Cambio
Adormilado, se incorporó en la cama, encorvado y tallandose los párpados con los nudillos. Pasaron unos segundos de silencio hasta que finalmente fue capaz de levantarse de su sitio para dirigirse al baño donde vació su vejiga, lavó sus manos, dientes y cara, procediendo a pasar sus dedos por sus rubios cabellos para atarlos en una coleta baja.
Arrastrando lo pies descalzos por el suelo, salió de la habitación y avanzó por el pasillo hasta llegar a una habitación. Sus nudillos chocaron contra la madera de la puerta un par de veces. Esperó pacientemente, acomodando la playera que cubría su torso y que se había movido durante sus horas de sueño. Finalmente, la puerta se abrió y Géminis se quedó con las palabras en la boca cuando vislumbró a un muchacho parado en el umbral. Parpadeó un par de veces con clara confusión a la par que un sonrojo aparecía violentamente en su rostro blanquecino porque aquel chico era muy guapo, pero no entendía qué hacía en el cuarto de la única chica de su casa.
Se asomó por un lado, buscando a la signo aire sin resultados y comenzando a jugar con sus dedos de manera nerviosa.
-¿Y Libra?- preguntó con voz trémula.
-Aquí estoy.
Géminis frunció el ceño al tiempo que le miraba curioso. El contrario lucía igual de confundido que él.
-No.
-Sí.
Hubo un momento de silencio antes que el mayor de la casa aire llamara a gritos a Tauro y a Capricornio quienes no tardaron mucho en aparecer. Su dedo señaló al joven frente a sus ojos conforme el par se plantaba junto suyo para mirarle igualmente.
-¡¿Cuándo Libra se volvió hombre?!
-Siempre lo he sido- respondió el contrario con voz sedosa.
-¡¿Ah?!
Una tercera puerta se abrió y cerró en ese mismo pasillo. Posteriormente, un joven alto y de cabellos verdosos apareció, acercándose al grupo de gente mientras se tallaba la cara con ambas manos.
-¿Qué es este escándalo?- preguntó él.
-Es que... ¿Ya viste?- el Libra se giró a mirarle y señaló al resto.
Los ojos del peliverde se fijaron, cansadamente, en ellos para examinarlos de abajo a arriba metódicamente.
-¿Ahora qué hizo Acuario?- sus dedos sobaron su propia frente con una mueca de agotamiento y dolor.
-No sé.
-Esperen, esperen- les interrumpió el mayor de la casa aire, de manera un poco exagerada-. Si ustedes están aquí... ¿Dónde están Virgo y Libra? Y me refiero a mi Virgo y mi Libra. Las que son chicas.
Ambos cruzaron su mirada antes de volverse a girar al más bajo de todos.
-No lo sé- Libra dijo, encogiéndose de hombros pero notándose preocupado-. Espero que estén bien.
Se notó asustado y se quitó las amables manos de Tauro de encima, clamando el nombre de las dos chicas que buscaba y comenzando a andar sin rumbo por el pasillo hasta que vislumbró unas escaleras que daban a un piso superior que nunca había existido hasta el momento.
Capricornio suspiró lánguidamente y miró al rubio correr torpemente, trastabillando con cada escalinata. Se devolvió a observar a sus acompañantes con seriedad para proceder a hablar.
-Deberiamos ver si hay algo más fuera de lo normal o si todos se encuentran bien.
-Estoy de acuerdo- el Virgo asintió con la cabeza; al fondo se oía a Géminis corriendo por ahí mientras buscaba al resto de signos femeninos.
-Veré si Acuario está bien- habló Libra antes de dirigirse al cuarto de éste con rapidez.
-Yo iré al piso de abajo.
-Géminis me preocupa- comentó Tauro, aún oyendo al aludido que entonces subía otras escaleras-. Iré a ver que no se desmaye.
-Parece que ahora hay dos pisos más. Veré si las chicas están en el penúltimo.
Con eso dicho se dispersaron.
***
Escuchó la puerta de su habitación ser abierta y él solo atinó a quejarse sonoramente sin moverse de su posición sobre la cómoda cama. Unos pasos se acercaron y percibió que alguien llegaba hasta él, encorvandose sobre él para mirarle.
