El Inicio.
Desde el inicio de la civilización, los Alfas han tratado a los Omegas como simples máquinas que les daban bebés, objetos reemplazables y sin valor alguno más que el anterior dicho.
Afortunadamente, así como la raza humana sigue creciendo más y más, leyes salieron en defensa después de años de sufrimiento. Pues antes no se les permitía estudiar o trabajar con roles de importancia, pues pensaban que pertenecían a la vida hogareña solamente, ahora, no solo podían tener educación, si no que cada vez hay más Omegas en roles importantes como cantantes, gerentes y héroes, es una cifra pequeña, pero de algo se inicia.
Pero que la ley los proteja no significa que los Alfas estén felices por completo.
La sensación de dominio sigue presente en las familias tradicionales, y tardarán años en quitar ese pensamiento en todo el mundo.
Kariage, un Alfa, pensaba de esa forma al igual que su manada.
Eran superiores a las demás castas, se les ha dicho desde el inicio de su vida, por lo que no es sorpresa de que eso sucediera.
--- Oye, Shindo, dame de tu sandwich.--- exclamó Deshida, mordiendo el alimento mucho antes de que el azabache pudiera siquiera procesar su respuesta.
--- ¡Imbécil, compra tu comida bastardo!--- le dió una patada, haciendo reír a los otros integrantes de su manada.
Kariage era el líder de su banda por ser el más listo y ágil, su personalidad era de liderazgo y lo demuestra con su día a día.
Deshida, la ancla del grupo ya que era sereno y a la vez firme en cuanto a sus palabras, no es de sorprenderse que fuera la roca de los demás Alfas cuando tenían algún problema.
Shinso, al igual que Deshida, era calmado, muchos lo confundían con un flojo malechor pero la realidad es que alimenta a cada gato que se encuentra y se encarga de darles sensatez a los demás idiotas.
Shindo es el bastardo coqueto que enamora a cada persona que se encuentra por su sonrisa, su rol en el grupo es ser la fuerza, pues de todos, era quien más sobresalía en ese ámbito.
Monoma era un Alfa engreído pero leal, y a toda su manada le consta, muchos pensarían que era solo alguien más que se coló en la manada pero en realidad es el responsable de que estén a salvo, funcionando como la persona que los cura cuando tienen una pelea (estos generalmente se olvidan de hacerlo por su orgullo).
Todos se complementaban el uno al otro, pero no sabían que una manada no puede funcionar si no hay un Omega con ellos.
Esta es la historia en la que no solo supieron lo crueles que eran los Alfas con los Omegas, si no de como eso les afectaría a ellos.
--- Dejen de gritar, la gente nos está viendo y odio eso.--- gruñó el pelimorado, tratando de ocultar su rostro en el libro que leía.
--- Shinso tiene razón, si los ve un héroe les va a dar otro sermón como la última vez.--- secundo Kariage, dando una mordida a su pan de curry.
--- Vamos Kari, solo están liberando estrés, además yo también quiero de tu sandwich-
--- ¡NEITO NO-
Kariage suspiró, no había ningún día en el que su manada actuara como completos idiotas, por lo que tuvo que detenerse y mirar como Shindo golpeaba al rubio para después caer al suelo y rodar entre golpes y gruñidos.
Igual, nunca les llamarían la atención, son Alfas.
--- Uhg, chicos, si siguen así van a terminar en la carretera y los van a matar, genios, ¿Adivinen a quien van a culpar?--- mencionó, acomodando la mochila en su hombro mientras sus idiotas seguían peleando.
--- ¡A quien le importa! ¡Este bastardo se comió mi sándwich, lo mataré!---
--- ¡Quiero verte intentar, zorra!---
La gente a su alrededor ya solo los pasaba de largo al saber que eran solo unos Alfas jóvenes liberando energía, era algo que se veía todos los días.
Eso no significaba que Kariage estuviera feliz.
Miró a sus idiotas luchar en el suelo hasta que, muy lentamente, una chica de su misma edad trataba de pasar casi mezclándose con la pared, tenía un libro ocultando su rostro por lo que solamente se podía ver su castaño cabello caer por sus hombros.
Fue cuando el suave aroma dulce característico de los Omegas llegó a sus fosas nasales.
Con solo un movimiento de su brazo, empujó a la niña con la suficiente fuerza como para tirarla al suelo.
--- ¡Ay!--- exclamó, tratando de levantarse.
--- Uhg, ojalá todos ustedes se hubieran quedado en la antigüedad como esclavos, el mundo no sería tan basura como lo es ahora.--- tomó el libro que ella intentó tomar, manteniéndolo fuera de su alcance.
--- ¿P-Podrías darme m-mi libro? A-ah, por favor.--- rogó, manteniendo su mirada en el suelo.
--- ¿Hm? Oh, ¿Esto?--- con una sonrisa burlona y ahora toda su manda detrás de él, negó.
--- Ahora me lo quedo yo, los Omegas no deberían tener este tipo de cosas, son muy inútiles para entenderlo.--- hubo risas, pero no solo de parte de sus amigos, si no de varios adultos a su alrededor, que pensaban igual que él.
--- Vámonos chicos, parece que ya es tarde.--- se dio la media vuelta y se largo, dejando a la Omega llorando de impotencia.
--- Hey, ¿Entonces todos entraremos a la clase del señor Mori?--- pregunto Shindo, masajeando su cuello mientras tomaba el libro que Kariage tenía.
--- Supongo que si, me parece una idiotez que nos enseñen sobre la historia de los Omegas, como si fuera a cambiar mi pensamiento sobre ellos.--- su manada asintió, de acuerdo con sus palabras.
--- ¡Oh, oh, ya recordé lo que les iba a decir!--- exclamó Monoma, corriendo hasta la punta de la fila para que todos pudieran verlo.
--- Ayer estaba hablando con Tetsutesu y me dijo que el director hizo nuestra escuela mixta a orden del gobierno, mañana va a entrar el primer Omega en la historia de Aldera.--- explicó.
--- No puedo creerlo, ¿Por qué ahora?--- gruñó Shinso, tallando su rostro ante el fastidio que eso iba a conllevar.
--- ¡Y eso no es todo! Oí por ahí también que fue elegido cuidadosamente antes de que le dieran la oportunidad, según lo que Tetsutesu me dijo, es el que tiene el carácter más fuerte de todos los Omegas en las instituciones que visitaron.--- saco unas frituras de su mochila, tomando varias para después meterlas a su boca.
