Animales
Todo parece ir normal. Libra se despierta y aun adormilada, se adentra a su baño. Se asea y se viste. Cuando sale de su habitación, ve a Hades sentado frente a la puerta de Géminis y poco después, rasguña la puerta. Ante esto, supone que el cachorro quiere entrar y ella se lo facilita. A penas abre la puerta ve dos bultos en la cama y sabe que se trata de los chicos de aire. Hades se acerca a la cama y comienza a chillar.
—¿Quieres subir?
El perro ladra y ella piensa que sí. Lo toma en sus manos y antes de dejarlo sobre el colchón, los varones bajo las mantas despiertan y comienzan a moverse. Luego, se alzan y se descubren.
—¿Géminis? ¿Acuario? —Balbucea la rubia viendo a dos perros sobre la cama.
Un labrador de pelaje rubio y un golden retriever color crema. Sus ojos azules y turquesa respectivamente. El labrador se pasa una pata por la cara y luego mira a la chica, de inmediato se despabila y su cola comienza a moverse de un lado al otro con alegría. El Golden retriever solo se mueve para acurrucarse junto al otro.
—...¡Tauro!
Se escuchan pasos apresurados y finalmente, la puerta se abre bruscamente gracias al mayor de tierra.
—¿Qué ocurre?—Cuestiona menos alterado viendo que la chica está bien. Libra señala a los dos perros.—¿Qué...? Se parecen a... Géminis y Acuario.
—Creo que lo son.
—¿Piensas que sean los únicos?
—No tengo ni idea...—Musita confundida. —Acuario.
El Golden retriever le mira atento.
—Ve a buscar a Leo.
Parece que el canino asiente, luego baja de la cama y sale por la puerta aun abierta.
—Iré a ver a Capricornio y Virgo.—Dice el chico.—¿Puedes ver a los agua?
—Sí, claro.
Mientras el peli-verde se retira, la chica deja al cachorro sobre el suelo. Lo mira y luego al labrador. No sabe si debería decir algo, por lo que en silencio sale del cuarto y los dos perros le siguen escaleras abajo. Toca la puerta de Cáncer, pero no recibe respuesta alguna y curiosa abre la puerta, encontrando el lugar vacío. A continuación, avanza hasta la pieza de Piscis y tampoco escucha nada. Al entrar a la recamara ve a Escorpio acostado sobre el colchón, dando la espalda a la entrada y cubriendo el resto de la cama. Se acerca lenta y silenciosamente pues parece que el varón está dormido. Sobre la cama, junto al escorpión, se encuentra un conejo negro de orejas largas y caídas, además de un Bichon Frise* ambos completamente dormidos.
—¿Debería despertarlo?—Pregunta a Géminis.
Él en respuesta, suelta un ladrido que despierta de sorpresa a los chicos de agua. El conejo termina escondiéndose bajo la almohada y el perro pequeño de pelaje blanco se cae de la cama. Escorpio mira al perro más grande con molestia, con el cabello hecho una maraña azul y vino, luego observa a la rubia.
—¿Qué?—Espeta.
—¿Dormiste con Cáncer y Piscis?
—Sí. ¿Por qué?
La chica de aire señala la almohada y el varón la mira. Confundido, la levanta y se topa con el conejo ahí metido.
—¿Qué carajos?
—Estoy muy segura que esa es Piscis. —Dice Libra tomando al can que supone es la mayor de agua y mostrándosela al varón.—Y muy segura que ésta es Cáncer.
—¿Es broma? —Ríe irónico.
—No. —Señala al labrador.—Este es Géminis.
Escorpio toma al Bichon y lo inspecciona. Sus ojos son grises como los de su hermana. Mira al conejo y le pica con un dedo a lo que este le mira con sus ojos aquamarina. Luego, Piscis salta hasta acomodarse en el regazo del chico.
El varón ríe con cierta diversión. Según él, se ven ridículas. Baja a Cáncer y se levanta de la cama.
—Qué tontería.—Se burla él saliendo de ahí para ir a la cocina.
El conejito le sigue, pero le aterra bajar de la cama y por ello, el Bichon le sujeta del pellejo para bajar con ella como si fuese su cachorro.
—¿Por qué siempre pasan estas cosas?—Pregunta la rubia divertida.