-¿Qué?- dijo, aplastando su mejilla pálida contra la almohada-. Estoy dormido, no muerto.
Sintió una mano delgada sujetarle cuidadosamente del brazo. No importaba cuanto tratara, no podía distinguir de quién se trataba, menos cuando oyó una voz masculina suave pronunciar:
-¿No te sientes mal?
Sus cejas claras se fruncieron, extrañadas, y poco después sus párpados subieron, topándose con las cortinas coloridas de su cuarto. Se giró sobre sí mismo hasta quedar boca arriba y se sorprendió al encontrarse con alguien de dorados cabellos rizados y ojos azules que parecían despedir electricidad.
-¿Libra? -le colocó la mano sobre el rostro, como si estuviera borracho-. ¿Te hiciste trans? Te ves muy bien.
-No. Eso no está pasando- el rubio rió, tomandole de la muñeca-. Bueno, tampoco sé qué sucede, pero vine a ver, de todas formas, si estás bien. ¿Te duele algo? ¿Te sientes mal?
-Estoy bien. Con sueño, pero bien.
-Menos mal-dio un par de palmaditas en abdomen al menor-. No olvides levantarte a desayunar. ¿Sí?
-Al rato. Vente vamos a dormir otro rato más.
Le sujetó del brazo y lo jaló, ocasionando que el rubio cayera sobre sí. Aprovechó aquello para abrazarlo como si fuera un peluchito, acomodándose nuevamente y cerrando los ojos en un claro intento de volver a dormir.
-Acuario.
-Sh... -le pasó la mano por la cara, obligándole a bajar los párpados y oyendo una risita del otro-. Cállese. Vamos a dormir.
***
Pocos segundos pasaron para que la puerta del cuarto fuera abierta frente al signo tierra. No se sorprendió de las caras estupefactas del trío de signos fuego; Leo fue quién atendió su llamado, quedándose bajo el umbral de la puerta con la mano aún en la perilla mientras Sagitario estaba en la cama con un control de X-box entre los dedos y Aries se secaba el cabello con una toalla color crema. El aparato cayó dramáticamente de las manos del pelinegro, haciendo un sonido quedo cuando golpeó el cobertor del colchón. Virgo sintió esos ojos púrpuras examinarle por completo, como si quisieran ver cada esquina de él; resultaba un poco incómodo, pero entendió la reacción, pues incluso él estaba repasando metódicamente al resto.
-¿Alguno de ustedes se siente mal o extraño?- preguntó, pasando su vista esmeralda en cada uno de ellos.
Aries se tocó el torso con ambas manos luego de extender la toalla sobre la cama para que se secara. Intercambió una mirada con Leo que negó con un movimiento de cabeza antes de girarse nuevamente al recién llegado.
-No, yo no- dijo el pelirrojo y el pelinaranja se encogió de hombros.
-Me siento como siempre.
-Bien. ¿Sagitario?
El aludido estuvo en silencio durante mucho rato, abriendo y cerrando la boca sin saber qué decir, enderezando su espalda y empujando lejos el mando.
-Yo- parecía completamente anonadado-. Estoy bien. Pero, ¿tú? ¿Qué pasó? ¿Necesitas algo?
-No. No sabemos bien qué sucede. Sé que puede ser raro, pero por lo que se ve estamos dos versiones de los signos en la casa.
-¿Cómo?
-Por ejemplo. Su Virgo, que es una mujer, y yo, que soy un hombre. Es decir, aquí están ustedes y en alguna habitación deben estar sus versiones femeninas. Y así para cada uno de los demás signos.
-¿Hablas en serio?- soltó Leo, frunciendo las cejas con incredulidad.
-Sí. No entendemos por qué. Por el momento estamos viendo si todos están bien. Si no hay algo más o si existe algún daño. Ustedes me dicen que no sienten nada raro, así que supongo que no hay nada de que preocuparme. Iré a revisar a los agua.
Sagitario se levantó de un brinco de su sitio y se aproximó a la puerta junto a sus hermanos donde los tres miraron al peliverde acercarse a una de las puertas de la pared contraria.
-¿Y los demás?- los tres musitaron al unísono.