--- Hm, entonces no será un llorón.--- Kariage mencionó, llamando la atención de su manada.
--- ¿Cuánto le dan antes de que se rinda?---
No es que le gustará al 100% mancharse de tierra todos los días, pero sencillamente, las flores eran su punto más débil, le encantaba verlas en su máximo esplendor después de trabajar duro para cuidarlas.
En especial a los girasoles, era muy difícil mantenerlos vivos pero al final, todo su esfuerzo valía la pena.
Suspiró, masajeando su cuello para después levantarse de la tierra, sacudiendo su ropa para después tomar su mochila y regresar a casa.
Con cuidado, saco las toallas húmedas y comenzó a limpiar la tierra que había en su rostro al igual que en sus manos, sus padres odian verlo así de sucio, dicen que un Omega no debería tener un aspecto así de asqueroso.
Se detuvo frente al patio de su casa, sus padres no estaban aquí y de todas formas ya estaban enojados con él por no haber hecho la cena la noche pasada, como si no hubieran estado fuera bebiendo como cerdos.
--- Bueno... ¿Cuánto dinero tengo?--- se pregunto a si mismo, solía hacer eso muchas veces, no es como si hablara con mucha gente.
Se dio la vuelta y caminó hacia la banqueta, llegaría a una tienda de conveniencia para comprar unas bolas de arroz y así poder dar una vuelta por algún parque cercano.
Eso, si no se encontraba a algún Alfa con deseos de molestarlo, tenía la suficiente energía para darle su merecido pero joder, que flojera.
Saco un parche aromático de su mochila y se lo puso en su cuello, evitando que sus feromonas pudieran ser distinguidas por alguien, caminando ahora en completa seguridad.
Entro a la tienda y se fue directamente hacia la estantería de la comida, encontrando lo que buscaba, pero cuando estuvo a punto de ir a la caja, un aroma amargo llegó hasta sus nariz al igual que un suave sollozo.
--- N-No he hecho nada, solo quiero esto para mí escuela-
--- Estás en mi camino, ya te lo dije, muévete.---
Katsuki observó al dueño del lugar, un beta, podía deducir, nunca hacían nada si veían este tipo de cosas, no era sorpresa que esté solamente estuviera leyendo el periódico mientras alguien molestaba a un Omega.
Bufó, no tenía porqué intervenir, pero si no lo hace, sería un completo cobarde.
En silencio, pasó hacía al siguiente pasillo, encontrando a un Alfa (vaya sorpresa) acorralando a un chico igual que él, pero a diferencia de que su masa muscular era nula.
--- Y-Ya no tengo más dinero, l-lo juro.--- suplicó, lágrimas cayendo de su rostro.
--- Hm, vaya, parece que dices la verdad, entonces ya no eres de importancia, desaparece.---
--- Pero-
El fuerte estruendo del Omega cayendo al suelo lo hizo actuar, colocándose en medio de ese idiota y el chico, ayudándolo a levantarse.
--- ¿Y tú qui-
--- ¿Estás bien, te lastimaste?--- preguntó, revisando su cabeza y brazos. --- N-No, e-estoy bien, gracias.--- mencionó, por lo que Bakugou limpió sus lágrimas con cuidado antes de sonreírle.
Ah, esperen, el Alfa le está hablando.
--- Maldito Omega irrespetuoso, ¿Que no sabes quién soy? ¡Debes respetar a los Alfas como yo, inútil, ¿Oíste?!--- exclamó, tomando su brazo para jalarlo violentamente del suelo.
Y así como él se levantó, el Alfa cayó al suelo, completamente inconsciente y con una nueva nariz rota.
--- Uhg, Alfas inútiles, creyéndose los mejores del mundo cuando no siquiera pueden recibir un golpe.--- pateó su estómago, sacudiendo la manga que el chico había tocado, para después, tomar el dinero que esté le había quitado al Omega.
--- Aquí tienes, ve con cuidado, toma lo que quieres y vete.--- el contrario asintió, dándole un sorpresivo abrazo y susurrar un gracias, pero solo duró unos cuantos segundos, pues el muchacho tomó los paquetes de pastillas que necesitaba y se encaminó hacia la caja.
--- Ah, no, no hagas eso.--- el hombre Beta se levantó ante esas palabras.
--- P-Pero tengo qué-
--- Pff, estoy seguro de que no le importará, anda.---
--- ¡Tú! ¡No te vayas de aquí, mocoso! ¡Tienes que pagar eso!--- trató de ir por él, pero aquel muchacho Omega rubio eléctrico salió disparado hacia la puerta, dejando a Katsuki con el hombre. --- ¿¡Cómo te atreves, sucio Omega?! ¡Eso es un robo-
--- Estoy seguro que no le importa señor, quiero decir, con la forma en la que los ignoraba hace rato me hace creer que no le interesa.--- explicó con una voz suave, dejando sus cosas en la barra, listo para pagar.
--- ¡¿Y por que debería importarme lo que le suceda a ratas como tú, huh!? ¡Un Alfa tiene permitido hacer toda esta mierda y mientras a mí no me arrastren, que hagan lo que quieran!---
--- Señor, con todo respeto, los Omegas no somos simples objetos, somos seres humanos que desde el inicio fueron tratados como la misma escoria, yo no soy su enemigo, son los Alfas como ese muchacho de allá, y mientras la gente siga pensando como usted, nada cambiará.--- explico, sacando su pequeña cartera y así, sacar unos yenes.
--- Quien sabe, tal vez usted podría hacer la diferencia...--- dejó el dinero ahí, tomando sus cosas y saliendo de la tienda no sin antes susurrarle algo.
--- Ese chico sufre mucho con su Quirk, se llevó solo analgésicos y pude ver que tenía varias quemaduras en sus brazos, si yo no hubiera estado aquí, es probable que tuviera que soportar todo ese dolor... ¿Y tú? Solo veías como pasaba...--- suspiró, dándole la espalda.
El beta solo lo miro irse, no sabiendo que mas decir.
Bakugou le dio otra mordida a su onigiri, sentado sobre la rama de un árbol mientras observaba a los niños jugar por ahí.
