༺Alimentación༻


Eijiro le lanzó su mochila a Bakugou, ganando un insulto de parte del cenizo. Corrió hacia la vereda que dividía al instituto de la calle.

Se quedó en blanco mirando como ella estaba suspendida en el aire piernas arriba, como si hubiera congelado el tiempo, si su Quirck era congelación del tiempo, sin duda sería peligroso que una esquizofrénica lo controlase.

—Uraraka-san —llamó ansioso ¿Qué tal y perdía el control de su don en ese momento?, y terminaba con el cráneo destrozado en el pavimento. —Ven aquí, vamos —estaba siendo cuidadoso.

Era agradable, apasible, como si estuviera dentro de una burbuja cálida, Aquarius estaba tomando sus mejillas con sus largos dedos, envolviendo su enorme cola de serpiente en su cuerpo; tenía hambre.

—Tiene hambre —dijo suave.

Kirishima estaba colocándose sobre –se había hincado para ser exactos– el muro, estirando con cuidado su mano para lograr tomarla del brazo y ponerla fuera de peligro. Todos los estudiantes miraban extrañados tal acción por parte de él.

—¿Quién? ¿De qué hablas, Uraraka? Acércate —masculló estirándose más, obligándose a estar menos estable sobre el delgado muro.

—Aquarius, tiene hambre —farfulló de nuevo mirando al infinito.

—¿Qué, hambre de que? No hay nadie —estaba cerca de ella, un poco más, un poco más.

Ochako miraba facinada a la mirada oceánica, tan calma y azulada, tranquila y apasible.
—Estrellas —dijo.— Le gusta comer estrellas.

Estiró más su cuerpo, sus dedos estaban a punto de rozarla, se acercó más a la orilla. Sólo un poco más, un poco más.

El crujido de sus zapatos resbalando y cayendo de la barda hizo que los que observaban sus actos soltaran un alarido de sorpresa.

Uraraka volteó a ver cómo Kirishima caía al suelo.
Le tocó la pierna izquierda y éste se suspendió en el aire.

—¡Mierda, mierda! —chilló Eijiro aterrado. —Hombre, casi muero. —se dijo así mismo, palpando todo su cuerpo para rectificar lo dicho. Miró a Ochako, quien lo miraba normal, como si no fuera nada caer de una barda a 6 metros del suelo. —¡Uraraka! —la llamó ansioso. —Gracias, pero, no me gusta estar de cabeza, me dan nauseas.

La serpiente se marchó y Uraraka se acercó a la barda, tomando del pie a Eijiro; cargandolo como una damisela.
Saltó de la barda hacia dentro del instituto y cayó al suelo sin difícultad.

—Peso 70 Kg. —Dijo Kirishima bajando de los brazos de la castaña.

Ella sonrió emocionada —¡Si, si! ¿Te gusta? ¡Es Zero gravity! —chilló mostrando los dedos. —¡Mira, mira, mira, son almohadillas! ¡Las favoritas de Shinso! —brilló tanto que Eijiro por un momento creyó ver a un sol. Pero de un segundo al otro se apagó.

—Hey, pelos de mierda, esa loca casi te mata —dijo lanzándole la mochila. —Ahora que estás bien, rápido que llegamos tarde a clase.

Uraraka no quería entrar, pero Bakugou la tomó de la mochila y arrastrandola la llevó por los pasillos hasta llegar a su respectiva aula.

Todos guardaron silencio.

—Esta ardilla de aquí —dijo Bakugou tomándola de la cabeza, revolviendo sus cabellos.— Se llama Uraraka —dijo empujandola suavemente.

Caminó detrás de ella junto a Eijiro, y el cenizo pidió amablemente –a su manera– que desalojaran tres lugares cercanos, para así estar juntos siempre.

Eijiro sentó a Uraraka y ésta de inmediato sacó sus cuadernos con una sonrisa en la cara.
Ambos dieron un suspiro, al menos no batallarían con hacerla aprender.

La clase continuó normalmente;
Eijiro platicando con los demás, Bakugou jugando con un lápiz en la nariz y con los pies sobre la butaca de en frente, y Ochako escribiendo en su cuaderno.

La mano detuvo la punta del lápiz y la castaña levantó la vista. El maestro la miraba desinteresado.

—Señorita Uraraka —arrastró con pereza, —¿Podría mostrarme sus apuntes?

Todos miraron.

—No tengo —respondió.

El hombre alzó una ceja. —¿Qué está haciendo entonces?

—Nada —dijo empujando la mano del maestro de su libreta.
El hombre pudo ver lo que hacía: dibujar, sólo eso. Molesto tomó el plumón en su bolsillo y rayó la libreta de un extremo a otro, formando una enorme “x”, después caminó a su escritorio y comenzó de nuevo la clase.

Ochako miró su libreta y después miró al frente donde estaba Bakugou.

—¿Por qué pintó mi libreta? —preguntó.

Es un meteorito.

—Yo que sé —gruñó Katsuki.

—Toma, te servirán para apuntar lo que no has hecho —un joven colocó su libreta sobre su pupitre. La castaña lo miró sorprendida.

—Eres hermoso —dijo en voz alta y con tono sorprendido. —Que bonita galaxia, gracias —sonrió comenzando a apuntar en su cuaderno.

Todos escucharon el alago y comenzaron a reír en voz baja, murmurando tal acto con poca vergüenza, en cambio, el joven de cabellos bicolor se coloreó de rojo, la espontaneidad de esa chica lo había dejado pasmado.

—Hey, cara redonda, no sueltes cosas así como así —dijo Katsuki desde delante.

—No sigo consejos de meteoritos —soltó apuntando con rapidez.

—Está bien, Blasty, seguro que conseguirá amigos. —Le regaló una sonrisa el pelirojo a su lado derecho.

—No, yo estoy buscando a Shinso y Mina. Sólo ellos son mis amigos.

No tomaron en cuenta el comentario.

Ochako miró a su lado, la mirada heterocromática estaba sobre ella, y sonrió dulce.




━━━━━༺NotaAn༻━━━━━
Cuánto tiempo, sólo vengo a darles una noticia; ésta obra ahora será:
KiriTodoBakuOcha ♥

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