De pronto, ve algo aparecer, moviéndose rápido por el suelo. Algo peludo y pequeño. Piensa que es una rata así que horrorizada se trepa a la cama. Al contrario, Géminis mira al recién llegado y se pone en una posición para poder jugar. Instantes después, entra Acuario con alegría. Libra se da cuenta de que es un hurón negro, no una rata y aliviada se deja caer en la cama. El hurón, que supone es Sagitario, escala a los perros con velocidad, yendo de un lado al otro mientras estos saltan y corren animados por el lugar.
—¡Acuario!—Le llama divertida la rubia y los tres se detienen para mirarla.—Te mandé a buscar a Leo. ¿Está bien?
Él ladra como una afirmación.
—Dime que no es un gato.
Acuario niega efusivamente con la cabeza y ella suspira.
—¿Qué hay de Aries?
El hurón profiere un sonido que se asemeja a una risa muy extraña. Libra entiende, así que va a su cuarto. Dejando a los tres desastrosos, con Hades aún siguiendole, va donde el pelirrojo y ahí ya se encuentra Leo, sujetando a un gato siberiano con cara de enfado.
—Que ni se te ocurra hacer en mi cama.—Le dice al felino que solo maulla desinteresado. —Tomare eso como un sí.
—Ay, Aries, que tierno. —Se burla la chica y le gato le mira irritado lanzando un zarpazo en su dirección. —¿Ya viste a Acuario?
—Sí. Para mi, tiene pinta de ser un ave, no un perro. Espera a que Tauro lo vea, quedara fascinado con que sea un gato.
—A él le gusta cualquier ser vivo. Da igual. Bien Aries puede ser un gato calvo y seguiría siendo el gato más bonito. Incluso si fuese una cucaracha.
El estomago de Aries ruge.
—¿Quieres whiskas?—Se burla el león. —Ahorita te consigo unas.
El ariano le rasguña la mano y esto causa que lo suelta, cayendo al suelo a cuatro patas y sin más, huye del lugar.
—Olvidalo.—Gruñe el chico.—Vallamos a la cocina, tenemos que desayunar algo. En especial tú, Libra.
—Bien. Vamos.
Bajan las escaleras. Ahí en la cocina se encuentra la casa de tierra, siendo ellos, ninguno es algún animal. Escorpio también está ahí, sentado en un banquillo. Mientras Tauro cocina, los otros tres discuten sobre la situación. Capricornio tiene a Piscis en manos, acariciando su cabecita con cuidado. Aries esta sobre los cajones superiores de la cocina, acostado en el espacio que hay entre la madera y el techo. Cáncer esta tumbada en el suelo junto al varón de agua, esperando la comida. Llegan y se sientan junto a los demás.
—¿Entonces?—Indaga Leo.—¿Qué haremos?
—Nada.—Dice Capricornio.—Cuidarlos y ya. ¿Qué más podemos hacer?
—Llevarlos a un refugio de animales y así nos deshacemos de ellos.
—No haremos eso.
—Hay que hacer un circo con ellos, entonces.
—Como si fueran muy obedientes. —Responde Virgo. —La única medio obediente es Piscis.
—¿Pero en serio crees que Capricornio te dejara explotarla?—Ríe Escorpio mirando al modelo.—Primero muerto.
—No te vayas a morder la lengua.—Rechista el castaño. —Ya ni si quiera me interesa saber cómo sucedió esto.
—Brujería. Seguro.
—Fuese lo que fuese—Interrumpe Tauro.—, ya sucedió.
—Has de estar muy feliz con todo esto.
—Supongo.—Se encoge de hombros y sigue moviéndose por la cocina.—La casa es más alegre con animales.
Minutos pasan y el mayor de los tierra prosigue con lo suyo. Aun cocinando. Esto les parece un tanto extraño, nunca antes se había demorado tanto.
—¿Qué tanto haces? —Se queja el modelo.
—No les puedo dar cualquier cosa. —Asegura Tauro.—Por ejemplo, no le puedo dar carne a los conejos.
—¿En serio estás cocinando para cada quien?
—Sí.—Sonríe en su dirección por un segundo y continua.—De todos modos, ya terminé.
—¡Chicos!—Les llama Libra.—¡Ya está la comida!
Se escuchan pasos, asemejándose a una estampida y pronto los chicos de aire aparecen corriendo por las escaleras; Géminis con Sagitario sobre su cabeza. Acuario se para en sus patas traseras y las delanteras las pone sobre la mesa, buscando su plato.
—Baja las patas de la mesa.—Le ordena Leo.
Obedece a regañadientes y finalmente se sube al banquillo según él, tratando de ser civilizado. Géminis le imita.
—Aries, baja ya.—Le habla su mejor amigo y el gato ni se inmuta. —Bajate.
