twenty-one
Hunter's POV
Dejé a Maddie en su casa aquel día luego de que le pidiera que fuera mi novia, ambos teníamos una estúpida sonrisa dibujada en el rostro, la cual no sería nada fácil de borrar, y es que nada podía arrebatarnos la dicha que sentíamos, la alegría y tranquilidad que nos proporcionaba estar junto a el otro.
Los días que siguieron al regreso de Maddie estuvieron llenos de luz, repletos de cosas buenas, de momentos inolvidables. Y de verdad sentía que cada día me enamoraba más de ella, de sus ojos que ya no parecían tristes y de su valiente corazón.
El verano acabó y tuvimos que regresar a la escuela. Entonces vi a mi chica en una linda falda, con su sonrisa de oro que me hacía sentir como nuevo cada vez que se me acercaba. Ambos sabíamos que se acercaba un nuevo año de escuela lleno de nuevas experiencias, así que tomé su mano y ella me dio una mirada que me envió a la luna.
Sentía que me llevaba a las estrellas y ella no le daba mucha importancia, no se daba cuenta de lo loco que me tenía. Y cuando el sol brillaba en su cabello de oro, ella era tan hermosa.
— ¿Por qué me observas de esa manera? — Repetía ella constantemente.
— Eres maravillosa. — Besé su frente con dulzura. — Vamos a clase. — Dije tomandola de la mano para dirigirnos dentro del establecimiento.
Desgraciadamente yo iba un curso más arriba que Maddie, pues ella era un año menor que yo. Sin embargo, su inteligencia le permitía tomar algunas clases avanzadas y era allí en donde nos encontrábamos la mayor parte del tiempo.
Pensé que el paso del tiempo incluso seguiría mejorando las cosas, las haría más fáciles. Pero como todo ser humano, me equivoco. Ya a mitades de octubre, a casi un año de conocerme con Maddie, algunas cosas comenzaron a parecerme extrañas.
Al ver a Maddie entrar al estudio de baile, me dirigí para saludarla pues no la había visto en la escuela. — ¿Ya comiste? — Le pregunté inconscientemente.
Ella suspiró. — Sí Hunter, ya lo hice. — Respondió irritada.
— Wow, alguien está de mal humor. — Dije observándola divertido, pues aún así pensaba que se veía adorable cuando se enfadaba. — ¿Qué ocurrió?
— No es nada. — Estableció seriamente. — Debo irme ahora, voy tarde a ballet.
— Hey. — Agarré su muñeca para detenerla. — ¿Segura?
— ¡Ugh, demonios Hunter! — Exclamó enojada. — ¡Estoy en buen estado, no me he roto! ¿Ves? — Dijo con sarcasmo.
Luego de aquella escena, decidí que lo mejor era dejar que se marchara a su clase, darle espacio. No era el momento de hablar con ella definitivamente y no quería incomodarla. Probablemente solo era esa época del mes en que las chicas se ponen insoportables, pero de todas formas hay que aceptarlas y estar de acuerdo en todo lo que dicen.
Llevábamos tres meses de relación y había aprendido a conocerla cada vez más, por lo que supe exactamente lo que tenía que hacer para cuando la viese de nuevo; ir a su casa por la noche, escabullirme a su habitación y proponer que viéramos películas juntos. Eso fue lo que hice, esperando que todo estuviera bien para cuando acabara mi plan.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó confundida al verme entrar por su ventana.
— He venido a verte. — Respondí entrando con cuidado. — Pensé que para esta hora de la noche ya se te habría pasado el mal humor. — Bromeé.
Ella sonrió disimuladamente. — Sí, lo siento por lo de esta tarde. — Se acercó a mí. — No fue mi mejor día pero no tenía porque desquitarme contigo. — Depositó un suave beso en mis labios.
— Está bien, no fue para tanto. — Acaricié su mejilla. — ¿Qué película quieres ver? — Cambié de tema.
— Oh, veo que viniste para quedarte. — Se cruzó de brazos. — Busca una en netflix de mi computadora, yo iré por algo de beber, ¿tienes hambre? ¿quieres palomitas de maíz?
Asentí ligeramente. — Palomitas estarían bien.
Ella se retiró de la habitación y me ordenó que pusiera llave a la puerta, solo en caso de que alguien entrara a su habitación y me encontrara, lo cual no sería para nada bueno. No es que fuéramos a hacer cosas indebidas, pero un chico adolescente a media noche en el cuarto de su novia se puede interpretar de diferentes maneras. Incluso si solo teníamos dieciséis y quince años.
