Capitulo 15 (Lobo Y Cordero)

Hola, mis terrones de azúcar, ¿Me han extrañado? Yo si, queriendo ponerme al día y cada vez lo noto mas difícil, pero algún día.

Ademas que ahora estoy en otras plataformas como Booknet, Inkpired, Spirit Fanfics, Ao3, Inkitt y Amor Yaoi, así que por allá me pueden encontrar cuando gusten, mas que nada lo digo por que Wattpad y sus reglas... Bueno... Por si me borran la cuenta de allá, y se la saben.

Igual, tengo cuenta en Fanfiction, por cualquier cosa jjaja.

Ahora a lo que nos tiene aquí.

Llegamos al capitulo 15, eso significa que ya andamos por la mitad jjajaj XD.

Algún día lo terminare lo juro, por mientras les cuento de que va.

Día 15.- Lobo Y Cordero: Aquí la alegoría del depredador y la presa. Donde pueden devorar al cordero o ser devorador. También referencia a algunos cuentos infantiles o tomar sus características de cualquier forma.

Advertencia: Sacrificios, lemon, posible mpreg, referencia al omegavere sin serlo de verdad, Dios y referencia a tomas +18.

Terrones menores de edad o sensibles a estos temas, absténganse de leer.

Se volverá un fanfic a futuro, por que tiene mucho que contar.

Lean bajo su propio riesgo.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¿Alguna vez has escuchado la historia del corderito que se sacrifico por los suyos?

Si no es así, ¿Quieres que te la cuente?

Bien, es una historia tan antigua como el mismo tiempo.

En una aldea de faunos carneros, la mala fortuna cayó, en ese año la cosecha no se estaba dando del todo bien.

Se encontraban desolado, angustiados, demasiado preocupados como para pensar una solución.

Todos los aldeanos estaban conscientes de que si no daban el sacrificio necesario este año, tendrán que pagar peores consecuencias que una mala cosecha.

Cada años, debían dar la mitad de sus cosecha, pero... No alcanzaba ni para protegerse ellos mismos del crudo invierno.

Las familias lloraban, pues no tendrían que darles de comer a sus hijos en esta época, los jóvenes intentaban hacer que la cosecha se extendiera lo más posible para tener una mínima oportunidad.

Los ancianos meditaban sobre que debían hacer, ya que no existía forma alguna de reparar este desastre.

Sin embargo, un joven cordero no podía quedarse sentado sin hacer nada, lucho junto a los más jóvenes para que la cochera se salvará lo mejor posible, pero nada estaba funcionando, ni siquiera los rezos al Dios que los castigaría por su falta de tributo, así que... Solo una cosa pensó que podía hacer.

Solo se despido de su abuelo sin decirle a donde iba, y con una triste sonría se marchó, justamente hacia la montaña, donde encontrará el camino a aquel Dios que podría perdonarlos a cambio de algo mucho más preciado.

Camino por mucho tiempo, buscando el correcto... Y se terminó perdiendo un poco, pero al final, cansado, mal trecho y desgastado, llego hacia un arco de madera rojo, donde al pasar, su vista logro ver un firmamento de ensueños.

Agitado y sorprendido, se alegró tanto al encontrar el templo del Dios

Logró llegar.

Encontró a los guardianes de la entrada, pidió, rogó y se inclinó ante ellos para poder ser atenido por quien iba buscando.

Avisaron al feroz Dios, que se veía aterrador, y su rostro mostraba un enorme desagrado hacia los faunos carnero, pues no quería saber nada de ellos, pero...

La insistencia del joven, y que sus sirvientes le informaron varias veces sobre esa petición, ya que este no se iba a pesar del tiempo transcurrido.

Al final acepto verlo.

Sentado en su trono, sus ojos azules afilados con un pupila de cazador fijas en ese cordero indefenso, las orejas de lobo color blanco se encontraban atentas hacia el invitado indeseado, sus cabellos cual oro cayendo por su espalda desnuda y sus pectorales en iguales condiciones. Su cuerpo marcado por su fuerte condición, la cola de lobo blanco se mostraba esponjosa detrás de su espalda, bastante grande e imponente, con pantalones pulcros y bombachos, sus pies descalzos con joyas de oro y piedras preciosas en rojo y negro adornando sus tobillos.

