¿Papá?...¡Papá!

Meditando tranquilamente los síntomas que se presentaban, creyó que lo mejor era confirmarlo, así que discretamente consiguió pruebas de embarazo y las uso en secreto. No quería llamar la atención con eso, ni si quiera estaba segura.

Uso los dos que había conseguido y los dos dieron positivo. Se quedó mirando las pruebas con serenidad fingida. Por dentro estaba aterrada, no porque se creía incapaz de criar a alguien, sino por con quien lo haría.

Se paseo intranquila por su habitación, impaciente a que él apareciera. Horas después, regresó de una larga semana de viaje. Primero saludó a los demás y luego fue donde ella. La encontró sentada sobre la cama, jugueteando nerviosa con su cabello.

—¿Virgo?—Cuestionó acercandosele. —¿Estás bien?

—Ven conmigo.

Le tomó de la muñeca y lo arrastró hasta el baño, para que viera las pruebas que estaban en el váter.

—¿Que es esto?—Miraba confundido las rayas rosas que había en ellos.

—Pruebas...—Tragó en seco.— De embarazo.

—¿Qué?— Fruncio el ceño y le clavó la vista a ella.— ¿Y bien? Espera, espera. ¿Por qué lo hiciste? ¿Cuando? ¿Virgo?

—Sagitario.— La chica comenzó a temblar insegura, como una hoja delgada. El chico le miraba expectante, impaciente e incrédulo.—Tú...yo... Parece que vas a ser padre. 

La cara de él era un poema, lleno de sorpresa y aturdimiento. Se señaló varias veces con el dedo sobre el pecho.

—¿Qué dices?

—Dije...

—No, escuche lo que dijiste.— La calló con una mano en la boca.— ¿Yo? ¿Papá?

Virgo asintió sonrojada. Se retiró la mano del rostro.

—Está semana... Se supone que el lunes comenzaba, pero no llegó. Pensé que solo estaba un poco retrasada, no fue así. Me angustie y conseguí las pruebas. 

—...¿No me engañaste o sí?

—Sagitario, jamás haría eso. Va en contra de mis principios.

—¿Papá?— La chica suspiró y asintió. —¡Papá!

Estaba histérico, alterado, sorprendido. Estaba aterrado. Se paso la mano por el rostro, su cara palideció notablemente y se le dificultaba respirar.

—Creo que me voy a desmayar.

La frase resonó en el lugar y él se desplomó sobre el suelo.

Lo primero que vio cuando abrió los ojos, fue a su hermano Leo mirándole un tanto angustiado. Lo había levantado y recostado en la cama de Virgo, pues ella le pidió ayuda con él.

—¿Estás bien?—Indagó el mayor.

—Me duele la cabeza.

—¿Acaso te contagiaste de algo en Brasil?

Buscó la mirada de Virgo antes de responder. Ella le suplicó en silencio que por el momento no dijera nada.

—No, estoy cansado, desvelado.—Regreso a mirar al león.—Estaré bien. Tranquilo, men.

—Entonces duerme. Sí quieres algo, molesta a Aries.

—Dalo por hecho. —Vio al chico salir y respiró profundo. Dio una palmada en el espacio junto a él, diciéndole a ella que se acercara. — Ven.

Se acomodó a su lado, estaba por recostarse en el colchón, pero él la abrazó, obligándola a hacerlo contra su pecho. No podía verle el rostro con esto.

—Lo siento. —Musitó Virgo.— Tranquilizate un poco, aun luces alterado.

Hubo un silencio pesado entre ambos. Ella sentia como él respiraba intranquilo, agitado.

—Estoy asustado. — Declaró él antes de que la chica tierra pudiese hablar de nuevo.

Trató de girarse a verle pero no se lo permitió. La sujetó con fuerza contra él.

—¿Sagitario?

—Estoy aterrado. Virgo, tengo miedo como nunca lo había sentido. —Su cuerpo vibraba. — No sé si pueda. Nunca he cuidado a alguien más pequeño que yo.

—¿Te preocupa?

—Sí. No creo que pueda ser un buen padre. ¡Ugh! Malditas responsabilidades y compromisos. No estoy hecho para ello.

—También tengo un poco de miedo.

—¿En serio?, pero has cuidado siempre de Capricornio, por ejemplo.
—Cuidar de un bebé es distinto.

—Lo es.

