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–Espero que hayas encontrado lo que venías buscando.

–Si, gracias.

Tengo muchas preguntas en mi cabeza. A menudo logro formular algunas, pero se escapan.

Ese era un día sin muchas pretensiones, pero conocí el cambio de mi vida.

Sus palabras eran certeras como flechas y su rostro iluminado eliminaba todas las impurezas.
Pero lo mejor de sí era su imperfección.

Una confusión era mi mundo. El mundo más roto que se me puede ocurrir.

Quiero a todos en mi mundo y todos me quieren. Existe luz de espejo, amistad, conveniencia; la más preciosa complacencia.

Pero entre los colores llegué a vislumbrar sombras. Se escapaban como fragmentos del cielo y se hacían trenzas con el resplandor. Tenue silencio.

Pero un día ví.

Era el imperfecto ser de sombras grises.

Cuando pensé que todo lo que había visto estaba allí. Llegó.

Esperé en mi delirio encontrar que no había fallas en mi mundo, en mi casa. Pero él se coló por las ventanas de mi infinito y fabricó allí su jaula.

Mi felicidad no daba lugar a nada más. Inmenso. Impoluto. Intacto.

Pero un día ví.

Magnífico ser. Nuevo ser. Preciosa electricidad. En su rostro las sombras. En sus ojos la luz. Venas. Carne. Olor desagradable.

Venas abiertas. Carne humana. Olor desagradable.

Tú eres la imperfección de mi perfecto. Viniste aquí. Y pude ver.

Mis figuras daban vueltas despacio en mi mundo. Algas danzantes en un eterno canto. Agua por nadie tocada. Por nada manchada la transparencia.

Y su susurro se abrió el camino. Voz de roncas cuerdas. De rotas sinfonías. Gracias a ti pude oír.

Querida mancha de drama. Pupilas de expresión sin pureza. Sin magia los dedos. Sin fantasías un pelo negro sin vida. Tú eres tan imperfecto.

Tan imperfecto que vuelas. Tan marchito que permaneces. Sequía de gestos. Maleza de mentes.

Pero así es el mundo alterno. Sin cantos de flores y vientos. Sin finura.

Llegaste aquí como nadie. Pues nadie es tu tosquedad. Tu firmeza.

Nadie es sino para manchar mi guardada pureza. Pues así es este mundo.

Realidad. Llantos.

Me despertaste de mi mundo y me trajiste aquí. No lo quiero. No quiero tener que venir de nuevo.

Querida cara. Amados dedos. Tocar con negro un blanco. Vestirlo con su velo.

Amor. Sentimiento.

Ya no puedo volver. Ojos grises. Cara desierta.

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