiernos, es conocido como Satanás el rey de las tinieblas...a lucifer se le entrego gran belleza e intelecto gracias al señor omnipotente sin embargo deseaste ser superior a nuestro Dios esto provocó la ira de los cielos y fue enviado por siempre a los infiernos, pero sus ambiciones no cesaron con tal castigo así que formo un ejército de Ángeles rebeldes que le acompañaron al averno, el arcángel San Miguel‒observando a Michahel por unos instantes‒ Athena en la mitología griega y Marishiten en China lo han detenido a través de los siglos

Lucifer: es verdad que he sido frustrado por Athena y otros seres mitológicos‒observando a Michahel‒ sin embargo hay otro hecho que invita la ironía el cosmos de Abel, Poseidón y Eris que ustedes mismos han enviado al mundo de las tinieblas ha logrado despertarme y es algo que creó yo sus amigos los Dai Tenshi se limitaron a decirles‒ríe con malicia‒ y he vuelto para recuperar lo que debería ser mío y esta vez como pueden observar estoy a poco de conseguir lo que quiero‒dicho esto los caballeros de Athena y los guardianes junto a los demás observaban a cada uno de los miembros del ahora ejercito del ángel caído‒

Shun: esto no puede estar pasando‒

Hyoga: ¿Abel, Poseidón y Eris?‒

Lucifer: así es, en realidad están en el mundo de las tinieblas, sin embargo a través de mi cosmos ellos participen en la destrucción de la tierra...creó que ustedes ya saben que son muy buenos para causar desastres, ni siquiera las enviadas por Dios podrán detenerme‒observando a ambas portadoras del Kalakaua‒ y por lo que veo...les hace falta una integrante

Isabel: eso no me limita a darte el golpe en el trasero que necesitas para volver al lugar al que perteneces‒‒

Seiya: Abel tu eres un Dios ¿Cómo es posible que le hayas vendido tú alma al diablo?

Lucifer: les dejare este mundo a aquellos que me han ayudado y seguido después de todo deseo convertirme en el Dios que gobierne no solo a este mundo sino al universo...seré el Dios de Dioses no habrá ser vivo o muerto que no tenga que humillarse ante mí trono‒

Yofiel: Ja eso está por verse Dios no te lo permi...‒interrumpido‒

Uri: calla, no es momento para qué hables‒cubriendo la boca del caballero de Celestials‒

Bárbara: pero ¿Qué disparates dice? Nadie se arrodillara ante un ser tan insignificante como ‒sintiendo como una mano masculina cubre sus labios‒

Saga: ‒niega con la cabeza haciéndole saber que debe guardar silencio‒

Hyoga: eso es un sacrilegio...‒

Saori: ‒impidiendo que Hyoga haga algún movimiento poniéndose delante de sus caballeros‒ ¿A caso crees que vamos a permitir esto Lucifer? Te ordeno que detengas a Poseidón, a Eris y Abel en este instante o sino

Lucifer: tú no puedes ordenarme nada Athena, ni tú ni siquiera las portadoras del Kalakaua, mucho menos el Arcángel Michahel podrán detenerme...escuche que después de tantas décadas, Dios les permitió tener una vida aparentemente normal, una esposa, familia todo bajo las reglas de Dios...trata de imaginar lo que me han hecho Dios, tú y los arcángeles‒dirige su mirada a los últimos mencionados‒ estaba encerrado en las tinieblas de los infiernos alimentando el fuego de averno con mi odio y deseo de venganza he sido víctima de la tortura que causa la angustia y el olvido, dios me hizo su ángel más bello e inteligente para después castigarme por mi perfección

Bárbara: no te equivoques Lucifer, él no te dio todos esos dones para que te quisieras adueñar de lo que Dios creo durante los 6 días dio vida a todo lo que hoy en día existe‒

Lucifer: eres la menos indicada para sermonearme‒

Isabel: no, no lo es, ella tiene razón, Dios te dio esos dones y los desperdiciaste traicionando sus principios‒

Lucifer: Athena, tu experimentaras más pena y angustia que yo, tú era de orden a terminado y mi régimen del caos se impondrá, aceran igual que tú estatua, sacrificaras tú sangre en nombre de Satanás, sacrificaras la sangre sagrada de Athena, como muestra de obediencia y fidelidad

Saori: Lucifer...‒

Alice: no vale la pena sacrificar algo tan sagrado por un ser tan maligno como tú...‒

Shun: ¿Sacrificar la sangre de Athena?‒con un tono de molestia‒

Seiya: ya no blasfemes‒siendo detenidos por la pelilila‒

Saori: Seiya, no es el momento...Lucifer, ¿Qué pasaría si me reusó a sacrificar a Athena?

