Cap. 13: La pradera roja.

El cielo era completamente gris, las nubes blancas, el sol ¿Oscuro?. La tierra era gris, solo las flores eran de un rojo intenso como la sangre. Una inmensa pradera roja.

Unos kilómetros adelante un ser misterioso flotaba, se encontraba a quizás treinta metros en el aire. Cerca de el se levantaba un pasillo formado por árboles grises y marchitos.

El viento no soplaba allí, el tiempo estaba paralizado. Todo estaba en completa calma.

—¿Matt?— Dijo Allison —¿Será el un portador?.

—Podría ser— Dijo contemplando la inmensa pradera —Thorne dijo que eran hostiles pero desde aquí parece buda o algo por el estilo.

—Será mejor que no lo molestes— Dijo una voz siniestra — A él no le gusta ser molestado y menos por forasteros perdidos.

Matthew se quedó helado por el miedo, fue sorprendido por esa fantasmal voz.

—¿Quién dijo eso?— Dijo Matthew aterrado.

Esperó pero no contestaron nada. Buscó con la mirada pero nada, fue como si el viento le hubiera susurrado eso. Allison se paró junto a Matthew.

—¿Qué pasa?.

—¿No oíste esa misteriosa voz?.

—No… ¿De que hablas?.

—¡Largo! —Un grito diabólico les azotó los tímpanos — ¡Largo forasteros!.

Allison quedó helada y Matthew le recorrió un gran escalofrío. Sentían una fuerte presencia detrás de ellos pero ningunos de los dos se atrevían a voltear. Alguien se acercaba con pesados pasos, estaba justo detrás de ellos. Alguien paso entre ellos dos, una mujer de cabellos negros cortos y aspecto espectral.

—Síganme — Dijo en una susurro fantasmagórico.

La mujer caminaba o más bien se deslizaba entre las rojas flores. Matthew y Allison se miraron y decidieron seguirla. Cuando la vieron con más detenimiento se dieron cuenta de que era una niña de no más de diez años. Llevaba puesto un vestido sencillo de un color rojo que hacia resaltar su piel blanquecina.

La niña tarareaba una escalofriante melodía. Caminaron durante lo que pareció una eternidad, aún así parecía que no se acercaban ni un centímetro al extraño ser.

De pronto se detuvo y los miró con unos penetrantes ojos grises. Estiró el brazo hacia adelante y el viento hizo ondulaciones similares a la de una piedra perturbando las tranquilas aguas de un estanque.

—Si lo que desean es pasar — Dijo la niña— Primero deben ser juzgados por el Fractum.

—¿Fractum?— Dijo Matthew confundido— Hablas del libro llamado Fractum.

—Pronto descubrirás que el Fractum es más que un simple libro— Dijo la niña— El Fractum lo es todo y a la vez es nada. La culminación de millones de años de sacrificios y ritos.

—No te entiendo, niña— Dijo Allison.

—No es necesario que seres inferiores lo entiendan— Dijo en un susurro— Ahora sean juzgados.

Matthew sintió una pesadez en el cuerpo, bajo sus pies apareció una especie de limo tan oscuro como el propio espacio cósmico de dónde provenía esas criaturas inmundas. Luchó para liberarse de ese limo maldito pero era imposible. Pronto comenzó a hundirse en el suelo, para cuando se dio cuenta ya estaba casi todo su cuerpo dentro.

—¡Allison!— Gritó desesperado.

Allison ya se encontraba completamente dentro de esa sustancia blasfema.

Antes de hundirse completamente miró a la niña, ella estaba llorando.

Allison abrió los ojos, todo a su alrededor era un páramo desolado. Estaba oscuro, el cielo tenía una tonalidad algo rojiza cómo de atardecer. Cerca de ella se erigía una casa de dos pisos algo maltrecha, en el porche se encontraba una persona de pie, un sujeto extraño vestido solo con jeans y tenis. Tenía una venda en los ojos, su piel era ceniza, tenía tres dedos en las manos y estaba un poco encorvado.

Allison quiso dar vuelta y correr pero alguien le susurro al oído.

—Si pasar quieres debes ser juzgada primero — Dijo un susurro — Solo así saldrás de aquí, solo si eres digna obvio.

