༺Aquarius༻
Hanta miró el dibujo, su estómago dió un vuelco.
La criatura era bizarra de todas las formas posibles, una especie de animal antropomórfico: cabeza de venado, grandes cuernos, brazos largos y dedos finos, piernas de conejo y una larga cola sin una especie definida.
Cerró el cuaderno y lo guardó en la mochila.
Caminó por los pasillos donde todos rodeaban con risas, caras aterrada y de asco a la chica que estaba siendo calmada por un maestro. Logró traspasar el muro de gente y desvío la mirada cuando notó la falda mojada al igual que las medias negras.
—Llamen a sus padres —dijo el maestro.
Hanta se sintió morir, la lástima le estaba quemando el pecho. Miró como la secretaria corría a marcar el número.
—¿Qué sucedió? —preguntó.
—Quería escapar, y simplemente se orinó encima —dijo irónica la delegada del cuerpo estudiantil. Momo Yaoyorozu.
Sero sólo la ignoró y miró como más personal llegaba al rededor de la chica de 14 años que se asfixiaba a sí misma pidiendo ayuda.
—Está loca —habló— ésta es una escuela sumamente refinada ¿Cómo alguien como esa pudo pagar la inscripción y colegiatura?
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Al día siguiente miró el asiento a su lado, no esperaba que esa chica llegara. No parecía ser apta para una institución como la suya. No se veía con mucho potencial, su cabello venía trenzado y no se veía capaz de siquiera sumar.
La puerta se abrió y ahí estaba.
—Es tarde, señorita Uraraka —habló su maestro.
Unos cuántos alumnos comenzaron a reír y otros se veían incómodos.
—Es la que se orinó encima.
—La loca de la que te hablé ayer.
—Que asco ¿Cómo se atrevió a venir?
—Apesta a orina, jaja.
—Asco.
Ochako pasó la vista al montón de estudiantes que blasfemaban contra ella.
—Meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos, meteoritos.
Hanta miró como todo comenzó a levitar y se arrojó al suelo con gran fuerza.
Fue la última vez que todos miraron a esa chica. Sólo asistió un día, y al segundo que asistió fue a lesionar a 7 estudiantes por dejarlos caer de grandes alturas.
Sin ningún problema los padres pagaron todo las remuneraciones;
Sus padres eran dueños de las empresas constructoras de la ciudad entera, era una prodigio, por eso cambiar de escuelas no era nada para ella.
Hanta fue bombardeado con miles de preguntas, sólo la saludó una vez sin ser correspondido y le llevó sus pertenencias en el incidente.
—Es rara.
—Que miedo.
—Que bueno que se fue.
—Maldita loca.
Amai había hablado con una escuela sumamente especializada.
Kuri había pagado todo.
Quizá ahora ésta vez todo iría bien
Ahora Ochako, con 16 años se miraba frente al espejo.
—Tendrás nuevos amigos —dijo Amai peinando su cabello corto.
—No los quiero, quiero a Shinso, quiero a Mina —gruñó.
—Vamos mi niña, nos costó mucho conseguirlos para ti.
—Cetus dice que es un desperdicio de dinero —habló amarga— nadie quiere estar conmigo.
Los padres se confundieron —¿Por qué? —preguntaron al mismo tiempo.
—Cuando una estrella muere se convierte en un agujero negro —sonrió— yo morí hace mucho, y a las estrellas, planetas y galaxias no les gusta ser absorbidas.
Se miró frente al espejo, el uniforme negro no era de su agrado, palpó sus pechos y después su rostro. Miró en el reflejo a Cetus Borealis y a una nueva amiga que había llegado hace unos dos años; Aquarios: una serpiente negra, una lamía de mirada celeste, ojos como el océano y largas garras.
Kuri bajó de la tercera planta.
—Mucho gusto ¿Ustedes son--
—Al grano viejo, se nos hace tarde.
—¡Blasty! No seas mal educado.
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