Lucifer: ya lo dije le dejare este mundo a Abel ya los otros dos

Seiya: acabaremos contigo ángel del mal...‒apretando los puños para después lanzarse junto a los demás para atacarles siendo detenidos por los seguidores del ángel caído‒

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‒Cueva de hielo península de Kamchatka, 600 km al sur de Moscú, 18:20 pm‒

Los niños se encontraban aun jugando él lo amplio de la cueva, habiéndose olvidado de todo lo que estaba pasando a su alrededor.

Lía: no me atraparas‒corría entre risas, intentando alejarse de Ryuho todo lo que sus piernas le permitían, siendo atrapada al final‒ no es justo‒haciendo un puchero‒

Daisuke: eso es porque ellos son más grandes y les es más fácil atraparnos‒

Kotaru: tramposos‒cruzándose de brazos‒

Nicolás: bien parece que se han cansado ya, entonces a dormir‒

Haru: yo no quiero‒haciendo puchero‒

Elizabeth: yo tampoco quiero aun no tengo sueño‒decía mientras los demás niños se negaban a irse a dormir‒

Akane: yo no quiero jugar, tampoco dormir‒viéndoles molesta‒¡¡ quiero a mamá y papá!!

Rex: escucha Akane, ellos aún no nos encuentra, el juego aún sigue‒arrodillándose frente a la castaña tomándola por los hombros‒

Akane: ¡¡ pues ya no quiero seguir con este juego tonto!! ¡¡ Quiero estar con papá!!‒comenzando a llorar cubriendo sus ojos con sus manos‒ Quiero a mamá y a papá

Rex: ‒abrazando a la niña bajo la atenta mirada de todos‒ ya está, muy pronto terminara el juego y podrás ver al tío Seiya‒

Akane: entonces que vengan ya‒se suelta del abrazo del pelirubio corriendo en dirección contraria a la que se encontraban‒

Shiro: ¡¡Akane, espera!!‒preocupado‒

Al ver a la pequeña correr todos lo siguen el paso.

Nicolás: Akane detente ahora‒ordena tomando a la niña en brazos mientras el infante forcejea‒

Akane: no quiero déjame, bájame, no te quiero‒siendo dejada en los brazos del pelirubio‒

Nicolás: niña caprichuda‒se cruza de brazos‒

Rex: Nicolás ya basta, no hagas que se enoje más, solo extraña a sus padres ya se le pasara‒

Nicolás: claro porque es a ella a la única que le interesan sus padres ¿No? ¡¡ ¿Y tú crees que Haru se la está pasando bien? Solo es un niño de cuatro años!!‒molesto‒

Rex: ¿ha? Y tú crees que Ryoga no extraña a nuestro padre, ¿Crees que estamos felices de estar aquí?

Nicolás: oh no lo sé dímelo tú, naciste en Siberia, este lugar no te ha de ser muy indiferente‒

Shiro: basta no peleen‒con los ojos cristalinos por las lágrimas que amenazaban con salir‒

Ryuho: ‒abrazando al peliverde‒ chicos cálmense están asustando a los niños

Akane: deja a Rex en paz‒golpeándole con uno de los cristales provenientes de la cueva‒

Nicolás: tú, mocosa‒sobándose la zona afectada acercándose peligrosamente a la niña que era sostenida por el pelirubio mayor‒

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Laila: ¿Escuchaste eso?‒viendo a la pelirosa junto a ella‒

Ariza: son los niños...‒escuchando‒ parece que las cosas no marchan bien‒levantándose siendo seguida de cerca por la pelinegra que caminaba despacio debido a su condición‒

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Todos los niños estaban alterados al ver a dos de los mayores peleando, el que más asustado se encontraba era su pequeño hermano menor.

Ryoga: hermano...‒

Ryuho: ya basta‒separando a ambos‒ es que acaso no lo ven, Rex mira como esta tú hermano...lo mismo va para ti, Nicolás creo que todos estamos de acuerdo en decir que extrañamos nuestros padres, esta claro que la situación por la que estamos pasando nos afecta a todos, pero esta no es la manera de tratar con los problemas‒

Rex: ‒abrazando a su hermano‒ lo siento Ryoga, no pensé lo que hacía‒viendo al pelinegro‒ lamento lo que sucedió

Nicolás: hmm como sea‒abrazando a su hermano‒

Ryuho: bien‒suspira‒ aclarado esto creo que es hora de regresar‒todos asienten mientras que cierta castaña, ignorando al hijo del actual caballero de Libra se acercaba cada vez más a algo que había captado su atención, una especie de esfera de luz que al contacto con sus dedos‒

Akane: ¡¡ahhh!!‒asustada‒

Todos: ‒voltean al escuchar el grito de la niña‒ ¡¡ Akane!!