Abrí su computadora que se encontraba en la cama, tenía un par de páginas abiertas y pensé en cerrarlas pero me llamaron la atención. "Consumo de fentermina para la perdida de peso" decía en grande como título. La fentermina es un tipo de anfetamina, es decir, una peligrosa droga.
— Maldición. — Dije en voz baja.
Maddie's POV
Hunter apareció en mi casa a eso de las diez de la noche, cada vez que hacía esto era para que viéramos películas y nos quedáramos hasta tarde hablando de cosas sin sentido que nos hacían perder el tiempo. Podía ser de cualquier cosa, sobre la ciencia, la religión, política, la danza, cualquier tipo de cosa.
Antes de que el llegara había tenido un pequeño colapso del cual me recuperé con su llegada. Él me ayudaba a mantener los pies en la tierra, y me hacía sentir segura. Yo le contaba todo, a excepción de una cosa, algo que no podía compartir con él eran esos pequeños momentos en donde perdía la cabeza, en donde mi desorden alimenticio regresaba y parecía querer tomar todo de mí nuevamente.
Mi doctora dijo que pasaría por una etapa así, en la que podría recaer, que era probable volver a el mismo estado. Por eso me recomendó seguir viendo a un terapeuta en Los Angeles, para que siguiera recuperándome. Sin embargo, me negué rotundamente, dije que estaba completamente bien y sana, pues así me sentía al salir del centro de rehabilitación, pero los demonios comenzaron a volver en cuando para atormentarme.
Entonces buscaba métodos para volver a bajar de peso, para deshacerme de todos los kilos que había subido, pero luego de unas horas recuperaba la compostura y no dejaba que eso me controlara, pues me había prometido a mí misma no dejarme caer tan fácilmente.
— Hola, ¿Te ha entrado el hambre? — Preguntó mi madre al verme entrar en la cocina, sacándome de mis pensamientos.
Asentí nerviosa. — Solo he venido ha hacer palomitas de maíz, veré una película. — Le dije.
— Suena divertido. — Sonrió. — Invita a tu hermana, yo me iré a dormir, estoy muy cansada. — Habló caminando hacia la salida de la cocina.
— Lo haré, buenas noches. — Me despedí y con esto ella se marchó. Agradecí a que no se hubiera quedado más tiempo allí, pues hubiese tenido que explicarle más cosas o quizás incluso inventarle excusas para que no viera la película junto a mí.
Hice las palomitas de maíz, y serví un gran vaso de jugo de naranja para Hunter, su favorito. Para mí serví una taza de té, ya que me había dado frío. Con una bandeja llevé todo a la segunda planta, hacia mi habitación. Mackenzie apareció en el camino y quiso acompañarme pero le tuve que explicar la situación y ella entendió, no sin antes molestarme y decir chistes infantiles sobre Hunter y yo.
— ¿Haz elegido algo? — Le pregunté al entrar en mi habitación. Entonces noté que tenía el ceño fruncido y parecía preocupado. — ¿Pasa algo?
El me observó y cambió su rostro de inmediato por uno más calmado. — No, no pasa nada. — Negó. — No he elegido nada, ¿Qué género te gustaría ver?
Me di cuenta de que me mentía, pues Hunter era un pésimo mentiroso, pero supuse que me comentaría luego lo que le había ocurrido.
Terminamos por ver "Suicide Squad" , ambos ya la habíamos visto, pero él adoraba esa película y yo adoraba verlo feliz. Sin embargo esta vez no llegamos hasta el final, pues comenzamos a besarnos, y los besos no nos dejaban poner atención a la película.
El besuqueo se tornó menos inocente y más salvaje, estábamos llegando más lejos que otras veces pues estábamos a solas, y nuestros cuerpos sentían la necesitad de permanecer cerca, no querían separarse.
Cuando me di cuenta de que íbamos demasiado lejos me alejé. — Ya es tarde. — Dije con la respiración algo agitada.
— Sí, ya debería irme. — Besó mi mejilla por última vez y se levantó de la cama para ponerse sus zapatillas y su chaqueta. — Nos vemos mañana, princesa. — Se despidió antes de salir por mi ventana.
A veces sentía que él me amaba mucho más que yo a él, y es que no sabía exactamente lo que era el amor. Cuando esa clase de pensamientos venían a mi cabeza de verdad sentía que había algo mal conmigo, tenía tanto cariño a mi alrededor y yo solo seguía defraudando a Hunter, aunque él parecía no darse cuenta, yo era como un huracán, y temía volver a hacerle daño.
Me preguntaba constantemente: ¿Qué estaba mal conmigo?
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