Solo siente un completo desagrado por el joven que está presente en su sala de trono.

Sumamente intimidado, se tragó su miedo pesadamente y con aquellos ojos esmeraldas y su cabello lila atado en un trenza baja, se plantó delante, para arrodillarse hasta que su frente toco el suelo, pidió y rogó por su gente.

-Se lo suplico. Perdone a mi pueblo. Este año la cosecha fue muy mala. Y no creo que podamos tener el lote que pide por su protección- Su miedo aún sigue latente, es normal, ese Dios lobo, temido y conocido por los castigos que ha dado a su gente, esta de frente a él, dedicándole un rostro de molestia, casi como si quiera destazarlo en ese mismo momento.

Pero este solo se limitó a mirarlo con seriedad y severidad incluso con cierta repulsión.

Ignoro su suplica y sin mirarlo completamente, solo dirige sus palabras desinteresadas.

-Es el trato que tu gente tiene conmigo. Si no cumplen, ya no seré benevolente y así como este año la sequía azotó, y no fueron capaz de anticiparse, no aseguraré que el año que venga, las lluvias vuelvan a ser iguales o incluso tal vez hasta más escasas-

No sonríe, solo asiente, su voz es despectiva y prefiere mejor marcharse, ni siquiera desea escuchar lo que sea que él otro conteste.

-¡¡¡NO, POR FAVOR!!!- Aquel fauno intenta alza su voz, pero el miedo lo invade de inmediato.

Ante un Dios tus modales deben ser los mejores.

Aquel Dios ni siquiera lo miro y siguió alejándose de su sala.

-Si usted... Sigue bendiciendo a mi pueblo con su poder, su amabilidad... Si nos brinda lluvias y perdona que este año no se le dé parte de la cosecha... Yo... Yo...- Su voz tiembla, no sabe que decir o hacer... Alterado sin lograr hablar más por el enorme miedo que siente en su ser por él.

Intrigado y con la curiosidad que llena al Dios, se gira lentamente y sus ojos afilados se fijan en el indefenso fauno -¿Tú que?- Alza una ceja cuestionable al joven de cabellos largos.

-Yo... Estoy dispuesto a sacrificarme...- Sus hombros y labios tiemblan, aterrado por lo que llegara a pasarle –Ha... Ha... Hacer lo que usted quiera...- No logra mantenerle la mirada ni un solo segundo, sabe que es una falta bastante grave de respeto hacia un Dios peor no tiene de otra, esta tan desesperado que lo intentara todo. Solo deseaba que sus palabras y propuesta sean suficientes para salvar a su gente...

La burla en esos azules ojos se nota y ese rostro no pierde el tiempo para humillar al joven fauno.

-¿De qué me servirías? – Pregunta sin darle mayor importancia al asunto, para volver a reanudar sus pasos.

Simplemente no se puede dar por vencido, no podía permitir que esto pasara, y aunque preocupado porque su voz sea una falta grave de respeto, intenta protestar -Haré lo que sea... Lo que usted desee, yo... Le serviré en lo que quiera...- Sus ojos se aguadan pro las lágrimas, aunque intenta mantener una mirada firme -Pero por favor, por favor... Le suplico que perdone a mi gente- Realmente no le importaba lo que pase con él -Yo haré cualquier cosa por ellos—implora y súplica, mientras sus palmas están en el suelo y llora desesperado por esta la última oportunidad. Incluso si llegara a ser devorado, lo aceparía sin más.

Este acto de bondad, intriga al Dios.

Noto que este joven posee un corazón bastante puro y amable... Algo que nunca creyó posible en los faunos mortales.

A los cuales, jamás los creyó capaces de llegar a tener este tipo de sentimientos.

Niega fin la cabeza y bufa fastidiado, para seguir dándole la espalda al pelilila -Espero que seas bueno limpiando- Le responde, ignorándolo por completo, pero con cierto interés en su voz.

Cuando se fue de la sala de su propio trono dejo al fauno impresionado, integrado, pero feliz a la vez.