El mayor de fuego maulla con enojo.
—Aries. —Le llama Leo.—No seas mimado y baja de una buena vez.
Molesto, da un brinco y camina por la superficie de madera de la cocina hasta llegar a la mesa y sentarse en otro banquillo. Cáncer le ladra a Escorpio para que le ayude, es tan corta de patas que seria un milagro si pudiese subir a un asiento.
—Eres un puto dolor de cabeza.—Se queja el chico ayudando a la mayor y sentándola en su regazo.
Tauro reparte los platos a cada quien. En su mayoría, son platillos con carne, exceptuando a Piscis por supuesto a quien le tiende un plato con vegetales.
Y todos se ponen a comer. Capricornio se entretiene dándole trozos de lechuga y zanahoria a la menor de agua. Por alguna razón, le parece bien hacerlo y que la conejita se vea adorable puede ser la razón de que este embelesado.
Los demás comen casi de una manera desesperada. En un parpadeo, Sagitario tiene limpio su plato y decide molestar a Aries. Se acerca sigilosamente y ataca. Le golpea la cabeza mientras éste come, causando que se golpee con su alimento. El hurón parece reír hasta que el gato gruñe fastidiado.
—No jueguen en la mesa.—Les regaña Virgo pero poco caso le hacen.
Cuando menos lo esperan, empiezan a pelear. Sagitario baja de la mesa y corre por la sala mientras Aries le persigue. Por donde pasan solo crean destrucción. Tiran los cojines del sofá, al igual que varias cosas que hay sobre la mesa del centro.
—¡Oigan!—Les reclama el de cabello naranja. Se pone de pie y trata de detenerlos, pero son rápidos.—¡Basta! ¡Aries! ¡Sagitario! Los daré en adopción si no se aplacan.
Maullidos, chillidos y demás, mezclándose con el sonido de cosas cayendo y rompiéndose. Como si fuese poco, Acuario y Géminis empiezan a aullar y ladrar como si estuviesen animando al azabache. Minutos después, Leo agarra al hurón del pescuezo cuando éste trata de treparse al sillón y luego, atrapa a Aries con mucha dificultad. Acabando con el caos.
—¡Ya paren!—Ordena mirando a ambos consecutivamente. Los dos retorciéndose para librarse de su agarre.—No los soltare hasta que se calmen.
Poco a poco, se tranquilizan.
—Hijos de la verga. —Resopla Leo.—Si ya terminaste, Sagitario, entonces no molestes a los demás. Y tú, cabeza de menstruación, no hagas un desastre mientras comemos. ¿Entendieron? Si siguen así, los mandaré a castrar.
Y viendo que parecen entender, los baja. El azabache se sube a Virgo y se acomoda alrededor de su cuello; no ve caso en decirle algo. Aries regresa a su asiento y se dispone a terminar su comida.
Una vez terminan todos hacen lo suyo. Géminis, Acuario y Sagitario están en el patio trasero jugando como si no existiera un límite para algo. Hades se queda junto a Capricornio, pues este sigue cuidando de Piscis; sentados en uno de los sillones, junto a Escorpio. Leo esta en otro sofá, con Aries a su lado recostado boca abajo. En el sofá más largo, están la rubia, el taurino y la peli-verde. Solo esperan que los chicos afuera no se maten.
Cáncer se revuelca un segundo sobre la alfombra y finalmente, se tumba boca arriba, con la panza al aire. Piscis está acurrucada en los brazos del castaño. Escorpio comienza a picarla solo por molestar, cosa que parece lograr. Hades se da cuenta y comienza a mordisquear el dedo del chico para que éste le deje en paz.
—Que pulga tan molesta. —Se queja el escorpión.
—Tú eres el molesto. —Afirma el castaño. Cansado, deja al conejo sobre sus piernas y se cruza de brazos, pero ella parece seguir queriendo mimos, pues torpemente busca sus manos y le obliga a ponerlas sobre su pequeña cabeza.—Los dos son unos molestos.
—Creo que Cáncer ya se murió.—Habla Libra viendo a la inmóvil cachorra.
—No.—Virgo suena segura.—Sigue respirando.
—Parece de mentira.
—Sí, se ve curiosilla.
—Oye.—Le llama Escorpio y le lanza un cojín, logrando que se despierte de pronto.—Duermete en el sofá al menos.
—¿Tenias que despertarla así? —Cuestiona Tauro y Escorpio sonríe arrogante.
Le can le gruñe con enojo y luego se sienta dándole la espalda a su hermano.