A veces odiaba sus instintos, como el deseo de satisfacer a sus padres Alfa, hacer nidos, su celo, comer demasiado porque "es probable que tengas cachorros así que tienes que tener un cuerpo preparado" (palabras de su Omega) y, obviamente, su cariño hacia los bebés.
Odia que su vida sea un estereotipo, ¿Cómo se supone que vaya a luchar con los Alfas teniendo un cuerpo tan traicionero? Ellos lo toman como si estuvieran en lo cierto cuando no lo es.
Él no pidió nacer así, no pidió ser un Omega, si fuera su decisión hubiera sido un Beta, no estaría en la pelea y pasaría desapercibido a ojos de todos.
La vida siempre va a escoger a sus favoritos, y no importaba cuanto tratara de cambiar la mentalidad de su familia o la gente a su alrededor, el mundo seguiría pensando igual.
Bakugou suspiró, no tenía muchas ganas de volver a tener este tipo de pensamientos antes de regresar a su casa, sus feromonas iban a delatarlo y su madre odia que esté así, no porque se preocupe por él, sino porque a su ojos, un aroma tan desagradable hará que los Alfas a su alrededor se vayan.
--- Que fastidio.--- gruñó, dando un salto para bajar de la rama, ya pasaba de las 7, tenía que verificar que sus padres no estuvieran en casa o su castigo sería peor.
O eso fue hasta que alguien le lanzó una piedra.
--- ¿Huh?--- no pudo formular palabra, solo sentía dolor. --- ¿Pero qué...?--- con cuidado, tocó su frente, el lugar donde la piedra había impactado.
No fue sorpresa que aquel líquido carmesí llenara la punta de sus dedos.
--- ¿Que pasa, idiota?--- levantó su mirada, solo para encontrarse al mismo Alfa que hace rato con sus amigos detrás de él.
--- ¿Acaso crees que esto se quedaría así? ¡Anda! ¡Pelea ahora sí puedes!--- se burló, por lo que Bakugou suspiró.
--- Bueno, ahora no tenía pensado ir al gimnasio, supongo que patearle el trasero a uno, dos, tres... ¡Oh! 6 Alfas fastidiosos funcionará como una rutina.--- y eso fue suficiente para hacerlos enojar.
--- No sabes en lo que te estás metiendo, pequeño Omega.--- de hecho, si, si lo sabía, y afortunadamente no había nadie ya en el parque, ningún adulto o niño que pudiera presenciar lo que estaba a punto de hacer.
Subiendo sus puños hasta que quedarán alineados con su mirada al igual que una pose de batalla, hablo.
--- Adelante.---
--- ¡Es increíble que hagas esto cuando te prohibí salir!--- solo miró al suelo, sus nudillos estaban llenos de sangre tanto suya como de los otros seis Alfas que había enfrentado, tenía una nariz amoratada y algunos cortes en sus mejillas.
Pero hey, la satisfacción de haber ganado nadie se la quita.
--- ¿¡ME ESTÁS ESCUCHANDO!?--- grito su madre, trayendo su mente de nuevo a la realidad. --- ¿Acaso entiendes lo importante que te mantengas en completa salud? ¡Nadie va a querer un Omega tan terco y lastimado! ¡Intenta ver por tu futuro!--- gruñó, acercándose a él para darle un golpe, pero se detuvo, luciendo furiosa.
--- Tienes suerte de que solo hayan sido unos cortes, quítate la camisa y levanta tus brazos, boca arriba.--- cerró sus ojos con pesadez, haciendo lo que ella decía.
No es como si tuviera otra opción, era su madre, el Alfa a cargo de su vida además del viejo que tenía como esposo, si ella decidía qué tipo de castigo iba a propinarle, entonces debía callar y recibirlo.
Una vez más, odiaba ser Omega.
El zumbido de aquella vara y el fuerte impacto que sufrió contra sus brazos fue lo que lo hizo aullar de dolor, haciendo todo lo posible para no moverlas de lugar.
Y así vino otro, y otro, y muchos más hasta que sus brazos no eran más que una masa de sangre y moretones.
--- Quiero que está sea la última vez que haces esto, ¿Entendiste?--- solo pudo asentir, tratando de no derramar sus lágrimas, pero Mitsuki tomo entre una de sus manos la mandíbula del Omega, apretándolo sin piedad --- Para lo único que sirves es para darle satisfacción a los Alfas, tu hermosa cara heredada por mi es lo único que te salva de no ser un cuerpo más en el océano, así que por una vez, hazme caso.--- y lo empujó al suelo, mirándolo fijamente. Y recuerda.
Recuerda con tanto odio como ella también se hizo un ovillo y lloró toda la noche cuando su padre le había hecho esto, pero no le importaba, ya no, pues ahora entendía que era necesario.
Pero su Alfa, aquel lobo que yacía dentro de su cuerpo, rasguñaba una y otra vez tratando de envolver a su hijo entre sus brazos y darle esperanza, tratando de protegerlo, pero se negó.
Se dio la media vuelta y lo dejo ahí, teniendo ella misma una presión en su pecho.
Katsuki solo pudo llorar en silencio, intentando regresar a su cama pero el dolor de su cuerpo se lo impedía, por lo que tuvo que quedarse ahí, en el suelo.
Bakugou despertó, para mucha sorpresa, no en la alfombra de la sala, si no en su cama, no le tomo mucha importancia, pues tal vez, en un momento de mareo logro llegar hasta aquí.
--- Date un baño, dejé tu uniforme en tu escritorio.--- dio un pequeño chillido, mirando a su madre recargada en la orilla de la puerta que da a su cuarto. --- Recuerda que hoy entras a Aldera, hazte un almuerzo y toma el autobús, regreso a las 10.--- no dijo nada más, solo se dio la vuelta y salió.
Katsuki se pregunta si su madre lo odia o simplemente no sabe que hacer con él. Supone que es la segunda.
Se bañó, curo y vendo sus heridas para por fin bajar la escaleras rumbo a la cocina, encontrando nada más y nada menos que un plato de curry recién hecho.
Sus feromonas salieron disparadas en felicidad inconscientemente, su madre, hizo esto por él, no era que no lo hiciera, pero desde que cumplió los 11 (y por ende, su casta fue confirmada) todo se había ido a la mierda, dejándolo entre la espada y la pared con ella y su padre.
