Capítulo 17. Rockstar
Caminaba hacia las canchas pensando en lo que nos había narrado Morgan. Ahora sabía que Elton no había asesinado al profesor Miller, lamentablemente él solo había sido un daño colateral. Según Morgan, Elton mató al coach Graham por ser un pervertido y a Miranda por ella...
"Ella no tenía que morir"
¿Será ella la misma persona que yo pienso?
Y si es ella, ¿Cómo diablos se enteró Elton? Eso fue antes de la preparatoria...
El pasado es como una sombra, siempre está ahí detrás de nosotros.
Vi un balón de americano volando por los aires, y cayó muy cerca de mí, así que me aproximé para recogerlo. Alcancé a distinguir la figura de Lukas, quien venía trotando por el balón, y al ver que yo lo tenía me sonrió.
—Ruth, que bueno que estas aquí —habló un poco agitado, a pesar de la fatiga conservaba la sonrisa.
—Ya que tú no vienes a mí, yo tengo que venir por ti —espeté.
—Lo siento, sigo entrenando -se disculpó.
Supongo que el coach Brown los estaba castigando por su penoso desempeño en la cancha el viernes pasado.
—Te ves cansado —aseguré. Lograba notar una ligera capa de sudor que cubría su cuerpo.
— Lo estoy —afirmó. —El coach Brown está como loco, se está vengando por lo del último partido -se levantó un poco la camiseta para limpiar un poco el sudor de su frente.
— Parece más un general del ejército que un coach -exclamé yo.
Él asintió.
—Te traje esto —Le di una botella de agua que le había comprado camino acá.
—Que bien, gracias. —Quitó la tapa y bebió un gran trago. Vertió un poco del agua en su rostro, el líquido escurrió sobre sus hombros y su pecho, mojando su playera. Después, meneó sus cabellos y los peino con su mano hacia atrás. Yo lo veía como en cámara lenta, como si se tratara de un comercial de los que anuncian bebidas refrescantes con guapos modelos en la playa.
Pensé; Lukas está tratando de seducirme, y le funciona.
—Este calor es sofocante —se quejó él. Efectivamente, el sol era abrasador y me estaba dando calor.
—¿Y cuándo terminará tu práctica? —lo cuestioné.
—Aún estaré una hora más, mínimo —Se rascó la nuca al responder.
—Te esperaré —le anuncié.
—Pero te aburrirás mucho estando aquí —debatió.
—¿Una hora? Podría esperarte más —le aseguré.
Ya había esperado tanto tiempo por poder estar con Lukas, ¿qué importaba un poco más?
—Además, puedo tomar el sol y broncearme un poco, para quitarme este aspecto pálido — agregué mirando al cielo con las palmas extendidas hacia arriba.
Él se rio. —Quisiera poder quedarme aquí contigo —Me envolvió con sus brazos y me apretujó contra su cuerpo.
—Lukas, escápate conmigo —le sugerí mientras aún estábamos abrazados.
Él rompió el abrazo, se separo de mí y me observó buscando la ironía en mi rostro. No la había.
—Hablo en serio —recalqué—. Puedes decir que pateaste tan fuerte el balón que lo perdiste de vista, y que lo estuviste buscando...
—Ruth —me interrumpió. —Nadie creerá eso —negaba entre risas.
—Anda, vámonos —le pedí casi de forma infantil. Yo me aferré a su antebrazo e hice cara de puchero—. Ya inventaremos una excusa mejor, una más creíble.
Me sentía como un diablillo posado en su hombro mal aconsejándolo. Tal vez Jason tenía razón, soy una mala influencia para Lukas.
—Ruth, no me mires así —habló desviando la mirada—. Es difícil rechazarte cuando te ves tan linda.
—Lukas voltea —le solicité, pero se resistía a hacer contacto visual, por lo que, sujeté su rostro entre mis manos y lo posicioné frente al mío. Antes de que pudiera decir algo, él habló.
—Si me lo pides de nuevo, lo haré —Finalmente pronunció y después se mordió el labio para acallarse.
—Ya no insistiré, tampoco te quiero meter en problemas —dije resignada—. Pero hubiera sido divertido.
Yo suspiré y él me besó en la frente. Lukas es un buen chico, y difícil de sonsacar.
—Debo volver al entrenamiento —indicó y extendió su mano para que le devolviera el balón.
—¿Quieres tu balón? —cuestioné divertida. —Entonces ven por él —me alejé corriendo hacia atrás un par de metros.
—¿No me lo darás?
—NO —Apreté el ovoide entre mis brazos.
Se aproximó corriendo, pero antes de que pudiera alcanzarme yo me alejaba. —Te aprovechas de que estoy cansado —Su voz se intercalaba con jadeos.
—Si lo quieres, tendrás que atraparme. Ve esto como parte de tu entrenamiento —dije dando saltitos de un lado a otro.
—Ruth, no me queda más energía para perseguirte —se quejaba.
—Vamos, tienes que poder conmigo solo soy una chica -lo animaba a perseguirme.
Lukas se dejó caer sobre el césped.
Una parte de mi pensaba: "Que dramático", la otra: "Ojalá esté bien". Como no se levantaba, me preocupé un poco. Me acerqué para revisar cómo estaba.
Yo solo quería jugar con él y parece que lo he llevado al límite.
En cuanto me acerqué, pude ver cómo su pecho se subía y bajaba, evidenciando su agitación. Aún respira.
Pasé mi mano por su cabello e incliné mi cabeza para escuchar su corazón, en ese momento me aprisionó entre sus brazos y exclamó —¡Te tengo! —Movía mi cuerpo de un lado a otro y me besaba por toda la cara. —Eres mía —susurró.