-Tauro está con Géminis en los pisos superiores. Capricornio está en el penúltimo. Y Libra fue a ver a Acuario.
Sus nudillos golpearon la puerta del cuarto y aproximó su oído sutilmente a ésta, esperando.
-¿Sí?- la voz amable del signo del pez se escuchó apagada por la madera hasta que fue retirada del camino-. Ah, buenas, Virgo.
Una sonrisa decoró el dulce rostro del menor al mirar al moreno, aunque sus ojos estaban entrecerrados por el sueño.
-Buenos días. Dormiste con Cáncer por lo que veo.
-Mhm. Sigue dormido. ¿Pasa algo?
El signo tierra se corrió un poco de su sitio, dejando que el menor mirase al trío que yacía al otro lado del pasillo, husmeando desde el cuarto del mayor de todos. Los ojos aquamarina se abrieron con asombro y toda señal de cansancio se marchó de éstos.
-Oh- fue lo único que atinó a decir.
-¿Sabes si Acuario hizo algo?
-No. ¿Libra no sabe?- el más alto negó con la cabeza-. ¿Géminis?
-Tampoco. Pensé que te habría dicho algo.
-Lo siento, pero no. Ella no comentó nada.
-Ya veo... ¿Sientes algún malestar?
-No. Me encuentro bien. ¿Debería preguntarle a Cáncer?
-Por favor.
Piscis soltó un suspiro largo y temeroso, rogando que su hermano no se enojara por perturbar sus plácidos sueños. Se dio la media vuelta para ver el cuerpo tumbado del contrario sobre la cama, cubierto por las mantas y algunos peluches que estaban desordenados por ahí.
-Cáncer- le llamó, pero él ni se inmutó, por lo que tuvo que elevar un poco más su voz-. Cáncer.
-¿Mh?- se oyó casi como si gruñera.
-Pregunta Virgo que si tienes algún dolor o incomodidad.
Un silencio reinó en la habitación; el menor supuso que nuevamente había caído dormido, sobre todo porque oía el suave respirar del contrario que no se movía.
-Cáncer.
Un quejido salió del mencionado, removiendose debajo de las sábanas que crujían. Se levantó lánguidamente de la cama para proceder a acercarse al par, con los ojos cerrados y la ropa desordenada. Incluso con los párpados abajo, sentía que la luz quemaba sus córneas y hacia que le lloraran. Parte de su cuerpo se recargó contra el marco de madera de dónde la puerta se abría y se cerraba, pasándose la mano por el cabello revuelto para quitárselo de los ojos y así mirar claramente a Virgo a un palmo de distancia.
-¿Qué pasa?- el de ojos grises musitó con voz espesa, cruzándose de brazos.
-Hay versiones femeninas de nosotros y masculinas de las signos.
-¿Mh? ¿De verdad?- soltó un suspiro cansado y lento mientras cerraba los ojos con fuerza un instante para volver a intentar enfocar al signo tierra-. ¿Aquí?
-Sí, mira- Piscis le meneó un brazo como un niño pequeño que llama a su madre y señaló al trío de fuego.
Difícilmente se fijó en ellos, inclinando la cabeza hacia un lado hasta que topó con la madera; él solo quería seguir durmiendo. Notó al signo de cabellos naranjas, al de ojos púrpuras y al pelirrojo, que miraban la escena con suma atención.
Alzó torpemente una de sus manos que agitó frente suyo con torpeza en forma de saludo, no esperando una respuesta del resto, y se giró nuevamente al signo de largos cabellos verdes.
-¿Te sientes mal?
-Tengo mucho sueño, es todo. Piscis no podía dormir ayer y tuve que hacer algo. Se pone como niño luego de fiesta si sale de casa mucho tiempo.
-No estaba cansado- acotó el menor, cruzándose de brazos y haciendo un puchero.
Negó con un lento movimiento de cabeza.
-¿Escorpio?
-No he ido a verle.
Se talló los párpados a la par que se dirigió, tambaleándose hasta la habitación del signo nombrado, abriendo la puerta de éste sin importar que estuviera perturbando la privacidad de quién se encontrara dentro.
-Gruñe si estás con vida- anunció, viendo el cuerpo tendido del signo del escorpión.