—¿Y si no, qué pasará conmigo?.

—Te convertirás en una hermosa flor de la pradera roja.

Allison no tenía opción y ella lo sabía bien. Tenía que entrar en esa aterradora casa con el sujeto raro. Caminó hacia ella, casi al llegar el hombre entro a la casa. Allison subió los escalones de madera mismos que hacían un rechinido molesto. Entro a la casa directo a una abrasadora oscuridad.

Dentro solo unas cuantas velas iluminaban el corredor. En una pequeña mesa había una vela roja, Allison la tomó y encendió, el corredor parecía no tener final, caminaba y caminaba por ese corredor oscuro, las velas se habían terminado ya hace tiempo, solo quedaba la que traía ella. Al fin llegó a un recodo, lo tomó y logró mirar al extraño hombre de hace rato.

—El es quien te juzgará — Dijo de nuevo el susurrante — Si logras el objetivo regresaras a la pradera si no te convertirás en parte de ella.

El sujeto entró a una habitación a su costado, Allison se apresuró a seguirlo. Entró al comedor de la casa.

—¿Qué es este lugar?— dijo la pelirroja.

Había una mesa larga con diez sillas en ella. En medio colgaba un candelabro con fuego verde. En ocho sillas habían unos maniquíes de apariencia perturbadora, en la novena estaba el extraño sujeto y la última estaba vacía. El sujeto le hizo una seña para que se sentará en la última silla.

Ella aún con dudas aceptó la invitación. El hombre tenía los ojos vendados y de sus ojos escurría ese limo negro que los arrastró hacia el. Tenía una sonrisa grotesca y perturbadora. Allison notó que todos los maniquíes la miraban, se sintió incomoda.

<<¿Qué pasa con este lugar?>>

Frente a ella apareció un plato con alguna sustancia extraída de las más profundo del infierno. <<Come>> escúchala ella en su cabeza. Allison tiro el plato y se puso en pie lo más rápido que pudo. El sujeto emitió un terrible chillido. Todos los maniquíes ahora estaban de pie <<¿Qué carajos?>> Las velas se apagaron, todo quedó sumido en oscuridad, se volvieron a encender pero la habitación estaba vacía, solo había una silla en medio de ella. Sintió una débil respiración detrás de ella, una muy débil. Algo la golpeó y ya no supo más de si.

Matthew abrió los ojos, aún estaba en la pradera roja o eso creía, hasta que la miró bien. Allí el cielo era blanco y las nubes negras, el sol brillaba oscuro y la tierra gris, en la enorme pradera que se extendía había una extrañas flores negras.

—¿Una pradera negra?.

Notó algo extraño, en el cielo veía unos pequeños puntos rojos, Matthew juraría que eran parecidos a las flores de la anterior pradera.

—Es cómo piensas— Le susurraron al oido— La pradera roja está justo sobre nosotros. Ya sabes debes ser juzgado para regresar.

—Que pasa si no soy digno— Dijo Matthew.

—Te convertirás en una flor de la pradera— Dijo algo triste— Al igual que tú amiga.

—¡¿Allison?!— Dijo Matthew —¡Que le hiciste a Allison!.

—Aún nada— Dijo la niña— Pero si tú no lo logras ella pasará a ser parte de la pradera. Mira.

La niña apuntó adelante, allí se lograba ver una silueta en una silla.

—¿Allison?.

—Así es. Si logras rescatarla podrán pasar y no necesito repetirte lo que pasa si fallas ¿Verdad?.

—Y que tengo que …— Matthew miró a su alrededor — Hacer.

La niña había desaparecido. Matthew no tuvo más opción que caminar hacia Allison, aún la veía a lo lejos en esa silla. Durante el camino iba arrancando una pocas flores, en el tallo tenían una pequeñas espinas.

Adelante el cielo daba la impresión que iba bajando, se sentía más cerca que atrás, como si las dimensiones colisionaran sobre el. Levantó el brazo sintiendo una especie de vidrio.

—¿Será esto lo que separé las dimensiones?.

No lo sabría con seguridad. Unas criaturas extrañas comenzaron a caminar junto a el, ¿Qué eran? Nadie lo sabe. Unas criaturas humanoides pálidas de unos tres metros o quizá mas. Tenían extrañas espinas largas rojas en la espalda y brazos. Algunos portaban un bidente largo grisáceo, caminaban muy lento a lado de Matthew.