Sus lágrimas de felicidad salieron a mares, lo había logrado, consiguió una oportunidad más a su pueblo, sin importar que el precio fuera su propia vida.

Se inclinó hasta que su frente volvió a tocar el piso, y llorando agradeció a ese Dios.

Y así pues... Ese fauno hizo lo que debía hacer.

Vestido como los demás, con un traje de miko blanco arriba y rojo abajo, comenzó a limpiar todo el templo de aquel Dios lobo, guiado por los sirvientes de este. Sin embargo, el joven fauno estaba en una enorme desventaja, ya que, esos servidores son inmortales, no necesitan descansar como él, ni comer, ni tomar agua, podían hacer su trabajo día y noche sin agotarse... Aun así, eso no desanimo al pelilila, que intento hacer lo mejor siempre para demostrar que ese trato fue lo mejor, a pesar de algunas veces caer rendido.

Aun así, ese fauno nunca se dio por vencido y siguió limpiando, a la vez que trajo con él un nuevo ambiente de alegría y sonrisas, que comenzó a inundar ese templo de a poco.

Hasta que las risas llamaron una vez más la atención del Dios, que lo miraba de repente y le parecía curioso que un cordero de esa joven edad se sacrificara por toda su gente, le parecía un ser especial y único...

A la vez... Que algo despertaba en él cada que lo tenía cerca... Una sensación de que conocía esa esencia que el pelilila poseía.

Y así, ambos se fueron acercando lentamente, el fauno agradeciendo cada vez que podía y el Dios preguntándole sus razones...

-Solo quiero que mi abuelo y mi gente sean felices... No existe nada más que eso. Ese es el enorme deseo que tengo en mi corazón- Tímido y con una reluciente sonrisa comparte sus pensamientos.

-¿Incluso a costa de tu propia vida?-

-Sí, incluso a costa de ello... Soy feliz si mi pueblo lo es-

Ese gesto de bondad, esa alegría y sinceridad en su corazón, que va al grado de sacrificarse por completo, le fue impactando cada vez más, al grado de querer entenderlo a profundidad.

Y a la vez, ese fauno conoció una faceta del Dios, que nunca le contaron...

Bajando su mirada, pues debe mantener el respeto ante el ser todo poderoso -Y usted... No es tan aterrador como pensábamos-

Fue allí que el rubio Dios, se puso serio y su semblante cambió, hablando con tranquilidad.

-Un Dios debe ser así, para que los mortales no cometan el mismo error que se cometí hace siglos- La mirada azul parecía de nuevo teñirse de ira y odio hacia los faunos.

Aquello sí que sorprendió al más joven, pero no pregunto la razón... Y entendió que incluso ellos, tienen sus propios dolores.

Y así pues, ambos empezaron a formar una amistad, una qué fue haciéndose cada vez más fuerte... Y estrecha.

Tanto así que el Dios empezó a sentir ciertos celos y desagrado por aquellas otras deidades que se empezaron a interesar en el pequeño fauno por aquella esencia que despedía.

Por esa razón, aquel Dios lobo deseaba que esas atenciones que el pelilila tenía con todos, solo fueran directamente suyas.

No permitiría que otros Dioses le hablaran, los sirvientes eran de los pocos con los que podía hablar ese joven.

Y claro que cada día que pasaba, el de cabellos dorados intentaba negar que disfrutaba la presencia del pequeño mortal, pero...

Al conocerlo mejor, se dio cuenta de que tanta equivocación poseía en su corazón, ese fauno lo hizo entender tanto y a la vez asustarse por lo que sentía.

Sin embargo, y consciente de su realidad, decidió entonces...

-Ya has pagado el sacrificio de este año... Puedes irte— Le concedió su libertad a pesar de que no quería alejarlo, deseaba conocer más de él, de los mortales... De que... No todos son unos egoístas como había creído por tanto tiempo.

Ese cordero, se sorprendió y sus ojos mostraban incredulidad ante ese gesto.

-¿D-De verdad?- Pregunta con una sonrisa, y un peso en su corazón.

-Si- Asiente, manteniéndose digno ante el mortal -Ya no estás obligado a permanecer a mi lado- Dijo eso con una profunda tristeza.