—Niña, ¿te enojaste?—No le mira, simplemente se acomoda sobre la alfombra. —No seas nena. Cáncer.
Ella gruñe y él ríe divertido.
—Te ves tan graciosa.—Asegura. Se le acerca un poco y le revuelve el pelaje blanco sobre su cabeza. Ella le mira y ya no está enfadada, al menos eso parece. —Pero sí duerme en el sofá.
Regresa a su asiento. Cáncer se pasea por la sala. Mira a Piscis muy cómoda junto a Capricornio y a Hades. Luego ve a Aries y se le acerca. Se para contra el sofá, frente a frente con el chico y recarga su rostro sobre el cojín, meneando su corta cola. El gato restriega su cabeza contra la del can como un gesto de cariño y pertenencia.
—Acabo de morir de diabetes.—Admite Libra.
—Yo llevo así desde que vi a Piscis.—Corrobora la chica de tierra. —Aunque el más contento es Tauro.
Ambas miran al mencionado, quien esta fascinado con todo ello pues ama a los animales.
Segundos pasan y los tres chicos regresan al interior de la casa, hechos un asco. Llenos de tierra y lodo. Acuario tiene el pelaje verde gracias al pasto húmedo.
***
Cuando despierta, se percata que está tirado en la alfombra de la sala con Acuario y Sagitario, los tres enredados entre sí. Sin ropa.
—¡Oigan!—Chilla el rubio y los otros dos apenas si despiertan.
—¿Qué?—Bosteza Acuario sobre el pecho del azabache.—¿Te pican las pulgas?
—No. No... Bueno. Tal vez. Yo me refería a que estamos en la sala.
—¿Y?—Interroga Sagitario fregandose los párpados con las manos. Preguntándose porqué esta debajo de los otros chicos.
—Oh, por si no te das cuenta, estamos desnudos.
—¡Acuario! —Grita el azabache sorprendido mirando al peli-plato quien solo le mira anonadado.—Soy papa casada y tú también.
—¡Yo no hice nada! No lo he hecho en miles de años y tuve muchas oportunidades. ¡Menos lo voy a hacer ahora!
—Ay sí. Aunque quizás sea porque eramos animales.
—Eso tiene sentido.—Concuerda Géminis. —El punto es que deberíamos irnos a nuestros cuartos.
—¿Qué? ¿Te da pena que vean tu desgracia?
—¡Oye!
—De seguro es como un meñique.
—Y como si el tuyo fuese muy grande.—Se burla Acuario.
—Ots, las ventajas de ser negro.
—¿De qué te sirve? Ni sabes usarlo.
—Oh. Jojo. No sabes lo que dices, Acuario.
—No quiero interrumpir sus joterias.—Ríe el rubio con nerviosismo.—Pero les recuerdo que vivimos con cuatro chicas y no quiero que nos vean.
—Tienes un buen punto.
—Acuario, parate.
—¿También me levanto? —Pregunta divertido poniéndose de pie. Luego, le tiende la mano al rubio y le ayuda a pararse.
—Me enmaricona.
—Ugh, demasiada piel.—Dice el de fuego, también levantándose y cubriéndose con las manos, a diferencia de los otros dos.
—Ah pero si fuéramos chicas, seria otra historia.
—Pues sí, ese es el punto de ser heterosexual no mames. Ya si fuese gay, seria otra cosa. Como Acuario, que buen taco de ojo se esta echando.
—Nah.—Le resta importancia el signo de aire con un movimiento desdeñoso de su mano.—He visto a Géminis en cueros más veces de lo que tú crees.
—Meh, es cierto. —Reafirma el rubio y el azabache les mira contrariado.—¿Qué? Somos hermanos, nos conocemos desde siempre. Es obvio que en algún punto nos vimos en pelotas.
—Como si tú no hubieses visto sin ropa a Aries o a Leo.
—Touché.—Le señala con la mirada derrotada.
Escuchan pasos bajando las escaleras y apenas giran sobre sus talones para ver quienes son, ya encuentran a varios signos en el ultimo peldaño.
Rápidamente, Capricornio le cubre los ojos a Libra con las manos. Tauro hace lo mismo con Virgo y ella, igualmente le cubre los ojos.
—Verga.—Rechista Acuario cubriéndose como puede.
—Ay, por favor.—Habla desdeñoso el chico de fuego.—No hay nada que Vir... Digo, que Libra no haya visto.
—A ti no te he visto y ni quiero verte, gracias.
