༺Constelaciones༻
Shinso era distinto, lo sabía en su confundida mente. Sabía que él no la miraba raro o se burlaba de ella.
Ahora él era alguien importante.
—¡Ochako! ¡Cálmate! —gruñía intentando que la niña no lastimara a los demás.
—¡Me está gritando! ¡Dile que se calle! ¡Dile que se calle! ¡Cállate! ¡Cállate! —arremetía contra Mina: una niña de gran corazón que se había ofrecido a indagar más en el curioso caso de la niña loca de la escuela. Burlas y apodos ofensivos hacia Uraraka no era nada del otro mundo. —¡Por favor! ¡Me están gritando! ¡Me están gritando!
El episodio comenzaba a bajar y la castaña se movía menos. Episodios así eran normales en la escuela. Los Uraraka se negaban a medicar a su hija, pues si lo hacían prácticamente se volvería un zombie y cabe decir que son tóxicos.
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—Shinso —dijo debajo de la colcha.
El único niño que lograba conectar con Ochako era Shinso, y que ambos durmieran turnándose en casas de los Hitoshi o Uraraka se había vuelto algo común, y un gran alivio para Amai y Kuri.
—¿Si?
—¿Lo estás viendo?
—¿A qué?
—Me está mirando, nos está mirando.
—¿Quién?
—Cerberos.
Shinso miró al rededor, no había nada, nunca había nada. Jamás habría nada. Se metió a las sábanas junto a Uraraka, eso siempre la tranquilizaba.
—¿Te da miedo que nos mire? —dijo juntando su frente con la de ella.
—Si.
—Ya no lo hace, además estoy contigo.
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Cumplir 12 años fue difícil para ambos.
Ochako se había tornado violenta con todos, mordía y arañaba a órdenes de "Cetus Borealis" lanzaba las cosas sobre maestros y alumnos. Gritaba al aire y activaba su Quirck cuando los episodios de psicosis la tumbaban al suelo.
Shinso se había vuelto una especie de guardia, se estresaba monumentalmente por todo lo que causaba la castaña y aunque sabía que no le incumbia en lo más mínimo; quería protegerla.
Siempre se veía aturdida y confundida.
—No puedo, no puedo controlarlo, no puedo hacerlo, por favor ayúdame Shinso, Shinso ayúdame —dijo entre dientes mirando a una dimensión pérdida mientras apretaba sus brazos con sus manos y enterraba sus uñas.
—Vas a estar bien Ochako.
Ella movió la cabeza asintiendo, una sonrisa leve se formó en sus labios, era una alegría hablar con Ochako, y no con Leo, Orión o Tauros.
Mina, aunque fuera rechazada por Ochako había aprendido a tratar con ella y sorprendentemente podía calmarla con ácido diluido en un 1%, algo que le fascinaba a Cygnus.
Por otro lado;
Shinso lo sabía bien, había aprendido lo suficiente:
horas era el amigo imaginario de Uraraka, se llamaba Leo cuando tenía ganas de jugar, se llamaba Orión cuando se sentía nerviosa, se decía así misma Tauros cuando estaba enojada y cuando era Cygnus era curiosa.
Que ella nombrara a "Cetus Burealis" era preocupante pues él siempre le ordenaba lastimar a los demás.
Un sin fin de constelaciones siendo absorbidas por un agujero negro.
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—No puedo seguir tolerando el comportamiento de ésta niña.
—Lo sentimos mucho pero nosotros--
Kuri fue interrumpido:
—No estamos capacitados para tratar con una lo... perdón, esquizofrénica.
Amai se tragó el coraje ante la ofensa y Kuri miró el suelo desahuciado.
Las libretas fueron lanzadas y ambos padres miraron asustados como Ochako sacaba todo de su mochila y lo lanzaba a la directora con odio. No lograron detenerla cuando ésta se abalanzó sobre la mujer con un bolígrafo.
La directora empujó a la niña bruscamente. —¡Larguense de aquí!
Era atemorizante...
—¡Debemos medicarla! —gritó amarga Amai.
—¡Eso la va a apagar! —contradijo.
—No podemos seguir llevándola a escuelas normales —comenzó a romperse.
—Nunca ha atacado a alguien.
—¡Es porque Shinso a estado ahí para detenerla! ¿¡Qué vamos hacer en un mes cuando él se vaya!? —dijo ansiosa.
—¡No sé! ¡No lo sé! ¡Cambiemosla de escuela!
La conversación terminó por el bien de su relación y días después Ochako estaba presentándose de nuevo.
—Denle la bienvenida a Ochako Urara-
—Tauros —gruñó— soy Tauros.
Las horas transcurrieron.
La maestra miró como Ochako se levantó de su asiento a media clase y salió corriendo del aula. La gravedad comenzó a disminuir y ella gritaba desahuciada por los pasillos huyendo de algo que nadie podía ver.
Logró salir de la institución y cruzó la calle haciendo frenar a más de un conductor.
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