Aquel mortal se alegró tanto, deseaba ver a su abuelo, a su gente, a todos ellos, pero... El pensar en que ya no vería al Dios nunca más, en que... Al momento de poner un pie fuera del templo, tal vez jamás vuelva a tener la fortuna de encontrarlo.

Su corazón se oprimía, sus manos se sujetaron ente si y se aprisionaron en el pecho, y un enorme dolor se reflejó en su rostro.

Era la prueba, la enorme prueba... Si ese mortal decidía irse, le diría lo que ha causado en su corazón, si lo acepta, si le corresponde entenderá qué es real, pero sino... No se vengara.

El fauno estaba obligado a obedecer ciegamente, pero no lo ataría hacer algo que no pudiera soportar.

No es ese tipo de Dios.

-Le agradezco tanto que siga bendiciendo a mi pueblo y que me de mi libertad- Esa cálida sonrisa dedicada solo para el Dios lobo.

Es allí que quería expresarle este secreto qué es difícil confesar, pero...

Solo sintió como su torso es rodeado por el mortal y una respiración contra su pecho.

-Pero... Aun no estoy listo para dejarlo de ver- Fue quien decidió hablar primero, y enfrentarse a lo que despertó en su ser.

Ese Dios se quedó completamente impactado por esa tierna acción, más no dudo en corresponder ese abrazo y con la audacia que posee, levantó ese mentón, y sin decir nada más, un beso se acopla a ambas bocas... Uno donde ese contacto se volvió mítico y puro, uno donde demostraba qué algo insólito volvía a ocurrir.

Un Dios y un mortal se han enamorado.

Aquellos sentimientos habían escalado al grado que sus deseos se volvieron imposibles de ignorar y ninguno deseo parar.

En un instante... Y sin dejar de probar sus labios, el rubio Dios, cargo a ese fauno con delicadeza, desprendiendo entre ambos una luz que nunca antes se había podido ver.

Con delicadeza lo cuidaba, demostraba que ese mortal se volvió en el tesoro más valioso que la deidad que protegía dos especies enemigas que se complementaban, poseía.

A su habitación, y el rubio decidió desaparecer la puerta, nadie interrumpiría lo que ambos harían.

Miedo, amor, deseo, angustia y placer... Todo se mezcló en ese momento, pues el lobo devoraría al corderito.

Y ninguno necesitaba la fuerza para someter o huir, uno no se resistiría y el otro no solo buscaría su propio placer.

Delicadamente las prendas despojaron ese cuerpo mortal, los besos no faltaron, labios, frente, mejillas, cuello, pecho, toda la piel del corderito fue reclamada al grado que marcas rojas se dejaron ver.

El Dios complacía por primera vez, aprendió sobre que existe una infinita felicidad al darle lo que desea a un mortal.

Caricias en la espalda, en el pecho, toques en esas piernas blancas, esos brazos, las manos. Todo recorrió y conoció. Y ese cuerpo se volvió en lo más maravilloso que existe en este mundo.

Había conocido tanto por los siglos vividos, pero lo que ese cordero le mostro, era único.

El Dios, mostró igual su anatomía, y ninguno sentía ya vergüenza ante el otro. Solo deseos de abrazos fugaces, besos apasionados y una cercanía que ninguno antes conoció.

En el instante en que ambos se volvieron uno.

El rubio Dios experimento lo que es el placer, lo que los humanos conocen como un amor carnal, profundo y apasionado.

El rostro del carnero demostraba tantas facetas, pero las que conocía, le significaban dolor...

Vio lágrimas y beso esas perlas saladas también esos delicados labios una y otra vez, mientras su momento era lento, aunque no soportaba ser suave por mucho más, necesita ser invasor en ese cuerpo, pero no era capaz de producirle ningún tipo de agonía.

-¿Estas bien, Mu?- Preocupado, aun lo invadía lentamente.

Asiente, con los ojos entrecerrados, mientras su cuerpo descanso sobre esas sedosas sábanas marrones con dorado, y las almohadas cuidan de su cabeza -Es solo... Mi señor, que... Duele... Pero es un dolor gentil— La sonrisa se proyectó, la sinceridad la detectó y pequeñas lagrima volvieron a caer.

