eight


Maddie's POV

Luego del beso con Hunter, ya no había ningún sentimiento que ocultar. Era obvio que ambos teníamos sentimientos hacia el otro pero él estaba demasiado ocupado en tratar de ayudarme y yo intentando resistir.

Un par de semanas pasaron y yo seguía igual, mintiéndome a mí misma y al resto diciendo que estaba completamente bien, saltándome todas las comidas que pudiera y escuchando a aquellas voces en mi cabeza que me hacían empeorar.

— ¿Desayunaste? — Preguntó mi madre como todos los días cuando subía al auto. Y es que a pesar de haberse creído mi mentira, notaba que había algo extraño.

— Sí, estaba delicioso. — Respondí.

Ya había aprendido un sin fin de trucos para no ser descubierta a la hora de comer. Escondía la comida en mis bolsillos cuando no me veían o la escupía en la servilleta. De esta forma terminaba comiendo menos de la mitad del plato y luego podía darme el lujo de vomitar cuando me sentía demasiado culpable.

Me estaba ahogando en una vida rutinaria, llena de malos hábitos y reglas casi imposibles de seguir para cualquier persona, pero no para mí.

— Madison. — Escuché a alguien llamarme cuando salí de mi salón de clases, pues era la hora del recreo. Volteé para encontrarme con Hunter.

— Sabes que odio que me llames con ese nombre. — Le di un leve empujón.

Hunter y yo nos habíamos hecho tan cercanos en las últimas semanas, desde aquel beso. Aunque lo ignoramos completamente, como si no significara nada. Ahora él era mi mejor amigo, mi confidente, mi cómplice. Y me dolía mentirle tanto, decirle que estaba mejorando, que estaba comiendo cuando lo hacía incluso menos que antes. Me hacía sentir horrible cuando le mentía a él, a diferencia de como me sentía al mentirle al resto, a mis amigas y familiares.

— ¿Te enteraste de la obra de hoy? — Preguntó emocionado.

— No, ¿Qué obra? — Comencé a caminar en dirección a mi casillero y el me siguió.

— No tendremos clases en la siguiente hora, viene una academia de teatro o algo así y presentaran una obra. Me he salvado del examen de filosofía. — Dijo como si le hubieran sacado un enorme peso de encima, pues lo habían hecho.

— Esa clase es increíble, no sé porque la odias tanto. — Comencé a poner la clave del locker. — Lees un montón de textos y libros geniales, además respondes preguntas que son muy importantes y nunca nos cuestionamos.

— Pero nada tiene una respuesta absoluta. — Se quejó.

— Esa es la parte interesante. — Guardé todo en mi casillero y lo cerré. Entonces comencé a sentirme mareada como siempre, pero esta vez parecía ser más grave.

— ¿Te encuentras bien? — Preguntó al verme con la mirada perdida y muy quieta.

— Sí, perfectamente. — Sonreí. No quería seguir mintiéndole todo el tiempo, pero tampoco quería preocuparle.

Hunter tenía razón, a la hora siguiente nos llevaron a ver la obra. No obligaban a sentarnos con nuestros compañeros de curso, así que no pude ir con Hunter, y era lo que más deseaba ya que no me sentía nada bien y parecía estar empeorando.

Estaba parada entre Kendall y Nia, ya que ellas iban en noveno grado, al igual que yo, y por alguna razón, los maestros no nos dejaban sentarnos hasta que terminara de hablar el director y diera su aburrido discurso como hacía cada vez que nos encontrábamos todos en el auditorio.

A diferencia del resto de los chicos que se encontraban de pie en aquel lugar, quienes se encontraban susurrando cosas a sus amigos para que no los regañaran por hablar, o enviaban mensajes de texto o simplemente estaban bostezando y apunto de dormirse, yo estaba al borde de un colapso. Comencé a sentir debilidad en las piernas, y sabía exactamente lo que eso significaba, seguido de unos puntos brillantes que comenzaban a nublar mi vista.

Me senté de inmediato, si seguía de pie, me caería. La maestra de geografía me hizo una seña para que me levantara, pero yo la ignoré.

— Te van a castigar y no podrás ir a bailar esta tarde, levántate ya. — Kendall murmuró y la ignoré.

— Maddie, la maestra de geografía va a venir en cualquier momento y te gritara en frente de todos si no te pones de pie ahora mismo. — Nia insistió pero yo seguía mirando un punto fijo, intentando respirar para no desvanecerme.

