Mírame, mírame.

Mírame, criatura.
Vacía en mí tu infinito.

Mírame y te veré
Cómo nadie te ha visto.

Allí guardas lo que no dices
Lo que nadie nunca sabrá

Allí yacen tus hiervas verdes
Y tu instinto más animal

Mírame, querida niña
Que en claridad resides

Amapolas de inocencia
Y visiones depuradas recibes.

Mira mis ojos, hombre viejo
Con tus dos pozos en el rostro

Hundidos por tantas cargas
Y por tantas cargas rotos.

Mírame. Y si eres humano, te conoceré

Mírame, mujer desnuda.
Cambiantes colores de alba

Tus penas no se harán más pequeñas
Por arrojarlas solo en tu alma.

Vivir, solo quien vive lo sabe.
Pero, joven muchacho, mírame

También tú sufres
Aunque no lo dices

Mírame, y si tienes sangre en tus venas, te adivinaré.

Solo en tus ojos vive
El portal a tu otro mundo

Y así tus ojos no vean
Serán tu viento más crudo.

No me censuran, señora
Sus ojos ni una palabra

Sé que usted llora en la noche
Y que la muerte le habla.

Mírame, y si te late el pecho, te escucharé.

No me temas, mírame.
Con la más aguda indecencia

Y en cada mancha de tu ojo
Desprenderás tu esencia

Fija tus ojos, chica
De preciosa adolescencia

Y pasarás cuando te los miren
La mayor y mejor vergüenza.

Porque tus ojos se intimidan con los míos.

Porque tú te intimidas con mis ojos.

Mírame, y si hay carne en tus huesos, te conoceré.