Capítulo 40. Mentirosa (II)
Después de mi cita con la psicóloga, me sentía más tranquila, hablar con ella me sirvió de catarsis, lloré mucho y ella conmigo... Cuando salí del consultorio, estaba tan agotada que casi me desmorono en los brazos de mi madre.
Subimos al coche sin decir nada, mi madre encendió la radio en una estación aleatoria y condujo de vuelta a casa.
Recargué mi cabeza en la ventanilla reflexionando sobre lo que había ocurrido recientemente en la corte.
Aunque, sentía pena por la manera en que Lukas y su madre se habían enterado del lado oscuro de Charlie, por otro lado, me sentía liberada.
Mi madre frenó cuando el semáforo se puso en rojo y apagó la radio.
─¿Cómo te fue con la psicóloga? ─preguntó rompiendo el silencio.
─Bien, creo que ella y yo cada vez nos entendemos más.
─Me alegra escucharlo.
─Ruth, ¿en qué piensas?
─Siempre imaginé que lo peor que podía pasar es que ustedes se enteraran, pero ahora que lo saben, me siento en paz —declaré en un hilo de voz—. Una paz que no tuve ni siquiera cuando Charlie murió —murmuré esto último sólo para mí misma.
─Lo bueno es que todo esto está por terminar ─mencionó sonriendo esperanzadora.
Mi madre siguió conduciendo en silencio, y de tanto en tanto me divisaba a través del espejo retrovisor.
─Ruth, ¿qué te parece si nos quedamos en casa y pintamos un poco? ─sugirió de repente.
─¿No vas a ir a la galería?
─Prefiero pasar tiempo contigo ─aseguró sonriente sin quitar la vista del camino.
─Genial ─solté entusiasmada.
Me encantaba estar en su taller. Hacía mucho que no pintábamos, en realidad, desde que pasó lo de Charlie... Yo me había empeñado en alejar a mis padres con mis desplantes y mi mala actitud.
Ella puso un lienzo sobre el caballete frente a mí y me dio un pincel.
─Pinta, el arte puede servirte de terapia ─comentó.
─P-pero yo no sé nada de pintura ─mascullé renuente.
Sin tener mucha idea de lo que hacía, comencé salpicando un poco de pintura por aquí, y luego, un par de pinceladas por allá.
─¿Cómo vas con tu pintura? ─preguntó mientras echaba un vistazo a mi pintura─. Ay, ay, ay ─Me miró de arriba abajo y se cubrió la boca con su palma.
─¿Q-qué ocurre?
Estalló en carcajadas y yo creí que se estaba riendo de mí.
─¿No te gusta?
─Es que... Tienes más pintura encima, que la que hay en el cuadro ─dijo entre risas─. Eso sí que es "Bodypaint".
Fui a verme en el espejo, y creo que ni el kínder me manchaba tanto. Tomé un trapo húmedo y comencé a limpiarme.
─Niña Ruth, un muchacho la busca ─informó Dolores.
¿Muchacho?
Lo primero que se me vino a la mente es que se trataba de Lukas.
Me disponía a recibirlo cuando recordé los planes que tenía con mamá, y volví hacia ella, no quería dejarla sola. Me acerqué a ella mientras pensaba en que decirle para pedirle que me excusara, pero ella habló antes que yo.
─Ve con él ─dijo mi madre anticipándose a lo que iba a decirle─. Me falta mucho por pintar, y limpiar ─Me guiñó el ojo y sonrió con complicidad.
─Gracias, gracias.
Y ni tarda ni perezosa salí corriendo, bajé las escaleras mientras me acomodaba el cabello, y fui hasta la puerta.
─¿Nick? ─mascullé sin poder ocultar mi desencanto.
─H-hola ─saludó con timidez.
─¿Qué te trae por aquí? ─sisee extrañada.
─Vine a hablar contigo Ruth ─masculló con seriedad.
─Pasa ─dije y me moví a un costado para dejarlo entrar─. Me alegra ver que esta vez entraste por la puerta ─bromeé y él esbozó una leve sonrisa.
─¿De qué quieres hablar?
Suspiró y su sonrisa se borró. Antes de responderme, echó un vistazo alrededor para cerciorarse de que no hubiera alguien que pudiera escucharnos.
─Es algo relacionado con Charlie ─musitó en un susurro.
─Oh.
Nos sentamos en la sala para platicar más cómodos; lo noté inusualmente ansioso, se frotaba sus manos en sus piernas.
─Tu-tu abogado y tu padre te han dicho algo... ─balbuceó atropelladamente y lo observé confundida─. ¿Creen que eso pueda perjudicarte en el juicio?
─No, me han dicho que no me preocupe ─respondí y parece que mis palabras lo calmaron un poco.
