La misma chica
Dos jóvenes alebrestados por el alcohol tenían sometido a otro y lo golpeaban, el chico se desplomó y se retorció de dolor sobre el pasto, al verlo, uno de los jóvenes dejó de golpearlo.
─Viejo, déjalo.
─No, todavía no suplica. ─El rubio siguió pateándolo, encontraba una inexplicable satisfacción en el sufrimiento ajeno.
Sabía que pedirle que se detuviera, no funcionaria.
Charlie bajó la cremallera de su pantalón y comenzó a orinar al otro chico.
Sometido y sin poder hacer nada para impedirlo, rompió en llanto.
─Basta Charlie, ya no es divertido ─comentó el otro.
─Nah, creo que este marica lo disfruta ─Se arrodilló frente a él y lo jaló de los cabellos obligándolo a mirarlo─. Te estoy cumpliendo una especie de fantasía, ¿eh? —le susurró al oído.
Arrugó la nariz asqueado por su aliento alcohólico.
─D-detente ─balbució adolorido.
─Hey, me recuerda a tu amiguita Ruth ─soltó en tono burlón.
─Shhh ─chitó su amigo poniendo su dedo índice sobre la boca─. Estás hablando de más.
─No hay de qué preocuparse, ni siquiera puede defenderse a sí mismo.
Él entrecerró los ojos con sospecha, presentía que había algo turbio detrás de sus palabras.
─¿A qué te refieres? ─preguntó con suspicacia─. ¿Q-qué le hiciste a Ruth?
El rubio soltó una carcajada, lo que desató el enojo del otro.
─¿De verdad quieres saber? ─dijo sonriendo cínicamente.
Elton se puso en pie y confrontó a Charlie.
─¡RESPONDE! ─le gritó a la cara.
──❀•❀──
─¿Crees que Ruth venga a la fiesta? ─le preguntó el joven pelinegro a su amigo, quien estaba sentado a su lado.
─Yo creo que ya está aquí, hace rato vi a su amigo pasar.
─¿Elton?, ¿dónde? ─ansioso volteó en todas direcciones─. Debo preguntarle por Ruth ─anunció poniéndose de pie.
─Detente ─Su amigo lo jaló del brazo haciendo que volviera a su asiento─, ya te he dicho que así no vas a lograr nada con ella.
─Qué pesado estás hoy Twenty
─El pesado eres tú ─replicó con exasperación─. Vamos a cada lugar donde te enteras que ella estará, y al final no le dices nada.
─¿Y qué quieres que le diga? ─siseo exasperado─, ¡¿qué me gusta y ya?!
─Pues sí ─suspiró con pesadez y puso su mano sobre el hombro─. No puedes seguir así. Al paso que vas, tienes más oportunidad de salir con su amigo que con ella ─bromeó.
─¡Oye! ─se quejó viendo mal a su amigo─. La verdad es que temo que ella me rechace, sospecho que a ella le gusta otro ─confesó avergonzado.
─¿Te refieres al principito? ─preguntó Twenty y Nick se limitó a asentir─. No puedes negar que es un buen tipo.
─Lo sé.
─También es deportista ─añadió Twenty.
─Lo sé.
─Y es muy guapo...
─Basta, ya entendí ─chistó con fastidio.
──❀•❀──
─Ten ─dijo mientras le entregaba un vaso con un líquido transparente.
La chica le dio un gran sorbo a la bebida y a penas lo probó, escupió el líquido de vuelta en el vaso.
─¡Es agua! ─exclamó haciendo un mohín de asco.
─No te traje nada de alcohol, porque ya has bebido demasiado ─dijo serio.
─Pero no estoy borracha.
─Por favor Samantha...
─Por favor ¿QUÉ?
─Ya no bebas más.
─Si no quieres que beba, ¿qué se supone que debo hacer?, ¿eh? ─le recriminó─. Si tampoco quieres bailar conmigo, ¿quieres que me quede en una esquina como planta? ─se quejó y se cruzó de brazos.
─Te he dicho que no me gusta bailar.
─Nunca quieres hacer nada conmigo Lukas ─le reprochó haciendo un puchero─. ¡Eres el novio más aburrido del mundo!
─No se trata de eso ─balbució sobándose las sienes. ─Solo me preocupo por ti, no quiero que te pongas mal.
El joven recordaba lo mal que su madre la había pasado por su problema con la bebida.