¿Cómo podía decir eso cuando yo estaba encima de él?
—¡LUKAS WOODHAM! —gritó una voz que se percibía enojada.
Mierda, era el coach Brown.
—Oh-oh. Estás en problemas —canturrié. Si Lukas me hubiera hecho caso, nos habríamos ahorrado este regaño.
—¡Se supone que estabas entrenando!
Podía sentir como el miedo se apoderaba de Lukas. Al verlo aproximarse, nos pusimos de pie y nos sacudimos la ropa.
—¿Qué haces aquí? —le reclamó fúrico el coach. Me dedicó una mirada acusadora, yo intenté esquivarla. Sonreía nerviosa.
Tal vez, ante sus ojos la escena no parecía tan inocente como realmente lo era.
—Y-yo fui por el ba-balón —tartamudeaba en su respuesta. Rápidamente, coloqué el balón entre sus manos y silbé disimuladamente.
—Necesito que metas esos balones en entre esos postes, no tus bolas entre las piernas de tu novia —profirió el coach.
Abrí los ojos como platos y me cubrí la boca con las manos, no podía creer lo que escuchaba. Sentí como el color subía por mis mejillas. Giré mi rostro para ver a Lukas, él estaba peor que yo, completamente rojo hasta las orejas. Me causó un poco de gracia verlo tan ruborizado, casi incandescente.
—M-mejor te veo luego Ruth —masculló nervioso sin alzar la vista.
—Ok, sigue entrenando —le dije a modo de despedida.
Me sentí un poco mal por dejar solo a Lukas con el coach, ya que, probablemente lo pondría a practicar tiempo adicional.
Volví a casa, y encontré a mi madre caminando de un lado a otro.
—Ruth, que bueno que ya llegaste —dijo aliviada al verme.
—¿Qué pasa? —Quería saber que la tenía tan ajetreada.
—Hoy es nuestro aniversario —respondió con un tono de exasperación. La conocía, seguramente hasta hoy lo recordó.
—Necesito tu ayuda —habló angustiada—. No sé qué vestido usar.
Me mostró dos vestidos uno negro y otro rojo, aún estaban colgados en el gancho. Yo le señale el negro. Con cualquier cosa que se pusiera se veía bien.
—¿Y por qué te demoraste? —me preguntó—. Creí que hoy salías temprano.
—Estaba en la escuela con... —titubeé un momento antes de contestar ¿Sería prudente contarle?
Me observó con curiosidad, esperando mi respuesta.
—E-estaba con un chico —dije en un hilo de voz—. Estamos saliendo.
—Vaya —soltó levantando una ceja y preguntó—, y ¿quién es?
—Es el chico del funeral —contesté, y pude darme cuenta por la cara que estaba haciendo, de que mi madre no sabía a quién me refería. Se sentó en el sillón, pensativa.
—El que se parece a Jim Morrison —masculló con un tono de duda.
Repasé mentalmente la imagen de Jim, pero no lograba relacionarlo con nadie que conociera. Lukas no se parece a Jim...
—Uno de cabello alborotado con aire de rockstar —añadió.
Negué con la cabeza. —No, ese es Nick —me reí ante la comparación, aunque Nick si tenía cierto parecido con Jim Morrison—. Yo me refiero al hermano del chico que murió.
—¿El otro hijo de los Woodham? —me cuestionó—. Se llama Lukas ¿no?
Yo moví mi cabeza afirmando.
—Él es muy lindo —Mi madre sonrió con picardía—. Bueno, cualquiera de los dos está guapo.
—Apenas comenzamos a salir —recalqué.
—Entonces, es buen momento para tener la charla —indicó seria.
Maldición, la charla.
—No. Por favor, no —me opuse. Le tenía confianza a mi madre, pero no quería que me sermoneaba.
—Tengo que hacerlo, es mi deber. —Se sentó a mi lado, dándome a entender que la cosa iba en serio.
—Si te prometo que mantendré mi castidad hasta que cumpla la mayoría de edad, ¿nos ahorramos esta charla?
—No. —Fue contundente en su respuesta.
—No creo que vayas a decirme nada que no me hayan dicho ya en la escuela —musité. Me levanté, lista para huir a la primera oportunidad.
—RUTH WITHMAN —soltó mi madre—. Siéntate.
Me dejé caer en la silla —De acuerdo, te escucho —dije desganada.
Debí haber tomado notas de todo lo que me dijo, ella era mejor explicando que los profesores de la escuela. Ellos provocaban que te diera asco todo lo del sexo, sus enseñanzas se resumían en: "Usen condón o se contagiarán de una ETS". Ahora que mi madre me lo contaba, realmente me parecía un acto de amor.
—A veces te crees tan adulta que olvidas que te falta mucho por vivir —concluyó mi madre.
Luego una duda se hizo presente: ¿Lukas era virgen? Pero rápidamente se disipó. Lukas salió con Lisa, es casi imposible que haya salido ileso de ahí.
Hola, guapos lectores.
Un nuevo capítulo, más tranquilo que el anterior. últimamente, me está costando mucho escribir. Mi ardilla no gira como antes.
Prometo que cuando terminé de escribir todo, corregiré todos los errores que me señalen, quiero hacer un texto con calidad y una historia que les guste de verdad.
PD: Arriba les dejo una canción del rey Lagarto.
Comenten aquí su canción favorita de The Doors.
Saludos cósmicos. Nos vemos en el siguiente capítulo.
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