Estaba ebrio
No sabía cómo, pero Escorpio lo había arrastrado con él a una de sus fiestas con colegas del trabajo y amigos peculiares. Debía admitir que no tenía ganas de acompañarlo, pero cuando menos se había dado cuenta ya estaba con el signo agua en un bar, bebiendo y charlando. La verdad es que se lo estaba pasando muy bien con las excéntricas amistades de Escorpio; no es que fueran mirreyes o algo así, todo lo contrario. Había un par de chicos que tatuaban a personas para ganarse la vida, algunos músicos de metal y underground, además de unas chicas bastante rudas y varios jóvenes que llevaban drogas consigo. Sí, bueno, Capricornio no estaba acostumbrado a ese tipo de ambiente ni de gente, pero no estaba tan mal como en un principio había pensado, hasta se estaba divirtiendo; era la primera vez que convivía con las demás amistades de su mejor amigo a pesar de los cientos de personas que habían conocido hasta el momento y por los miles de años que llevaban interactuando el uno con el otro. Claro, eran cercanos, pero cada quién tenía su propio grupo de amigos y conocidos que no solían interactuar entre sí; a veces los amigos de Capricornio creían que el signo agua y sus arraigados eran mala influencia, unos vándalos y antisociales mientras que los conocidos de Escorpio pensaban que el castaño era muy estricto, cuadrado y solo iba a echarles a perder todo. Por supuesto que las cosas no eran así.
Capricornio era una persona capaz de adaptarse velozmente a su entorno, aunque sí se debe aceptar que eso no cambiaría su actitud escueta y calmada. Y el perforado no era alguien realmente malo, en verdad detrás de todas esas capas de chico malo, misteriosos e inalcanzable, era una persona dulce y frágil, más que cualquier otro compañero de trabajo que el castaño hubiese conocido.
De cualquier forma, el signo tierra pierde la cuenta de cuánto bebe por estar charlando sobre la política del país con un muchacho de cabellos largos y negros, a la par que una joven, a su otro lado, le servía más y más licor en cuanto su vaso se vaciaba. Entonces, en un momento de la velada, los dos signos comenzaron a contar anécdotas divertidas que a ambos le habían pasado, ya fuese solo o en compañía del otro, incluso si estaba alguien más; su humor era extremadamente negro y ácido, pero los demás alrededor se reían, entendiendolos. Ambos se carcajeaban como idiotas, como muy pocas veces lo hacían frente a otros. Claro que en ciertas ocasiones Capricornio y Escorpio llegaban a pelear y discutir, sin embargo también se comportaban de manera simplona estando juntos, y es que no todos lograban entender sus chistes.
Para cuándo fue demasiado temprano en la madrugada, a un cuarto de hora para las tres, decidieron que lo mejor era ya marcharse cada quién para su hogar. Así que, por desgracia, Escorpio tuvo que conducir de vuelta a la casa, tan concentrado en el camino que ni siquiera la radio estaba encendida porque iba tan ebrio que lo que menos quería era chocar y que el auto se fuera a la mierda. El castaño estaba en el asiento del copiloto, recargado contra la ventana y viendo las desoladas calles de la ciudad. Había sido una buena noche.
Poco después el signo agua estacionó su vehículo frente a su casa, parando el motor y apagando todo. La única iluminación que había era la pública, amarilla y defectuosa. Se quedaron otro rato hablando aún dentro del carro, riendo, tonteando y arrastrando las palabras; parecían un par de adolescentes.
—Todos tenemos nuestros cinco minutos de homosexualidad— decía Escorpio.
—A ti te ha durado toda la vida, cabrón.
—Eso no es verdad.
—¡Pero si la otra vez le estabas viendo el culo a Leo y hace tiempo me habías dicho que Tauro era encantador!
—Eso no es gay— se quejó el mayor, dándole un manotazo al volante—. Leo tenía una madre en el trasero y lo de Tauro no me lo puedes negar. Se llama aceptación.
—¡Entonces acepta que eres gay!
—¡Tú acepta que eres gay!
—¡No lo soy!
—¡¿NO ERES GAY?!
—No grites, baboso— le reprendió el castaño una vez el contrario había exclamado aquello a todo pulmón con su estruendosa voz barítono, probablemente despertando a medio vecindario; las manos morenas se colocaron sobre los labios cerrados de Escorpio—. Asustarás a alguien.
—Callame— bromeó el signo agua mientras el contrario retiraba su mano y la dejaba sobre su hombro, medio trepado en el asiento del mayor—. Pero con unos besotes en la cola.
—Eres un cerdo— carcajeó Capricornio y el contrario le siguió.
—Un poco— sonrió, de manera torcida, probablemente por el alcohol en su sistema—. ¿Entonces?
—¿Qué?
—¿No me vas a callar con unos besotes?
—¿De verdad quieres que te bese la cola, Escorpio? Estás enfermo. ¿Qué clase de fetiches son esos?
—Ahí no, imbécil. ¿Cómo me vas a callar con eso? Ni que hablara con el culo.
—¿Ah, no? Es que dices pura mierda— el moreno rió, sosamente.
—Eso no es del todo cierto. Además, mi voz es seductora, hasta es erótica. Bien podría decirte osteoporosis y lograr que te vengas.
—No jodas, ¿osteoporosis? ¿De verdad? — el más alto asintió, convencido de sus palabras—. A ver.
Aclaró su garganta de manera exagerada antes de proferir con voz ronca y profunda, logrando tener una buena dicción para estar borracho:
—Osteoporosis.