-No.
-¿Te vas a morir pronto?
-Sigue soñando.
-Okay, prosigue con lo tuyo.
El resto se sorprendió claramente de la extraña naturalidad que ambos emplearon para hablarse teniendo en cuenta la situación en la que estaban; Escorpio no había oído la voz de Cáncer hombre y viceversa. Cerró la puerta sin más y se devolvió sobre sus pasos hasta donde estaba Virgo.
-Qué está bien. Solo está durmiendo.
El moreno arrugó las cejas de manera casi imperceptible para demostrar su incapacidad de comprender la estupidez del cangrejo que amenazaba con irse de nuevo a la cama si no fuera porque le tomó del brazo. El peliazul le miró, alzando suavemente una de las cejas de manera inquisitiva.
-¿Qué? Escorpio dijo que está bien.
-Ajá- musitó Virgo, notando que de a poco el sueño abandonaba el cuerpo del contrario y su rostro mostraba claridad lentamente-. Mh. ¿No vas a ver cómo está Aries?
A lo mejor si ponía en la conversación a su novia Cáncer lograría espabilar por completo.
-Yo lo veo muy bien- dijo, señalando desinteresado al signo mencionado al otro lado del pasillo.
Las cejas oscuras del más alto se alzaron, como si insinuara algo. Vio como la ardilla dentro de la cabeza del signo agua comenzaba a trabajar y, finalmente, sus propias facciones demostraron confusión con respecto a lo que decía y a su alrededor.
Pareció procesar lo que pasaba, parpadeando repetidas veces antes de girarse hacia dónde estaban los fuego. Sagitario ahora tenía mayor altura y su rostro ya no era femenino. Leo era de complexión grande y sus curvas habían desaparecido. Pero, sobre todo, Aries debía ser de su altura, con facciones dignas de un varón, cabello corto y complexión más bien musculosa.
Alzó un dedo como pidiendo un momento. Se soltó de Virgo y volvió a caminar hacia la habitación del signo del escorpión, gritándole.
-¡¿Estás bien?!
-¡Qué ruido! ¡¿No ves que estoy durmiendo?!- espetó el tatuado cuando la puerta se abrió y el contrario entró; se alzó con ambas manos y miró al recién llegado-. ¡¿Qué mierda?! ¡¿Desde cuándo eres hombre?!
-¡Qué te lo explique Virgo!
El mayor no dijo nada más y tampoco se digno a cerrar la puerta, simplemente se dio la vuelta y se acercó al pelirrojo, tomándolo de ambos brazos para examinarlo de pieza a cabeza con la mirada, atento.
-¿Estás bien?- indagó, ocasionando que el carnero alejara un poco el rostro del otro con clara pena.
-Sí.
-Estupendo.
-Creo que están arriba- musitó Virgo cuando vio que Cáncer soltaba al mayor de todos y se dirigía hacia el lugar mencionado; los ojos verdes rodaron con ligera decepción-. Qué disperso es cuando está medio dormido.
Los ojos verdes vieron la cabeza del escorpión asomarse desde su habitación, clavando su atención en todos los presentes con extrema curiosidad y confusión. Suspiró, tendría que explicar, una vez más, la situación.
***
-¡Libra!- Géminis se lanzó emocionado a la rubia cuando la tuvo frente suyo, abrazándola con fuerza como si hubiera renacido-. ¡Estás bien! ¿Te sientes bien?
-Estoy bien- respondió ella, riendo suavemente mientras acariciaba la espalda del contrario-. ¿Cómo te sientes tú?
-¡Me tenías asustado!
-¿Por qué?- comentó Libra mientras una peliplateada se reía de la escena.
-Pues fui a tu cuarto y no estabas. ¡Había un chico! ¡Un chico que dice que eres tú!
-Mh. La situación es impresionante. Yo también me espanté cuando vi tu versión femenina.
-A ella hasta se le bajó la presión- comentó la menor de la casa aire, señalando el cuarto de la mayor -. Ahorita está acostada para ver si se siente mejor.
