Uraraka salió corriendo del instituto, a toda velocidad.

Quería ver a papá, quería contarle todo. Pero había un ligero problema, la emoción le hacía perder el control de su Quirck, todos estaban viendo como todo flotaba a su alrededor mientras corría, influenciando cada vez más todo lo que estaba cerca de ella.

—¡Kirishima-kun, Bakugou-kun! ¡Vamos, vamos, vamos! —decía alzando y bajando el puño.

—¡Tonta, bajanos! —gruñó Katsuki.

—Tengo nauseas —dijo Eijiro tapando sus labios, quién daba vueltas ligeras en el aire.

Ochako juntó los dedos.

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Abrazó a Kuri y le contó lo feliz que fue;

Había desayunado con Kirishima, Bakugou y Todoroki, habían trabajado en equipo, incluso platicó con una chica rana, las voces la habían felicitado, incluso nadie intentó matarla, todos eran estrellas apasibles.

—Todos parecían estrellas fugaces —dijo sonriente. —Incluso encontré una galaxia de dos tonalidades, su gravedad era muy fuerte.

—Eso es maravilloso, mi niña.

Kuri estaba llorando, acariciando la cabeza de Ochako, siendo conmovido por sus palabras. Estaba muy feliz, no podía tolerar tan lindas palabras, estaba hablando con Ochako.

—Gracias, chicos —dijo Kuri dando una reverencia.

—No hay de que —dijo Kirishima haciendo lo mismo. —Uraraka-san, ya nos vamos.

—¿Eh? —ella los miró— ¿Por qué?, vamos a comer dulces —se acercó a ellos. —¡Tengo un gatito, se llama gato ¿No quieren verlo? —estaba ansiosa.

—¡Vendremos mañana por ti! ¿No es así Blasty?

—Si —ya estaba abriendo la puerta.

Aquarios se arrastró hasta ella, y la abrazó suavemente.
—Nadie quiere a una galaxia que engulle todo, no les gustan los agujeros negros, te odian y no volverán.

—¡No, ustedes se irán y no volverán! —gritó corriendo a su habitación.

Noches frías, noche en las paredes, espinas en la piel, agua helada ahogandola. Ellos se ríen, gritan, susurran.

—Ellos se irán, no quieren a una estrella a punto de morir, es duro lo sé, pero yo te amo —Aquarius sonrió.

Estaba debajo de sus cobijas. Nadie la amaba, sólo papá, sólo Mina, sólo Shinso, sólo Aquarius, sólo Borealis. Todos quieren que muera rápido para que deje de atrae a las estrellas y galaxias.

Cerró los ojos.

—¿No te es suficiente mi amor?

Aquarios cubrió los oídos de ma castaña.

Caminaron en silencio hasta el instituto.

—¿Pasa algo, Uraraka-san? —la detuvo.

—No, hola, soy Ochako —dijo mecanizada, volteó a ver quién era. —¡Eres tú, linda galaxia!

—No exactamente, soy Shoto Todoroki, ayer te lo había dicho —dijo neutro.

—Ya veo —sonrió. —¿Has visto a Bakugou-kun?

—Está con su novia —dijo el heterocromático.

—Ya veo —volvió a decir. —Seguro que Eijiro estará por ahí.

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Había un problema, Kirishima siempre estaba ahí, pero Bakugou siempre se perdía la mayor parte del tiempo.

Una semana de clases, y Ochako estaba tan emocionada por su logro que sus mejillas ardían en rosa, a las cuatro semanas estaba tan contenta de haber podido permanecer estable que ya estaba llorando entre carcajadas que le provocaban las peleas de Kiri y Katsu.

—Llevala tu, —dijo Bakugou. —Hoy tengo que salir.

—Hombre, nos pagan a ambos, no estás haciendo nada.

—No le agrado —dijo burlón.

—Todo va estar bien —irrumpió Uraraka. —Puedo estar bien contigo, Kiri.

Katsuki la tomó del cuello en un abrazo estilo Katsuki. —¡Ves, ya habló la cara de ardilla!

Uraraka miraba las espresiones de Eijiro. Bakugou se fue del aula, sólo quedaron ellos dos.

—Te gusta Katsu —dijo Ochako. —¿Te da miedo?

El pelirojo se quedó mirándola sorprendido.

—Todo va a estar bien —susuró amable.

Kirishima ignoró lo dicho y cambió el tema:
—Hoy estás diciendo mucho esas palabras. —Le acarició la cabeza.

—Lo sé, pero todo va a estar bien —chilló ansiosa. —Iremos al cine con Asui-san y Shoto-kun, no haré nada malo, todo irá bien, estoy bien ¿Verdad?

Le pareció raro —. Si, estarás bien.

Uraraka suspiró rápido. —Siempre miras sus labios, por eso te gusta Katsu, lo hacía yo con Mina y Shinso, pero no me amaron ¿Tienes miedo de que no te ame?

El rojo tiñó las mejillas de Eijiro. No sabía que responder.

—Mentiría por ti, si quieres puedo guardar el secreto —dijo amable. —Podemos hacer que te ame, podemos intentar todo, porque quiero que me ames.

—¿Para ti que es amar? —dijo sentándose frente a ella.

—Egullir sus estrellas —dijo lento. —No sé.

—Puedo salir lastimado ¿Sabes? No es como si fuera normal —dijo rascando su nuca. Una esquizofrénica lo había descubierto.

—No importa, amar es eso —dijo mirando sus almohadillas. —Eso dice Aquarius.

—Hey, Blasty no es ese tipo de chicos.

—¿Qué lo prueba? —se recostó mirándolo a los ojos sin una pizca de vergüenza. —Mina decía que las chicas no podían besarse, pero yo siempre le regalaba supernovas. —Sonrió dulcemente, sus mejillas se llenaron de un rosa pastel y su mirada estalló en galaxias.

—¿Supernovas? —la miró curioso.

Ella asintió suave. —Una explosión de estrellas y colores.

—¿Qué es eso?

Ochako llevó un dedo a los labios de Eijiro. —Un regalo para quien amas, se las das a quienes en verdad te importan. Aunque nunca pude darle una a Shinso, le di una Mina.

—¿En verdad? Qué lindo. —Uraraka comenzaba a deprimirse, siempre le pasaba eso cuando hablaba de esos dos sujetos. Intentó animarla —¿Y yo, no te importo? ¿Por eso no me haz dado una supernova? mierda~ y yo que ya me encariñé contigo.

Ochako abrió los ojos, sorprendida por las palabras.
—¿Quieres una?

Asintió con la cabeza limpiando una lágrima falsa. Uraraka dió una risita por la acción tan graciosa.

—¡Si! —lo tomó de las mejillas. —¡Una supernova para kiri! —chilló sonriendo de oreja a oreja.

Y le regaló una supernova.