Diario

Querido Diario:

Hoy se cumplen 5 años desde que me fui, por lo que inicio estas páginas en un intento vago de no caer en la locura.

Si bien la mayor parte del tiempo estaba solo, disfrutaba compartir con mis compañeros de armas alguna comida, entrenamiento o viaje a Rodorio para comprar la despensa...

Dejé atrás grandes amigos, sin ninguna explicación y ellos no lo merecían. Días como hoy me cuesta conciliar el sueño al preguntarme si hoy me odian, o si ya me han olvidado...

Trato de enfocarme en mi entrenamiento, mis meditaciones y en fortalecer mi mente...

Es curioso que ha pasado tanto tiempo, y aún no logro acostumbrarme a hacer estas cosas sin su compañía.

Shaka ¿Que estarás haciendo ahora?

...O...

Querido Diario,

Hoy fui a hacer las compras al pueblo y milagrosamente encontré un plátano maduro, no podía creerlo, con este clima tan inóspito seguro fue todo un problema traerlo hasta acá y que se conservara.

El mercader me vio raro por la alegría que me produjo un simple plátano y noté por el rabillo del ojo que siguió mis pasos hasta que me aleje a varios metros de su tienda, pero es que si él preparase este plátano como Aldebarán me enseñó, seguro no me lo vendería.

Aldebarán ¿Será que me hechas tanto de menos como yo a ti? Las comidas no son iguales desde que no las compartimos, extraño tu risa contagiosa y que me vieras "disimuladamente" esperando que no me terminara mi comida para que te la diera, jamás te confesé que siempre dejaba a propósito algo en el plato.

Hoy prometo que me comeré todo el platillo, aunque seguro estoy de que no quedará igual de rico que el que tú solías prepararme.

¿Será que ahora alguien ocupa mi lugar en tu mesa? Espero que sea así, mi querido amigo.

...O...

Querido Diario,

La arruiné, arruiné la túnica que Shaka me dió antes de irse a la India. No puedo creerlo, mi único consuelo es que nunca lo sabrá, pero me llena de tristeza haber dañado un regalo que era tan preciado para mí.

En mi defensa no fue enteramente mi culpa, me cayó una brasa ardiente al avivar el fuego de la chimenea y le quemó algunas partes.

Cuando nos separamos, curiosamente ambos sin planearlo le dimos un presente al otro, aún recuerdo su cara cuando le entregué mi cobija, a Shaka se le olvida que el resto si tenemos los ojos abiertos.

Pero para ser justos cuando me dio su túnica pensé exactamente igual ¿Qué hago con una túnica? si me iré a entrenar a un lugar con temperaturas bajo cero.

Es algo tonto de pensar, pero creo que justo ninguno de los dos lo pensó demasiado. El darnos un objeto cada quien, que antes nos pertenecía, no era porque nos fuera a "ser útil" en nuestro entrenamiento, era simplemente un modo vago de decir "estoy contigo aunque no esté". Ahora lo entendí y siendo así, me rehusé a dar la túnica por arruinada.

Así que la convertí en una bufanda.

...O...

Querido Diario,

Hoy no tenía ánimos de escribir, debo confesarte que me siento algo avergonzado por llevar un diario, pero es a lo que me ha orillado la necesidad de al menos simular que el día de hoy no fue igual al de ayer. No solo el paisaje en Jamir es completamente blanco, sinó también mi vida, se siente vacía y sin propósito, en una espera que parece no tener principio ni final...

Hoy se cumple un año desde que empecé a escribir, se que soy inconsistente y breve con este proyecto que me auto impuse, pero he llegado a pensar que jam

...O...

Querido Diario,

HOY si tengo MUCHO pero MUCHO que escribir.

Ha pasado una semana desde que tuve que dejar abruptamente mi pluma por una sensación repentina y peculiar, una presencia había logrado atravesar mis barreras alrededor de la torre, debo confesar que tiré el tintero sin querer cuando noté de quién se trataba.

Pensé en un inicio que era un juego macabro de mi mente, que claramente el aislamiento había hecho su efecto en mí, pero al agudizar mis sentidos no tuve dudas, era él.

Contuve la respiración ¿Qué hacía aquí? Lo más lógico es que lo enviaron del santuario para capturarme por desertar, o matarme en el acto.

Solo el que está sentado en la sala del pontífice sabe cuál es el destino que tiene pensado para mí.

Sin querer retrasar lo inevitable salí a su encuentro, pude crear una avalancha, lanzar rocas o cualquier otra cosa, pero no tenía sentido.

Después de todo, se trataba de Shaka de virgo.

"Que horrible clima hace aquí" fue lo primero que me dijo al verme, estaba disimulando lo más que podía el temblor de su cuerpo.

