20. Confidencias entre amigas

Cuando llegó a casa de Álex y él abrió la puerta, Marina entró como un vendaval. El chico se quedó mirándola con curiosidad por saber qué la tenía de esa forma.

—¿Qué sucede, Marina? —preguntó tras cerrar la puerta y seguirla hacia el salón.

Ella se giró y suspiró, mostrándole el móvil con la pantalla apagada.

—Últimamente están pasando cosas que no entiendo, pero que también deseaba que se dieran.

—¿Y qué pasó con el beso? ¿Pudiste preguntarle?

—No, pero creo que eso ha quedado obsoleto además... —Se mordió el labio para no seguir hablando porque no creía conveniente hacerlo, no aún—. En fin, Álex, ¿para cuándo te apetecería la cita a ciegas?

Él sonrió de medio lado antes de dirigirse al sofá para sentarse, ya que entendió que el ensayo aquel día comenzaría más tarde.

—De miércoles a domingo puedo en cualquier momento, salvo cuando ensayemos aquí o en la academia. —Cruzó una pierna sobre la otra y volteó la cabeza.

Vio a Marina acercándose para acompañarlo en el sofá y sonrió, aunque el gesto le duró poco.

—Se lo comunicaré a las chicas entonces. ¿Quieres quedar con todas a la vez o de una en una? —Subió y bajó las cejas varias veces, haciendo reír a Álex.

—Con todas estaría bien, ¿no? Digo, con todas las que me quieran conocer, que no sé si son tres al final o solo dos.

—Ni yo lo sé, la verdad... Me extraña que una de ellas se apuntara, pero si le interesas no soy quién para cuestionarlo. —Estuvo a punto de contarle quién de las tres sentía más interés por él, pero se contuvo para no predisponerlo en la cita—. Bueno, ¿te parece si empezamos ya a ensayar?

—Claro, ensayemos.


···


Esa noche, cuando estuvo a solas en su habitación, recordó la conversación con Carlos y buscó la foto para verla completa. Aparecía él en ropa interior, con los abdominales marcados y algunos de sus tatuajes a la vista, pero lo que más llamó la atención de Marina fue el bulto que, una vez más, se intuía tras la tela. Abrió la boca de la impresión y se quedó mirando esa zona durante unos segundos. «Joder...», pensó mientras daba al botón central del móvil para salir a la pantalla de inicio. Buscó la aplicación de Showface y la abrió justo en su chat.


Marina López:

Creo que la temperatura ha aumentado un poco con esa foto tan...


Dejó a medias el mensaje porque sabía que de no hacerlo le costaría controlarse.


Carlos Villanueva:

Tan... ¿qué?


Marina López:

Caliente.


Carlos Villanueva:

¿Quieres entrar aún más en calor? ( ͡~ ͜ʖ ͡°)


«¿Aún más? Si con poco ya me tiene ardiendo, no quiero ni pensar cómo acabaré si se lo propone...», pensó con una sonrisa.


Marina López:

Sorpréndeme ;)


Salió de la aplicación y bloqueó su móvil antes de llevarlo a su pecho y reprimir un grito de emoción. No sabía con qué saldría Carlos, pero el simple hecho de estar hablando con él la subía a las nubes. De la emoción, y quizá para provocar que él también entrara en calor, se levantó de la cama para buscar en su armario un body que solía usar en verano para dormir. Sin embargo, ese no le convenció del todo y cogió en su lugar otro de encaje que reservaba para ocasiones especiales. Sonrió maliciosamente y se cambió de ropa rápidamente para hacerse algunas fotos antes de ponerse el pijama.

Tras hacerse las fotos y meterse de nuevo en la cama, desbloqueó el teléfono y abrió la notificación. De nuevo no se había preparado para encontrar la foto que Carlos le envió, en la que aparecía con una sábana cubriendo su entrepierna y sin nada de ropa.


Carlos Villanueva:

¿Te he sorprendido? ;)


Marina López:

Y tanto... Pero estoy segura de que yo te sorprenderé mucho más :P


···


Cuando Carlos recibió la foto de Marina y la abrió, no esperó encontrarse con aquella imagen tan explosiva. Una cosa era verla desnuda, pero verla en lencería era algo mucho más placentero para él. Expulsó todo el aire por la boca y pasó su mano por el pelo. La miró durante varias veces sin perder detalle de cada parte de su piel desnuda y de lo que se intuía tras la prenda íntima.

Pero no olvidaba quién era ella.


Marina López:

¿Qué te ha parecido? ¿Te he sorprendido?


Carlos Villanueva:

Tenías razón, has conseguido sorprenderme muchísimo.


Marina López:

Pues tengo más fotos...


Cerró los ojos y se pasó la mano derecha por la cara. Aún seguía desnudo tras hacerse la foto y su miembro permanecía erecto no solo por la de ella, también por todo lo que imaginaba que tenía que ver con Marina. Ansiaba tocarla, pero no debía si no quería traicionar la confianza de Alejandra y Alberto. Lanzó un suspiro al aire y volvió a centrarse en la conversación.


Carlos Villanueva:

Pues si quieres pasarlas, yo encantado de recibirlas ;)


···


Dos días después, Marina esperaba a Patricia en la parada de autobús de Plaza del Duque. Pasaron varios antes de que llegara el de su amiga y en cuanto se encontraron, las dos se dieron dos besos a modo de saludo.

—¿Qué pasa? En tu mensaje vi un poco de urgencia...

Patricia suspiró mientras comenzaba a caminar. Ese día vestía con unos pantalones negros que se ajustaban a su figura, un jersey beige con cuello de barco y una chaqueta de cuero que le quitaba el poco frío que hacía.

