—Leo.—Habla un peli-plata con extraña seriedad.

Sus manos enlazadas, justo frente a su rostro, mientras sus codos se recargan sobre la barra de la cocina y mira con neutralidad al mencionado, quien se encuentra sentado al otro lado, con una taza de café en su mano derecha. Los ojos amarillos del signo fuego se elevan hasta clavarse en los turquesas de su pareja y al ver el gesto en su cara, alza una ceja con duda.

—¿Sí?—Pregunta con cautela, dejando la vajilla en la mesa para brindarle su completa atención al otro.

—Tenemos que hablar.

—Eso hacemos, Acuario.

—Sabes a lo que me refiero.

Leo resopla con derrota.

—Bien, ¿de que quieres hablar?—Indaga el peli-naranja, llevando una mano a su mejilla y el codo sobre la mesa.

—Nuestra relación.

—¿Qué hay con ella?

No quiere demostrarlo, pero de pronto se siente un tanto inseguro de lo que el signo de aire pueda proferir. Jamás lo ha visto tan serio por algo.

—Leo.—Acuario se acomoda en la silla alta, suspira y continua con su acto.—Considero que nuestra relación está progresando y podemos dar el siguiente paso.

—¿Siguiente paso? ¿Qué paso? Acuario, si vas a salir con alguno de tus fetiches....

—¡No! Me refiero a que podemos adoptar una mascota.

—Pero, tenemos a Hades.

—No. No. Hades es la mascota de todos. Yo hablo de una mascota que sea tuya y mía. Nuestra.

—¿Quieres otra mascota?

—Sí. Es algo serio, no puedes criar a un animal con cualquier persona. No. Las cosas no son así. Además, es más fácil cuidar de un gato o perro, que a un niño.

—Por un segundo me asusté.—Suspira el de ojos amarillos y se pasa la mano por el cabello, desde la frente hasta la nuca.—¿Estás seguro?

Acuario se encoge de hombros.

—Por eso digo que deberíamos hablarlo.

—Lo dices como si estuviésemos planeando una familia.—Sonríe lobuno el signo de fuego.

—Pues sí, sea lo que sea que queramos adoptar, sera como nuestro hijo o hija.

Leo niega con la cabeza con diversión y lleva la taza hasta sus labios. Acuario es todo un caso.