Se me quedó viendo y me sujetó del mentón acercándose más, cerré los ojos porque pensé que iba a besarme.
─Tienes una mancha aquí ─siseó mientras con su pulgar frotaba mi mejilla.
─Ah, estaba pintando con mamá ─Reí avergonzada.
Nick se puso serio.
─Quisiera... H-hay algo que me gustaría saber ─titubeaba al hablar─, Ruth, ¿por qué callaste lo que te hizo?
─Porque temía lo que él pudiera hacerme, a que el resto no me creyera o que me juzgaran...
─¿Te amenazó?
─Él me dijo que... ─Tragué saliva intentando deshacer el nudo que bloqueaba mi garganta─. Me dijo que si alguien se enteraba... Me mataría.
─Ese maldito ─gruñó apretando los puños con impotencia. Puse mi mano sobre la suya y le sonreí; él exhaló abrumado y me apretaba la mano intentando calmarse─. Quiero que sepas que haría cualquier cosa por ti... Ojalá hubiera podido hacer algo para impedir que ese bastardo te tocara ─articuló visiblemente agobiado.
─Lo sé, pero no te atormentes más por eso.
Nick se puso serio y se inclinó acortando la distancia entre los dos y dijo: ─Antes de contarte lo que vine a decirte, quiero pedirte algo...
Todo esto se tornaba más misterioso.
─Lo que sea ─aseguré.
Me miró directo a los ojos y pidió en un susurro: ─Dame un beso.
Lo miré incrédula, no esperaba que me pidiera eso. No supe cómo reaccionar, primero creí que estaba vacilando, pero parecía que hablaba en serio.
De repente, escuché que alguien tocó el timbre. No sabía quién podía ser, pero agradecí que me sacaran de esta situación incómoda.
Uff, que buena suerte.
─Ya voy ─gritó Dolores desde la cocina.
─No, yo abro ─repliqué.
─¿Ustedes?, ¿qué hacen aquí? ─exclamé sorprendida─. Pasen, pasen.
─Ruth, lo siento ─gimoteó Morgan y se abalanzó sobre mí─. Te juro que no era mi intención que todos se enteraran, yo quería mantener nuestra promesa, pero con toda la presión del fiscal, la jueza y yo juré por la biblia... Lo siento ─Morgan me estaba abrazando tan fuerte me comprimía las costillas─. Solo te pido que no me odies, eres mi amiga... No podría soportarlo ─balbuceó con resignación.
─No, no te odio Morgan.
─¿No?, pensé que ya no querías ser mi amiga nunca más ─chilló frotándose los ojos.
─No, aunque al principio estaba muy molesta contigo ─le dije mientras la tomaba de los hombros, ella bajó la mirada avergonzada─. Después me di cuenta de que tú me quitaste una gran carga de encima, y estoy agradecida por eso.
─Qué bueno, me sentía terrible ─suspiró aliviada.
─Horneé galletas ─anunció Dolores y colocó una charola sobre la mesa de centro.
─Fantástico ─exclamó Twenty y se llevó una a la boca.
─Aún están calientes ─advirtió Dolores.
─Ahg, ya me di cuenta ─jadeó adolorido, pero siguió comiendo.
─Y, ¿has podido hablar con Lukas? ─preguntó Morgan.
─No. ─Recordé el incidente con la madre de Lukas, y la cachetada que me dio─. N-no.
─Dale tiempo, debe ser difícil de asimilar que su hermano... Bueno, dale tiempo.
─Oye Ruth, lamento lo que te hizo Charlie ─dijo Twenty en tono solemne.
─Dime algo Morgan, ¿tú le contaste a Elton...?
─No, yo no le dije nada ─aseveró sin dejarme terminar la pregunta.
─No tengo idea de cómo se habrá enterado, pero por las palabras que me dijo el día del tiroteo... No me queda duda de que él lo sabía ─solté reflexiva.
─¿Qué fue lo que te dijo? ─inquirió Morgan.
─Elton me pidió que lo matara ─Morgan y Twenty se quedaron con la boca abierta por la revelación que acababa de hacerles, completamente atónitos─. Él puso el arma en mis manos para que yo le disparara.
─¡¿Él quería que tú mataras a Charlie?! ─soltó escandalizada. De la impresión, por poco Twenty se atraganta.
─Carajo, ¿y lo hiciste? ─exclamó escupiendo las migajas de las galletas.
─¿Cómo se te ocurre? ─le di un golpe en el brazo─. ¡Por supuesto que no!
─Tranquila, solo quería cerciorarme ─chistó y agarró otra galleta─. Aunque... Si lo hubieras hecho, no te juzgaría.
─¿A qué te refieres?
─No lo justifico, pero... ─farfulló Twenty─. Puedo comprender porque Elton hizo, lo que hizo.