Pero esto solo lo hizo sentirse amado.
Katsuki comió felizmente aquel plato, tratando de memorizar cada molécula de sabor en su memoria.
Kariage talló sus ojos, ya era tarde y ningún maestro había entrado a su salón, por lo que todos estaban haciendo ruido entre sus compañeros de manada, y no es como si la suya fuera diferente.
--- ¿Cómo creen que se mire ese Omega? ¿Será pequeño, débil? Ufff, quisiera poder adelantar el tiempo para-
--- Hey, deja de hablar así de fuerte, Neito, Kariage va a enojarse con nosotros otra vez y no quiero que me muerda por tu culpa.--- gruñó Shindo, masajeando su sien ante las tonterías de sus amigos.
--- ¿Y que nos haría? Estoy seguro de que él también quiere ver a ese dichoso Omega del que todos hablan, no es- ¡Aaah! ¡Ya recordé!--- exclamó de la nada, asustando incluso a Shinso. --- Ayer hablaba con Kendo de la otra clase y me dijo que la manada de su vecino fue atacada por un Omega, que los dejo a todos mal heridos, ¡Incluso le rompió la nariz a uno de ellos! Me dijo que ese tipo tenía un cabello muy peculiar por lo que escuchó, algo así como un diente de león pero cuando están amarillos, una tipo pelusa, y-
--- Cielos Neito, tu pareces una tía metiche que se entera de todo, ¿Por qué no te haces policía en vez de un héroe? Estoy seguro que con la rapidez con la que te enteras de todo te serviría mucho.--- murmuró Shinso, siendo golpeado por el rubio en fastidio, pero todos sabían que era una broma.
No era secreto las dificultades que su amigo sufría para ser valorado debido a su Quirk.
--- ¡Pero vamos! ¿No les parece interesante saber quién es ese Omega?--- su manada se veía escéptica ante esto, sin poder creerlo y a la vez curiosos.
--- ¿Y tú-
--- Joven Kemuri.--- las palabras de Dehida fueron interrumpidas por la repentina llegada del maestro.
--- Si puede venir un momento conmigo, por favor.--- Kariage se levantó de su lugar, todas las miradas estaban sobre él, pero no le importaba, ellos podían irse bien a la mierda a lo que a él respecta.
Una vez que salió del aula, miró fijamente a su maestro, esperando a que hablara, pero este solo comenzó a caminar, esperando que lo siguiera.
Todo esto era bastante extraño, pues los maestros de Aldera siempre fueron conocidos por nunca faltar, pero hoy parecía ser un caso muy especial para que todos estuvieran fuera de sus aulas.
--- Tal vez no lo sepas,--- comenzó a hablar el mayor. --- pero hoy fue admitido el primer Omega en esta escuela.--- fingió sorpresa, pues él ya lo sabía. --- Y como la seguridad es lo primero en nuestra institución, haz sido elegido para instruir al Omega en su estancia aquí al igual que tú manada.--- se quedó en blanco unos momentos.
Y luego entendió.
--- ¿¡Aah!? ¿¡Eso que significa!?--- exclamó, pero el profesor no se inmutó, solo le observó.
--- Significa, que mientras él esté aquí, será parte de tu manada.--- antes de que el azabache pudiera responder, el docente levantó su mano dando a entender que todavía no terminaba de dar indicaciones.
--- Sé que suena mal, y se que quieres proteger a tu manada, pero si lo encuentran solo todo este lugar se irá al polvo, ¿Entiendes? Esto tiene que funcionar.--- colocó sus manos en los hombros del adolescente.
--- Pero yo no lo acepto, no lo quiero cerca de mi.--- espetó, claramente fastidiado con ello.
--- Habrá un bonus en sus calificaciones si lo aceptan, necesitamos hacer esto o si no las consecuencias serán peores-
--- ¡No me interesa, no quiero a un Omega en mi manada-
--- ¡Aunque te niegues el resultado será el mismo!--- Kariage guardó silencio, su aroma declarando que tan furioso estaba.
--- Tienes que hacer esto, por favor, acéptalo como un miembro temporal, ¿Si? Solo- intenta no hacerle daño mientras esté con ustedes, traten de protegerlo de los Alfas y...--- dio un suspiro cansino, sabiendo que no había otra manera.
--- Trata de no apegarte a él, su familia no tiene intenciones de mantenerlo aquí mucho tiempo.--- y con esto, entró a la dirección, dejándolo afuera con un sentimiento de enojo consumiendo cada parte de su cuerpo.
No paso mucho tiempo cuando la puerta fue abierta de nuevo, varios maestros salieron del lugar con feromonas agrias, signo de agitación y furia, pasándolo de largo.
Y luego, muy lentamente, un chico salió de aquella oficina siendo acompañado por el maestro que anteriormente lo había sacado del aula.
Su mirada encontró la del chico, pero para su sorpresa, el Omega levantó su barbilla y con solo un gesto, lo retó a dar el paso.
--- Kemuri, este es Bakugou, espero que le des una cálida bienvenida y le enseñes cada parte-
--- No hace falta.--- interrumpió el rubio, y el mayor se veía realmente sorprendido ante ello. --- Ayer me aprendí todos los pasillos y salones con el mapa de la escuela, no necesito que me den un recorrido, solo quiero ir a clases y ya.--- puso sus dos manos sobre su cintura, mirando al docente expectante.
--- Claro, ve con Kemuri, el te dirá donde pasarás este ciclo.--- el Omega dio una reverencia y con esto, el docente se fue, dejándolos solos.
Kariage solo se cruzó de brazos, admirando al muchacho que parecía ser mucho más pequeño que el, pero a la vez su postura y manera de mirarlo le hacían ver qué no tenía miedo en absoluto, algo raro en Omegas, supone que Neito tenía razón, habían elegido a un Omega fuerte.
--- ¿Te vas a quedar ahí mirándome como idiota o vamos a ir a clases?--- gruñó, repito, gruñó el ceniza hacia el Alfa, haciéndolo levantar una ceja ante su agresividad.
--- Escucha bien, Omega.--- dio un paso, quedando con su rostro a milímetros del contrario.
--- Estarás bajo mi cuidado durante toda tu estadía aquí pero mete esto en tu cabeza, no lo hago por gusto, lo hago porque me obligaron, pero si te metes en problemas, es tu asunto, no vengas a mi pidiendo ayuda.--- Bakugou arqueo una de sus cejas, y sin darle más vueltas al pensamiento, lo empujó.