Los ojos cían del rubio se fijaron en la versión femenina de Acuario. Era un poco más baja que él, pero no dejaba de tener una ligera complexión robusta y esos enormes ojos turquesas que encajaban bastante bien con sus cabellos plateados. Tenía una cara más redonda que siendo hombre, además de que sus labios eran de un tono más rosado. Sin embargo, ante la mirada del Géminis, se veía como una criatura pequeña, como un infante y aquello era usual tratándose de Acuario.
-¿Qué?- comentó ella, pisando ambas manos debajo de su mentón como haría una princesa cliché-. ¿Te he deslumbrado con mi belleza? No tienes que decirlo, lo sé, lo sé.
Géminis no pudo evitar soltar una risa, negando con la cabeza y acomodando su mejilla contra la coronilla de su novia.
A los pocos minutos apareció el mayor de la casa tierra que miró a todos los presentes en completo silencio, acercándose al rubio que seguía abrazando de manera protectora a Libra.
-¿Estás más tranquilo?- preguntó, tomándole del hombro con interés.
-Sí- el toro sonrió con alivio al oír la respuesta infantil y simpática del contrario-. Aunque no he visto a Virgo.
-Debe estar en su pieza. Iré a verla.
Tauro se dirigió hacia ahí, encontrando que su hermana estaba sentada al borde de la cama, cepillándose el largo cabello que parecía estar húmedo luego de una ducha. Ingresó al cuarto y le preguntó sobre su estado, recibiendo una respuesta tranquila y directa, parecía que ni siquiera estaba al tanto de la situación, por lo que tuvo que explicarle, ganándose una mirada de claro y sutil asombro.
-Oh- fue lo único que logró soltar, sumiendose en un largo momento de silencio hasta que prosiguió-. ¿Los demás están bien?
-Sí, por el momento nadie tiene algún problema. Solo Géminis que parecía estar al borde de un ataque al corazón. Pero creo que ya está mejor- Virgo suspiró a la par que relajaba los hombros-. No te preocupes. Solo avísame si sientes o necesitas algo.
-Sí, seguro. Lo haré.
***
-Nadie muestra daño físico o similar- el castaño dijo, cruzándose de brazos mientras se acercaba a la cocina de dónde provenían ruidos de objetos moviéndose o chocando-. Aunque todos están asombrados.
-Tampoco los culpo- una voz dulce, aunque ligeramente rasposa, habló-. ¿Quién puede digerir bien esta noticia?
Capricornio miró tanto a su hermano cómo a la versión femenina de éste que le hablaba tan calmada como de costumbre; ambos estaban preparando el desayuno para el numeroso grupo de personas que había en la casa. Tenía la misma sonrisa dulce de siempre y sus ojos se mostraban aún más maternales que antes.
-Ustedes, al parecer- el par rió ante la respuesta.
-Ni tanto. Es muy raro verme así- la peliverde señaló a su contraparte que volvió a soltar un par de risas.
-¿Así de macizo?- escucharon a Acuario cuando apareció tan enérgica como de costumbre por las escaleras, acercándose a saltos hacia la barra-. Me ha de poder matar de un zape.
-Ah, entonces no has visto a Leo- el mayor de la casa tierra dijo, ganándose un resuello de la contraria-. No, no lo has visto.
-¿Me hará dudar de mi homosexualidad?
-Lo más probable.
-No estoy preparada para eso.
Acuario se sentó a la barra, ofreciéndole al castaño la silla a su lado, procediendo a hacer una mueca de disgusto cuando éste rechazó la propuesta. Poco rato pasó para que los demás signos empezaran a llegar, algunos arreglados con ropa de calle, otros aún en pijama y algunos pocos en ropa deportiva. Los varones, caballerosos, decidieron dejar que más féminas permanecieran sentadas para que comieran con tranquilidad. Los dos Tauros habían preparado alimentos en gran cantidad, como si fueran a dar de comer a un ejército o similar.
-¡Estoy encabronadisima!- soltó de la nada la peliplateada, clavando su tenedor de golpe en su filete y haciendo que la vajilla vibrara.
-¿Y que culpa tiene la comida o qué?- Sagitario, sentada frente a ella, le replicó con una mirada extrañada.
-No. Pero qué coraje que Libra esté así de guapa. O sea, ¡es mi hermana! No me la puedo ligar.