─Se lo merecía ─siseó inexpresivo Nick, quien hasta ese momento no había hablado.
─Nadie merece ser asesinado, ni siquiera Charlie ─refutó Morgan.
─Sí, ya no le puede hacer daño a nadie ─añadió Twenty.
─Hay una delgada línea que separa la venganza, de la justicia ─objetó determinante Morgan─. Y Elton la cruzó, la cruzó ─enfatizó.
─Al menos él hizo algo ─farfulló Nick entre dientes.
Morgan se sintió aludida y su cara se puso roja, roja.
─S-sí no me atreví a decirlo fue porque temía que Charlie pudiera hacerte algo a Ruth, o a mí ─alegó Morgan, la voz se le quebraba y parecía que estaba a punto de llorar.
Twenty fulminó con la mirada a Nick, en sus ojos se reflejaba la ira contenida que sentía por la indirecta que Nick había lanzado en contra de Morgan.
─¿QUÉ SUCEDE CONTIGO? ─reclamó alzando la voz─. ¿Por qué le hablas así a Morgan?
La tensión era palpable.
─Si ella hubiera... ─vociferó Nick señalando acusadoramente a Morgan.
─¡No hay hubiera que valga! ─lo interrumpió─, Ninguno de nosotros puede volver el tiempo atrás.
─¡Carajo Benji, no me digas lo que ya sé! ─clamó exaltado Nick tirándose de los cabellos.
Twenty dio un paso hacia Nick, parecía que iba a empujarlo, pero Morgan lo sujetó del brazo evitando cualquier confrontación, Twenty respiró profundo, para sosegar su enojo.
─Sé que todo esto es muy jodido, y entiendo que estés indignado, todos lo estamos... Pero, a estas alturas, no tiene caso buscar culpables ─masculló Twenty intentando tranquilizarlo─. Si estamos aquí es para apoyar a Ruth, porque somos sus amigos ─Lo tomó de los hombros y lo sacudió para hacerlo entrar en razón.
─Yo agradezco a Morgan por no hablar antes, no me sentía preparada para sacar todo esto a la luz ─interviene.
─Si Morgan me hubiera dicho lo que Charlie le hizo a Ruth, yo... ─trastabillaba exacerbado.
─Si lo hubieras sabido antes, ¿también hubieras actuado como lo hizo Elton? ─le eché en cara, un poco harta de su necedad.
Él se quedó pasmado unos segundos sin reaccionar; el cuerpo le temblaba y las lágrimas inundaban sus ojos.
Me llevé las manos a la boca, en ese momento fui consciente de lo acababa de decirle.
Se cubrió el rostro con las manos y se fue corriendo acongojado.
Al verlo se me hizo un hueco en el estómago, había ofendido a Nick, no sé qué pasaba por mi cabeza para decirle algo tan hiriente. Él era un buen amigo y yo me porté como una ingrata malagradecida. Fui tras él para pedirle disculpas.
Toqué suavemente la puerta del baño un par de veces, pero no respondía
─Nick, ¿todo bien? ─pregunté ansiosa del otro lado de la puerta.
─S-sí, si ─respondió al fin─. En un momento salgo.
La puerta estaba entreabierta e intenté asomarme por una pequeña rendija, pero al acercarme, accidentalmente le di un empujón y la puerta se abrió.
─¿Nick?, ¿puedo pasar?
No me contesto.
Nick estaba apoyando sus brazos en el lavabo observando fijamente su reflejo en el espejo. Su cara empapada y el agua goteaba por su barbilla.
─Perdóname por lo de hace rato, yo no quería hablarte así... ─Comencé a disculparme, pero parecía que no me estaba prestando atención─. Nick, ¿estás escuchándome?
─Sí ─respondió sin siquiera mirarme.
─¿Tú de verdad crees que yo...?
─No, ni siquiera sé porque te dije eso, yo no creo que tú seas capaz de quitarle la vida a alguien... Discúlpame.
─No, discúlpame tu a mí, me comporte como un imbécil ─masculló introspectivo, y sin ningún tipo de pudor, se quitó la playera que llevaba puesta y la utilizó para secarse─. Me cuesta trabajo lidiar con tantas emociones...
Me perdí observándolo, era la primera vez que Nick mostraba tanta piel. Me descubrió admirándolo a través del reflejo en el espejo, traté de disimular desviando la mirada, pero mi intenso rubor me delató. Pensé que se burlaría de mí, pero no me dijo nada, solo volvió a ponerse la playera.
─Perdóname también porque creí que podría contarte, pero no quiero hacerlo ─confesó agachando la mirada─. Temo que, si lo hago, me terminaras detestando.
─Hey, no ─Sujeté su rostro entre mis manos para verlo directo a los ojos─. Jamás te detestaría ─aseguré.
Sonrió débilmente y en un impulso, lo besé.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top