--- ¿¡Qué te-
--- Solo para que lo sepas,--- acomodó su uniforme, sacudiendo el polvo inexistente en el mismo. --- yo no pedí ser parte de tu patética manada, estoy bien por mi cuenta, así que, si ya terminaste todo esta estupidez de la dominancia apartarte del camino.--- la rabia cegó la mente de Kariage ante estás simples palabras.
Pero Katsuki ya lo había pasado de largo.
--- Muy bien, Omega.--- murmuró para sí mismo, tocando los colmillos que habían salido ante la provocación.
--- ¿Quieres jugar así? Pues que así sea.---
Katsuki sabía que hacer enemigos tan pronto entrara a la zona de guerra no era lo más sensato, pero siempre ha odiado a los Alfas que intentan acertar dominancia a las demás castas solo porque pueden, ¿Y ponerlo en una manada por seguridad? Esto es una broma para él, puede cuidarse solo, por algo fue elegido.
Suspiró, tratando de calmarse, podía con varios Alfas en una pelea, pero tenía que ser consciente de que estar en una escuela donde casi el 80% era conformado por Alfas, estaba en desventaja por mucho que le doliera, tan solo esperaba que su altercado con el otro imbécil no sea de importancia para asuntos futuros, odiaría que tener que darle la razón a ese tipo.
--- Que fastidio.--- susurró, acomodando su mochila para seguir caminando.
Sin embargo, se detuvo al quedar frente a frente con el aula asignada a él, mirándola fijamente. Podía escuchar el salón en completo silencio, suponía que el maestro había llegado o que estarían en gimnasio.
Levantó su mano para poder abrir la puerta, pero no pudo hacerlo, estaba a punto de vivir una escena que cambiaría el resto de su vida dependiendo de qué tan buena o mala fuera su primera impresión.
Dios, quería que fuera una realmente mala, así no tendría que preocuparse por hablar con alguien ya que todos lo odiarían.
--- ¿Qué? ¿Ya estás asustado? Creí que serías más fuerte que eso.--- bufó, mirando al odioso Alfa que antes había confrontado.
--- Soy 10 veces más fuerte de lo que tú crees, ahora, ¿Quieres dejarme solo? Intento crear la peor cara que alguien pueda ver en un Omega.--- Kariage rodó sus ojos, empujándolo del camino para abrir la puerta de un violentamente para después empujarlo dentro.
Katsuki casi cae, pero no lo hizo gracias a sus reflejos, girando su cuerpo para poder ver al azabache con una mirada de odio puro.
--- Hijo de p-
--- ¡Ah! ¡Ahí estás!--- exclamó una voz que con solo escucharla, Katsuki sabía que iba a ser una mujer fastidiosa.
--- Chicos, por favor, denle una cálida bienvenida a Bakugou Katsuki, será su compañero durante este ciclo, ¡Tengan cuidado con él! Es un Omega y como sabrán, cada uno de ellos son algo...--- se acercó hasta él, dándole un fuerte apretón a sus hombros para después girarlo para que viera a la clase con más fuerza de la necesaria.
--- ¿Retrasados e inútiles?--- respondió un chico de la clase, que por cierto, hizo reír a todos incluso a la maestra.
--- Oh, Kuroshi, no hay que hacer ese tipo de comentarios aquí, en especial cuando-
--- Te aseguro que mi mente está en el lugar indicado, pero a juzgar por su manera de ser, pienso seriamente que los retrasados son personas como tú qué hacen comentarios tan comunes como la gente que aún los encuentra divertidos.--- y el lugar quedó en silencio, todos sorprendidos ante las palabras que el Omega había dicho.
Segundos después, Kariage entro, empujándolo al frente para que todo el ambiente incómodo se fuera.
Katsuki volvió a mirarlo mal.
--- ¿Qué? Me la debías.--- y se sentó en su lugar, recibiendo miradas curiosas por parte de su manada.
--- B-Bueno, Bakugou, si gustas elegir donde sentarte.--- hablo la maestra, teniendo un rubor en sus mejillas por los comentarios del ceniza.
--- Está bien.--- Katsuki dio unos pasos, encontrando una banca sola que no estaba tan lejos del pizarrón, pero cuando intento dejar su mochila en el lugar, una chica puso su bolsa primero.
--- Está ocupado.--- arqueo su ceja.
--- Yo no veo a nadie aquí.---
--- Bueno, mi bolsa necesita su propia banca y creo que es más importante que un sucio Omega como tú.--- le dedico una sonrisa burlona, y las personas a su alrededor soltaron una pequeña rusa por lo que el contrario solo movió su cabeza ligeramente.
--- Oooh, ya veo.--- se quitó la mochila y la tiró al suelo, confundiendo a todos cuando salió de la fila y abrió una de las ventanas.
La docente (quien seguía anonadada por los sucesos de antes) solo pudo mirar como la guerra iniciaba.
Katsuki regreso a la fila, dándole la misma sonrisa burlona a la chica antes de tomar la bolsa de la misma y lanzarla hacia la ventana, para aún más sorpresa de todos.
--- Supongo que ahora está libre, ¿No?---
--- Insolente-
La chica se avalanzó hacia él, pero Katsuki había predicho eso, por lo que fue fácil esquivarla y dejarla caer dolorosamente en las bancas de enfrente.
Solo rodó sus ojos, sentándose en aquel lugar sin más alboroto.
--- Bakugou, no vamos a tolerar una actitud tan agresiva-
--- Ah, disculpe maestra, pero por mi actitud agresiva fuí elegido para estar aquí.--- volvió a sonreír, moviendo ligeramente su cabeza. --- Tampoco espero que usted se quede cruzada de brazos y me castigue a mi por algo ella y el de allá se busco.--- levantó de arriba a abajo sus cejas, por lo que la maestra, sin ganas ni fuerza para seguir con el debate, solo pudo murmurar insultos antes de seguir con la clase.
Bien, ya se había ganado el odio de todos, a la mierda los amigos, son para los débiles y él no lo es.
Talló sus ojos y nariz, sintiendo como todos los Alfas desprendían feromonas tanto de furia, emoción y el indiscutible aroma amargo correspondiente a la dominancia. Soltó una pequeña exhalación a modo de risa, sacando su libreta al igual que algunas plumas y poder seguir con la lección que la Alfa les estaba dando.
