—¡¿Por qué soy el más bajo de los chicos?!—Se queja Géminis.

—Yo qué se.—Responde Leo.

—Quizás porque tu pasividad no te dejó crecer.—Se burla Acuario.

—Pasivo, Aries.—Chilla el rubio y se cruza de brazos con aire de hacer berrinche.—Incluso Virgo es más alta que yo. No es justo.

—¿Sabes que no es justo?—Sonríe Sagitario.—Que solo se pone unos tacones y me alcanza.

—¡Y a mi me rebasa!

—Puedo prestarte unos tacones—Interviene la chica.—, si eso es lo que quieres.

—No, gracias.—Resopla con dramatismo.— Recuerdo cuando yo era más alto que Acuario.

—¡Uh! —Larga el mencionado estirando su brazo.—De eso hace unos miles de años, cuando eramos niños.

—Ya somos dos. —Habla Aries.—Incluso era más alto que Leo.

—Pero ya no.

—Miren el lado bueno.—Sonríe el peli-plateado.—No son tan enanos como Piscis.

—¡No soy enana!—Chilla ella.

—Disculpen.—Dice el rubio con tono ofendido.— No todos medimos casi un metro ochenta, malditos mastodontes.

—Ya, ya—Acuario le habla como si de un bebé se tratase, tomándole de las mejillas.—, usted sabe que es mi enano consentido.

—Sí, sí—Le sigue Sagitario, abrazando al chico por el cuello.—, ¿quien lo quiere? ¿eh?

—No, nada.—Refunfuña Géminis como un infante.—Puras mentiras. Me cagan.

El de aire y el de fuego se miran, sonriendo con malicia. Luego, comienzan a hacerle cosquillas, causando que el rubio se retuersa y los tres terminan en el suelo, por otro lado, los demás solo los ven, menos Piscis, ella los escucha.

—Pues quizás crecieron—Dice Capricornio. —, pero siguen siendo unos infantiles.