La chica rodó los ojos con fastidio.
─¡Puedo beber hasta mi sangre si quiero! ─replicó molesta mientras lo golpeaba en el pecho débilmente─. Tú no puedes decirme cuánto tomar.
─Basta samanta ─Lukas la sujetó de las muñecas para que dejara de pegarle─. TRANQUILIZATE.
─Yo misma iré por un trago ─farfulló molesta y se zafó de su agarre ─. No necesito tu permiso para embriagarme ─sentenció y se dio la vuelta echando su melena hacia atrás con desdén.
─No, espera Samantha ─dijo y la tomó del brazo para detenerla─. Tú ganas, tú ganas...
──❀•❀──
─¡Elton!
Ruth avanzaba entre el gentío llamando a su amigo y en un descuido, tropezó con alguien...
─Lo lamento, que torpe soy.
─Descuida, yo estaba... ─Al darse cuenta de quién se trataba se puso nerviosa─. Dis-traída.
Siempre que lo veía se sentía como un ciervo deslumbrado por los faros de un coche.
El calor subía por sus mejillas y sentía que el corazón se le salía del pecho. Tragó saliva y se dio la media vuelta con la intención de huir.
─Espera Ruth.
Al oír que pronunciaba su nombre, ella se detuvo y volteó a verlo sorprendida.
Estaba segura de que ella no le había dicho su nombre, y no era lo suficientemente popular para que él lo conociera.
─¿Sabes mi nombre?
─Sí, sé tu nombre ─afirmó sonrojado y le sonrió─. El mío es Lukas, por cierto... ─añadió y extendió su mano para darle un apretón, pero ella ya no estaba.
¿Cómo pudo desaparecer tan rápido?
Siempre que se la encontraba era de esa manera, por accidente, cruzaban un par de palabras y desaparecía. A veces se cuestionaba si era real o un producto de su imaginación... De lo que estaba seguro es que, quería seguir tropezando con ella.
─¿Con quién hablas? ─le preguntó su novia.
─Con... ─masculló señalando a la nada─. Creo que estaba hablando sólo.
─Qué raro eres.
Le arrebató la cerveza de las manos y se acercó para besarlo, pero él bajó su rostro para evitar besarla.
─Lo lamento, fue sin querer... No me gusta el olor a alcohol.
─¿Sabes qué? Ya me cansé de tus desplantes ─musitó indignada─. Mejor me voy.
Samantha le tiró la cerveza encima a Lukas y salió echando chispas del lugar.
─¡SAM! ─gritaba Lukas mientras corría tras ella─. Perdóname Sam...
──❀•❀──
Ruth entró corriendo a la cocina para ocultarse de Lukas.
─¡CUIDADO! ─gritó Twenty alarmado al darse cuenta de que por poco Ruth se hace daño con el cuchillo que sostenía─. ¡R-Ruth, casi te perforó un pulmón!
─¡¿Por qué sostienes un cuchillo de esa manera?! ─le reclamó a los gritos mientras con cuidado apartó el cuchillo de ella.
─¡¿Y tú porque vienes tan acelerada?!
─Por n-nada ─respondió nerviosa─. Es que hay mucha gente allá.
Twenty se percató de cómo la chica divisaba a Lukas desde la cocina.
─Él te gusta, ¿verdad? ─preguntó señalando al chico con el cuchillo.
─¿Pero qué dices?!, ¿de dónde sacas eso? ─dijo haciéndose la desentendida─. No, nada, ni un poquito...
─Que bueno, porque ahí viene ─comentó despreocupado mientras con el cuchillo aplastaba unas pastillas hasta hacerlas polvo.
Ruth rápidamente se escondió debajo de la mesada, pero se golpeó en la cabeza intentando al meterse.
─Jajaja, ¡caíste!
─Eres un tonto ─masculló avergonzada.
Twenty formó un par de líneas con el polvo y las inhaló directo de la mesa, ante la mirada atenta de la joven.
─¿Quieres?
─No, y tú deberías dejarlo.
Twenty lamió los restos que quedaron en el cuchillo al tiempo que negaba con la cabeza.
─¡Qué rápido hace efecto! ─siseó mientras observaba en sus manos el reflejo de la luz─, Veo luces azules y rojas.
─Yo también las veo...
La chica se asomó por la ventana y vio una patrulla estacionada fuera de la casa.
