Hetero...Homosexual.

Se está retirando la ropa de cama para vestirse con algo más casual para salir. Ya en completa ropa interior, se pasea por la habitación hasta quedar frente a su armario donde rebusca varias prendas y sin previo aviso, la puerta se abre.

Da un salto del susto y se cubre con una playera como puede, mirando extrañada a quien interrumpe.

—¡Acuario, la puerta!—Chilla Cáncer.

—Ah, perdón.—Dice y sin más, cierra tras de sí.

Luego se pasea por el cuarto y la chica aprovecha para al menos ponerse esa playera encima, llegándole más abajo de lo que normalmente debería, pero le cubre.

No se refería a que debía cerrar la puerta, sino a que tocara antes de entrar. Aunque tampoco hizo mal cerrándola.

—Mira, encontré estos peluches y pensé en ti.—Sonríe el chico acercándose a ella con el celular en mano.

Bien, a él poco le interesa que esté en una habitación a solas con una chica semidesnuda, o por lo menos sin pantalón, porque realmente no quiere nada romántico, ni sexual con ellas, así que no le ve la gran cosa, sin mencionar que está vestida aunque sea un poco.

Le muestra varias imágenes de peluches con temática estelar, siendo presentadas en una pagina de compras.

—¡Oh!—Exclama ella llevándose las manos a las mejillas. —Son tan lindos.

—Sí. Quiero comprar uno y si quieres pedimos dos para cada quien, nos dividimos lo del envió y listo.

—Me parece genial.

Y mientras discuten, alguien más trata de entrar. Rápidamente Cáncer lanza una almohada, que golpea la puerta y obliga a la otra persona a cerrar.

—¡Me estoy cambiando!—Declara ella.

—Pero Acuario está dentro. —Refuta el pelirrojo del otro lado con confusión.

—Ni que la fuera a violar.

Acuario hace una cara de obviedad a la que ella asiente de acuerdo. 

—Dejame entrar.—Pide Aries.

—No hasta que esté vestida.

—¡Pero Acuario...!

—Puede ser un hombre, pero es un hombre al que le gusta el arroz con popote.

—Sí, no seas celoso, Aries. Tu hembra está a salvo conmigo.

—Dame un minuto, ¿bien?, no tardo.

—Grr... Bien.

***

Le han pedido que vaya en busca de Virgo, así que sube las escaleras tranquilamente hasta dar con la habitación y poco le importa si puede o no entrar. Dentro, ella se encuentra envuelta en una toalla violácea, aun con el cuerpo húmedo.

Vuelve a cerrar la puerta y hace una cara de disgusto. Virgo simplemente olvido el seguro de la habitación.

Acuario tiene que dejar de entrar así a los cuartos de las chicas.

—Iugh—Comenta asqueado y con un pequeño escalofrío.—, vaginas.

—Entonces no hubieras entado así, Acuario.—Refuta ella con serenidad al otro lado. —Además, no viste nada, no exageres. 

—Sí, en fin. Me pidieron que te viniera a buscar.

—Espera un poco.

Y con velocidad récord, se arregla. Las chicas no se sienten  tan incomodas con Acuario y Tauro con esas cosas, ya que no hay riesgo de algo desagradable con ellos.

Muchos les conocen como las ventajas de ser gay.

Aunque no son ventajas exactamente para ellos.

***

Viendo una película, Géminis, Sagitario y Acuario, disfrutan de comida chatarra y sodas, tirados en el sofá como unos flojonazos, mientras Leo, Aries y Tauro se encuentran en la cocina.

La película avanza y de pronto, una escena que no se esperaban comienza. Aries se gira extrañado sobre su banquillo al escuchar la musica pseudo erótica y sonidos similares.

—Pensé que estaban viendo una película de comedia y romance.—Dice.

—Nosotros también.—Responde el trio.

Miran estupefactos la parte explicita del film. El rubio y el azabache comen aturdidos mientras su atención completa está en la pantalla, por otro lado Acuario se asquea con la idea, echa su cabeza sobre el respaldo y mira el techo.

—Qui asco.—Asegura él y escucha a Tauro reír.

—Ya terminó, niñita.—Sagitario le avisa después de unos segundos y vuelve a mirar la película.

Cuando esta termina, los tres se dirigen a la barra de la cocina, junto a los otros signos.

—Ugh.—Se queja Acuario logrando que Tauro alce la vista de un papel y deja de escribir, pues están al lado del otro.—Heteros.

—A cabrón.—Le mira confundido Sagitario y con tono ofendido.—¿Qué paso ahí?

—Bueno, no me refiero a eso.

—Se refiere al sexo heterosexual— Habla el taurino siguiendo en lo suyo.—,y a las vaginas.

—Buag.

—No seas marica.—El azabache le mira un tanto divertido.

—Bitch please, ¡eso soy!

—Por una pequeña escena no te mueres. —Asegura Aries.

—¿Ah sí?

Rápidamente saca su celular, busca entre sus datos y da con lo que quiere. Luego, con una sonrisa maliciosa mira a los demás.

—Entonces—Dice.—, no se mueren si ven una escena gay, ¿no?

—Hijole.—Habla Géminis con incomodidad.—Yo ni te dije nada, men.

—Me retracto.—Se apresura el ariano a negarse con una cara de espanto y Sagitario le sigue con un movimiento de cabeza.

—A mi me da igual.—Dice Leo antes de sorber por su pajilla, la limonada en un vaso y mirarle de reojo.