Otro momento de silencio incómodo, más largo que el anterior.
—¿Estás molesto? — Aventuró la chica.

—Estoy todo, menos molesto. ¿Te preocupaba que lo estuviera?

—Me dio miedo.—Se acurrucó buscando confort.—Tengo miedo de que me dejes sola con esto, de que no quieras hacerlo. No quiero que me abandones.

—Oye.—La encaró. Purpura y verde encontrándose. Sonrió.—¿Que imagen tienes de mí? No soy tan mierda de persona, querida Virgo.

—Entonces...

—Entonces me quedaré, bueno, se podría decir algo así. El punto es, puede que tenga miedo, pero estoy alegre, emocionado y quiero hacerlo, quiero criarlo, obviamente te ayudare. Virgo, me hace feliz. ¿A ti no? Tendré un hijo contigo.

La chica sonrió genuinamente aliviada y contenta.

—Pero—Comenzó a decir, sacándole una mueca de duda a ella.—, eso no quita el hecho de que seguiré viajando.

—Está bien, solo si siempre regresas.

—Sí que sí. —Dejó escapar un bufido irritado.—Capricornio y Tauro me mataran.

—Probablemente. Al menos Tauro luego lo dejara pasar, después de todo, es bueno con los niños.

—¿Me acompañas?

—Bien. —Suspiró.

—Solo dame un momento, aun necesito mentalizarme.

Poco rato después, cuando el chico recuperó el color en su rostro, ambos se dirigieron donde los otros dos de tierra estaban. Llamaron a la puerta de Tauro, quien pocos segundos después abrió y los dejó pasar; Capricornio ya estaba ahí por razones distintas.

—Tenemos algo que deben saber.—Comenzó Virgo con serenidad.

Sagitario estaba detrás de ella, escondiéndose de los otros dos chicos que solo les miraban interrogantes. La pareja estaba ansiosa, nerviosa.

—¿Qué cosa?—Habló Tauro.

Virgo no sabia cómo decirlo, por otro lado, el azabache se armó de valor.

—Van a ser tíos. ¡Yey! —Exclamó lo ultimo moviendo las manos.

Capricornio trastabilló de reversa, como si estuviera a punto de desmayarse. Mientras que Tauro se atragantó con su propia saliva.

—¡¿Tíos?!—Exclamaron los dos.

—¡No me maten!

—¿Qué es este escandalo? —Cuestionó Aries entrando a la habitación con Leo. — Solo venía a ver que chingados pasa con Sagitario.

—¡¿No te ha dicho?! —Aries miró confundido a su mejor amigo, estaba un tanto exaltado.

—¿Qué hizo ahora?

—Van a ser padres.—Declaró el castaño, señalando a la pareja.

Leo y el pelirrojo le miraron incrédulos de una manera casi ofendida.

—¿Qué?— Cuestionaron ambos con interés fingidamente inocente.

—Ah...¿sorpresa?

—Yo lo agarro—Decia el león con seriedad y un tanto enfadado.—, tú lo golpeas.

Sagitario comenzó a correr despavorido por la habitación, su vida dependía de ello, pues sus hermanos le perseguían para reprenderlo. Leo terminó embistiéndolo contra una pared, luego lo agarró con los brazos hasta la nuca, evitando que se moviera. Aries le dio una cachetada y un zape.

—¿Qué te dije acerca de andar de pito loco? —Gruñó Aries.

—Pero Virgo es mi novia.

—¡No me importa! Estoy seguro que ni si quiera planeabas ser padre. Sabia que un día ibas a embarazar a alguien.

—No volverá a pasar, ¡ademas!, me encargaré de él o ella.

—Claro que lo harás, o yo mismo te haré una cirugía de cambio de genero.

—Te dije que debíamos esterilizarlo.—Refutó Leo, soltando al menor. —Pero no.

—Ugh, cierra la boca, Leo.

—Bueno ya.—Se metió Tauro. — Creo que Sagitario se encargará. Quizás no tuvo cuidado, pero ya está hecho, no queda más que él se haga responsable.

—¡Estás siendo muy blando!— Chilló Aries.

—Es que si Virgo confía en él, no veo por qué yo no.

—¡Es Sagitario! —Recordaron los dos mayores de fuego.

—Ya callense.—Se quejó Capricornio, sentado sobre la cama.— Más vale que ponga de su parte, eso es todo, sus gritos ya me cansaron. Si se atreve a cagarla de nuevo, ya no detendré a Tauro de golpearlo.

