diecisiete: ilusiones en un cementerio.
La noche cayó, así mismo ambos chicos en sus respectivas camas.
Después de haber cenado – Jimin con la poca voluntad que le queda y Yoongi... sólo bebió agua –, se reúnen nuevamente en su habitación luego un ajetreado día. Sus cabezas palpitan con frecuencia y el agotamiento mental es tan real como el físico, no saben cuál de los dos es peor.
—Las luces se apagan en un momento.
No sabe cuánto tiempo pasó desde que el lugar se sumergió en casi absoluta oscuridad al escuchar la voz de una enfermera. El pelinegro – ya sin la camisa de fuerza – se encogió más en su puesto hasta hacerse un pequeño ovillo cubierto de finas sábanas, arrastró sus piernas hasta que tocaron su pecho, el cual no ha dejado de dolor desde que se está en ese maldito hospital, pues la angustia por sí mismo es más grande que el edificio.
Su mirada viajaba de un lugar a otro, aunque no viera mucho más que otro bulto de sábanas en la cama contraria y mera profundidad. Parpadeó quedito, maldiciendo en su mente al empezar a sentirse ansioso.
La tenue luz de la luna entraba por la ventana, le pidió a Hoseok que dejaran la persiana arriba ya que no quería asustarse ante la temeraria y agria noche, puesto a que el enfermero le pidió que mantuviera un perfil bajo y comportamiento moderado para que no vuelvan a castigarlo.
Aun así, eso no es suficiente porque ahora estaba cerrando sus ojos con fuerza, mucha fuerza.
Respira.
Tragó en seco, los ejercicios de respiración parecen balurdes, pero son efectivos, a veces.
Sigue etiquetándose a sí mismo como un estúpido y cobarde, no puede creer que a su edad le siga asustando la oscuridad. Ya no es como en su infancia, que solía esconderse en gruesas y grandes mantas mientras abrazaba a sus animales de peluche, como si aquello fuese a protegerlo de fantasiosos – algunos, no – monstruos que yacen bajo su cama.
Respira, por favor.
El nudo en su garganta duele en demasía. No puede sentirse más patético.
Su cabeza dolía, pues era esa hora de la noche en la que su mente se encargaba de hacerle sufrir y llorar hasta la madrugada, donde se dormía por el dolor de cabeza o se obligaba a sí mismo a hacerlo después de buscar maneras para abrir la ventana y tirarse por ella.
Respira...
«Me quiero morir.»
El sentimiento ansioso le estaba por volver loco, ya lo conocía, lo hacía desde que tiene memoria y, a pesar de que aquella sea su única amiga por tantos años, la aborrecía como el primer momento en el que un psicólogo le hizo conocer su nombre.
Ansiedad.
Por favor, por favor.
La maldita y escandalosa ansiedad, la que le hacía detener su corazón como si estuviera realmente con problemas cardíacos, quien también provocaba rápidas palpitaciones en su pecho como si se fuera a romper y cree que eso es lo que más odia de la ansiedad, la versatilidad con la que lo maneja a su antojo.
Porque puede llegar a masticar cubos de hielo o no probar bocado cuando ella aparecía. Puede transpirar y provocar asco a sí mismo o hacerle ver más pálido de lo normal. Puede morder su labio inferior hasta probar el metálico sabor de sangre o mover con constancia su pierna, llegando a molestar a otros.
La ansiedad ataca donde sea, a quien sea y como sea.
Así como ahora, la ansiedad abrazando el cuerpo de cierto pelinegro hasta asfixiarlo, obligándolo a golpear su sien con pequeños golpes, no dolorosos, pero sí lo suficientemente molestos para odiarse por actuar así.
«Mierda, mierda, mierda. ¡Joder! ¡¿Por qué justo ahora que–»
—¿Yoongi Hyung?
Una caricia delicada se posó en su hombro, haciéndolo sobresaltar. Sostuvo la muñeca del rubio por mero mero instinto, temor a que le hagan daño, quizás aún demasiado turbado entre el mundo de los sueños que parecen pesadillas y la realidad.