Escorpio sonrió de manera torpe mientras que Capricornio bajaba su atención a sus propios pantalones, no viendo nada fuera de lo normal.
—¿Ves como dices pura pendejada? — aseveró la cabra, dándole un golpe en el brazo de forma juguetona—. Ya mejor cállate.
—¡CALLAME CON UNOS BESOTES!
Y viendo que el contrario amenazaba con gritar alguna otra sandez a un tono de voz exageradisimo, el signo tierra se impulsó hacia delante y sus labios morenos se encontraron con los del otro. Por supuesto que Escorpio se silenció de inmediato, prontamente posando sus manos en la cintura de Capricornio a la par que comenzaba a mover su boca de manera suave y apasionada. De manera torpe, el castaño se pasó por encima de la palanca de velocidades y el freno de mano para sentarse en el regazo del perforado, de frente para aún seguir con el contacto. Las manos delgadas y seguras del mayor entonces descendieron a las caderas del otro mientras las de éste último buscaba una palanca en específico del asiento. Una vez la encontró, la jaló, esperando que el respaldo se fuera hacia atrás y asustandose cuando pasó lo contrario; el asiento se hizo para adelante apenas lo suficiente para espantar a los dos signos, rompiendo el beso de manera abrupta.
—Estoy bien imbécil— se jactó el moreno, sintiendo como su espalda tocaba el volante y riendo junto al mayor.
—Me sorprende que te des cuenta ahora— replicó Escorpio, siendo él quien volvía a jalar la tonta palanca y logrando hacer el respaldo hacia atrás, dejándolo en horizontal.
—Cierra la boca.
Pero claro que no lo hizo, menos cuando la del moreno se volvía a unir con la suya en otro beso intenso. Los dedos resbaladizos del signo agua se colaron por debajo de la camisa azul del contrario, tocando toda la piel a su alcance con deseo y lujuria, sorprendiéndose cuando sintió que la cabra comenzaba a mecer su pelvis contra su naciente erección por encima de la estúpida ropa.
—¿Y si alguien nos ve? — preguntó Escorpio con burla, mirando al adverso que jadeaba y sonreía con petulancia, muy raro cuando se encontraba sobrio.
—Que se jodan.
— Ulala...
Cómo nada de lo que hacían tenía mucha coherencia, en vez de desabotonar la camisa que llevaba puesta, Capricornio simplemente se la pasó por la cabeza con poco cuidado, enredándose con la tela y sus propios brazos, por lo que el signo agua se vio obligado a ayudarle, ocasionando que el menor se golpeara la cabeza y manos contra el techo del auto.
—Carajo— se quejó la cabra, sobandose la parte dañada y con la camisa aún en su brazo derecho.
Escorpio, por otro lado, estaba que se cagaba de risa bajo suyo, a penas pudiendo respirar con normalidad.
—Santo Olimpo— musitó el de ojos vino una vez tranquilo y al ver que el moreno al fin lanzaba la prenda a otro lado—. Tal vez deberíamos mudar esto a otro lado. El auto no es muy grande.
—Tengo que darte la razón en esto, satánico.
El signo agua volvió a reír, viendo que el de tierra apenas podía salirse del carro sin caerse de cara contra el asfalto. Poco después le siguió y, luego de cerrar el vehículo con seguro, se adentraron a la casa. Ni siquiera podían caminar sin tambalearse y fue una batalla titánica el no hacer ruido por el resto de la noche para evitar despertar a los demás signos.
...
A la mañana siguiente se sentía exhausto, tan sólo respirar le costaba demasiado, y milagrosamente logró abrir los párpados de manera pesada, topándose con las cortinas oscuras de Escorpio. Se incorporó lentamente sobre el colchón y agradeció que no tuviera resaca, solo necesidad de orinar y beber agua. Talló sus ojos con las manos antes de observar la habitación como si la estuviera examinando. Y entonces la realidad lo abofeteó. Inquieto, se giró a mirar a su acompañante en la cama, viendo la espalda tatuada de su... Mejor amigo quién dormía tan tranquilo boca abajo.
—Escorpio— le llamó, pero éste poco caso le hizo, así que le empezó a mover sin cuidado—. Despierta, maldita sea.
—No estés chingando...— ordenó el mayor, con voz ronca y cansada—. Duérmete.
Molesto, arrugó el entrecejo y dió un fuerte golpe sobre la piel ligeramente clara del contrario, resonando en la habitación y ocasionando que se encorvara de dolor antes de rodar sobre la cama para encontrar sus orbes vino con los avellana del menor.
—¿Qué mierda quieres?
—Tenemos que hablar.
—¿De?— bostezó Escorpio, irritado y aún adormilado—. ¿Tan temprano? Solo quiero dormir.
—Y yo quiero que me devuelvas mi maldita virginidad anal, pero eso no se va a poder, idiota.
El perforado le miró extrañado, como si fuese algo traído de otro planeta, hasta que repasó en los sucesos de la noche anterior, horrorizandose con sus acciones y con quién las había hecho, casi palideciendo.
—No me jodas— gruñó, fregandose la cara con ambas palmas de las manos.
—Es debió ser mi frase anoche.
—Mierda, no. Eres el maldito novio de mi hermana, de Piscis. Eres el estúpido de mi mejor amigo, coño.
—Sí, bueno. Yo tampoco me lo estoy tomando muy bien, ¿sabes? No siento nada de la cadera para abajo, muchas gracias.
El mayor le miró de manera severa, al igual que el contrario, e hizo amago de hablar en contraataque, pero la puerta del cuarto se abrió.
Les mando amor y gracias y buenas vibras (*˘︶˘*).。*♡
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