Cap. 6: Memorias sombrías.

Pasaron bajo el umbral para seguir a Frank Müller que se había transformado en Mark. Todo parecía normal hasta que las paredes se tornaron de piedra. Eran grandes bloques de piedra, apiladas una sobre otra, la corriente de aire se cortó y el ambiente era pesado. Aún caminaban detrás del ser inhumano llamado Frank. Giraron en un recodo y el suelo se volvió de tierra, unas pequeñas velas colgaban del techo e iluminaban muy tenue. Decenas de cruces estaban clavadas en el suelo y crucifijos colgaban del techo, de ellos escurría un líquido viscoso de color escarlata, Allison tomó de la mano a Matthew, ella temblaba.

-Oye Matthew- dijo con un hilo de voz - Esto no es normal, ya estamos dentro de su reino, su pesadilla.

-Lo sé - Matthew intentó sonar que no tenía miedo- pero debemos entrar para traer de vuelta a mi amigo.

-Nuestro- corrigió Allison- Nuestro amigo.

-Asi es - Se marcó una leve sonrisa en su rostro- debemos rescatar a nuestro amigo, y debe ser rápido porque corremos peligro a ser capturados igual que Mark.

Al fin llegaron la final del maldito pasillo. Allí se paró Frank, puso su mano en la madera vieja y apolillada y cayó inerte. Matthew y Allison se acercaron al cuerpo pero solo encontraron ropa y polvo.
Miraron la puerta y había una inscripción en ella...

"Ubi spes desinit, visio nocturna incipit"

-¿Que significa eso?- decía Matthew confundido.

-Es latín - respondió Allison- significa "Donde termina la esperanza, comienza la pesadilla". No sé que signifique.

-Ni yo, supongo que lo averiguaremos al entrar, vamos.

Abrieron la puerta y pasaron por ella. La puerta daba directo a un pequeño prado con unos pocos árboles alrededor, detrás la silueta de un castillo lucia imponente. La luna llena adornaba el cielo junto a una aglomeración de nubes de lluvia.

-Estamos dentro de la pesadilla- dijo Allison, quién no dejaba de temblar- Debemos andar con cuidado.

Caminaron unos cuantos metros cuando un golpe seco los sorprendió, la puerta se había cerrado y desaparecido. Ya no había manera de regresar.

-¿Pero que carajos?- Decía Matthew- ¡La puerta desapareció!.

Allison veía dónde había estado la puerta hace unos instantes, una creciente de ansiedad y terror se estaba apoderando de ella, pero ¿Porqué?. Ella ya había estado allí antes, pero no había entrado por voluntad propia. Quiso caminar hacia Matthew que estaba parado justo frente a ella. Matthew comenzó a distorsionarse como un canal de televisión con estática. Quiso tocarlo pero desapareció.
Detrás sintió una presencia maligna, le llegó una sensación de muerte. Detrás de ella se encontraba el tipo de la capucha y gabardina.

-Frank Müll...

Todo oscureció.

-¡Allison!- Gritó Matthew- ¡La puerta desapareció! ¿Allison?.

Matthew buscó con la mirada pero no logró verla.

-¿Dónde estás, Allison?.

Frente a el, unos arbustos se agitaron, y alcanzó a ver la silueta de Allison, le hacía una seña de que fuera a dónde estaba.
Matthew caminó hacia ella, casi al llegar, Allison caminó aún señalando que lo siguiera.

-Esto es extraño- pensó Matthew- Oye Allison ¿A dónde me llevas?.

Ella se detuvo y con el dedo apuntó al castillo.

-Allí tienen a nuestro amigo- Dijo de manera extraña- Sígueme para traerlo de vuelta.

-Te sigo.

Allison abrió los ojos, y miró una enorme pared de bloques de piedra frente a ella. Estaba a uno de los costados del castillo. Se paró con lentitud, aún estaba aturdida, ella escuchaba el llanto de una ¿Niña?. El llanto provenía de las paredes. Caminó pegada a la pared un buen rato, el llanto le provocaba una sensación de tristeza y soledad.
Allison llegó a una pequeña puerta entre los bloques de piedra, de allí provenía el llanto. Al tocar el picaporte un escalofrío recorrió todo su cuerpo, sintió un terror indescriptible, uno que no había sentido en muchos años.

Abrió la puerta y entró. Dentro se veía como una habitación cualquiera pero con una familiaridad inquietante. Había una cama con dosel en medio de la habitación, las cortinas se encontraban cerradas; solo una pequeña silueta se marcaba en ellas. Allison se acercó aún sintiendo ese terror en ella. Tomo la cortina con la mano y la corrió a la derecha, dentro se encontraba una pequeña niña de cabellos rojizos abrazada a una almohada y llorando. Llevaba un vestido blanco que hacía notar sus moretones de los brazos y las cortadas y cicatrices de las piernas. Ella murmuraba algo.

<<Padre, seré buena, lo prometo>>
<<Padre, seré buena, lo prometo>>
<<Padre, seré buena, lo prometo>>

Así una y otra y otra vez. Allison solo quería dar media vuelta y correr hasta perder de vista ese horrible castillo.

Cuando al fin pudo moverse notó que la niña la miraba fijamente, una mirada enloquecida y nauseabunda. Era momento de irse. Giró para ir hacia la puerta pero esta ya no estaba, en su lugar había un hombre alto, con chaqueta de mezclilla, jeans y gorra, en su mano izquierda sostenía una especie de vara metálica muy delgada. La agitaba con maldad.

