Extra 6
Este extra posee Yaoi, yuri, genderbender y parejas no canons en la historia original, lee bajo tu discreción. No habrá lemon, no se me emocionen :B disfruten. Segunda parte próximamente e.é
Escornio
Capricornio entra a la habitación de su mejor amigo de agua, sin mencionar que este es el chico que le gusta. Jamás lo ha dicho ¿por qué lo haría? Sería vergonzoso que lo rechazar, le daría un golpe muy bajo así orgullo y eso es inaceptable para el chico de tierra. Ve a Escorpio acomodar en la pared su amplificador, al notar la presencia del castaño, le mira esperando que haga algo.
—¿Qué? — Cuestiona el chico de agua dejando de lado el amplificador.
—Nada, venía a ver qué hacías.
—¿Aburrido?
—Algo.
Se encoge de hombros y sin más se recarga en la pared, cruzándose de brazos sigue mirando al chico de agua.
—¿Quieres que nos vayamos de antro o algo así?— Rueda los ojos al ver la sonrisa burlona de Escorpio.
—Sabes que no me gusta eso.
—¿Nos vamos a un puticlub?
—¿Pagar por sexo? No gracias.
—Olvide que eres un virgen. — Suelta una risa, después aclara su garganta y trata de imitar la voz de su amigo.— "No lo voy a hacer con cualquiera"
—¿Qué hay de malo con eso?— Se queja el signo de tierra con pena.
—Así vas a seguir virgen por el resto de la eternidad.
—No me molesta.
—¿Entonces?
—¿Entonces qué?— Confundido, ve como el escorpión se le acerca.
—¿Quién sería tu persona ideal?
—Alguien como tú no, por supuesto.—Sonríe cínicamente Capricornio. —¿Por qué preguntas?
Nota como se encoge de hombros restándole importancia.
—¿Por qué no?
—Me parece extraño viniendo de ti.
—Curiosidad ¿y bien? Dime.
—Supongo que alguien atento, honesto, no se...
—Estas hablando de mi.
Capricornio no puede evitar soltar una risotada al escuchar a Escorpio pronunciar aquello, causando que este le suele un puñetazo en el brazo logrando que suelte un quejido de dolor.
—Y yo que creía que no tenias sentido del humor.—Afirma jadeando por la risa.
—Cállate.
—Oblígame, punk.
—Virgen.
—Satanico.
—Apretado.
—Vete a la mierda. Solo por qué yo no me acuesto con cualquiera.
—No entiendo por qué.
—¿No te molesta que alguien que no quieres te toque?
Un minuto de silencio mientras Escorpio se cruza de brazos con aire de pensar. En cierta parte, es así pero después de que los instintos naturales se apoderan de su cuerpo, todo se olvida. Mira a Capricornio. ¿Cuántas veces no ha entrado a un cuarto con alguna chica o chico sin desear por una milésima de segundo que sea el castaño?
—Supongo.
El signo de tierra nota un brillo extraño aparecer en los ojos vino del signo de agua. Le ve acercarse con lentitud a él, con incomodidad se echa para atrás quedando a espaldas por completo con la pared mientras frente suyo, Escorpio hace su movida.
Le aprisiona con sus brazos a cada lado del chico, quien, espantado por la extraña actitud de su amigo, coloca las manos frente a él, tratando de mantener distancia, empujándolo por el pecho. Anonadado abre los ojos cuando siente a Escorpio besarle con ansiedad mal contenida. Contrariado, le empuja con más fuerza, esperando que el chico de agua se aleje de su espacio, sin embargo, le es imposible pues ahora él le pasa las manos por la espalda para después apegarlo más, estrechándolo con fuerza evitando que escape del agarre.
Su cara se tiñe por completo de un rojo brillante y siente como esta arde.Escorpio se separa apenas unos centímetros de Capricornio.
—¿Acaso esto te molesta? — Su voz suena como un susurro quedo pero seductor causándole un escalofrío al castaño.
En respuesta, Capricornio gruñe con vergüenza deteniendo su forcejeo.Quisiera decirle que no, pero sabe que no es le es posible. Sería contradecirse por completo. No puede evitar mirar los ojos vino del otro chico conforme este vuelve a acercarse peligrosamente a su rostro, sin deshacer el agarre, une sus labios de nueva cuenta, una y otra vez. Comenzando con besos cortos, castos y dulces, para luego aumentar el tiempo, llenándolos de pasión gracias al signo de agua quien se encarga de eso. Después de un largo beso lleno de todo aquello que las palabras no pueden describir, Escorpio decide apartarse por completo viendo al castaño ahora con un leve rubor en sus mejillas.
—Te odio.— Farfulla entre dientes causándole una risa victoriosa a su amigo.
—Claro que si, Capri.
Taries
La taurina entra a la habitación de su amiga de signo fuego con una tablilla de pastillas para la fiebre en una mano y en la otra lleva un vaso de agua. Escucha a la chica pelirroja estornudar por milésima vez en el día. La ve moverse en la cama hasta que sus miradas se encuentran.
—Aries, siéntate para que te tomes esto.— Le ordena la chica más grande enseñando lo que lleva en manos.
Aries suelta un bufido, seguido de una tos incontrolable cubriéndose la boca con el antebrazo mientras hace lo que su pareja de tierra le dice. La chica de tierra se acomoda junto a la de fuego, le tiende el vaso con agua para luego sacar una pastilla de la tablilla y entregársela igualmente. La pelirroja traga con dificultad ambas cosas, deja en la mesa de noche el vaso ahora vacío y sin más que hacer vuelve a acostarse, cubriéndose con las mantas hasta el cuello pues tiene mucho frío.
—¿Mejor?— Pregunta Tauro acomodándole el cabello a Aries.
—No lo sé, solo quiero dormir.
—Esta bien, me iré para que duermas un poco.
—Yo no he dicho que te vayas.
—¿Acaso la pasiva quiere que me quede?— Pregunta con picardía provocando que le mire con cara de pocos amigos la ariana.
—Sabes que, mejor vete, ya. Al chile, ni pa'que te pido nada. — Espeta con molestia, girándose sobre si misma para darle la espalda a la otra chica.
—¿Andas en tus días, cabello de menstruacion?
—Maldita, Tauro.
La escucha reír por lo que molesta, maldice entre dientes haciéndose bolita a sí misma.
—Vale, hazte a un lado.
La pelirroja vuelve a girarse, quedando cara a cara con la signo de tierra mientras se recorre sobre el colchón para hacerle un espacio donde poder acomodarse. La peli-verde se acurruca bajo las mantas rojas y naranjas, acercándose a Aries, abrazándola con cariño después de percatarse de que esté completamente cubierta por las cálidas mantas. Siente cómo tiembla y su calor corporal está por los suelos, cosa rara en ella. Ver enferma a Aries, en ese estado tan deprimente, ver cómo su energía se va al caño, le hace sentir como su pecho se comprime por el pesar.
—Con la pastilla se te quitara la fiebre.— Afirma Tauro sintiendo como Aries se acurruca.
—Vale.
—Por ahora descansa.
—... Gracias, Tauro.
—No hay de qué, sabes que siempre estaré contigo.
—Lo sé. Es una de las muchas cosas que me gustan de ti.
Aquellas palabras hacen sonreír a la signo de tierra.
—Que cursi.
—Cállate, Tauro.
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