Le pregunté que si qué estaba haciendo en Jamir, lo cual de inicio pensé era una pregunta retórica, hasta que me pasó de largo y se invitó solo al interior de la torre.

Recuerdo verlo frente al fuego, con una tika alzada y millones de preguntas transitando a toda velocidad por mi cabeza, mientras él estaba demasiado ocupado intentando agarrar calor.

Había cambiado mucho físicamente, dejó atrás las facciones regordetas en el rostro, ahora era mucho más delgado y su cabello había crecido bastante, incluso ya era ligeramente más alto que yo.

Le llamé de nuevo por su nombre, todo era demasiado bizarro, me volteó a ver con los párpados cerrados, al menos eso era igual. Le volví a preguntar qué hacía en Jamir y ahora con la luz del fuego lo noté, y me apena admitir que se me salieron las lágrimas.

Recuerdo haber balbuseado apenas un "no puede ser" cuando me di cuenta que estaba envuelto en la cobija que le regalé.

Eso me dijo todo. Me sonrió y me hizo una seña para que me sentara a su lado en el fuego, me acerqué dubitativo, no porque pensara que era algún tipo de engaño, Shaka no era de esa clase de oponente, tan solo era que habia pasado mucho tiempo...

Recuerdo haberme sentado apenas cuando me dijo "esa tela me parece familiar" quería aventarme a la lumbre.

Me disculpé con él, le expliqué qué había pasado y extendió su mano para limpiarme las lágrimas, en ese momento experimenté algo que jamás había sentido.

Fue un roce tan leve, no duró más que un par de segundos, pero inmediatamente después mi cara empezó a arder, y por primera vez en la vida fui incapaz de verlo de frente.

Él pensó que estábamos muy cerca del fuego, y se levantó para tomar asiento unos pasos más atrás, esperando que lo imitara, y fue así, me senté con mis brazos abrazando mis rodillas, hundiendo lo más que podía mi cara en ellas ¿Que estaba sucediéndome?

"No has cambiado nada" me dijo. No estoy muy seguro del por qué. Después me dijo que la bufanda me había quedado bien, que incluso ahora le daría un mejor uso a la túnica porque el clima aquí era simplemente insoportable como para usarla.

Y me sentí evidenciado, y él justo se dio cuenta al mismo tiempo, alzó una ceja, esperando una explicación, abrí mi boca pero no salió ningún sonido y para mí sorpresa, Shaka se sonrió. Me dijo que él también me había echado de menos, y otra vez, tuve que girar el rostro en otra dirección.

Me preguntó si me molestaba su visita, e inmediatamente me sentí mortificado, había perdido todos mis modales por la impresión, además le recordé que no me había dado oportunidad de nada pues básicamente se auto invito a mi casa.

Tragué saliva y me giré hacia él, le tomé de las mejillas, junté mi frente con la suya y le di la bienvenida a mi casa. Luego, oh buda, puso sus manos encima de las mías, ahora no podía soltarle el rostro ni apartarme, nos quedamos así, no sé cuánto tiempo.. para él parecía tan natural, yo me quería morir.

Lo llamé por su nombre, le ofrecí un té, lo aceptó y finalmente pude soltarle. Salí casi corriendo a la cocina y me lavé la cara, me daban ganas de darle un té salado por hacerme pasar ese momento tan incómodo, pero me contuve.

Volví con algo de pan con miel y dos tazas de té, me senté ahora a bastante distancia, Shaka empezó a tomar su té y las cosas se sentían más normales ahora.

Me contó sobre su llegada a Grecia, y cómo de alguna manera estaba cometiendo traición en este momento al estar aquí, pero vaya ¿Quién era yo para opinar?

Llegó mi turno de hablar, y solo le dije que no podía compartirle mis motivos, lo entendió, de hecho me dijo que era mejor para él como caballero no saberlos.

"En Jamir soy tu amigo, en Grecia seré tu oponente" fueron sus palabras y también lo entendí.

Conversamos por horas y horas, era de esperarse cuando intentábamos ponernos al día con seis años de ausencia.

Creo que yo fui el primero en quedarme dormido, pues no recuerdo en qué momento terminamos tendidos en la sala, me despertó el frío de la chimenea a punto de apagarse, recuerdo que lo primero que vi al despertar fue su rostro, y después de tanto y tanto hablar la incomodidad finalmente me abandonó, y por primera vez le sonreí, seguía siendo Shaka, mi amigo, un tanto más invasivo, pero supongo que me acostumbraré con el tiempo.

Ya que, según me comentó, no será la última visita que tendré de él. Ahora me emociona pensar que, cuando menos lo espere, podría estar cruzando el puente hasta mi casa, nunca más un día se sentirá igual al anterior, gracias a eso.

Te estaré esperando, mi querido Shaka.


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