✧spring
*Pov Jungkook*
Que bonito día de primavera, ¿no es así TaeTae?
Bueno, no es más bonito que tú. Los rayos del Sol pegaban en tu carita y cabello, dándole tonalidades doradas. Así que debo corregir, "bonito día de primavera" no queda del todo bien, mejor dicho, que hermoso chico tengo a mi lado ésta, y todas, las mañanas de primavera.
Sé que no es tu época favorita, el calor no es tu fuerte, pero irónicamente amas las flores que nacen en ésta estación.
Precisamente, por ese aspecto tuve una idea para hacerte feliz. Me levanté antes que tú, me coloqué una de mis múltiples chaquetas sobre mi pijama, salí del cuarto con mucho sigilo y dejé el departamento en completo silencio. Por suerte, no te desperté cuando tropecé por error en la puerta. Con mi plan elaborado en tres segundos, caminé varias cuadras hasta tu florería preferida, por la hora apenas estaba comenzando a abrir.
Elegí el ramo más bonito que encontré, tenía tulipanes y rosas de colores suaves, el señor fue muy amable al colocarles un papel sedoso decorado y un listón de regalo. Pagué, y salí sonriendo por la pequeña sorpresa que iba a darte. Sé cuanto adoras que sea romántico contigo, por eso, siempre que tengo oportunidad compro flores, para dártelas como una muestra más de mi amor.
Estoy seguro que ni todos los capullos y flores del mundo serían suficientes para demostrarte cuánto significas para mi.
Aunque, debo admitir que ésta mañana pasó algo extraño.
En el trayecto inicial solamente tardé quince minutos, lo normal. Pero cuando fui de regreso, demoré demasiado, o al menos eso sentí yo, pues por más que caminaba no lograba ver el camino correcto, ni llegar a nuestro hogar. Además, sentí una migraña bastante peculiar en el tardío trayecto, cosa que jamás me había pasado. Seguramente me perdí, despertarse y salir inmediatamente no deja cosas buenas en la cabeza. También el pararme tan de golpe pudo provocar mi dolor.
En fin, mis ganas de descubrir el porqué de mi tardanza y migraña se esfumaron cuando estuve frente a la puerta del departamento, más de cuarenta minutos después.
Abrí con cautela, y te vi saliendo del corredor con una apariencia demasiado tierna ante mis ojos.
Tu cabello estaba muy desordenado y esponjado, dejando ver su naturaleza llena de rizos.
Tenías tu acostumbrada pijama para éstas épocas más calurosas, siendo sólo una camiseta blanca larga y unos shorts muy cortos. Sabes cuánto me gusta verte así.
Además, la cereza que coronó ese pastel de ternura, fue la manera tan linda en que restregaste tus ojitos debido a tu despertar espontáneo.
Sí, soy tan afortunado de tenerte como novio.
Cerré con llave la puerta, y caminé hasta ti con una sonrisa abierta y el ramo en primer plano. Tu carita de confusión y felicidad juntas fue mi regalo matutino, haciendo que dejara de lado mi situación extraña de hacia un rato. Podría jurar que con tu presencia, se curó mi dolor de cabeza.
—Buenos días bonito.—extendí el ramo a tus manos.
—Kookie... Siempre tan lindo...—las recibiste y te acercaste para abrazarme. Correspondí al instante, y allí fue donde levantarme a las 9:30 valió la pena.
Por la noche, decidimos quedarnos en el sofá mirando películas.
Sé cuanto te gustan las cintas románticas, así que dejé que escogieras lo que veríamos, elegiste Titanic, la cual es de las únicas películas cursis que realmente me agradan.
Te recostaste sobre mi hombro y pasaste tu mano por mi abdomen, yo te abracé pasando mi brazo por tu linda cintura. Acaricié tu cabello durante varios minutos, tiempo en el que me dediqué a prestar atención a tu belleza y no a la película, pues a mi percepción, tu imagen es lo mejor que mis ojos podrían ver. Tú eres mi Rose, pues por ti saltaría al mar, dejaría todo de lado, lucharía con quien fuera, con tal de poder besarte.
Vaya que mi romanticismo sale a la luz muy sencillamente cuando te tengo cerca, lo bueno es saber que no te molesta.
—Te amo Tae.—dije sin dudar, y sin un contexto fijo.
—También te amo Kookie.—sonreíste, y no pude evitar probar tus labios sabor a fresa por enésima vez en el día.
*Pov narradora*
Los días llenos de colores rosados y verdes seguían pasando sin dificultad, Jungkook era feliz en todo momento, pues tenía la dicha de entrelazar su mano con la de Taehyung.
Amaba salir a caminar por los parques, admirando esos pequeños detalles que la naturaleza le daba, disfrutando de los colores y paisajes. Las flores nacían, el sol brillaba, el aire estaba inundado de esperanza y perfumes propios de los nuevos capullos que comenzaban a abrirse.
Pero por sobre todas esas cosas, Jungkook amaba más a la persona que caminaba a su lado y veía todo aquello con él.
Cada tarde, cortaba una flor de cerezo mientras paseaban tomados de la mano, y con una gran sonrisa, la colocaba sobre la oreja de su novio. Amaba la forma en que se sonrojaba aún después de haberlo hecho un sin fin de veces, y le parecía una de las mejores vistas del mundo.
Esa en donde Taehyung lucía tan perfecto como un príncipe, tan etéreo como una musa, tan bello como un rayo de sol.
Jungkook pasó aquellos meses en completa paz, sin darse cuenta de lo que realmente le había ocurrido. Él, simplemente creía que todo lo que sus ojos enamorados percibían eran real, igual que siempre. Pero, ahora su realidad era distinta, pues las cosas no eran de ese modo, al menos, ya no desde aquella mañana en que decidió salir sin compañía.
❝ En primavera, te regalaré las flores más hermosas, sólo para decirte que tu existencia es aún más preciosa que todas ellas juntas❞
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