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Ariza: algo no anda bien, tal vez nos han encontrado‒asustada se apresura al encuentro de los niños‒

Laila: no...‒sosteniéndose de la pared de la cueva‒ por favor Dios

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Todos: ¡¡Akane!!‒

Corren a ayudar a la pequeña castaña, siendo Rex quien estando más cerca tomara a la niña jalándole, cuidando de no lastimarle y sacarle de lo que parecía ser un vórtice.

Ryuho: los más pequeños alejen del vórtice rápido, busquen un lugar donde esconderse y sosténganse bien‒menciona lo más alto que puede para que los pequeños escucharan las indicaciones mientras sentían como eran arrastrados por ese flujo circular‒

Algunos sí pudieron acatar rápidamente las indicaciones, mientras el pelirubio trataba de ayudar a la pequeña, lamentablemente Haru al ser uno de los más pequeños de todos los allí presente no logro sostenerse a tiempo siendo guiada al gran agujero que se había formado en la cueva, provocando que tanto el rubio como la castaña terminaran entrando al vórtice sin posibilidades de salir. Los tres habían sido absorbidos bajo la atenta mirada de los demás.

Ryoga: ¡¡ Rex, Hermano!!‒estuvo a punto de correr hacia el vórtice fue detenido por Ryuho, comenzando a llorar al ver como su hermano desaparecía frente a sus ojos‒ ¡¡Hermano!!

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Un pelirubio se encontraba acostado en el suelo de lo que parecía ser un bosque, mientras escuchaba a los lejos la voz de una pequeña llamarle, poco a poco fue abriendo los ojos encontrándose con un par de ojos castaños que estaban a punto de liberar las lágrimas acumuladas al no verle reaccionar con anterioridad. Se levanta quedándose sentado por unos instantes observando el lugar en el que se encontraban.

Akane: ¡¡Rex!!‒abrazándole con fuerza‒ creí que nuca despertarías

Rex: ‒abrazando a la niña‒ Akane ¿Sabes en dónde estamos? Lo último que recuerdo fue...estar en la cueva y los chicos...el vórtice‒exclama sorprendido‒ ¿Dónde está Haru? ¿Lo viste? Recuerdo haberlo visto entrar a él también

Akane: no...no lo vi‒niega con la cabeza comenzando a llorar‒ no sé dónde está, es mi culpa

Rex: no, no, tranquila nada de esto es culpa de nadie, solo paso, vamos a salir de esta ¿sí? Hay que encontrar a Haru y después veremos que hacer‒limpiando las lágrimas que surcaban por sus mejillas levantándose y tomándola en brazos‒

Mientras caminaban podían percatarse de lo tranquilo que se encontraba los alrededores. El pelirubio esperaba encontrar lugares tétricos conforme avanzaban pero era todo lo contrario, la vegetación a su alrededor, no había rastro alguno de batalla.

Rex: Qué extraño...‒

Akane: ¿Porque?‒pregunta inocente la pequeña que permanecía tomada de la mano del pelirubio‒

Rex: no es nada...Akane ¿escuchas eso?‒cuestiona a la pequeña‒

Akane: eso significa que estamos cerca de la ciudad‒sonríe mientras corre‒

Rex: oye espera no corras, aún no sabemos dónde está Haru‒siguiendo a la niña‒

Akane: ‒seguía corriendo sin prestarle atención al ojiazul‒... ¿he? ya lo encontré es Haru ¡¡ Haru!!‒

Rex: Akane...‒a punto de alcanzarle desvía la mirada un instante, pudiendo ver a una chica que le pareció bastante familiar‒ ¿he? ¡¡ Oiga tenga cuidado!!‒le grita a la chica dando se cuenta de que no le había escuchado en lo más mínimo, desviando su trayectoria corriendo hacia la chica apartando a la chica del peligro mientras le abrazaba pudiendo escuchar el frenar del auto‒ ¿Se encuentra bi..?‒observando detalladamente a la chica‒*¡¡ ¿Ti-Tía Sa-Saori?!!*‒blanco cual papel mientras permanecía arriba de la chica sin darse cuenta, mientras la pelilila tenía un rojo adornándole la cara‒

¿?: ¿Se encuentran bien? ¿No les sucedió nada?‒una multitud de gente se acercaba a ver la escena‒ se-señorita Saori le pido disculpas por lo sucedido yo no‒interrumpido‒

¿?: ¿Cómo se atreve a tratar a la Señorita Saori de esa manera? Los jóvenes de hoy en día son unos vagos‒tomando al pelirubio del suéter‒