Ese sonrojo en esa piel, la dulzura y calidez que aún seguía manifestando eran sorprendentes.

Ese mortal, nunca dejaba de sorprender al Dios que ya había vivido tanto.

Lo abrazo, alzó ese cuerpo y lo puso sobre su regazo sin dejar de estar en su interior.

Esas esmeraldas se sorprendieron al estar tan cerca, las manos firmes del Dios, sostienen su espalda con delicadeza y cuidado.

Aquellos zafiros se suavizaron solo como Mu lo lograba hacer.

Y esos labios se acercaron para ser claro.

-Puedes decir mí nombre... Solo tú puedes decirlo, solo en tu voz suena hermoso— Besa esa frente, mientras su pelvis se mueve y conoce la primera reacción de genuino placer carnal de Mu.

El fauno no comprendía en ese instante, hasta que su mente dejo de nublarse por la primera embestida.

Se aferro al cuello del Dios, y entrecortados jadeos soltó ese nombre que él conocía y podía decir abiertamente.

-Sha... Sha... Ka... Aaahhhm...- apretó sus labios, se sentía como un completo vulgar por expresarse así ante un Dios, pero él le dio la seguridad de hacerlo cuando lo escuchó también pronunciar aquellos gemidos de placer que le estaba dando su cuerpo.

De esa forma su unión fue única, fue sellada, y nadie podría separa lo que un Dios ha decido formar...

Un embestida más, un beso, aquellas caricias, fueron los puentes para lo que pasó después.

Cuando ambos terminaron, el Dios no desea alejarse de ese interior, sus ojos azules brillaban de felicidad, y decidió que su cuerpo y el del mortal debían estar unidos por más tiempo.

Simplemente no saldría, aunque su venida había dejado su divina semilla en el cuerpo del fauno.

Por su parte, Mu estaba jadeante y agotado, aún sobre el Dios que lo abrazaba y besaba la frente.

Estaba feliz, pertenecía al Dios que empezó a amar sin darse cuenta y es correspondió.

-Mu, ¿Esto es lo que los humanos llaman amor? ¿Verdad?- Pregunta teniendo el cuerpo ajeno entre sus brazos.

-Si, esto es amor... Shaka... Yo... Lo amo- Se atrevió a ser el primero en decirlo, con vergüenza y pena a pesar de la situación.

Y el Dios lobo, acarició esa sonrojada mejilla, para verlo mejor, y poder así dedicarle las siguientes palabras que salen desde lo profundo de su corazón que creyó muerto desde hace siglos.

-Te amo Mu- Lo dijo, mientras volvía a reclamar esos labios, mientras su miembro se había hinchado y dejando imposibilitada la opción se salir de ese trasero, mientras lágrimas de felicidad desciendes de las esmeraldas, y sus cuerpos desnudos iluminados por la luna.

Se dice, que hoy en día su amor aún sigue vivo.

Que ese amor, todavía protege a ese pueblo hasta la fecha.

Todo gracias a la valentía de un fauno, que se atrevió a desafiar un Dios que terminó enamorándose de él.

Ellos aún están amándose con tanta pasión, que... Existe un fruto de ese amor imposible, que nunca debió existir.

Y si te preguntas, ¿Cómo es posible que aun siga con vida el amor del Dios lobo?

Bueno... Es una historia interesante, que te la contaré en otra ocasión ¿Si?

Así que, si deseas saber más de su amor, conoces el precio y deberás pagarlo primero. 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj?

¿Como están, terrones de azúcar?

Espero que bien, la verdad, ya no me cuentan chismes jajajajaja como sea...

Recordé que antes hacia preguntas, así que... Haré una, mas bien como algo curioso, a ver si le entienden.

¿Soy fan de Saint Sieya cuando...?

Me emociono por los caballeros dorados de mi signo y busco similitudes con ellos.

Jajajajja, o sea completen la frase con cosas que ustedes hacen o sienten cuando ven Saint Seiya, ¿Que les provoca?

Espero que me entiendan, si no... Pues ya lo sabre jajaja

En fin, me despido terrones.

No sin antes agradecerles su atención, sus comentarios y su preferencia.

Los quiero mucho.

Ammu se va.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top