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Maddie's POV

Una semana pasó desde mi pequeño colapso nervioso en el que mi estómago me jugo una mala pasada, y me salvó de ir a beber chocolate caliente, pero como era de esperar, mi madre supuso que me había intoxicado con algo que comí, nada más grave que eso.

Tuve que ir a Nueva York para seguir filmando algunas partes de la película "Sister" que Sia estaba dirigiendo. Viajé con mi tía, ya que mi madre tenía que permanecer en Los Angeles con mi hermana menor.

No veía a Sia desde hace varios meses atrás, cuando aún no pensaba en perder algo de peso, cuando aún no había decidido dejar de comer. Por lo tanto, apenas me vio, quedó boquiabierta. No es tan común que una niña cambie tanto solo en un par de meses.

— ¿Qué pasó contigo? — Me preguntó impresionada apenas me vio. Me pareció extraño que alguien notara mi cambio, ya que nadie lo había hecho últimamente. Además, me había anticipado a esto y cubierto con bastante ropa holgada para que no se viera que había perdido seis kilogramos y medio.

— ¿Qué? ¿Por qué? — Me hice la incomprendida.

— Estás muy pálida. — Me miró preocupada. — Tu rostro luce cambiado, mucho más delgado y tienes bolsas debajo de los ojos. — Se cruzó de brazos. — A mi no me engañas Maddie, ¿Estás enferma? ¿Pasó algo grave en casa?

— No Sia, tranquila. — Intenté calmarla. — He estado trabajando muy duro últimamente y por eso luzco así, cansada. Pero me encuentro perfecta para filmar esta película.

— Esta bien. — Dijo insegura. — Hubo un pequeño problema y comenzaremos mañana, ahora ¿qué te parece si vamos a comer algo? — Me preguntó emocionada.

— No tengo demasiada hambre ahora mismo...— Mentí nuevamente.

— Maddie, será mejor que vayas. — Mi tía se incorporó a la conversación — No haz comido nada desde que estábamos en Los Angeles.

Ya no tenía salida, ahora debía acompañar a Sia a almorzar y no tendría otra opción que comer. Mi mayor terror. Hice caso y dejé que Sia decidiera, quiso ir a un restaurante italiano. Lo primero que pensé fue en la gran cantidad de carbohidratos a los que me tendría que enfrentar.

Cuando pusieron un enorme plato de espagueti en la mesa, en frente de mí, comencé a ponerme más nerviosa. No comía este tipo de cosas hace mucho, ahora habían reemplazado los carbohidratos por ensaladas, y esto definitivamente no se podía comparar con una liviana y poco calórica ensalada.

— Maddie, se va a enfriar. — Me dijo mi tía sacándome de mis pensamientos.

— Sí, lo siento. — Respondí rápido mientras envolvía al tenedor con algo de espagueti. Luego de dudar un par de segundos, tuve que comer. No quería que todo terminara allí, debía arreglármelas para no ser descubierta.

Y comí casi todo, hasta que mi estómago dolió, pues no estaba acostumbrada a almorzar. Cuando llegamos al hotel, mi tía y yo nos acomodamos, y desempacamos nuestras maletas, pero luego ella fue a la tienda de comestibles, pues estaríamos allí una semana completa.

A penas desapareció por la puerta me quité la ropa y me miré en el espejo. Me veía gorda, y podía sentir como todo el espagueti que había comido se transformaba en grasa. Comencé a llorar mientras intentaba sostener entre mis dedos la invisible piel sobrante, que para ese momento parecía real.

Fue cuando decidí provocarme el vómito por primera vez, metí mis dedos hasta el fondo de mi garganta y me deshice de todo lo que había comido, hasta que ya no podía sacar nada más de mi estómago. Quedé sorprendida, pues no pensé que sería tan fácil, aunque probablemente fue así porque ya tenía nauseas, como era siempre luego de que comía algo.

Inmediatamente limpié todo y me di un baño, para que mi tía no descubriera el enorme error que había cometido. Me puse ropa cómoda y me quedé con el cabello mojado.

En eso escuché el sonido de golpes en la puerta, no era mi tía, pues ella se había llevado una tarjeta para abrir.

— Hola pequeña. — Saludó Sia en cuanto abrí la puerta. Yo solo la dejé pasar adentro y esperé a que se sentara en el sofá. — ¿Estás cansada?

— Un poco. — Me senté junto a ella, acomodando mis frías manos en la parte superior de mi pierna para entrar en calor.

De pronto ella se quedó observando mi mano detenidamente. — ¿Qué te pasó allí? — Apuntó al nudillo de mi dedo índice. No me había dado cuenta de eso en lo absoluto, me lo había herido y dejado marcas gracias a mis dientes cuando me deshice de todo lo que había comido.