Saori: Tatsumi ya basta el solo me salvo la vida‒observando al chico‒ suéltale ahora

Tatsumi: como usted diga Señorita‒soltándole‒ tienes suerte de que la señorita sea cortes con alguien como tú

Rex: ‒*por lo que se ve los años no han hecho que cambies absolutamente nada*‒viéndole de reojo‒

Saori: le estoy totalmente a gradecida por...‒interrumpida‒

Akane/Haru: ¡¡ Rex!!‒corren en dirección al mencionado deteniéndose al ver a la pelilila‒...tía Sa...‒ambos son callados‒

Rex: Sara‒ríe nervioso‒ se parece mucho a nuestra tía Sara

Tatsumi: Señorita Saori será mejor que la lleve a casa lo más pronto posible, tiene asuntos de suma importancia, más de los que son estar aquí‒

Akane: pero si es el calvo‒apuntándole con el dedo al reconocerle‒

Tatsumi: ¿Cómo me llamaste mocosa?‒acercándose a la niña‒

Rex: le aconsejo que no intente hacerle daño, de lo contrario va a arrepentirse‒mencionaba con parsimonia‒

Saori: ‒sonríe‒ no habrá problema Tatsumi ¿Quisiera concederme el honor de acompañarme? Quisiera agradecerle de alguna manera por salvarme

Tatsumi: ¡¡ ¿Qué pero señorita?!!

Rex: no, no sería necesario en realidad...‒calla al sentir un ligero golpe en su pie mientras ambos infantes desvían la mirada‒...se lo agradeceremos mucho Señorita

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Laila: ¿Desaparecieron?‒preocupada‒

Nicolás: no tenemos idea de donde puedan estar, solo fueron adsorbidos, no sabemos más, tenemos que encontrar la manera de ayudarles a salir

Ariza: porque mejor no nos calmamos, encontraremos una solución a esto‒

Laila: existen tres niños desaparecidos, entre ellos mi hijo, no puedo estar tranquila sabiendo que... ¡¡ahh!!‒poniendo las manos sobre su vientre‒

Ariza: hay no‒viendo a la pelinegro‒salgan de aquí todos

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Saori: ‒ingresando a la mansión seguida de cerca por el pelirubio y ambos infantes, siendo notorio el desacuerdo de Tatsumi al ver a esos tres junto a su señora‒...Seiya, me alegra tanto de verles‒menciona al ver a un grupo de cuatro jóvenes en la sala‒ quisiera presentarles a alguien‒sonríe obteniendo la atención de los presentes‒

Mientras en los ojos de la castaña daba paso a la felicidad al reconocer al castaño que se encontraba a una pequeña distancia de ella.

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Tatsumi: señorita Saori discúlpeme si no hago lo correcto al preguntar ¿Por qué la repentina decisión de traer a esos tres aquí?‒

Saori: existe algo en ese chico que me incentivo a hacerlo, su mirada la he visto en alguien más...en el momento en el que defendió a esa niña...además pude sentir su cosmos desde el momento en el que me salvo‒pensativa‒

Tatsumi: ¿Cosmos? ¿Acaso es otro caballero de Athena?‒

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Hyoga: así que salvaste a la Señorita Saori‒mirándole despectivamente‒

Rex: eso fue lo que dije‒cruzado de brazos mientras permanecía recargado en una de las paredes de la habitación‒ no veo cual es el problema al proteger la vida de una chica como lo es Saori Kido, tampoco estoy cometiendo un delito‒chocando con la mirada del ruso‒

Shun: tiene razón deberíamos estar agradecidos por su acto de bondad de no ser por el la señorita hubiera sufrido un grave accidente‒sonríe en muestra de agradecimiento‒

Shiryu: ‒asiente‒ Shun tiene razón de no ser por ti, la señorita Saori no estaría en tan excelentes condiciones en estos momentos...lo que no entiendo es que hacia caminando por las calles pudiendo ser llevada por Tatsumi

Seiya: es verdad, Saori siempre es llevada por Tatsumi a donde sea‒

Rex: ‒se encoge de hombros‒ no tengo la menor idea yo solo hice lo que creí correcto en ese momento, con su permiso iré por mis hermanos ya es tarde‒dirigiéndose al jardín de la casa‒

Hyoga: por tu acento diría que eres originario de alguna parte de Rusia...y por tu cosmos un caballero de los hielos pero yo jamás te vi en el lugar de entrenamiento para caballeros de ese tipo, solo existe en Siberia‒

Rex: ‒sonríe de lado bajo la atenta mirada de los demás mientras observaba por unos instantes a Haru y Akane jugar‒*Nada se te escapa...papá*‒

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