La niña

Los quiero mucho mi gente~

-Agh...- los toons abrieron lentamente los ojos, separándose y parpadeando, rascándose los ojos con los puños

-Eso fue raro...- murmuro Mickey.

-Puedes repetirlo...- suspiro su hermano.

-¿Donde está Ink?- pregunto Mug con preocupación al notar que la coneja no estaba ni en sus brazos, ni a su alrededor.

-Una mejor pregunta seria: ¿Dónde estamos nosotros?- Bendy se cruzo de brazos, mirando a su alrededor.

-Oh...- estaban en medio de una zona con mucho pasto verde, con flores de todos los colores sobresaliendo. El cielo era azul, con algunas nubes y un gran sol brillante junto a ellas.

-...parece que ya no estamos en el Páramo- murmuro Cup, levantándose lentamente. 

-¿Escuchan eso?- pregunto Félix, con una mueca de concentración y moviendo ligeramente las orejas. Los demás se quedaron en silencio, apunto de decir que no escuchaban nada pero una nueva voz les interrumpió...

-¡Boing~!¡Boing~!¡Boing~!- se voltearon en seguida, viendo con ojos curiosos a la dueña de aquella voz infantil y encontrándose con una pequeña figura saltando cual canguro con los ojos cerrados. -¡Boing~!¡Boing~!- saltó hasta quedar frente a ellos, deteniéndose de golpe y abriendo los ojos, mirándolos fijamente. -¿Eh?- ella era una pequeña coneja de ojos grises y pelaje blanco, con manchas de color gris claro alrededor de ambos ojos y a lo largo de sus largas orejas. Tenia un vestido puesto con diseño de cuadros de color rosa y blanco, con zapatos rosas.

-Hola~- Mickey le sonrío ligeramente. Ella parpadeo, acercándose un par de pasos y bajando las orejas, las cuales rosaban ligeramente el suelo.

-Di: tengo tu nariz- apunto hacia Cup, quien enarco una ceja. Miro a sus amigos pero ellos solo se encogieron de hombros. La conejita llevo sus manos tras la espalda, esperando. 

-¿Ok?- murmuro confundido. -Tengo tu nariz-

-¡Y yo tu billetera~!- rio, alzando la mano con la que sostenía una billetera marrón de la nada.

-¡¿Qué?!- palmeo con sorpresa sus bolsillos, dándose cuenta que realmente eso era suyo. -¿Cómo es que...?- ella simplemente soltó una carcajada, dándose media vuelta y empezando a correr, sin soltar lo ajeno. -¡Vuelve aquí!- gruño, siguiéndola rapidamente.

-¡Cup!- Mug no tardo mucho en seguirlo.

-¡Espérennos!- los demás corrieron, sin tener nada más que hacer y sin querer tener que separarse.

... ... ... ...

-¡¿Dónde se metió?!- gruño Cup con molestia, intentando encontrar a la coneja ladrona.

-Vaya...- Bendy silbo, notando que estaban parados frente a lo que parecía ser un gran castillo, con arbustos llenos de flores a cada lado de la puerta principal. Había un camino que partía de la puerta, partiéndose en cuatro camino que seguían hasta más haya de sus vistas.

-Este lugar es...muy grande- murmuro el conejo, siguiendo con sus ojos los caminos.

-Huelo algo- el gato olfateo ligeramente, empezando a caminar. -Es...dulce- los demás suspiraron, siguiéndolo a paso lento. Caminaron por poco tiempo, un árbol de tronco y hojas marrón llamándoles la atención. Se acercaron, curiosos.

-¿Pero que...?- Mug enarco una ceja.

-¿Chocolate?- el ratón noto las barras de dicho dulce colgando de las ramas de aquel árbol.

-Mmmm~- y entonces, la vieron. Estaba sentada en una de las ramas, balanceando las piernas y comiendo chocolate, tarareando ante el delicioso sabor.

-¡Allí estás!- gruño la tasa con pantalones rojos.

-Holis~- sonrío, terminando de comer y limpiándose la boca con una servilleta sacada de su bolsillo. Ella se  paro sobre la rama, flexionando las rodillas y dando un gran salto, perdiéndose entre las hojas. Se voltearon al escuchar una risita, viendo con gran sorpresa que la conejito estaba parada no mu lejos de ellos. -Adiós~- empezó a correr nuevamente. Cup gruño, a punto de seguirla pero deteniéndose al ver unas pequeñas cosas con alas volar hacia ella, deteniéndola y empezando a molestarla.

-Karma...- no pudo evitar murmurar con una sonrisa divertida. La conejita corrió de vuelta hacia ellos, ocultándose tras Mug.