—Sera mejor que vayan a vestirse.—Habla el castaño. —Ahora, antes de que Aries y Leo los vean.
—¡Ja!—Exagera Sagitario.—Esos güeyes me la pelan.
—Neh, yo con ellos no me meto.—Admite el rubio.—Podre ser un estúpido, pero no soy un idiota.
—Como si Leo no ma haya visto.—Habla el menor de aire con las manos en las caderas.—¡Eh! Hablando de eso. Capri, te llevaste a Piscis ayer, ¿no?
—¿Eh? Sí. —Ante la mirada pícara de los tres, se sonroja.
—Entonces, tuviste una bonita vista está mañana.
—No sé a qué te refieres.
—Oh, vamos. Piscis, también era un animal ayer y me refiero a que era una bonita conejita, y si lo piensas, si nosotros estamos así, ella probablemente también.
—Cáncer la está vistiendo, si es eso lo que querías saber.
—Ajá.—Profieren los tres al unísono de manera irónica.
—Da igual eso.—Interrumpe Tauro.—Vayan a vestirse. Por favor.
—Está bien.—Acepta Acuario comenzando a andar directo a la escalera.—Tampoco quiero que nuestro torito sufra.
Y los tres desaparecen escaleras arriba, en dirección a sus respectivas habitaciones. Así, los demás liberan sus párpados y finalmente pueden ver su entorno.
***
—Listo.—Dice la mayor de agua al terminar de vestir a la menor.
—Gracias.—Sonríe ésta.
La ayuda a ponerse de pie y cuidadosamente la guía a su habitación.
—¿Te gustó ser un conejo?—Pregunta divertida Cáncer.
—Fue muy cómodo.
—Capri tenía mucho miedo de soltarte. Creía que si te dejaba sola un segundo, te perderías.
—Era muy delicado.—Comenta con pena y una sonrisa diminuta. —Era como si yo fuese de vidrio. Más de lo normal.
—Es de esperar. Se preocupa por ti.
Entran en la habitación y la acomoda en la cama. Piscis por una extraña razón, está cansada, quizás con todo lo que pasó terminó agotada.
—Puedes descansar en lo que está listo el desayuno.
—Gracias.
—No hay problema.
Le acaricia el cabello. Ve como se acomoda en la cama y cierra los ojos, esa es su señal para retirarse. Cuando cruza la puerta, escucha como alguien tose vehementemente en una habitación. Lentamente, se acerca a la puerta de Aries. Con cautela, entra a la habitación y ve la puerta del baño abierta. Parece como si estuviera devolviendo algo.
—¿Aries?—Su voz sale como un ladrido.
Camina hasta la pequeña habitación de aseo personal y ve a Aries doblado sobre el váter. Respira con fuerza.
—Bola de pelos.—Dice con voz ronca. Cáncer comienza a reír.—¡No es gracioso!
—Perdón, perdón. Te daré privacidad.
Y sin más se devuelve a la recámara y se sienta sobre la cama del chico, esperando por él. Aries se lava la boca y aun así, se queda esa extraña sensación en su garganta. Se dirige donde la chica y ve como ella suelta risillas. Se deja caer sobre el colchón y ambos rebotan un instante.
—No es divertido.—Dice el pelirrojo moviendo exageradamente la boca y recostándose en el regazo de la chica.
—Sí que lo es. ¿Quieres agua?
—No.
Le pasa la mano por el cabello, acariciándole y de inmediato, el chico ronronea ante el contacto. Cáncer se queda estupefacta ante lo sucedido, deteniéndose y Aries, se sienta derecho abruptamente con la cara roja.
—¿Acabas de...?
—No.
—Sí. Ronroneste.—Sonríe enternecida la chica.
—No. No lo hice.
—Hazlo de nuevo.
—¡No!
—¡Aries!—Suplica y él niega con la cabeza fervientemente.
Trata de acariciarle nuevamente la cabeza, pero Aries le sujeta de las muñecas con fuerza. Empiezan a batallar el uno fin el otro, la de agua sobre el de fuego, tumbados en el colchón. Finalmente, después de varios minutos, la chica de ojos grises logra su cometido. Recostado en la cama, como un gato, Aries ronronea por los mimos de su novia.
—Te odio.—Resonga.
—Claro que sí.
***
Tauro seria un San Bernardo.
Libra seria un pajarito.
Virgo seria un gato siamés.
Leo sería un gato bosque de Noruega.
Capricornio seria un búho pequeño.
Escorpio seria un rottweiler.
*Bichon
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