La aludida no demoró en reír con un claro sonrojo que emergía en sus tersas mejillas.
-Acuario- la mencionada miró al rubio menor de su casa-. Tranquila. Se está notando mucho tu homosexualidad.
-¡No es mi culpa! ¡Y tú no puedes reclamar nada cuando seguro te revuelcas con Cáncer!
-¡Hey! Eso es secreto.
-¡Sí!- el cangrejo se llevó un dedo a la boca para chistar-. A parte, Libra sigue sin aceptarlo.
-Eso no es cierto.
-Entonces besame, no seas joto.
-A ver ven.
-¡Necesito mi celular!- chillaba la peliplateada mientras rebuscaba por ahí el aparato y la pelinegra soltaba ruidos incomprensibles-. ¡Lo necesito para extorsionarlos después!
-No lo van a hacer- Virgo aseguró, estoico y sujetando su taza de té con ambas manos.
-¡Cobarde si no lo hago! - las manos del rubio tomaron el rostro del contrario por ambas mejillas, frunciendo las cejas con desagrado-. A ver, cierra los ojos.
-Cierralos tú.
-Si lo hacen son gays- afirmó el menor de la casa aire-. Está en la constitución. Nada más digo.
Risas se oyeron mientras el par seguía batallando entre sí. Aunque trataba de acercar el rostro de Cáncer, se sentía incapaz de hacer contacto, deteniéndose cuando la distancia era amenazante. Y el cangrejo tampoco cooperaba mucho, empujándolo sutilmente de los hombros para alejarlo de sí, haciendo una mueca de asco y terror.
-¡Ya hazlo, cobarde! - un grito emergió del pelinegro, dirigido a quien sea que quisiera aceptarlo.
Harto, el signo agua tomó al contrario del cuello para, finalmente, aproximarlo y plantarle un beso en los labios, tan rápido que ni siquiera parecía que había pasado. Pronto los dos se soltaron, quejándose con voces agudas; Cáncer se inclinó sobre el fregadero, abriendo la llave para poner su boca debajo del chorro de agua mientras Libra chillaba, tomando una servilleta para pasarla numerosas veces por sus labios y dando saltitos en su sitio.
-¡Sí lo hicieron!- la rubia mayor soltó, impresionada y con la quijada hasta el suelo.
-¡Boludo, qué está pasando! - Acuario se carcajeaba ante la situación, oyendo la exclamación del pelinegro a su lado.
-Que tu novio es gay, dicen- la carnera ni se inmutó ante el codazo de su hermana menor, continuando con su comida-. A las pruebas me remito.
-Ya sabía.
-Pues ya que se andan engañando y besándose. ¿Me puedo besar con Piscis?- la peliplateada preguntó, alzando una mano cuando jugaba distraídamente con el celular usando la otra.
Tanto el signo del pez masculino como el femenino detuvieron el viaje de su comida hacia su boca a medio camino, mirando a la contraria con duda y parpadeando repetidas veces. Ambos se señalaron a si mismos para confirmar lo que la peliplateada había dicho, ocasionando que ésta negara al mirar al chico pez para apuntar con un dedo a la signo de cabello índigo.
-No- le detuvo el castaño sin siquiera levantar su atención de sus alimentos y sin mirar el rostro de su novia que enrojecia por la vergüenza-. Come y ya, Acuario.
-Por favor. Uno chiquito.
-No.
-Capri.
-No pruebes su paciencia- musitó el peliazul en tono bajo, llamando la atención de la contraria y negando con la cabeza-. Lo siento. No es no.
Acuario, derrotada, hizo un puchero y prosiguió, de mala gana, con su comida.
***
-Oye, Géminis... Deja de gritar, soy yo- pero el rubio no hizo mucho caso, cubriéndose el cuerpo como podía con ambas manos y pegándose a la esquina de la pequeña ducha mientras el agua seguía saliendo de la regadera cromada; el Libra apretó los labios, pensando que quizás estaba tomando muchas confianzas solo por ambos ser del mismo sexo-. Lo siento.
Cerró la puerta deslizante opaca, aunque solo abrió ésta lo suficiente como para asomar la cabeza, y se alejó unos pasos para no poder ni siquiera distinguir la silueta del contrario.