-De nuevo te portas mal- Dijo con un tono de voz asqueroso- Allison, hija.

-Pero papá...

El hombre levantó la vara y le pegó en un brazo.

-No me contestes- dijo con una furia incontenible- ¡De nuevo rompiste mi valioso tesoro!.

Volvió a agitar la vara, ahora dandole en la cara en repetidas ocasiones, también en los brazos y piernas.

-¡Sabes lo difícil que es conseguir ese licor!- Decía al tiempo que volvía a azotar la cara de la niña- ¡Eres estúpida!.

La niña solo lloraba y pedía perdón una y otra y otra vez. El hombre la azotaba repetidamente.
Allison veía la escena en estado de shock, esa niña era ella con su padre hace muchos años.
Estuvo parada allí lo que pareció una eternidad, viendo repetidamente todo lo que sufrió hasta la adolescencia... Hasta ese día.
Ahora frente a ella estaba una Allison de trece años, tirada en un rincón mientras su padre sostenía una botella de licor y un gran palo espinoso, de nuevo le pagaría. Pero ese día algo sucedió, algo que ella quería olvidar.

-Mi botella de licor está vacía, Allison- Decía el padre ebrio- Tu, perra malnacida te lo tomaste.

Allison veía a la pared, inmóvil.

-¡Te estoy hablando, puta¡.

Allison saltó hacia el, llevaba un cuchillo en la mano, se posó sobre el y lo apuñaló, una, dos, tres, siete, once, veinte veces. Sobre ellos un enorme charco de sangre.
Allison se miraba a si misma en esa escena, fue tanto el impacto que se derrumbó y comenzó a llorar. La otra Allison se le acercó de manera lenta, como una serpiente.

-Esto es lo que eres... Lo que somos- Decía la Allison adolescente de forma fría- Somos unas asesinas.

El cuarto comenzó a tornarse más oscuro, de las paredes escurría algo rojizo y el suelo se volvió pegajoso. Frente a ella apareció el sujeto con la jaula en su cabeza, se reía incontrolable.

-HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA.

Allison soltó un grito ensordecedor antes de caer de bruces en el suelo y flotar en un vacío de soledad y culpa.

Matthew aún seguía a Allison, la seguía por una vereda en medio de esa arboleda.

-Oye- Decía Matthew algo fastidiado- ¿Ya me dirás a dónde me llevas? Y ¿porque no me hablas? Oye.

Allison solo caminaba y caminaba. Así estuvieron un rato hasta que Matthew se fastidio y se adelantó un poco.

-Oye enserio ¿Que pasa?.

Matthew estaba a punto de tocar a Allison del brazo cuando un grito desgarrador retumbó en la arboleda.

-Ese grito ¡Allison!- dijo Matthew sorprendido- Entonces tú.

La Allison que el seguía comenzó a moverse de manera extraña, anormal. Se doblaba de manera siniestra casi quebrando los huesos del cuerpo. Comenzó a emitir un chirrido muy agudo, su piel se comenzó a caer, dejando ver otra piel más pálida y viscosa. Si cabeza giró 180° y se desfiguró, convirtiéndose en algo con una gran boca llena de dientes en forma de sierra y un solo ojo en medio dónde debería ir la nariz. Los brazos se le cayeron y en su lugar dos tentáculos bailaban en el aire, al igual que las piernas, esas se doblaron como la de las cabras. La criatura sonreía.

Matthew no lo pensó, corrió lo más rápido que pudo. Detrás la criatura reía incontrolable, se lograba oír el crujir de las ramas, arbustos y demás cosas de la arboleda.
Matthew ya no podía más, estaba demasiado cansado, y la criatura le pisaba los talones con su risa tenebrosa. Entre las ramas logro ver una torre del castillo, estaba cerca de el. Llegó a los terrenos que daban a la entrada principal, pasó por el portón, y corrió entre las lápidas y jaulas colgadas con cuerpos podridos. Pasó lo más rápido que pudo mientras oía los golpes metálicos de las jaulas al pasar la criatura sobre ellas. La puerta se abrió, así Matthew logró pasar por ella. La puerta se cerró y partió a la criatura a la mitad. Esa cosa se retorcía dentro buscando a Matthew. El buscó algo para hacerle daño, encontró entre las montañas de objetos un bloque de piedra, se la tiró en la cabeza provocando su muerte.

Matthew miraba el lobby del castillo, estaba repleto de instrumentos y objetos que jamás en su vida había visto o escuchado. Frente a el unas escaleras con alfombra roja decoraba el lugar. De allí un hombre con una jaula en su cabeza y traje de gala ensangrentado. Hizo una reverencia.

-Saludos mi buen Matthew Crowne- Dijo con cortesía- Ya que te tomaste la molestia de venir a mi pesadilla te daré un premio pero deberás escoger, hahahahahaha.

El tipo reía de forma enfermiza. Detrás de él se proyectaba dos imágenes, una de Mark amarrado en una silla eléctrica con pinchos. Y en la otra imagen era Allison amarrada del cuello, brazos y piernas con unas abrazaderas metálicas.

-¿A quien elijes?- Dijo el hombre enjaulado- La vida de ellos depende de ti, Matt. Elige mal y puf se acabó. Está es mi pesadilla, y yo gobierno aquí. ¡Matthew dame el Liber Mortis! ¡HAHAHAHAHAHAHA!.

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