-Ellos...- sollozo. -¡Ellos van a hacerme daño!- apunto hacia las cosas voladoras, que se parecían a los pequeños demonios que Devil podía crear. 

-¿Y por qué deberíamos ayudar a una ladrona?- gruño.

-¡Cuphead!- su hermano lo miro con mala cara, mientras que él simplemente se encogía de hombros. Oswald rodó los ojos, adelantándose y sacando su fiel control, agradeciendo el haberlo tenido en su bolsillo. Apunto y apretó el botón, mandando una corriente eléctrica a aquellos pequeños demonios. Enarco una ceja cuando estos gritaron, desapareciendo.

-Que cosas tan raras...- murmuro, guardando su control. Bajo la mirada al sentir unas pequeñas manos agarrarla suya, encontrándose con la sonrisa y los ojos brillantes de la conejita.

-Muchas gracias~- lo soltó, escondiendo las manos tras la espalda y soltando un ligera carcajada.

-De nada- el conejo enarco una ceja. -¿Qué robaste esta vez?- entrecerró los ojos, mirándola. Ella rio, mostrándoles una sonrisa inocente.

-¡Ta-Da~!- alzo la mano, con algo negro y largo en ella.

-¿Pero qué...?- Oswald se toco la cabeza, sorprendido. Era una de sus orejas. -¡Dame eso!- frunció el ceño, sacándole rapidamente lo que era suyo y poniéndolo en su lugar con un bufido. La conejita rio, soltando un chillido al sentir que la agarraban del cuello de su ropa desde atrás y la alzaban, parpadeando rapidamente al encontrarse cara a cara con un sonriente demonio.

-¿Qué más te has robado, niña?- Bendy la miro fijamente, moviendo ligeramente la cola.

-Nada~- sonrío, quejándose cuando el demonio la agito con fuerza.

-Lo sabía~- sonrío Bendy, viendo todo lo que había caído de ella: la mayoría eran dulces, caramelos de diferentes colores y chocolates pero también podía ver dos billeteras, junto a un conocido bolso amarillo con lunares negros, un moño blanco y un par de guantes.

-¡Mis preciosos!- gimió la conejita al notar su tesoro en el piso.

-Al fin- suspiro Cup, agarrando lo suyo y guardándolo.

-¡¿Mi billetera también?!- chillo Mug con sorpresa, agarrándola y guardándola rapidamente.

-¡¿Mis guantes?!- Mickey miro hacia abajo, notando con gran asombro sus manos desnudas. -¿Cómo es que...?- los agarro, poniéndoselos rapidamente.

-¡Mi bolso~!- Feliz se lanzo, abrazando a su bolso con fuerza y una gran sonrisa. -Ni siquiera me he dado cuenta que no lo tenia- murmuro, arrugándolo y convirtiéndolo en una cangurera, atándola rapidamente alrededor de su cintura.

-¿Mi moño?- Bendy, sin soltar a la conejita, miro hacia abajo y no pudo evitar sonreír con diversión al notar la falta de su moño. -Eres buena~- se agacho, agarrando su moño con su mano libre y poniéndolo rapidamente en su lugar.

-Gracias Bendy~- sonrío.

-No la alagues- gruño el conejo.

-Espera...- el ratón se adelanto, llamando la atención. -...¿Cómo sabes su nombre?- apunto hacia el demonio, quien se veía confundido.

-¿Eh?- ella los miro a todos con curiosidad, frunciendo ligeramente el ceño. -Ustedes no son de aquí...¿cierto?- bufo al verlos negar rapidamente. -Con razón- suspiro.

-¿Donde es aquí exactamente?-pregunto el gato.

-Bueno...- bajo las orejas, meciendo ligeramente los pies. -...puedo...llevarlos con alguien que pueda ayudarlos...- miro de reojo al demonio. -...si me bajas, claro-

-¿Qué hacemos?- Cup miro a sus amigos.

-Seguirla supongo- suspiro el conejo.

-Sin robar nada esta vez, ¿si?- el ratón la miro con seriedad.

-Si señor~- rio, al mismo tiempo que Bendy la bajaba lentamente y la soltaba.

-Hey...- la conejita miro con curiosidad como Mug se acuclillaba frente a ella, dándole una sonrisa. -...¿Cómo te llamas?-

-¡Pueden llamarme Kiddo!- rio, agarrando con sus manitos la ajena y dándole un ligero tirón. Mug se levanto, dejando que Kiddo le agarrara la mano. -Vamos, ellas deben estar esperándome- empezó a caminar, llevándose a la tasa de pantalón azul con ella. Los demás no tardaron mucho en seguirla, sin saber que esperar...y preguntándose quienes podría estar esperando a la pequeña conejita.

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