***

Primero habló con él, haciéndole saber que no se encontraba bien y que debía ir a checarse. Como estaba ocupado, Cáncer la acompañaría.

Se sentía un tanto preocupado por ella, no quería que de pronto regresara diciendo que tenia un problema aun más serio que su ceguera. ¡Era lo que menos quería!

Cuando llegó a casa, ella aun seguía en el medico, así que se dedicó a esperarla en su habitación. Estaba comenzando a preocuparse seriamente, ya estaba tardando demasiado en su consulta. Se supone que ya tenia algunos exámenes hechos y que solo los interpretarían.

La espera lo estaba matando, y eso era muy extraño viniendo de él. Tornaba sus dedos incluso cuando estos dejaron de producir sonido alguno.

Pasaron largos minutos que lo sacaban de quicio. Ni una llamada había almacenada en su celular.

Estaba resignado a llamarle, pero ella entró a la habitación, seguida de la mayor de los agua.

—Oh.— Cáncer sonrió.— Capri esta aquí.

La menor enrojeció con rapidez. Plantó a esta frente al castaño, quien las miraba expectante. Cáncer le susurró algo a la de ojos aquamarina cerca de su oído y esta ultima, se limitó a asentir. La mayor se retiró del lugar, dejando a la pareja en total silencio.

El castaño se levantó frente a la chica, esperando alguna noticia, de cualquier tipo.

—¿Qué te dijo?— Cuestionó. Ella jugaba con el dobladillo de su blusa blanca de tirantes. —Piscis, ¿qué te dijo?

Estaba comenzando a asustarse por una falta de respuesta. ¿Era tan malo?

Piscis tenia vergüenza de decirlo, por una extraña razón. Las palabras se trababan en su boca, ni si quiera llegaban ahí, paraban en su garganta. Pero sentía una enorme emoción y quería expresarla. ¿Él se lo tomaría igual?

Sintió las manos de él sujetarle por los hombros.

—Piscis, di algo.

—Estoy embarazada.—Sonrió ella con en rostro rojo. Escuchó como Capricornio retenía el aire con sorpresa. La chica rebuscó en su bolsa hasta dar con un sobre blanco.—Puedes abrirlo.

Con una mano, tomo el papel con rapidez, mientras Piscis seguía.

—Es sorprendente. El doctor dijo que llevó tres meses.—Su lengua se enredaba y tropezaba con las palabras.— Ahí está la ecografía.

—¿Tendremos un hijo?

—No. Son gemelos. Aun no sé si serán ambos niños o niñas, la verdad es que me da igual...

Capricornio miraba con sorpresa y añoranza la imagen clínica que estaba en su mano, era un tanto borrosa, pero lograba definir dos figura pequeñas. Dejó escapar el aire de sus pulmones.

—¿Capri?—Cuestionó ella cuando sintió como la mano de él bajaba desde su hombro hasta su mano.

El chico ya no podía estar en pie, las piernas le temblaban y se hincó sobre el suelo, con la vista clavada aun en la ecografía. La chica se acomodó torpemente frente a él, sujetándole la mano.

—¿Estás bien? —Ahora ella sonaba preocupada. Le puso una mano en la mejilla.

Le abrazó con fuerza, sorprendiéndola por completo y casi tirándola al suelo de la habitación. La apretujo como si tuviera miedo de que se marchará, pero con cuidado de no lastimarla. Estaba fascinado, maravillado con tal noticia y su cuerpo temblaba por ello.

—¿Estás llorando? —Preguntó divertida Piscis.

—No...—Su voz salió quebrada.— No lo estoy...

—Pues...—Suspiró y escondió su rostro en el cuello de él. Comenzó a gimotear. — Yo sí.

—Piscis...

—Estoy feliz. Siempre he querido ver pequeñas versiones tuyas corriendo por ahí, diciéndote papá y jugando contigo.

—...Seria más lindo que fueran como tú...

—Tonterías.— Rió y se separó para estar cara a cara. —S'agapo.

Capricornio le besó con algo de timidez. No sabia como reaccionar. ¿Cual era la manera correcta?

—Escorpio...—Murmuró Piscis con cierto temor. — Probablemente no se lo tome muy bien.

—Me importa un carajo, Piscis.

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