Y como era de esperarse, la maestra esquivó a todos los alumnos que se encontraban allí para llegar hasta donde yo estaba sentada. Venía con el ceño fruncido y comenzó a llamar la atención de los que se encontraban cerca.

— Señorita Ziegler, es una falta de respeto lo que esta haciendo. — Habló con su voz grave. Me tomó del brazo para que me levantara y así fue lo hice, pero inmediatamente me arrepentí de haberlo hecho, pues sentí que me caería nuevamente.

— Estás muy pálida. — Kendall me dijo preocupada.

— ¿Te sientes enferma? —Preguntó la maestra. — Chicas, mejor acompáñenla hasta la enfermería y dejemos de hacer tanto ruido. — Les dijo a Nia y Kendall, estas asintieron.

En cuanto di un paso, me desvanecí. Kendall detrás de mí actuó rápido y me sostuvo antes de que me cayera. Luego de encontrarme con los asustados ojos azules de mi amiga, perdí completamente la conciencia.


Hunter's POV


Estábamos escuchando el discurso del director principal de la escuela cuando un enorme caos se armó en el auditorio de la escuela. Empezaron unos murmullos un par de asientos detrás de mí, en donde se encontraba el noveno grado, luego la voz de la maestra de geografía regañando a alguien, pero más tarde, fueron voces de espanto y preocupación. Cuando vi al maestro Johnson de matemáticas correr hacia atrás, me decidí a voltear a ver que sucedía.

Solo vi a personas comenzando a hacer un circulo alrededor de alguien, mirando hacia el piso. El director dejó de hablar y preguntó que sucedía, pero la verdad que nadie entendía nada. Pero entonces una imagen apoderó mi visión, una imagen que jamás podré olvidar.

Era Maddie, más bien, su cuerpo indefenso y casi sin vida en los brazos del maestro de física. Se rostro era de color papel, y su pequeño y delgado cuerpo no se movía. Este se la llevó rápido fuera del lugar, hasta la enfermería, mientras Kendall y Nia lo siguieron, pero al resto del alumnado, nos hicieron callar y volver a escuchar para finalmente mostrar la obra.

Todos susurraban cosas, todos conocían a Maddie y habían visto la misma imagen que yo, pero a ninguno de los que estaban ahí les afectó tanto como a mí, ni siquiera una de todas esas personas tuvo tanto miedo como yo... miedo de perderla.

Apenas terminó el acto, corrí fuera del auditorio en busca de Maddie, me topé con que la enfermería tenía la puerta cerrada y fuera de esta se encontraban Nia, Kendall y Kalani caminando nerviosamente de un lado para otro.

— ¿Qué dijeron? — Pregunté apresurado.

— Han llamado a su madre y están ambas allí dentro, también ha entrado la psicóloga del colegio un rato atrás. — Habló Kalani calmada.

— Dios mio Maddie... ¿En qué te metiste ahora? — Exclamó Kendall antes de apoyar su espalda en la pared para deslizarse y terminar sentada en el frío suelo.

— Hace ya un tiempo que se veía débil, era cuestión de tiempo para que esto sucediera. — Nia negó con la cabeza.

Y tenía razón. Era cuestión de tiempo para que algo así pasara. Y lo peor de todo es que yo lo sabía, era el único que sabía de su desorden alimenticio, y no había hecho nada grande para poder ayudarla a recuperar sus fuerzas. Me sentía tan estúpido.

¿Por qué no le conté a nadie cuando e enteré de que no comía? No quería hacerle daño, pero no me había dado cuenta de que era mucho peor dejarla seguir así.

Pero Maddie era muy inteligente y sabía esconder su enfermedad más que nadie, probablemente se saldría con la suya y todos le creerían. En el caso de que eso pasara ya lo había decidido, le diría a ella que necesitaba buscar ayuda urgente y no aceptaría un no como respuesta.

Unos quince minutos luego, salió Melissa junto a Maddie agarrada fuertemente de su brazo. Seguía pálida, y no tenía ninguna expresión en el rostro.

— Se ha deshidratado, pero todo esta bien ahora. — Dijo Melissa antes de que pudiéramos preguntarle. — Ahora irá a casa a descansar.

Ambas actuaban muy extraño, como ocultando algo. Maddie ni siquiera me dirigió la mirada cuando se fue, solo mantenía los ojos en el piso, quizás intentando ocultar que había llorado. Quería abrazarla y decirle que todo iba a estar bien, que me tenía a mí para lo que quisiera, pero se fueron muy rápido y ocultando un secreto.

¿Se habría enterado Melissa del problema de Maddie?

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