—L-Lo siento.
—Jimin, mierda — Min se incorporó en su cama, sin soltarse —. ¿Qué pasa? Me asustaste.
—Yo venía a preguntar eso, ¿qué pasa? — el pálido frunció su ceño, sin entender — Te escuchabas como si estuvieses llorando.
Y, aunque Park no pudiese verlo, supo que tocó sus mejillas con la mano que no le estaba agarrando, parecía no tener atisbo de dejarle ir y lo entendía, las fobias pueden ser muy grandes. Había estado escuchando pequeños gimoteos desde hace unos minutos, lo cual le preocupó en demasía, así que decidió ir a ver cómo estaba su mayor.
Mantuvo un mal sabor de boca mientras se sentaba en la cama, las palabras de Taehyung seguían corriendo por su cabeza y más ahora que le estaba dando la razón, pero no lo admitiría en voz alta, nunca.
Sin decir más o esperar una respuesta que no iba a llegar, se deslizó hasta quedarse al lado de del contrario, con sus piernas juntas y espaldas pegadas a la fría pared. Su brazo quedó encima de su regazo, puesto a que el pelinegro lo agarró con más fuerza al ver que el rubio se movió, como si temiera a que se fuera.
—¿Por qué...? — susurró, queriendo empezar una conversación — ¿Por qué te da tanto miedo la oscur–?
—Lamento haberte despertado — espetó, esquivo y molesto consigo mismo, pero aún sin soltarlo —. Es que–. Lo siento, de verdad.
—¿Por qué te da tanto miedo la oscuridad? — completó su pregunta, sintiendo cómo su agarre se reforzaba, sólo un poco.
—Por nada.
—Debe ser por algo importante.
—No tiene importancia, sólo estoy siendo exagerado.
Jimin mordió la cara interna de su mejilla, acercó su mano hasta colocarla encima de la del mayor para darle leves caricias, intentando mostrar su apoyo.
Park, ¿qué se supone que estás haciendo?
—Puedes decirme — su tono de voz era bajo, si ambos no estuvieran lo suficientemente cerca, ni siquiera el rubio se hubiese escuchado. El ruido de su ambiente se centraba únicamente en el ruido que hace el aire acondicionado —. No creo que estés exagerando si estabas llorando hace un momento.
—No estaba llorando — el pelinegro quiso recalcar —. Y, de verdad, sólo es una estupidez.
El menor asintió, aunque no muy convencido de sus palabras.
Admite que Taehyung tuvo razón en todo lo que le dijo, pero y en su defensa, Jimin siente una gran empatía por las personas, es casi involuntario y, en el caso de Yoongi, su altruismo llegaba más allá del límite, además de aún sentir un sentimiento de culpabilidad con el contrario que le hacía estar en deuda con él.
Claramente, la razón por la cual le gusta escuchar y tratar de resolver problemas de los demás es esa y no la manera en la que compara sus propios problemas con los demás, con el único fin de minimizar su dolor con la esperanza de que desapareciera, pensando que otros estaban peor que él y no se quejaban, claro que no.
—¿Qué harás cuando salgas de aquí? — intentó cambiar de tema, ganándose una mirada del mayor, aunque sólo pudo percibir el movimiento de su cabeza — Yo quiero reunirme con un amigo del vecindario donde vivo, es abogado. Bueno, es estudiante de derecho, pero le gusta que le llamen abogado porque anda en los últimos semestres de la carrera.
—Cuando salga de aquí — repitió en un susurro, para seguido alzarse de hombros —. Esperar.
—¿Qué cosa?
—Volver.
Jimin frunció su ceño y dijo: — Una vez salgas, ¿quieres volver?
—No, este lugar es un infierno — el rubio estaba confundido —. Pero tampoco tengo dónde quedarme.
—¿Y tu casa? ¿Y su familia? — Yoongi se encogió de hombros nuevamente y tragó grueso, Park entendió que era un tema delicado — Quiero hablar con mis padres.
—¿No vinieron a verte? Te escuché hablar de ello — negó —. Oh, lo siento.
