Prólogo
Ella tenía 19 años con un bebé en camino, trabajaba todos los días limpiando platos por las noches y apenas podía mantenerse despierta. Amai estaba aferrada a la idea de que en algún momento su suerte iba a cambiar.
Todos los días tomaba un autobús por la noche desde el otro lado de la ciudad para llegar a su departamento con una habitación, enciende la luz y se sienta en la mesa diciéndole así misma lo mismo de siempre:
«Estoy bien
estoy bien
estoy bien
estoy bien
todo está bien
todo está bien
todo está bien
todo estará bien
todo estará bien
todo estará bien»
Ella espera ansiosa el día en que su bebé llegue al mundo, así nunca estaría sola. Tendría por quien luchar y en quien apoyarse cuando la fuerza le falte.
La noches siempre eran frías y lo único que le quedaba era acobijar su vientre y darle caricias cálidas y amorosas.
Aunque su cuerpo ya no diera para más, aunque ya sus piernas temblaran de tanto caminar y trabajar, aunque sus párpados pesaran como el cemento, aunque su alma gritara que ya es suficiente, hay alguien en camino a quien le tiene que dar lo mejor.
Secó las lágrimas de sus ojos y se acomodó entre las cobijas.
El mundo no es perfecto, pero no es tan malo, pensó en su interior cerrando los ojos, se tendrán el uno al otro y eso es todo lo que tienen. Será su madre y tomará su mano, siempre estará ahí.
Él llegaba en las mañanas y nunca lograba encontrarla para darle al menos un buenos días. El trabajo lo absorbía y su enorme amabilidad lo volvía objeto de explotación y burlas de sus compañeros de trabajo. Siempre terminaba siendo el cordero de expiación, pero siempre sé decía: El mundo no es perfecto, no es amable, pero mientras él y ella estén juntos todo estará bien.
El tiempo pasaba, y los días se iban viviendo en el otro lado de la ciudad, en el lado donde se comprometieron. Habían cuadros en la paredes, todos sobre recuerdos que hicieron juntos.
Su vida nunca fue fácil, estaban agradecidos de que se quedaran entre ellos y aunque algunos días en verdad fueron difíciles; incluso cuando ella o él se enojaban, incluso cuando se estaban asfixiando, cuando todo parecía irse por el caño; jamás se rompieron el corazón. Aunque no tuvieran dinero para comprar un lujoso auto, jamás fue que tuvieran que viajar -aunque pensándolo bien hubiera caído de maravilla cuando la estrella estaba a punto de nacer-, no necesitaban viajar porque ellos siempre estarían juntos incluso hasta el final, su amor ahora es más fuerte que el día en que se conocieron.
Ahora ellos siempre dicen:
—El mundo no es perfecto, pero no es tan malo si nos tenemos el uno al otro.
Y eso es lo que tienen, él será su amante y la tomará siempre de la mano, ella siempre estará ahí para él; el mundo no es perfecto, tampoco es amable pero si están juntos todo estará bien.
Ahora ambos lideran una empresa de construcción que va creciendo lentamente, tienen una estrella que brilla como nunca, un hogar lleno de recuerdos y varias habitaciones para cada una de sus necesidades. La vida al fin parece sonreírles
Pero el mundo no es perfecto...
—¿Ochako, bebé qué sucede? —los himoteos lo hicieron revisar su habitación.
La pequeña estaba mirando el techo con lágrimas en los ojos, mientras respiraba agitada intentando apartar la vista.
—Ustedes están envejeciendo —dijo con voz rota— no son para siempre, como las estrellas que dice mamá. No quiero estar sola.
Kuri hizo una mueca, sólo era una niña de 5 años con una agilidad mental algo sorprendente pero dañina. Hay cosas que aún no deben saber.
Se acercó a acariciar su cabeza.
—Ochako ¿Quién te dijo eso? —sonrió amable.
La pequeña señaló el techo.
Incluso las estrellas más brillantes se rompen, se fragmentan, y por cada grieta la luz se escapa y se vuelve frágil hasta su extinción.
━━━━━━━༺༻━━━━━━━
Alec Benjamin - If We Have Each Other
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top