—Que criaturas tan extrañas— Decía curioso.

—Son Jotnar — Dijo la niña— Criaturas de una lejana estrella.

—¿Jotnar? —Dijo Matthew — Cómo los gigantes nórdicos.

Siguió caminando hasta llegar a un lugar lleno de árboles blancos con hojas rojas, allí las criaturas desaparecían.

—Ya estás cerca—Dijo la voz de la niña — Adelante te espera quien te juzgará.

Pasó por los árboles hasta llegar a un claro donde la hierba no crecía, ni los árboles, ni soplaba viento y el sonido era nulo. Allí se encontraba Allison y alguien más. Un sujeto con rostro grotesco, una corona de púas oxidadas reposaba sobre su frente grapada a sus ojos. Su sonrisa siniestra y sus dos rostros laterales malditos.

—¿¡El Gravedigger!?— Se sorprendió Matthew —¿ Tengo que…

—Derrotarlo para salvarla y poder pasar.

El Gravedigger le sonreía al tiempo que se acercaba. Matthew retrocedía con miedo. ¿Cómo se enfrentaría a eso?

—Claro, mi Liber Mortis.

—Es inútil, Matthew— Dijo la niña— el es inmune a cualquier libro, el mismo R’ellitie lo creó.

—Esto es una mierda.

La horrenda criatura corrió hacia Matthew, sonriéndole todo el tiempo.

Allison se encontraba mirando hacia Matthew <<¿Qué lugar es este?>> Frente a ella había una especie de barrera invisible que no la dejaba pasar, allí estaba Matthew sentado en una silla. Debía encontrar la manera de pasar hacia el.

Una criatura apareció detrás de el. Llevaba una corona oxidada de púas, sus ojos grapados y vestía de smoking. Pero lo más perturbador eran sus dos rostros extras.

—¿Qué es eso?— Decía aterrada— ¡Le hará daño a Matt!.

—¿Lo hará?— Dijo la niña— Si es así debes darte prisa y salvarlo.

Allison intentaba llegar a Matthew pero esa barrera invisible lo impedía, golpeaba y golpeaba pero era imposible. Intento rodear pero era como si no avanzará nada hacia los lados. El sujeto sonreía al lado de Matthew.

—Úsalo —Dijo la niña— Solo así lo salvarás.

—¿Usarlo?— Dijo Allison — ¿Se referirá al Necro?.

Tomó su libro de una bolsa que traía, lo abrió y algo sucedió en ese momento. El aire se fracturó, se estrelló como un cristal.

Matthew corría de lado a lado escapando de la criatura maldita. No tenía ni idea de como hacerle frente. Cuando intentaba llegar a Allison, esa cosa lo interceptaba rápidamente.

—Mierda— decia agitado — ¿Es que no hay manera de hacerle algo a este tipo?.

Matthew corrió hacia el, intentando golpearlo directamente pero el Gravedigger no cedía. El tomó a Matthew del cuello y le sonreía. Intentó articular algunas palabras, solo salió un chillido agudo.

Allison logró ver a través de una fisura en el viento. Allí estaba Matthew con el extraño ser. El era atacado.

Matthew estaba a punto de desmayarse cuando miró como el viento se estrellaba y se abría una fisura, logró ver por un mínimo instante un fugaz mechón de cabello rojo, supo que era ella.

Todo el viento se estrelló, una pared invisible se quebró por completo dejando caer un polvo brillante. La pradera regresó a ser roja, Allison había descubierto el poder del Necro Tenebrae. El Gravedigger se habia quedado paralizado y completamente blanco, de pronto se volvió polvo.

—Felicidades — Dijo la niña — Acabaron con la ilusión de Ymir.

—¿Ilusión?— Dijo Matthew muy confundido.

—Así es— Dijo la niña — Ahora sigan avanzando.

—Espera— Dijo Allison— No vas a decirnos de que se trató todo esto.

—Esto no significa nada. Ahora avancen, Ymir los espera.

Matthew y Allison avanzaron hacia Ymir, aún sin saber que la verdadera pesadilla apenas comenzaría.

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