five


Hunter's POV

Pasaron un par de días y sin duda Maddie me estaba evitando. En todas partes, en la escuela, en el estudio e incluso mis mensajes de texto.

Probablemente se había dado cuenta de lo mucho que me había dicho sin querer. Muchos me habían dicho que Maddie nunca contaba sus problemas y no los demostraba, por lo tanto, nadie le preguntaba si todo estaba bien.

Ahora mi gran duda era si Maddie padecía un desorden alimenticio o era solo una cosa de una vez y estaba teniendo un mal día, aunque las probabilidades de eso eran bajas.

Fue un día jueves cuando mis sospechas se hicieron realidad. Las chicas del programa, Kalani, Kendall, Brynn, Jojo, Nia, Kenzie y por supuesto Maddie estaban descansando luego de un agotador ensayo. Mi grupo de Hiphop se había hecho bastante cercano a las chicas y casi siempre teníamos diversión juntos, así que nos acercamos a acompañarlas.

— Los chicos están aquí. — Kalani les dijo a todas.

— Lucen exhaustas. — Brandon comentó.

— Sí, bueno, Abby casi nos mata allí dentro. — Kendall rodó los ojos.

No pude evitar buscar a Maddie entre el grupo de chicas. Estaba sentada en la parte de atrás, parecía más cansada de lo usual, y eso era un exceso.

Me senté junto a ella en silencio, dejando al resto hablar.

— ¿Estás bien? — Pregunté inconscientemente.

Ella sentía la necesidad de responderme, pero no quería por los hechos ocurridos unos días atrás. La forcé a decirme a través de unas miradas para evitar llamar la atención del resto.

Ella negó con la cabeza, en sinónimo de no sentirse bien. Me dio una mirada inexplicable, pidiéndome ayuda. La tomé de la mano y decidí llevarla a tomar aire fresco.

Cuando me la llevé todo el grupo comenzó a molestar y a gritar cosas, pero no sabían la realidad de porque me la llevaba lejos.

— Hunter... Detente. — Logró decir cuando aún no llegábamos a la salida.

Volteé para mirarla y estaba muy pálida. — ¿Qué ocurre?

— No... no... me siento bien. — Bajaba el tono de voz en cada palabra. Pronto noté como comenzaba a desvanecerse y entré en pánico. — Maddie, respira, por favor, intenta respirar.

Ella me hizo caso, sin embargo sus piernas le fallaban de ves en cuando y yo debía sostenerla para que se mantuviera de pie. En ningún momento perdió el conocimiento.

— Quiero ir a casa. — Comenzó a temblar y yo la cubrí con mi abrigo para que dejara de tener frío.

— Dime cuando fue la última vez que comiste algo. — Le ordené.

— Una manzana... — Dijo. — Ayer por la mañana.

— ¿Me estás jodiendo? — Pregunté atónito. — Tienes que comer algo, ahora.

La llevé de la mano a la cafetería lo más rápido que pude, ignorando sus quejas. Apenas estuve allí, compre unas uvas, pues probablemente no comería algo más que eso.

Cuando ya estuvo sentada, las dejé sobre la mesa.— Come.

Ella tomó una uva con inseguridad y la observó durante varios segundos. Sabía que no era fácil para ella, pero si no detenía el problema desde ahora, sería mucho peor después. Comió unas diez uvas, y luego no siguió, ni siquiera cuando se lo pedí.

Poco a poco pareció sentirse un poco mejor, y su piel tomó un poco más de color. Aunque sin duda seguía pálida y con bolsas bajo los ojos. Lucía enferma y me preocupaba.

— Gracias. — Se levantó de la silla. Parecía avergonzada por dejar que alguien la viera en un estado tan vulnerable, pero yo era el único hasta ahora que sabía de su situación. — Nos vemos pronto. — Comenzó a caminar lejos de la cafetería.

Simplemente la dejé ir, pues tenía claro que ella necesitaba su espacio y aunque seguía débil, estaba mejor que hace una hora atrás, ahora podía mantenerse de pie por si sola.


Maddie's POV

Cuando dejé a Hunter en la cafetería, me dirigí hasta los vestidores para arreglar mis cosas y poder irme a casa. Casi todas las chicas se habían marchado, solo quedaba Brynn y mi hermana, obviamente. Al parecer harían una pijamada entre las dos. Mi madre se estaba tardando por alguna razón, así que junto a las chicas nos quedamos sentadas esperándola.

Brynn y Kenzie hacían tonterías, grababan videos y reían, como niñas normales y felices. Sentí envidia de ellas, pues me hubiera gustado estar teniendo algo de diversión en ese momento, pero no podía, ya que estaba pensando en Hunter.