Sentía la mirada de todos perforando su cuerpo, pero lo ignoro a favor de responder todas las preguntas que la maestra decía al aire, no había memorizado libros enteros para guardarlo en su mente, le gustaba la idea de humillar a la gente, en especial Alfas que creen que por solo solo ser de una casta así lo saben todo, su expresión de asombro es lo que más le gustaba.
Receso fue exactamente como creyó que iba a ser.
No es como si tuviera que preocuparse por comer algo, él mismo se había hecho su Bento en casa por lo que no tendría que comprar nada de esa comida extraña e insípida que vendían en cafetería.
El problema era donde iba a pasar el tiempo.
Al principio decidió quedarse en el salón, ya que la mayoría se había ido al comedor y no habían reglas que le impidieran quedarse aquí, así que comenzó a degustar su comida de forma tranquila y al mismo tiempo pensar sobre su siguiente movida, después de todo, estaría en los ojos de muchos una vez que la escuela se enterara de su casta.
Mantenerse en escondite no de era su estilo, pero hará lo que sea necesario para protegerse a si mismo.
Bakugou se mantuvo pensando, como la mayoría de las veces, recuerda que su antigua maestra odiaba que hiciera eso, solía golpear su cabeza con el libro que siempre tenía a la mano, según ella, eso solo lograría que su vida fuera más corta.
--- Uhg, que fastidio.--- gruñó para sí mismo en un murmullo, tomando más arroz para poder engullirlo sin problema, recuerden, los Omegas comen mucho gracias a sus instintos.
--- ¿Qué sucede, ca-ri-ño? ¿Ya quieres irte?--- muchos sentimientos pasaron por la mente Katski, y todos eran violentos, por lo que en vez de explotarle la cara, decidió ignorarlo.
Los Alfas son tan orgullosos que cuando alguien los ignoran es como si hubieras cometido un crimen de odio.
--- Hm, vaya, con que así es, ¿Hah?--- el muchacho puso sus manos en el pupitre del Omega, acercándose hasta que sus rostros quedaron a centímetros uno de otro.
--- No me interesa, igual te irás de aquí, solo vengo a darte una advertencia.--- acarició su rostro de forma descarada, pero Katsuki lo manoteó lejos de él, causando una risita por parte del contrario.
--- Aquí hay un acuerdo entre manadas, algunas veces estamos separados por las clases pero a fin de cuentas somos una sola familia...--- miró a su alrededor, no había gente a la redonda, eso era malo para el rubio.
--- Hoy acabas de hacer algo que no debías, ¿Recuerdas la chica de la bolsa? Pues ella-
--- Escúchame bien.--- se levantó lentamente de su silla, y aunque ni siquiera llegaba a su estatura, el aura que desprendía era de furia, justo el que su madre emitía cada vez que lo veía, por lo que no le sorprende que aquel tipo retrocediera un poco ante eso. --- A mi no me interesa si alguien es parte de tu grupo de imbéciles o no, ella se lo buscó, si no quieres que la moleste más está bien, solo dile que se mantenga fuera de mi camino.--- dio un paso, sonriendo de forma pícara mientras se acercaba a su rostro.
--- ¿Me estás amenazando?--- gruñó el otro Alfa, sin moverse de su lugar.
--- Es una advertencia, tómalo como más te plazca.--- y pasó de largo, golpeando su hombro contra el suyo antes de salir.
Todavía quedaban 40 minutos de descanso, pero pudo ver qué los maestros estaban reunidos afuera de un salón cercano, podía oler el furioso aroma de su maestra, probablemente contándole a los demás como la humilló a todos.
Sonrió, adoraría poder hacer eso otra vez.
Dejando de lado sus deseos, tenía que encontrar un lugar tranquilo y lejos de los Alfas, después de todo, los Omegas tienen una nariz sensible y con los recientes altercados, un dolor de cabeza se está haciendo bastante notorio.
Fue en ese momento que noto las escaleras, hm, la azotea no se escucha tan mal, probablemente solo estén algunos Betas introvertidos o góticos, le gustaría ver su delineador.
Sin darle más vueltas al asunto, empezó su partida hacia el techo, pero fue detenido por el mismo chico que le presentaron los maestros antes.
--- Oh vaya, ¿Otro round?--- se cruzó de brazos, levantando su ceja al ver qué no era el único, pues habían otros Alfas que lo miraban curiosos.
--- Algo así, como vas a estar en nuestra manada por un tiempo, ellos querían conocerte.--- explico, recargando su espalda en la pared.
--- Así que esta es tu manada, mh, interesante.--- dijo con sarcasmo, sabiendo que los haría enojar, pero contrario a lo que pensó, el chico castaño rápidamente camino hacía él y tomó su rostro, moviéndolo a todos lados para verlo mejor.
--- Deshida, no lo toques, es un Omega, puede contagiarte de su estupidez.--- Katsuki miró mal al rubio que tenía enfrente, pero estaba muy ocupado tratando de soltarse del agarre que este idiota tenía puesto sobre él.
--- Oye- hey, mi- ahg, ¡Déjame!--- lo empujó, masajeando sus mejillas.
--- ¿Qué mierda les pasa estos Alfas? Actuando como si fuera un animal...--- mencionó con fastidio, que solo fue avivado cuando alguien golpeó su trasero, haciéndolo saltar.
--- ¿¡Qué te-
--- Mmh, un trasero firme.--- dijo Shindo, y Katsuki supo que iba a odiar a ese patán durante toda su vida.
--- No sé porque estoy sorprendido si alguien tan cabezahueca como tú es su líder.--- inicio, sonriendo cuando todos rápidamente se pusieron serios, observando al azabache por si decidía atacarlo por ese comentario.
--- Lamentablemente estoy pegado a ustedes por un tiempo, así que agradecería qué tan siquiera mostrarán algo de inteligencia cuando estén conmigo.--- miró fijamente al idiota que le había dado una nalgada.