—¿Aun tienes vídeos en tu celular?—Pregunta el signo de tierra mirando la pantalla del aparato.—Pensé que los habías perdido.

—Ah sí, pero pues ya sabes, ¿no? Baje otros. Mira.—Y sin ningún problema, presiona play y ambos observan, suerte para los demás que no tiene volumen.

—¿Bondage?—Cuestiona el peli-verde inclinando su cabeza. —Vaya.

—¡Tauro!—Chilla Aries y ambos se miran. Uno está asombrado y el otro no.—¿Qué mierda?

—¿A mí qué me dices? Yo no tengo eso en mi celular y tampoco es la gran cosa. —Aries no parece conforme con lo que dice. Suspira y bloquea el celular del otro chico.—¿Feliz?

—Sí, gracias. Hagan eso en el baño al menos.

—Nena.—Gruñe Acuario devolviendo su aparato al bolsillo de su pantalón.

—Lo que sucede—Comienza Sagitario.—, es que no aprecian el bello arte que es una chica.

—Y ustedes lo que es un buen macho.

—Lo que sucede —Dice el rubio y alza sus dedos a cada lado.—, es que a Acuario le gustan así.

—Como el que yo tengo.

—¡Ja! Me cae que eres hembra, Sagitario. ¡Maldito!—Grita Aries con dolor, doblándose en dos después de que el azabache le golpeara en la entrepierna.

Sagitario solo ríe ante su sufrimiento. Mientras golpea entre risas la mesa, una servilleta vuela y cae sobre el suelo, así que deja eso y se inclina para recogerla. Leo le mira y aunque sabe que lo que tiene en mente es infantil, no puede evitar no hacerlo, así que con una mano le da un empujón a su cabeza y suelta un sonido similar a un beso.

—¡No chingues, Leo! —Exclama el azabache, incorporándose y soltando un golpe fuerte a su hermano mientras este suelta carcajadas.

Ven a los cuatro, luego se dirigen una mirada cómplice y niegan con la cabeza, a veces no comprenden la actitud de los chicos y eso que ellos lo son.

—Son estos momentos en los que me parece mejor ser heterosexual.—Asegura Acuario recargando su codo sobre la barra y la mejilla en su mano.—Los hombres son idiotas.

—Pero  así nos gustan. —Sonríe Tauro. —Tampoco es como si pudiésemos decidir. 

—¡Es que solo miralos!

Ambos se giran y ven como los signos se pellizcan y golpean el pecho como niños de preparatoria estúpidos e inmaduros. Tauro suspira, entre divertido y decepcionado, luego mira a Acuario, quien le hace una mueca de obviedad.

—Solo nos queda aceptarlos, como ellos a nosotros. No queda de otra.

***

Tauro entra a la habitación de su mejor amigo, el cual, parece estar dándose una ducha en el pequeño cuarto de baño que posee su habitación.

El peli-verde se acomoda en la cama, con las piernas sobre el colchón en posición de loto.

Pronto escucha el agua detenerse y poco le sorprende, pues el ariano es muy rápido en la hora de asearse, más cuando se trata de bañarse.

La puerta se abre y por ella sale vapor de agua, gracias a que el chico usa agua casi hirviendo. Aries sale, con el cabello húmedo y el torso igual, mientras una toalla le cubre de la cintura para abajo. No dándose cuenta de la presencia de él, anda por su cuarto como si nada, tarareando torpemente, el coro de una canción ochentera.

El taurino se limita a mirarle en silencio, no creyendo la poca atención que el contrario posee. Le ve andar hasta su armario, donde rebusca entre sus cosas y da con su ropa interior, la cual se cuelga por el hombro.

Tauro actúa normal, no es como si nunca lo hubiera visto así, pero algo le alerta. Ve como el contrario toma si toalla, justo donde esta el nudo que la mantiene en su lugar, dispuesto a quitársela.

—¡Aries!—Exclama.

El chico da un respingo de susto y con ojos bien abiertos mira a su amigo.

—¡Mierda, Tauro!—Grita alterado, sujetando con fuerza la tela de su cintura. —¡Avisame!

—¡No creí que no te hubieses dado cuenta!

—¡Verga!

—¡No vi nada!—Responde, sonrojándose hasta las orejas y tapándose el rostro con ambas manos.

—¡Pues no! Me detuviste justo a tiempo.

—Puedo salirme si quieres.

Aries resopla, sin embargo no dice nada. Aun con la toalla, se pone sus boxers, por debajo de ésta.

—Ya me vestí. —Declara y finalmente, con libertad, se aparta la tela húmeda, dejándola sobre el puff.

Tauro permanece cubriéndose los ojos con aire de vergüenza.

—¡Tauro!

—¡No, hasta que te pongas algo encima!

—Ya tengo mi ropa interior puesta, nena.

—No me importa.—Niega con un movimiento de cabeza como un niño de seis años. Con una vocecilla temblorosa, prosigue.—Por favor, ponte pantalones y una camisa, al menos.

Aries le mira un segundo. Tampoco quiere torturar a su mejor amigo, así que hace lo que le pide y se viste de pies a cabeza.

—Ya.—Asegura el carnero.—Puedes mirar.

Tímidamente, el más grande se descubre la cara y le mire, exhalando aliviado al verle cubierto.

—No es nada que no hayas visto. —Dice Aries.—Ni que fueras chica.

—Pero es distinto.

—Ya, vale. No preguntare.

—Gracias.

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