─¡CORRAN TODOS! ─gritó alguien y hubo un tremendo alboroto. Todos huyeron como si se tratara de una estampida, y en un abrir y cerrar de ojos la sala quedó vacía.
─¿Qué pasa? ─balbuceó desorientado.
─¡Es la policía!
─CARAJO, ya fue... ─Twenty sacó un pequeño paquete y sin siquiera mirarla se lo entregó a Ruth─. Esconde esto ─susurró al oído.
──❀•❀──
Cuando Charlie le contó lo que le había hecho a su amiga, la rabia y la indignación se apoderaron de él.
─¡ERES UN MALDITO! ─Elton se abalanzó sobre Charlie y lo empujó contra la pared─. ¡Todos se van a enterar de la clase de escoria que eres! ─clamó en tono amenazante.
─No, por supuesto que no lo harás ─aseguró con tono suspicaz.
De pronto, cobró sentido el cambio tan abrupto en su amiga; se comportaba más introvertida y retraída últimamente, Ruth se aisló de todos, apenas le hablaba a él.
─No te tengo miedo ─aseguró Elton, aunque no pudo disimular que las piernas le temblaban─. N-ni siquiera tú podrías librarte de algo así.
─¿Por qué crees que ella no se lo ha dicho a nadie? ─lo cuestionó mientras caminaba en círculos alrededor de él, intimidándolo─. Si decides hablar, también se entera mi hermanito —advirtió.
─¿Lukas? ─masculló confundido por las palabras del rubio─. ¿Él también está involucrado en tus porquerías?
─No, pero me he dado cuenta de que a Ruth le gusta Lukas.
─¿Y eso qué tiene que ver?
─ Lukas jamás saldría con una chica que antes estuvo conmigo.
─Tú no quieres romperle el corazón a tu amiguita, ¿o sí?
─Eres peor de lo que creí, un MONSTRUO.
A Elton se le revolvió el estómago de solo pensar en lo que había sufrido su amiga a manos de Charlie.
─Piénsalo, por algo ella no te ha contado nada ─murmuró a sus espaldas─, quizá le gustó.
Si lo que Charlie le decía era verdad, ¿por qué Ruth no se lo había contado?
Ellos no guardaban ningún tipo de secreto, él no podía simplemente cuestionarla.
─Me aseguraré de que no le vuelvas a hacer nada ─masculló entre dientes─. Lo juro.
Charlie aventó a Elton haciendo que cayera.
─¡¿QUÉ MIERDA HACES CHARLIE?! ─gritó alguien.
─Nada, toma tu noviecita ─farfulló empujando a Elton hacia él. Elton perdió el equilibrio y por poco cae al suelo, pero Nick lo detuvo.
─¿Estás bien?
─S-sí, dentro de lo que cabe ─dijo acomodándose la ropa y sacudiéndose los rastros de tierra.
─Vámonos Derek, démosles un poco de privacidad.
A Derek le pareció extraño que todo estuviera tan silencioso, así que se asomó al interior de la casa y vio a uno de los oficiales.
─Espera, Charlie ─exclamó alarmado─. Hay un policía adentro.
Charlie se puso pálido al enterarse.
─Mierda, tenemos que largarnos de aquí.
Los dos chicos huyeron saltándose la barda que daba al patio trasero del vecino.
─Será mejor que esperemos a que la policía se vaya ─sugirió Nick por lo bajo y Elton afirmó con la cabeza. Los dos chicos se ocultaron detrás de un árbol─. Esperemos aquí.
Nick se sentó en las raíces que sobresalían de la tierra y Elton se recargó en el tronco. Se quedaron en silencio, cada uno pensando en sus problemas, aunque ambos estaban relacionados con la misma chica.
─Oye Nick, gracias por lo de hace rato ─siseó con una media sonrisa en los labios y Nick le sonrió de vuelta.
Nick se levantó y se acercó a Elton, poniéndolo aún más nervioso.
─Apestas a orina ─musitó tapándose la nariz de los dedos.
Elton olfateó su ropa y arrugó la nariz.
─Agh, fue Charlie.
Lo peor no era el olor sino lo humillado que se sentía.
─Es un imbécil ─farfulló y escupió al suelo─. ¿No has pensado en hacer algo?, ellos ya se han pasado mucho contigo.
Elton se quedó en silencio unos segundos, viendo a la nada y finalmente dijo para sus adentros: ─Algún día, haré que ellos se orinen encima.
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