—No lo sientas, debieron estar ocupados — quiso convencerse, necesitaba hacerlo —. Estoy seguro que la próxima semana vendrán — inevitablemente, recordó las palabras del enfermero —. Hoseok es un poco estúpido, me dijo que los hospitales son cementerios de ilusiones por haber esperado a mis padres— soltó una risa rota —. ¿Quién se cree? No conoce a mi familia, no sabe de la relación que tenemos ellos y yo.
—Él me dijo lo mismo.
—¿Lo ves? Pienso que tener ilusiones es algo muy lindo.
—No lo son cuando se destruyen. Son como burbujas, se rompen muy rápido y te lastiman si te salpicas en los ojos.
—Pues compras un juguete para hacer burbujas y haces más — Min se rio, o produjo un ruido que se asemejaba a una risa, el menor no lo logró identificar —. Pero lo que dijo me molestó. Como si quisiera hacerme convencer de que no me aman.
—Jimin... — Yoongi pensó mucho antes de hacerle esta pregunta —. No lo tomes a mal, pero quisiera saber, ¿cómo sabes que ellos te aman?
—Sólo lo sé.
—¿Te lo dicen seguido? — asintió — Y tú sólo les crees.
—Hemos tenido algunos percances, pero nada muy grave que me hagan dudar de ello — y es que era la verdad, el amor que se tenían los tres miembros de su familia era muy fuerte —. Fueron quienes me apoyaron en mejorar desde un inicio con esto– de vomitar, así como muchos otros temas, estoy muy agradecido.
El mayor analizó sus palabras y comparó.
¿Qué era el apoyo? Su padre lo mandó a ese espantoso hospital tras intentar suicidarse. ¿Le han ido a visitar desde que llegó? No, ni una vez si no es llamado por las autoridades del lugar. ¿Pagaron sus gastos psiquiátricos? A palabras de su madre, era mejor verlo dormido en su habitación a tener que lidiar – o ignorar – sus crisis. ¿Intentaron comprender sus enfermedades? Aún sigue creyendo que la depresión es un capricho y la anorexia, sólo él está siendo quejumbroso con la comida.
¿Qué es, entonces, el amor? ¿Una familia? ¿Por qué siente que nunca ha conocido esos términos, a pesar de haberlos escuchado hasta en la televisión?
—¿Cómo puedo saber si mis padres me aman?
Park le miró extrañado, nunca antes había escuchado esa pregunta.
—Es decir–. No, sí. Eso quería preguntar, ¿cómo puedo saberlo? ¿Cómo es que un día sólo te das cuenta que ellos te aman?
—N-No lo sé.
—Pero dijiste que "sólo sabes" cuando sientes el amor de tus padres — hizo las comillas con su mano desocupada —. Siempre me lo pregunté. Por un tiempo me lo decían, pero creo que era por costumbre y, años después, la costumbre desapareció.
Jimin seguía sin saber qué responder.
—Pero, incluso cuando te han golpeado, ¿aún sientes que te aman?
—Yoongi... — el nombrado le miró en la penumbra, logrando identificar su silueta y agradeciendo a la oscuridad que tanto odia para que pudiera ocultar cómo se estaba ahogando al hablar — A mí nunca me han golpeado.
—¿N-No?
—No, jamás — más serio y preocupado del tema, el rubio recobró su compostura —. Yoongi, ¿ellos te han golpeado? ¿Dónde? ¿Desde cuándo?
—Pensé que era normal.
No era así, pero debía pensar que sí para no creer que Dios, si es que existe, le haya impuesto ese tipo de vida.
Porque quiso creer que todos los niños recibían golpes en su rostro, piernas y brazos, donde en algunas ocasiones se traspasan límites y unas gotas de sangre manchaba el suelo, pero que estaba bien porque se trataba de sus padres y eran las figuras de autoridad a las que se debía respetar, o bien, acatar sus órdenes sin rechistar.
