Cap. 14: Aquel que fue olvidado en el tiempo.

—¿Fuiste tu quien hizo esto, Allison?— Decía Matthew asombrado.

—Si Matt — Dijo Allison — He descubierto el poder del Necro Tenebrae.

—¿Lo descubriste?— Decía Matthew curioso— Y ¿Cuál es?.

—Crear, moldear y cambiar a mi gusto cualquier cosa dentro de la pesadilla — Decía Allison — A diferencia del Liber Somnia del director Thorne, el Necro Tenebrae también funciona con las abominaciones nacidas aquí mismo.

Después de la breve explicación retomaron la marcha hacia el ser que flotaba en medio de la pradera. Según la información que les había dado la niña, ese ser se trataba de Ymir Hansen; portador del Maledictus Cosmos. Durante el trayecto la niña desapareció y no volvió a hablar con ellos.

—¿Quién crees que era esa misteriosa niña?— Preguntó Allison.

—No lo sé— Dijo Matthew — Cada que estaba con nosotros o hablaba se sentía una presencia extraña.

—Si, era como si ella no debería estar aquí o no pertenece aquí.

Al fin llegaron a dónde estaban los árboles grises, allí corría un poco de viento y se sentía una presión escalofriante. En esa parte el sol ya no iluminaba pero aún estaba sobre ellos como si estuviera apagado. Se pararon contemplando al gran ser que levitaba frente a ellos, estaba a veinte metros del suelo, vestía todo de blanco y en sus brazos sostenía su libro.

—Ymir Hansen — Dijo un susurro— Portadora del Maledictus Cosmos.

—¿Portadora?— Dijo Allison.

—Necesitaran el poder de tres libros para romper su sello — Explicaba la niña— Sin el sello, ella despertará de su largo letargo. Vamos yo haré el ritual del despertar.

—¿Quién eres tú?— Dijo Matthew — Llevas con nosotros desde que llegamos a este lugar. ¿Qué eres?.

—Solo soy un guia— Dijo con algo de tristeza — Mi deber es… es…

La niña se quedó callada de pronto. Una incomodidad invadió el ambiente, mientras los Jotnar seguían caminando al lado de ellos. La niña comenzó a llorar.

—Mira lo que provocas — Dijo Allison molesta— Deja que nos ayude y discúlpate.

—Perdón— Dijo a regañadientes.

—Si poseen tres libros, por favor pásenmelos para iniciar.

Matthew sacó el Orgha Infinium y el Liber Mortis, Allison entregó su Necro Tenebrae. La pequeña los tomó e inicio un terrible ritual de sangre.

Había pasado casi la semana desde que Matthew y Allison habían atravesado la puerta del inicio, Thorne que no podía hacerlo había estado vagando por la pesadilla en busca de algo o alguien importante. Había viajado por numerosas islas y pesadillas, hasta llegar a una en particular, una en lo más recóndito y muy escondida.

—Por fin te encontré — Decía Thorne — Maldito hijo de puta, me tomó bastante dar contigo.

Entró en la isla, está era pequeña y llena de vegetación espesa, casi como una selva pero todo era diferente, allí todo era blanco y rojo. Caminó entre la maleza hasta llegar a una pequeña casa de campaña maltrecha y olvidada, allí un hombre se encontraba leyendo una tabla de piedra llena de jeroglíficos extraños.

—Hola— Dijo Thorne — Al fin te encuentro, Thomas Linderman.

Thomas se sobresaltó al oír a Thorne, no se había percatado de su llegada. Estaba vestido con un traje algo raído y descolorido, su cabello descuidado y largo, también portaba una barba algo espesa y de su cuello colgaba un talismán de forma curiosa.

—¿Thorne?— Dijo sin aliento — Vaya que eres tú, viejo amigo.

—Dime, “amigo”— Soltó Thorne algo brusco— ¿Por qué desapareciste? Te habíamos dado por muerto. Si no hubiese sido por el, nunca nos hubiéramos dado cuenta de que seguías aún aquí.

Thomas dejó de leer la extraña tabla, algo le había llamado la atención.

—¿El?— Dijo con suma curiosidad — ¿Quién fue el que te dijo de mi?.

—Un amigo en común— Respondió con cuidado— Debes regresar Thomas. Estamos en peligro, todo se irá a la mierda si no arreglamos el error que cometimos.

Thomas palideció al oír eso, visiones de antiguos terrores surgieron en su cabeza.

—¡No!— Gritó con histeria— ¡Nosotros no fuimos culpables de… de eso.