—Ya queda poco para que comience la temporada de exhibiciones de danza del vientre y mi grupo va a ensayar todo lo posible. —Hizo una pausa y se mordió el labio sabiendo que su amiga no podía verla—. También he empezado a salir con alguien así que creo que me caigo de la lista de posibles pretendientas de tu amigo.

—¿Sabes una cosa? Creo que al final acabarán saliendo, en caso de que se gusten de verdad, Jimena y Álex.

—Sí, ¿verdad? —coincidió Patricia con una sonrisa—. La verdad es que no veo a Sandra con un chico después de todo este tiempo saliendo con chicas.

—Quizá quiera volver a probar... —Marina se encogió de hombros.

—No lo sé, tía... Ya veremos qué pasa al final, quizá a Sandra le pase como a mí y encuentre alguien antes de la cita a ciegas. —Soltó una pequeña carcajada.

—Por cierto, tengo que preguntar por el grupo el día que les viene bien para ver a Álex. Quizá las acompañe también por si acaso, ¿qué opinas?

—Que si yo pudiera, que aún no lo sé, me apuntaría a acompañarlas también solo para reírme un poco. Tiene que ser divertido ver una cita a ciegas a tres, ¿no?

—Opino lo mismo. —Esa vez fue Marina quien rio.

Permanecieron en silencio mientras entraban llegaban a otra plaza donde se sentaron. Patricia no solo quería hablar con su amiga sobre la cita con Álex, también sobre algunos problemas que Marina ya conocía de sobra por otras ocasiones en las que había recurrido a su consejo.

—Habla de una vez, anda... —La invitó Marina, consciente de que había algo más que Patricia quería decir.

No habló de inmediato y ella esperó hasta que su amiga al fin encontró la forma de comenzar.

—Las cosas no mejoran en casa. Desde que mi hermano se independizó la situación se está volviendo cada vez más insostenible. Estoy harta, Marina. Harta. Aguanto porque no encuentro aún ningún trabajo que pueda compaginar con el baile, además que el dinero que me dan las exhibiciones no es suficiente para poder irme de casa pronto. Si cualquiera de vosotras viviera sola... —Suspiró—. Pero si no quiero molestar a mi hermano, a pesar de que él ya me ha ofrecido esa posibilidad, tampoco lo haría con vosotras.

—¿Tan mal están las cosas? —indagó Marina.

—¿Tú verías normal que tus padres te trataran como una inútil tanto delante de ti como a tus espaldas? Que me tenga que enterar por otras personas de lo que van diciendo por ahí de mí... Duele mucho, ¿sabes? Yo no merezco que me traten así, menos ellos...

—Y lo peor es que son tus padres, Patri —enfatizó—. Si fuera un novio o alguna amistad, la solución sería fácil, pero ¿qué haces con ellos?

—Demasiado pasé ya con mi ex como para seguir aguantando estas cosas después de todo...

Volvieron a callar durante un rato hasta que Marina intentó cambiar de tema.

—Bueno, ¿y qué puedes contarme sobre tu nuevo ligue?

Patricia sonrió.

—No puedo decirte mucho... Tampoco es algo serio, sino más bien sexo ocasional, ya sabes... Desde lo de mi ex no he querido saber nada de relaciones estables.

—¿Y cuántos años tiene? —quiso saber Marina.

—Cuarenta...

—¿Cuarenta? Joder, Patri...

Sin embargo, no habló más porque ella estaba enamorada de un hombre cercano a esa edad. ¿Cómo iba a decirle el típico «podría ser tu padre» sin sentir que se lo podría aplicar a sí misma? No tendría mucho sentido.

—¿Qué pasa? Ya sabes que solo me relaciono con hombres mayores, al menos saben lo que quieren. Y en el caso de los que suelo conocer tampoco buscan cosas serias lo que es ideal para mí.

—Yo solo te digo lo de siempre: que tengas cuidado. No me gustaría que te pasara algo con alguno de esos hombres...

—Tranquila, sé cuidarme sola. —Sonrió y le dedicó un guiño—. Bueno, ¿y tú qué?

—¿Yo?

—Sí, tú. Es raro que no te interese nadie, ni siquiera tu sexy compañero de baile.

Marina se mordió el labio y Patricia reconoció ese gesto. Ya eran muchos años conociéndola...

—Porque no me interesa Álex, aunque bien podría ser así... O tu hermano, que no tiene nada que envidiarle en ningún sentido, pero... —suspiró— llevo años enamorada de alguien.

—¿Y puedo saber quién es?

—El mejor amigo de mis padres —confesó al fin—. Carlos.

—¿El que cuidaba de ti y de tu hermana cuando erais pequeñas?

—El mismo.

—Joder, tía, después te sorprendes cuando te digo que salgo con hombres mucho mayores que yo... —dijo, soltando una carcajada después.

—Por eso no seguí con la frase... —Intentó ponerse seria y mirarla mal, pero no aguantó mucho antes de reírse también. Cuando las dos se tranquilizaron, Marina volvió a hablar—. Por favor, no cuentes nada al resto, ¿vale? Solo lo sabía Raquel y ahora tú, pero de momento no quiero decir nada.

—Mi boca estará sellada respecto a este tema —le aseguró mientras realizaba el gesto de cerrarse la boca como si fuera una cremallera.

—Gracias.

Continuaron hablando sobre ese tema y otros durante unas horas más, antes de regresar cada una a su casa. Marina se fue a su casa pensando en lo que le esperaría a Patricia al llegar a la suya. Por lo poco que sabía debía ser desagradable para ella permanecer un solo minuto allí con su familia. «Ojalá pudiera hacer algo por ella...».


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top