Géminis entonces empezó a callar y, poco después, el caer de la lluvia oficial sonaba más apagado. Seguro era por qué se había colocado nuevamente debajo de ella para concluir con su limpieza.
-Iba a tomar prestadas tus herramientas de tallado, pero no las hallé. ¿Recuerdas donde las pusiste?
-Mh...- sonaba nervioso-. Creo que están en el restirador.
-Bueno. Voy a buscarlas. Pero deberías ordenar un poco lo que tienes.
Libra entonces salió por donde había entrado y Géminis solo se sintió tranquilo cuando oyó la puerta del pequeño cuarto cerrarse. Echó la cabeza hacia atrás y dejó que el agua fría mojara su rostro sonrojado por la vergüenza del momento. Luego, continuó con su ducha.
Seguro de que estaba reluciente y con buen olor, cerró el grifo de agua, se pasó una toalla que sujeto alrededor de la cintura y se dirigió hacia la pieza para proceder a vestirse, sin embargo, se quedó bajo el umbral al mirar que Libra seguía revolviendo sus cosas, inspeccionando entre pilas de materiales de todo tipo; hojas de papel Bond, de papel de algodón, de cartulina, acuarelas, contenedores de óleo, tintas, etc. No se molestó en reclamarle, porque aquello ya estaba desordenado incluso antes de que el menor le metiera mano, así que no era culpa de éste. Viendo que el contrario estaba demasiado absorto en lo suyo, caminó hasta el armario del cual extrajo rompa limpia y, luego de secarse aquí y allá, se vistió.
Notando que Libra era incapaz de dar con lo que buscaba fue en su ayuda, topándose con los objetos deseados en un par de intentos.
- Aquí están - dijo, extendiendo una caja de madera barnizada al contrario-. Creo que están todas.
-Ah, muchas gracias- la tomó y abrió, examinando su interior mientras el mayor hacía lo mismo con él.
Era verdad que tenía un parecido con su Libra, la que era chica, muy impresionante. Su piel era igual de blanca y sutilmente rosada, sus ojos eran tan vibrantes como dos zafiros aún si los de ella eran más grandes en comparación. Las pestañas que los adornaban no habían cambiado mucho en longitud, color y forma, estando tan curvadas como si hubiera usado un rizador. Aunque, sus labios eran claramente más finos, su rostro más varonil, su estatura más elevada y su complexión más musculosa. Sin mencionar que cuando hablaba era completamente el estar escuchando a otra persona.
Cerró la caja y miró al mayor que se había quedado muy entretenido haciendo su inspección.
-¿Qué pasa?- le preguntó, inclinando suavemente la cabeza a la izquierda.
-No, nada. Solo te veía.
-Mh. Debe ser un poco desagradable, ¿no?- inseguro, se colocó una mano sobre la mejilla y bajó sus ojos hacia el suelo.
-Es raro. Pero no desagradable.
-Seguro que sí. Mi versión femenina es más bonita. Mejor para los ojos.
-No digas eso. Eres muy guapo.
-¿Ah?- Géminis le sonrió con ese gesto infantil de siempre cuando se volvieron a ver a los ojos.
-Qué eres guapo, Libra. No te menosprecies tanto- le dio unas gentiles palmadas en el hombro-. Sé que no me crees, pero es así.
-Mh... Gracias- Libra le dedicó una sonrisa a la par que sus mejillas se tornaban de un color rosado muy bajito.
-Seguro... ¿Crees que es muy tarde para que diga no homo?
-Creí que venía implícito.
-Oh...- Géminis posó una mano contra sus labios e infló las mejillas, cosa que causó la suficiente gracia en el contrario como para que riera-. Mejor.
No me peguen ( ;∀;) voy a dejar este corto hasta aquí y subiré después el resto, ya saben. Porque siento que sí será bastante larguito.
En fin 😖 adivinen quien se hizo una cuenta innecesaria de Twitter? Yo merita xd andaba pensando pasar las imágenes de los supuestos screenshot allá, porque wttpd se pone mariquita con las imágenes de cuando en cuando, pero no sé.
Nada, bonito día y cuídense 💙
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