—Sabes que nosotros tres fuimos los culpable de que “Ellos” despertarán.

—No no no— Decía aterrado— Solo fue un accidente, además tengo entendido que Xavier murió hace unos meses.

—¿Muerto?— Dijo un hombre — Algo así, pero no del todo muerto.

Thorne y Thomas se sobresaltaron al oírlo. Miraron de dónde provenía la voz, un hombre alto de cabellos azabaches e igualmente vestido de traje con gabardina. Tenía una horrenda quemada en toda la parte izquierda del rostro, desde el mentón hasta la frente.

—Hola, viejos amigos.

—¿¡Xavier!?— dijeron al unisono.

El hombre se sentó sobre una roca, tenia un gesto de cansancio.

—¿Sorprendidos?— Dijo Xavier — Soy real, no soy un fantasma.

—¿Cómo es que…

—Sigo vivo?— Terminó Xavier — Antes de “morir”, unos segundos antes de que Frank terminará con mi vida, mi cuerpo espiritual viajo aquí, a la pesadilla. Nadie se dio cuenta. He estado atrapado sin poder regresar porque mi cuerpo físico murió. Cada momento que pasa pierdo fuerza.

—Desde ese día, tu hijo Matthew ha sido arrastrado a este maldito lugar— Dijo Thorne — Eintracht lo busca para arrebatarle el Liber Mortis.

—Lo se— Dijo Xavier — Pero no podemos hacerle frente aún.

—Pero no significa que no podemos ayudar — Dijo Thomas — Al fin y al cabo somos los culpables de todo esto. Sé dónde está escondido el Cosmium.

De pronto Thorne cayó de rodillas, su visión se nubló y un gran cansancio cayó sobre el.

—Debo regresar al mundo real— Dijo con cansancio — He estado mucho tiempo aquí dentro y usando el Liber Somnia.

—Regresaré contigo— Dijo Thomas— Debo ir a las montañas de Winhmoort, allí tengo algunos instrumentos necesarios.

—¿Qué harás, Xavier?.

—Los esperaré dentro del internado— Dijo Xavier — Prepararé algunas cosas para partir hacia el Cosmium.

Los tres amigos se separaron. Al llegar al internado, Thomas se apresuró a salir de el, quería hacer todo lo más rápido posible. Thorne lo detuvo.

—¿Por qué las prisas?.

—Es escencial que valla rápido— Dijo apresurado— Regresaré lo más rápido posible.

Thorne solo lo miró. Thomas salió de la habitación, se dirigió hacia las escaleras para bajar y salir por la puerta principal. Algo llamó su atención, afuera una luna creciente resplandecía con furia.

—¿Luna creciente?— Dijo preocupado — No debería de estar la noche de hoy.

Bajó por las escaleras, aún con la incógnita de la luna en su mente. Llegó al recodo y en la última parte, un joven lo esperaba al final. Llevaba una gran gabardina y se cubría la cara con la capucha.

—¿Qué quieres de mi?— Dijo Thomas, como si supiera la identidad del joven— Llevas siguiéndonos desde la pesadilla.

El joven levantó la cabeza, un relámpago iluminó el corredor y las escaleras, la luz reveló unas gafas en los ojos del joven.

El joven le hizo una seña para que lo siguiera y caminó hacia la salida. Thomas lo siguió, iba con sumo cuidado ya que ese joven emitía una tenebrosa aura. Salieron al patio delantero, afuera la lluvia caía sin piedad.

—¿Lluvia?— Se dijo Thomas — ¿Y la luna está iluminando el oscuro cielo?.

La lluvia le caía con violencia en la cara, esa noche se registraba la peor tormenta en varios años. Caminaron por el bosque colindante, se dirigían hacia el gran lago Nigrum. La misteriosa luna les iluminaba el camino y los seguía celosa hacia el lago.

Al fin logró ver el lago a la distancia, el joven había estado caminando sin decir una sola palabra, y la lluvia parecía no afectarle en lo absoluto. Al fin llegaron, el agua se veía como una enorme mancha negra, y en medio el reflejo de la luna que increíblemente se lograba ver a través de la tormenta.

—¿A dónde me llevas?— Dijo con impaciencia.

—Solo sígueme — Dijo con una voz distorsionada— Lo sabrás a su tiempo.

—¿Enserio esperas que te siga así sin más, Mark?.

El joven se detuvo con brusquedad, se quitó la capucha dejando ver una piel pálida, unos ojos rojos sin alguna luz de vitalidad. Una parte de su cara comenzaba a carcomerse dándole una apariencia horrorosa.