Quiso creer que otros tenían la misma habitación vieja y sin luz donde lo dejaban encerrado por minutos que parecían horas, donde el polvo guardado te asfixiaba después de ahogarte con tus propias palabras, donde te aferrabas a los únicos rayos de luz que entraban por las orillas de la puerta ante la desesperación de encontrarte con algo no deseado en medio de la oscuridad.
Quiso creer que a algunos también les han golpeado con sus propios cuadernos en frente de profesores y compañeros, para que luego empiecen a haber rumores sobre ellos y así no tener ningún amigo. O haber tenido que portar siempre una chaqueta para que no vean los moretones de sus padres o abstenerse a hacer educación física porque sus piernas dolían.
Quiso creer que no estaba solo y que los demás le comprendieran.
—¿Por eso quieres pasar más tiempo en el hospital? — no contestó, ahora se sentía tan avergonzado consigo mismo — ¿No quieres volver a tu casa?
No, claro que no quería, pero tampoco quería quedarse en el maldito hospital. Sin embargo y muy a su pesar, esos eran sus únicos destinos porque no conocía a nadie, no conoce nada del mundo y le aterra.
Además, prefería el sufrimiento que pasaba allí. No era muy diferente al que pasaba con su familia, pero sí existía la diferencia en la que hacía gastar a sus padres más dinero de lo que debía o le gustaría, sin embargo, quería hacerles sufrir, aunque sea un poco al saber que el dinero es más importante que él.
—Yoongi, esto es serio — los ojos del rubio habían dejado acumular un par de lágrimas —. Ellos n-nunca debieron haberte golpeado, ni nada parecido. ¿No se lo has dicho a alguien más? ¿Por qué no te defendiste?
—¿E-Estás... loco? — preguntó con un hilo de voz, antes de que Jimin pudiera seguir hablando — ¿Defenderme? — casi sonaba como un chiste.
Y es que nadie nunca podrá conocer ni la mitad de lo que una víctima de abuso siente.
El miedo, el temblor que te dan en las piernas al escuchar el nombre de tu agresor, saber identificar tus pasos y tonos de voz en los que te grita. La idea de defenderse siempre se iba tan rápido como venía, se acompañaba con el temor a las consecuencias si su intento de defensa resultaba mal, la impotencia de saber que podrías salir de esa situación, pero sin la suficiente fuerza – tanto física como mental – para hacerlo, era simplemente escalofriante.
¿Defenderse? Sólo en sus más dulces sueños o en sus peores pesadillas.
—Es difícil, Jimin. Muy d-difícil.
—Debes decírselo a alguien, Yoon — él negó —. Por favor, para que ya no te hagan más daño.
—¿Para qué? — saladas lágrimas bajaban por sus mejillas, pero el pelinegro intentaba mantenerse sereno en su llanto silencioso — El daño ya lo hicieron, sólo estoy esperando a morir.
Park quiso gritar.
—No hay nada que puedan hacer por mí.
—Por favor, n-no digas eso — suplicó —. E-Encontraré la manera de a-ayudarte, lo prometo.
—No me ilusiones, Park Jimin — pidió en voz baja —. Me duele... mucho.
—No lo estoy haciendo — habló decidido —. Te ayudaré. No me importa que esto sea un cementerio de ilusiones, no lo llamemos así. Sólo ten esperanza, es lo único que nos mantiene a flote.
Y, ahí en medio de la oscuridad sin poder ver sus rostros, Yoongi pudo aferrarse a esas palabras y a sus manos juntas, las cuales terminaron entrelazadas para buscar apoyo mutuo.
Ah, la verdad ya ni sé qué decir. Escribí esto con mis lágrimas.
Gracias por seguir aquí y por seguir leyendo. La verdad es que estuve pensando muy seriamente en publicar este capítulo por lo que se dice del pasado de Yoongi porque son cosas por las que yo también he pasado y, hasta el día de hoy me siguen atormentando. Muchas cosas de su pasado serán un reflejo de mis traumas, por lo que tardo mucho en actualizar, escribo y lloro por horas, disculpen.
Gracias de nuevo, les tqm. Espero les siga gustando la historia.
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