--- ¿Cómo te atreves?--- gruñó Monoma, acercándose de manera amenazante hacía el ceniza pero este no parecía asustado, solo aburrido con la constante mierda que le hacían pasar. --- Recuerda que eres un Omega, imbécil, un ser deplorable que no merece estar aquí, yo no te acepto como mi compañero-
--- Yo no quiero ser parte de tu culto.--- interrumpió. --- No sé qué mierda les habrán metido en la cabeza a todos ustedes pero yo no soy solo un busca-pollas esperando a que lo cogan bien y lo llenen de cachorros, ni tampoco alguien con quién puedan hablar como si fuera basura.--- elevó su mirada, confiado en sí mismo. --- Y si bien, soy débil en cuanto masa muscular, soy listo, ágil, y no es la primera vez que me enfrentó a una manada de perros salvajes como la suya.--- levantó ahora sus manos, dando a conocer sus nudillos amoratados por su pelea de ayer.
--- Así que, la próxima vez que quieran burlarse de mí, háganlo a mis espaldas, me gusta ignorar gente pero nunca huyo de una pelea.--- dio un paso en dirección a Kariage, mirándolo desafiante. --- La decisión es suya, dejarme en paz o sufrir las consecuencias.--- el azabache no perdió de vista su furia, pero se mantuvo firme.
Y luego sonrió.
--- No creo que darle una paliza a cualquiera que te vea mal es una opción.--- habló de forma altanera.
--- Te van a esperar fuera del campus, deberías tener cuidado, Alfas como ellos y nosotros no son para tomarse a la ligera, sugiero que te cuides la espalda... O tú trasero.--- se burló, pasándolo de largo antes de que le respondiera.
--- Vámonos, tenemos cosas importantes que hacer.--- dijo, y los otros Alfas rápidamente lo siguieron sin más duda, excepto uno.
--- Bastardos...--- murmuró, tratando de ir hacia las escaleras pero fue, una vez más, detenido por el cuerpo de un Alfa. --- ¿Huh? ¿Ahora qué? ¿Quieres una paliza?--- gruñó, sacando sus pequeños colmillos para intimidarlo, pero detrás de aquellos cansados ojos no había temor.
--- Yo...--- comenzó, pero parecía querer elegir bien sus palabras por la manera en que movía sus manos, nervioso. --- ¿De verdad serás parte de nuestra manada?--- preguntó.
Katsuki estaba tentado a no responderle y largarse de ahí, pero este tipo no parecía ser como los demás, su forma incluso de pararse era diferente, no había ni una pizca de intimidación.
--- Sí... Será solo por este ciclo.--- le contestó, aún en espera de algún tipo de cometario agresivo.
--- Entiendo...--- el Alfa bajo su mirada, masajeando su cuello antes de volver a hablar, pero lo hizo muy sutilmente, por lo que el ceniza no escucho nada en absoluto.
--- ¿Huh? No te escucho, habla claro.--- Katsuki dijo, acercándose un poco más, pero se sobresalto cuando el Alfa se incorporó de manera brusca, en respuesta, colocó sus manos en un signo de pelea, retrocediendo.
--- Cuida tus brazos, cuando la piel se abre así debes tener cuidado con las vendas que usas.--- y huyo, literalmente salió corriendo por el pasillo, dejando al Omega una vez más, estupefacto.
--- Huh.--- levantó su brazo, mirándolo con curiosidad para después mirar a donde el pelimorado se había ido.
--- Extraño...--- al final, decidió regresar por donde había venido, tal vez le daría una verdadera vuelta a la escuela antes de ver la azotea.
Recibir miradas es algo que le sucede bastante.
Hoy no es una excepción.
Salir al patio fue algo incómodo, pues todos dejaron de comer a favor de verlo, y lo entendía, pues aunque su aroma no lo delataba, era su físico. Estaba abajo del promedio, pequeño, y sus brazos ni siquiera tenían forma, solo eran espaguetis con grasa.
Lo que más lo distinguía, sin embargo, era su rostro. Uno bello, delicado, no amenazante como era el de los Alfas.
Pero no iba a cohibirse ante unas pequeñas miradas de lujuria y asco, ha recibido bastante de ellas después de todo.
Y fue cuando los murmullos empezaron. Adora esos, como piensan que no son escuchados cuando en realidad son lo bastante ruidosos para que incluso una persona a kilómetros de distancia podría escucharlos.
El Omega siguió caminando, observaba cada lugar interesante que pudiera haber ahí, como una cancha de fútbol con césped sintético, una de baloncesto e incluso una piscina. Ojalá pudiera entrar alguna vez, pero después de que las heridas en sus brazos sanaran, claro está.
--- ¿Estás perdido, pequeño?--- se detuvo al escuchar esa voz, dando un suspiro de fastidio, ¿Qué no podían dejarlo en paz por una vez? Olvídalo, a este si lo va a ignorar.
--- Oye, te estoy hablando, Omega.--- gruñó el chico, podía escuchar sus pasos detrás de él pero solo siguió caminando, tratando de fingir que todo estuviera bien, aún cuando todos lo miraban como un bicho raro.
--- Oye, hey, ¡HEY!--- y luego, el brazo del muchacho cayó sobre su hombro para voltearlo a su dirección.
--- Déjame imbécil.--- respondió enojado, quitando su mano de donde estaba. El típico coro de "oooh's" no se hizo esperar. --- No te pongas así nene, solo trato de ser amable.--- el Alfa se veía altanero, confiado en sí mismo pero llegando hasta el ego.
Katsuki frunció su ceño, optando por seguir caminando pero cuando se dio la vuelta, aquel Alfa volvió a detenerlo.
--- Oh no te vayas dulzura, ¿Quieres que te enseñe la escuela? Conozco los lugares más...--- lo miro de arriba a abajo. --- Ocultos.---
--- No gracias.--- se negó rápidamente, tratando de esquivarlo, pero una vez más, su camino fue obstruido.
--- ¿Qué te sucede? ¿Te ofrezco mi ayuda así me respondes?--- la gente a su alrededor comenzó a juntarse como los molestos que son.
--- No quiero tu ayuda, gracias.--- bien, no podía con este charlatán, mejor regresaría a su aula y se quedaría ahí hasta el final del receso.
O eso fue hasta que el mismo Alfa apretó fuertemente su trasero, y todo el mundo a su alrededor le aplaudió, riendo y dándole ovaciones como si fuera el mismo All Might.
--- ¡Lo siento, lo siento!--- dijo el contrario entre carcajadas, apuntándole con el dedo índice mientras Katsuki estaba parado ahí, en medio de aquella burla.