—¡No me llames de esa manera!— Dijo furioso — ¡Yo soy… soy…

El joven parecía confundido. Se giró de nuevo y siguió caminando. A juzgar por el camino que tomaron se dirigían hacia el gran faro. Aún caminaron entre maleza pequeña y enormes charcos de lodo, árboles siniestros y vestigios de un pequeño establo que daba inicio a un viejo pueblo caído en desgracia. Llegaron a las ruinas del antiguo pueblo de Winhmoort.

—¿El viejo pueblo de Winhmoort?— Dijo con curiosidad — ¿Qué hacemos aquí?.

—Debo pedirle algo, Señor Linderman— Dijo el joven de lentes con su voz distorsionada— Debemos acabar con Eintracht de una vez por todas. El hará el ritual de ascenso y nos condenará para siempre.

—¡El ritual de ascenso!— Dijo con terror — Eso es terrible, debemos detenerlo.

—Necesitamos su ayuda.

—¿Necesitamos?.

De una de las casas maltrechas salió un ser blanquecino con piel escuálida y brazos de tentáculos, parecía un cefalópodo. Su hocico alargado emitía un chirrido caótico.

—¿Nos ayudará, señor Linderman?.

Thomas se sobresaltó, ¿Qué carajos hacían ellos en ese lugar?. Su presencia lo agobiaba, el olor a podrido que emanaba esa criatura le provocaba nauseas.

—¿Qué hace el aquí? — Dijo aterrado— ¡Ustedes son el enemigo!.

—Claro que no, “amigo”.

Thomas quedó paralizado e incrédulo al oír esa voz. ¿Porqué hace eso? Se preguntó, de todas las personas ¿Por qué el?.

—Qué es lo que pasa… Xavier— Dijo sin aliento — Eras nuestro amigo, ¿Por qué estás con ellos?.

Xavier lo miraba con ojos desafiantes.

—¿Por qué?— Dijo en tono burlón — Ellos me han prometido una nueva vida, mi “muerte” quedará en un pasado distante y un nuevo yo emergerá de las cenizas. Hasta me han dado un cuerpo “nuevo” para poder salir de la pesadilla.

—De verdad que has perdido la cordura, Xavier — Dijo Thomas decepcionado — Debo acabar con esto aquí y ahora.

—No podrás con los cuatro — dijo el joven de gafas— Este será tu fin.

—¿Cuatro?— Dijo Thomas con un poco de miedo.

Detrás de el apareció un hombre alto encapuchado. La tormenta golpeaba con toda su fuerza haciendo que Thomas se estremeciera. El hombre golpeó tan fuerte a Thomas que este salió disparado, cayendo encima del ser pálido.

—Encárgate de el, Frank— Dijo el joven de gafas— Iré por Thorne.

—No— Dijo Xavier — Thorne Solskjaér es mío, yo me encargaré de el. Ustedes llevense a Thomas.

Thorne miraba por una ventana, la lluvia caía con violencia, el tomaba una taza de café y sostenía un cigarrillo en una mano. Había sentido todo lo que pasaba en el lago, la preocupación lo invadía.

—Así que Xavier es un traidor, esto es malo—Decia preocupado — Debo de enfrentarlo antes de que sea demasiado tarde.

Matthew y Allison veían de lejos como la pequeña del vestido rojo, con un poco de sangre intentaba despertar a Ymir. Está se cortó en sus muñecas haciendo que la sangre saltara a borbotones. Los tres libros giraban alrededor de ella, era como si bailaran. La sangre comenzó a flotar a su alrededor después se formó una especie de llave con la sangre misma, esta salió disparada hacia el orbe dónde se encontraba la portadora del Maledictus Cosmos, el orbe explotó y comenzó a llover un poco de sangre. La niña cayó de rodillas, muy agotada.

—¿Estás bien?— Dijo Allison.

—Mi misión a sido cumplida— Decía la niña jadeando — Puedo irme en paz.

La niña comenzó a desmoronarse hasta desaparecer. Matthew miraba triste lo que acababa de pasar. Una luz salió de los restos de la niña y se unió al ser que bajaba lentamente del orbe.

—¿Quiénes son ustedes?— Dijo Ymir que bajaba del orbe— Han cometido un gran error al despertarme.

Todo se oscureció, las flores se marchitaron y los Jotnar desaparecieron. Miles de estrellas iluminaron el cielo oscuro.

—Serán juzgado por la eterna oscuridad del Cosmos maldito.

En sus brazos el Maledictus Cosmos estaba abierto, era hora del juicio.

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