— Yo... yo... me raspé con la pared de el restaurante, era rugosa y sin darme cuenta me lastimé con ella. — Mentí y rogué que hubiera sonado real.

— Entiendo. — Asintió lentamente, algo insegura — Venía a ver como estabas ya que te encontrabas aquí sola. Recuerda que puedes llamar a servicio a la habitación si te da hambre. — Sonrió. — Tienen de todo literalmente, y deberías llamar y alimentarte, estas muy flaca.

Rodé los ojos inconscientemente.— ¿Tu crees?

Ella asintió y me dio una mirada algo extraña. — ¿Qué acaso no te das cuenta? Estas mucho más delgada que hace tres meses atrás. Por eso te pregunté que te pasaba.

Mi cabeza celebraba, lo admito, ya que finalmente alguien se daba cuenta de mi pérdida de peso, y aunque sabía que aún no era suficiente, era un progreso.

— No... Ósea sí, tiene razón. — Dije nerviosa. — Voy a ganar un par de kilos cuando deje de hacer tantas cosas.

—Luego de esta semana, cuando vuelvas a Los Angeles, intenta relajarte, aunque se que es difícil pedírtelo, pero deja de trabajar tan duro. — Acarició mi espalda.

— Lo intentaré. — Bostecé falsamente para fingir que tenía sueño. No quería más preguntas de Sia, pues ella me conocía muy bien y se daría cuenta de lo que pasaba por mi cabeza tarde o temprano si yo no lo evitaba.

— Te dejaré descansar ¿Si? — Se levantó del sofá. — Nos vemos mañana a las siete en el estudio de grabación, duerme bien. — Se despidió antes de salir por la puerta.

Cuando finalmente se fue, saqué mi laptop para buscar un par de tips para no ser descubierta mientras me saltaba las comidas. Había un montón de chicas pasando por lo mismo que yo y me ayudaban.

Hunter's POV

Había pasado una semana desde que Maddie se había marchado a Nueva York a filmar su película y los rumores decían que volvería aquel día lunes por la tarde.

No es que me emocionara su llegada tanto como a Jacob o a Brandon, pues ellos tenían un enorme crush en ella, lo que yo sentía era más bien curiosidad. Solo quería conocerla, conocer quien estaba detrás de esa máscara que intentaba mostrar, pero nadie notaba que no estaba siendo ella misma. Jamás me agradaron las chicas que intentaban ser otra persona o actuar de una manera diferente de la que ellas querían, pero con Maddie era diferente, sentía que algo en ella la obligaba a actuar así, algo le dolía y mucho, y yo quería ser quien la ayudara aunque yo fuera el que terminara saliendo herido.

— Allí esta mi chica favorita. — La saludé apenas la vi aquel día saliendo de los vestidores.

— No soy tu chica. — Respondió seca.

— ¿Cómo estuvo Nueva York? — Le pregunté, fue lo primero que de me vino a la mente.

— Ya sabes... frío. — Se encogió de hombros y siguió caminando, yo la seguí.

— Bueno, pero no debe ser eso un problema para ti. Digo vienes de Pittsburgh. — Dije.

— Es solo que no recordaba que Pittsburgh fuera tan frío. — Explicó.

— ¿Comiste un montón de cosas para pasar el frío? — Dije en un tono burlesco, pues me había dado cuenta de que ella no comía demasiado.

— Sí, seguro. — Rodó los ojos. — ¿Por qué eres tan odioso?

— No lo sé... Y ¿Por qué eres tan delgada? — Contraataqué.

— Adiós Hunter. — Dijo de mala gana y entró al estudio C.

Entonces miré el reloj en la pared y descubrí que iba tarde a mi clase de Hiphop, corrí por los pasillos hasta que logré llegar y ganarme un ceño fruncido del instructor. Siempre decía que yo debía dar el ejemplo al ser uno de los mayores del grupo, pero vamos... no le puedes pedir tanto a un chico de quince años.

— ¿Estabas con Maddie? — Jacob me susurró.

— Quizás.

— Vamos amigo, ve a coquetearle a otra chica, ¡Siempre me ha gustado Maddie! — Subió la voz en lo último provocando que todos los chicos se burlaran de él.

— Jacob, no me gusta Maddie. — Dije honestamente. — La conocí hace dos semanas, al igual que tú. Además... no creo que ella este en busca de un chico en estos momentos.

— Lo que sea...— Dijo serio.

¿Qué debía hacer? ¿Alejarme de Maddie para que Jacob pudiera acercarse a ella? No podía, a Maddie le pasaba algo y Jacob era demasiado inmaduro para entenderlo.

Yo era el indicado para descubrir que le sucedía a Maddie y porque estaba actuando así.

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