¿Qué demonios le inventaría a Hunter ahora? Me había mostrado tan frágil frente a él.

El probablemente sabía todo sobre mí ahora, y si ya lo había estado sospechando antes, ya no tendría que pensarlo más, era obvio que yo tenía un problema.

— Maddie, ¿puedes venir? — Kalani se asomó desde la puerta del vestidor. Yo me levanté de mi asiento para encontrarme con ella, pensé que ya se había ido.

— ¿Qué sucede? — Le pregunté antes de sentarme nuevamente en el suelo, aún me sentía muy cansada para mantenerme de pie por tanto rato.

— ¿Te encuentras bien? — Me dio una mirada de preocupación. ¿Por qué se preocupaban de mí ahora? ¡Ya nadie podía ayudarme!

Asentí ligeramente. — Sí, ¿Por qué?

— No estas dando tu cien por ciento en los ensayos, luces más cansada que nunca y podría apostar a que haz perdido al menos unos cinco kilogramos. Algo está pasando y tienes que hablar conmigo, tienes que decirme que es lo que está mal. Adelante, soy todo oídos. —Se cruzó de brazos en frente de mí. Kalani era una persona sin preámbulos, siempre iba directo al grano.

— Kalani... — Hablé con dificultad, pues si sentía la necesitad de pedirle ayuda a alguien, ya no podía seguir viviendo así, tan miserable. — Ya te dije que estoy bien.

— Maddie, luces tan triste, no te avergüences de llorar si eso es lo que quieres, adelante, puedes hacerlo. No eres la única que se ha sentido mal, yo también he estado en tu posición. — Habló calmadamente, ganándose mi confianza. Kalani siempre fue una de mis mejores amigas, pero desde que mi desorden alimenticio comenzó, yo ya no confiaba en nadie.

— ¿Lo haz estado? —Le pregunté. Yo siempre había visto a Kalani con una sonrisa.

— Claro que sí, también me siento triste, feliz o enfadada, es totalmente normal.— Me miró directo a los ojos. — Vamos, ¿Qué tienes que esconder? Estaré aquí para ti, sea lo que sea. Para eso son las amigas.

Quería contarle todo a Kalani, pero le diría a mi madre o a Abby y las cosas no terminarían del todo bien. Además, si ella o alguna de mis amigas se hubiera preocupado por mí desde el principio, nada de eso hubiera pasado. Las voces comenzaron a invadir mi cabeza nuevamente. Mi trastorno alimenticio se apoderó de mi voz y de mi cuerpo como ya había hecho con Hunter hace unos días.

— ¿Amigas? ¿Cómo crees que mereces mi amistad cuando no haz hecho nada para ganártela? — Solté de pronto. Inmediatamente me arrepentí de lo dicho, pero Ana -más conocida como anorexia- había actuado por mí y ya no había vuelta atrás.

— ¿De qué hablas? — Pareció ofendida. — Siempre he estado aquí para ti. — Se levantó del piso enfadada. — Creo que no es el momento indicado para hablar contigo, no sé que es lo que está mal pero no tienes porque desquitarte conmigo, yo solo intentaba ayudarte. — Fue lo último que dijo antes de marcharse y dejarme sola.

Me quedé en silencio, allí sentada, me sentía herida y vacía. Ana estaba arruinado mi vida, pero al mismo tiempo me ayudaba ¿no?

Más tarde me fui a casa y simplemente me encerré en mi habitación. Escuchaba a Brynn y a Mackenzie reír como locas, y me habían ido a buscar unas tres veces que fuera a ver películas con ellas y comer pizza. La última vez que fueron tuve que hacerme la dormida.

Otra persona que no dejaba de molestar, mientras escribía en mi diario todo lo que había consumido en el día, era mi madre.

Había tocado mi puerta para decirme que debía comer algo, yo le respondí que no quería. Sin embargo, volvió para despertar mi furia.

— Hija, será mejor que comas algo ahora. Sé que estás cansada, pero te encanta la pizza, y no haz cenado.

— ¡Joder, mamá! — Exclamé. — ¡No tengo hambre, ya te dije!

Ella pareció sorprendida con mi reacción y cerró la puerta detrás de ella. Yo jamás le había contestado así, pero últimamente yo ya no era yo misma. Entonces me puse mi pijama y me metí a la cama, sentía mucho frío y el calor de las mantas me hizo sentir mucho mejor.

No podía quedarme dormida, primero por las risas de mi hermana junto a Brynn, y segundo, porque había tenido un día horrible. Hunter sabía mi secreto, me había peleado con Kalani y el no comer comenzaba a afectar mi salud. Tenía muchas cosas que pensar, pero que no tenían solución.

Lo único que quería era desaparecer.

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