--- Awww, ¿El Omega está enojado? ¡Anda cachorrito! ¡Ataca!--- Bakugou pensó en ignorarlo, era lo mejor, de por sí ya tenía bastante enemigos a su alrededor, no quería uno más.
Suspiró, pensando que tendría que soportar esto solo por unos meses y luego... Y luego vendría su verdadero infierno.
--- ¡Vamos pequeña zorra! ¡Ríndete y vete de aquí! ¡No perteneces a este lugar, basura!--- respira e ignora, respira e ignora, respira e-
Ciertamente Katsuki, quién era de mecha corta, no esperaba que ese mismo idiota volviera a tocarlo... Pero esta vez a su cuello.
--- ¡Esto es indignante! ¡Primero aceptan a este tipo de gentuza en la escuela y luego ataca a mi hijo! ¡Director, tiene que sacarlo de está institución ahora mismo, Isaku es un buen niño, seguro que está sucia rata lo sedujo primero!--- chilló la señora, moviendo de forma histérica sus manos de un extremo a otro.
Mitsuki, quien estaba sentada en la otra silla, masajeaba su frente mientras la escuchaba hablar. No es como si esto le importará mucho, sabe que su hijo solo golpea si alguien lo provocó, pero solo ella y su esposo sabían eso.
--- Señora Hokusha, por favor, trate de calmarse, se que lo que le sucedió a su hijo fue algo innecesario pero podríamos arreglar esto si-
--- ¡Yo sé cómo arreglar esto! ¡Sacen a esa escoria de la escuela! ¡Y que lo disciplinen con mano dura! Niños como esos son claros indicios de una mala educación en casa.--- hizo un "hmph" bastante indignado.
--- Señora Hokusha-
--- Su hijo fue quien inició la pelea.--- murmuró después de un rato de no decir nada, aún con su mirada oculta entre la palma de su mano.
--- ¿¡Disculpa-
--- Katsuki no es del tipo que solo golpea porque si, debe de haber una razón, y esta vez no es la excepción, puedes verlo en la maldita grabación gorda ciega.--- la mujer se tiñó de rojo ante la vergüenza, pero también de furia, tratando de decir algo pero una vez más fue interrumpida por un fuerte jalón de cabello que la obligó a casi meterse a la pantalla de la computadora.
--- S-Señora Bakugou-
--- Cómo puede ver aquí, su asqueroso hijo manoseo al mío, véalo bien.--- gruñó en su oído, desprendiendo feromonas de odio y disgusto.
--- Mi hijo fue elegido cuidadosamente para estar aquí, ¿Sabe por qué fue? Porque la gente sabe que hijos tan cerdos como el suyo existen, ¿Quiere una disculpa? Con gusto se la daré si logra vencerme en un Duelo, así que si lo único que va a hacer es quejarse sobre qué tan injusto fue mi hijo, guarde silencio, ¡El maldito cerdo que usted engendró se lo buscó! ¿¡Sabe lo que se merece!? ¡Irse de esta escuela y que lo disciplinen! ¡Desde aquí se nota que tipo de educación tienen en casa!--- y la empujó contra el escritorio violentamente.
La rubia miró al Beta en silencio, dando una pequeña reverencia antes de salir de aquella oficina.
Ahí, tanto su cachorro como el de la otra señora yacían sentados, cada quien con vendas cubriendo las heridas que se causaron unos a otros.
Miró con detenimiento al Alfa, rodando sus ojos en disgusto antes de tomar el brazo de su hijo y levantarlo de su lugar con más fuerza de la necesaria.
--- Ow-
--- Vámonos.--- y comenzó a arrastrarlo por el pasillo, sin importarle que los miraran.
Todo era una completa mierda, se suponía que Katsuki seguiría estudiando en la escuela para Omegas y Betas hasta que tuviera su primer celo, donde cambiarían de caminos inevitablemente. Pero no. A un año de este suceso, la vida decide ponerle un gran desafío.
--- Mamá-
--- Guarda silencio.--- gruñó, pasando por la salida y así ir hasta su auto.
Pero antes de entrar, puso a Katsuki en frente suyo y lo miró fijamente.
--- Quiero que entiendas esto, Katsuki.--- dijo en una calmada voz, acorralando a su hijo entre la puerta del carro y su cuerpo.
--- Deja de intentar ser algo que no eres, jamás le ganarás a un Alfa aunque lo hagas en una pelea limpia, son más que tú.--- explicó, apretando su mejilla, la cuál tenía un horrible hematoma que poco a poco recorría la mitad de su rostro.
--- Katsuki, deja de pelear y solo haz lo que los Alfas te dicen, maldita sea.--- abrió la puerta y lo empujó dentro, ya hablarían de eso llegando a la casa.
El Omega solo miró sus manos, tratando de que las lágrimas no cayeran a cascadas de su rostro, debió ignorarlo solamente, tal vez su madre no estaría así de enojada si tan solo lo hubiera hecho.
--- ¿No te importa entonces si uno de ellos me viola?--- murmuró en una voz rota cuando su progenitora entro al auto, quien lo miró indiferente.
--- Nadie lo hará, recuerda que tienes que mantenerte virgen o no valdrá nada todo esto.--- Katsuki sintió como si su mundo se destruyera ante esas palabras, pues aunque sabía que no le importaba a su madre, oírlo con sus propias palabras era peor.
Ninguno de los dos habló después de eso por un rato, Mitsuki iba manejando después de todo, tenía que mantenerse en línea, lo único que podía escucharse eran los suaves suspiros llorosos de su cachorro pero no le importaba.
Sabía que inevitablemente ambos terminarían separados, de eso dependía su vida, pues aunque trata de evitarlo, va a suceder, entonces, ¿Por qué trataría ella de apegarse a un mocoso? Y sabe que esto no es la mejor manera, pero si es la única manera para que no haya relación parental, pues que así sea.
--- Si fuera un Alfa...--- hablo el niño una vez más. --- ¿Tú me amarías?--- y no sabe porqué, pero su lobo aullaba de una manera tan dolorosa que tuvo que frenar repentinamente.
--- No.--- gruñó después de un rato de silencio, volviendo a su camino.
Y Mitsuki no lo sabía, pero esa simple oración marcaría la vida de su hijo de manera permanente.
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